miércoles, 24 de agosto de 2016

Juegos Olímpicos de Río 2016: Analicemos la situación del deporte olímpico en #Españistan

Imagen extraída de el-nacional.com.

Acabados los Juegos Olímpicos de Río 2016 es el momento de dejar escrito algunas de las sensaciones que durante estos 15 días, sentado en el sofá, alimentado a base de ganchitos y bebiendo cerveza frente a la televisión pública y con el twitter de la mano he ido experimentando.
Unos Juegos que venían con un amplío halo de polémica y dificultades, por el lugar elegido por la empresa COI S.A., donde los fiascos en la preparación, los abusos sobre los voluntarios y la situación política de un país inmerso en una grave crisis económica, en la que no han ayudado los fastos de este evento y el Mundial de fútbol 2014 , social porque se ha ampliado la brecha en el bienestar de la sociedad brasileña donde cada vez la minoría del 1% (blanca) tiene más recursos frente a las mayorías (mulata e indígena) lo cual ha traído severos epísodios de inseguridad ciudadana. Y por último una crisis política, donde la tradicional derecha de ese 1% y aupada, una vez más, por Estados Unidos y Europa ha conquistado el poder tras un nuevo Golpe de Estado, cambiando las manos del pueblo brasileño por las garras financieras de Occidente en los recursos energéticos del país.
Centrándonos en lo más puro de los JJOO, los que ya me conocéis sabéis que soy un aficionado al deporte total, tanto en la práctica como en el seguimiento, durante toda la Olimpiada y que siempre contemplo mi agenda ajustándola para el visionado. Baloncesto, rugby, balonmano, atletismo, ciclismo, gimnasia artística, natación, badminton, remo, piragüismo y los más alejados para mi judo, taekwondo, waterpolo, hockey, halterofilia, la rítmica, sincronizada, saltos...
Seguimiento de los deportistas españoles y de las disciplinas donde tenía un gran interés, siempre a través de RTVE quien ha llevado, parece ser por última vez, la experiencia de difusión y transmisión del acontecimiento olímpico, ya que es probable que las cadenas de pago adquieran los paquetes de producción para España de los siguientes Juegos Olímpicos.
Una vez más serán los Juegos Olímpicos de Bolt (tri-campeón olímpico del 100, 200 y 4x100 con el relevo jamaicano). Pero también lo serán de Michael Phelps que llegó hasta las 28 medallas olímpicas en su carrera deportiva completando un ciclo de retiro y redención. También van a ser los JJOO de Simone Biles y del equipo femenino de gimnasia artística americano que dominó la competición.
Uchimura renovó su titulo olímpico en el concurso individual por aparatos. Los Browlee dominaron con mano de hierro el triatlon masculino. La selección de USA Basketball mantuvo el cetro de poder en ambas categorías, y por fin Francia, cedió el suyo en el balonmano masculino. No así lo hizo Andy Murray que revalidó el Oro en tenis de Londres y compartió galardón con Monica Puig que dando sorpresa tras sorpresa ganó el Oro en el cuadro femenino otorgando al deporte femenino puertorriqueño la primera medalla de su historia.
Podía seguir así relatando párrafo tras párrafo los resultados y sensaciones deportivas que me han dejado estos 15 días de competición, pero aquí dejo un enlace a todos los resultados deportivos de los Juegos Olímpicos Río 2016.
También tenemos relatos sobre como han sido los Juegos en general, y en el caso de la actuación española, en particular, para gusto del consumidor. O virados hacia la opinión de los jerifaltes del COE o el Ministerio de que esto ha sido un éxito (alucinante e impresentable el Ministro en su alocución en la tv pública) o más criticos desde un punto de vista deportivo. Sin embargo, lo que me apetece hacer en este momento es valorar los resultados de la representación española, y como los recortes neoliberales del gobierno del PP que siguieron a la estafa bancaria, han mediatizado su rendimiento.
También voy a tocar el tema del periodismo deportivo, que realmente me apasiona, justo en un momento y un lugar, España, en el que los medios tradicionales llevan enfrascados en la infoxicación continúa del fútbol profesional, sobretodo de Real Madrid y Barcelona, robando espacios de expresión, interés y seguimiento no sólo a otros clubes, sino también a otras disciplinas deportivas.
Máxima exigencia y total presión durante 15 días cada 4 años
Éste es el lema que como público generalista mediatizado por la labor de los medios de comunicación tradicionales (prensa deportiva escrita, televisión y radio) vive los Juegos Olímpicos.
Es decir, durante poco más de 15 días, y más concretamente “el día de competición”, “los minutos de la prueba”, o “los segundos de la carrera y/o concurso”, todo el peso de la atención deportiva y mediática de España recae sobre los atletas, hombres y mujeres, que han convivido durante 4 años en el más absoluto silencio, sin ningún tipo de cobertura a sus pruebas, entrenos y situaciones y que sin embargo, en el momento culmen de su preparación afrontan la competición, no sólo con el ánimo íntimo y personal de ganar y mejorar, o la presión de la rivalidad competitiva contra participantes de otras naciones, sino que encima de sus hombros recae todo el peso del foco mediático concentrado en ese momento. Y en el que además, se suma la exacerbada pasión latina por ganar. Una suerte de decir, “ya que están en los Juegos que ganen medalla. La de oro concretamente”. Y eso otorga a todo lo anterior descrito el propio peso del deporte, de la disciplina deportiva en cuestión, casi siempre minoritaria, con un escuálido número de fichas federativas y de recursos, y que buscan y necesitan el impacto mediático de los Juegos Olímpicos para que más gente se anime a su práctica, disfrute y seguimiento.
Y esto, lógicamente se ve en el puesto final en el medallero y en los objetivos individuales que nuestros deportistas, tanto masculillos, como en mayor desigualdad si cabe, femeninas, tienen y se comparan con los de sus rivales. Y en el caso del medallero, de España, como país desarrollado en la Europa occidental, con los países con los que deberíamos medirnos, del mismo entorno geográfico y socio-económico y político, sobretodo teniendo en cuenta al número de habitantes: Francia, Alemania y sobretodo Italia.
Mientras que la delegación española ha sacado 17 medallas, repartidas en 7 oros, 4 platas y 6 bronces, Italia se ha subido hasta las 28 (con 8 oros). Desde luego cualquier ranking comparativo entre países en un medallero olímpico debe de cogerse con pinzas y ser muy escrupuloso a la hora de sacar conclusiones. Existen rankings de medallas en relación al PIB o al número de habitantes, y jugando con ellos yo exijo a mis autoridades y administraciones deportivas (también por lo que toca educativas y sanitarias) un rendimiento similar o más cercano al de Italia. Aún existiendo diferencias en cultura deportiva, que ofrece a ambos países posiciones dominantes en unos deportes y en otros no (por ejemplo Italia es una potencia mundial en voleibol donde España no consigue llegar a un nivel intermedio, y por el contrario somos una potencia mundial en balonmano y sin embargo en Italia no pasa de ser un deporte residual...) nuestro lugar tiene que estar próximo al de la república mediterránea. Ambos países tenemos una población similar. Un PIB y una renta pér cápita muy parecidas (con desigualdades tanto entre territorios como de capas sociales idénticas), e incluso un clima muy parecido.
Sin embargo, esto no sucede y no ocurre por una explicación que tiene que ver con la disposición de recursos, de dinero, para las federaciones y sobretodo para los deportistas y sus entornos de trabajo (clubs, entrenadores, médicos, fisios, etc.).
Como ha sucedido con el resto de aspectos que han tenido para administrar, el deporte español ha sufrido los recortes del gobierno del PP (como la sanidad, la educación, la justicia, el medio ambiente, la cultura... y así con todos menos el rescate bancario). Las becas ADO que permitían simplemente la manutención de los deportistas en los períodos de Olimpiadas y que se repartían en base a los resultados deportivos a través del Comité Olímpico Español (COE), han visto reducidas su cuantía, por lo que han llegado a menos deportistas y en menor cantidad. Las federaciones también han visto reducidas considerablemente sus subvenciones anuales que se otorgan a través del Consejo Superior de Deportes (CSD) con lo que entrenadores, equipamientos, instalaciones o certámenes competitivos también se han reducido. Y como en este país nadie hace su trabajo debidamente, nos encontramos con las directivas de las distintas federaciones, lamentándose, unas más que otras, por los recortes sufridos, pero casi ninguna con un trabajo para conseguir patrocinadores y esponsorización para paliar, aunque fuera en parte, las pérdidas. Total, “ellos” (y sus familias, amigotes y demás) ya estaban “clasificados para Río.
El resultado final se ha visto en estos Juegos Olímpicos, pero se pueden observar en cualquier certamen internacional al que nuestros atletas, hombres y mujeres acuden a competir, y donde lo hacen en peores condiciones que sus rivales, de entornos geográficos y políticos-sociales comunes, como puedan ser italianos, holandeses, belgas o escandinavos.
Por supuesto que franceses, alemanes, británicos,... estadounidenses, rusos, chinos, japoneses, australianos...
Siempre cuento la misma anécdota. Tuve una compañera de trabajo belga que fue atleta profesional. Formaba parte de la selección de Atletismo de Bélgica y durante 4 años, antes de los Juegos Olímpicos de Londres 2012 recibió una beca por parte del gobierno belga de más de 2.000€ al mes. Además su federación gracias a una política efectiva y activa en la búsqueda de patrocinadores, que tenían un buen retorno debido a una cultura polideportiva en los medios, tenía los recursos suficientes para costear entrenadores, fisioterapeutas, médicos deportivos, también psicólogos, instalaciones y el pago de viajes para poder competir. Al final unos meses antes de la cita olímpica de 2012 se lesionó y no pudo acudir, sin que eso supusiera ninguna devolución, ni censura o critica abierta por parte de las autoridades del deporte o el atletismo belga. Desde luego muchos aspiramos a lo mismo para nuestros deportistas.
A todo esto se le suma el hecho de que en España carecemos de cultura polideportiva. “Somos” obscenamente futboleros, tanto en la práctica temprana como en el seguimiento, y eso hace junto a la inutilidad perpetúa de los distintos dirigentes educativos, sanitarios y deportivos que hemos sufrido, que no exista una presión natural para incluir en las escuelas la práctica deportiva de deportes minoritarios (salvo en Cataluña). Por lo que podemos decir, abiertamente que en España no se enseña deporte (y se de lo que hablo porque tengo formación en la materia y me he encontrado con casos paradigmáticos). Así ni gimnasía, ni natación, ni rugby, casi ni atletismo, muy poco balonmano, algo más de baloncesto y por descontado absolutamente nada de deportes de contacto (lucha y artes marciales) o deportes sin tradición (y casi si me apuráis ni los deportes alternativos o juegos tradicionales).
En definitiva si tuviésemos un gobierno que en algún momento dejase su presidente de leer el Marca (y tras hacer multitud de tareas también necesarias), y le diera por articular una política de estado en materia de deporte tanto para la formación y educación en la práctica deportiva, como método de salud y que abarcase los siguientes escalones, hasta el deporte profesional, o lo que conocemos aquí de deportistas que gestionan su tiempo, junto a otras responsabilidades, como estudios o en la mayoría de los casos un trabajo para poder subsistir, lograríamos con tiempo y paciencia unos resultados mucho más acordes a la situación y potencial del país. Una política deportiva similar a la empleada por Italia, Francia, Reino Unido u Holanda.
Si “nuestros” presidentes y directivos de las federaciones decidieran salir de su despacho y patearse por empresas para conseguir vender “su producto”, su deporte, se lograrían muchos mayores y mejores recursos que mejorarían la salud del deporte en cuestión, consiguiendo mejores resultados internacionales, y como fin último, postulando ese mismo deporte, como parte del acervo cultural y ocioso de la población redundando en un círculo en el que mejoraría la salud y el bienestar general de la gente y casi automáticamente la calidad en la élite (ya sabéis, de la cantidad, surge la calidad).
Y si las televisiones públicas decidieran boicotear el fútbol, del que no tienen derechos de retransmisión olvidando y eliminando las tertulias “salvamizadas” de fútbol para en su lugar retransmitir eventos en directo y programas de producción propia sobre las distintas disciplinas deportivas nos encontraríamos con un mayor conocimiento general sobre un deporte particular (sus reglas, historia, contexto, participantes, etc.), se ganaría mayor inversión para ese deporte, y de paso, se evitarían los lamentables errores por desconocimiento y falta de preparación que se han tenido que sufrir con la retransmisión de RTVE de estos últimos Juegos.

España, ¿potencia mundial del deporte?
Y aún con todo se puede ser moderadamente optimista y levantarse al paso a aplaudir, agradecer y animar a nuestros deportistas. Hombres y mujeres que en la mayoría de los casos, tienen que gestionar sus carreras con trabajos para sobrevivir y mendigando subvenciones y pagando de su bolsillo médicos, viajes, competiciones o entrenadores. Llamadme loco o visionario. O iluso. Pero para tener éxitos en deportes, en los Juegos Olímpicos, hay que apoyar y gastarse dinero en esos deportistas, hombres y mujeres, que van a representar al país.
Deportistas que como describía unos párrafos más arriba se presentan en las competiciones internacionales en peores condiciones a las que optar al éxito deportivo frente a sus oponentes. Deportistas, todos ellos y ellas que están en la élite en sus respectivas disciplinas. Si, en la élite. Aunque no hayan rascado medalla en este evento. Aunque se tengan que conformar con un diploma olímpico (curioso como la prensa afín al estado de las cosas en #Españistan usa los diplomas a conveniencia) o sin ello. Prácticamente en cada disciplina y prueba olímpica tenemos a un españolito o españolita entre los 10 mejores del mundo, y seguro entre los 5 mejores europeos.
Quijotes enfundados en ropajes técnicos, que luchan contra sus rivales y contra los molinos gigantes de los impedimentos, de las zancadillas y de la desidia. De un país que les exige y les ningunea a partes iguales y que les priva de mejores condiciones de vida, entrenamiento y competición. Son Mireia Belmonte, Carolina Marin, Lydia Valentin, Maiane Chourraut, Ruth Beitia, las chicas de la gimnasia rítmica, el equipo femenino de baloncesto (muy bien entrenadas como siempre, por Lucas Mondelo). Y los Nadal, Pau Gasol o Bruno Hortelano. Y muchoas más. Milagros en forma de bronce, plata u oro, porque sólo así se puede calificar el éxito de estos pioneros y referentes que consiguen competir y ganar frente a rivales que les duplican o triplican en recursos. Generaciones de deportistas brillantes que con un afán por competir y en muchas ocasiones dar a conocer el maravilloso mundo de su deporte, capitalizan y encabezan la práctica y el arraigo de esa disciplina.
Por esto último, yo considero a España, una potencia en el mundo del deporte. Sólo de imaginar lo que se podría conseguir si se fomentará con unos mínimos la práctica deportiva, desde la educación básica hasta la profesionalización o la edad senior, ya es un dulce sueño y anhelo.
Se espera de un gobierno, o tal y como van las cosas, lo que deben de promover los partidos que quieran optar a gobernar, es un plan de acción. Una política educativa que tenga una rama en educación deportiva que permita que nuestros niños y niñas conozcan y amen el deporte, y puedan expresarse, mejorar y vivir con su pasión con unas garantías, para ya, en la edad adulta estructurar un plan deportivo para acudir a los eventos con las mejores garantías de éxito. Un I+D+i en Marca España deportiva para conseguir ponernos a altura de los países de nuestro entorno geográfico y político-social.
Y también, y mucho más importante, como fin último, conseguir mejorar la salud y el bienestar de la población en general otorgando a todos y todas oportunidades para la practica deportiva.

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lunes, 25 de julio de 2016

El estado del Baloncesto en España


Llevo desde hace varios meses, e incluso años, queriendo escribir sobre la actual crisis (no hay ninguna voz autorizada de la materia que no esté de acuerdo con esta afirmación) del baloncesto español. Y es hoy cuando me pongo a escribirlo, justo el día después de la décima medalla consecutiva de la selección U20 masculina, Campeona de Europa ayer en Helsinki.
Puede parecer contradictorio pero es así. Las selecciones españolas, tanto masculina como femenina, no paran desde hace 15 años de sumar éxitos, tanto en categorías de formación, como en la absoluta. Al refrendo que supuso el Mundial de Japón de la maravillosa generación que ya salió Campeona del Mundial en el Junior de Lisboa 1998, le han seguido dos platas olímpicas en los dos últimos juegos y tuteando a la todopoderosa USA. Tres campeonatos de Europa (el del año pasado, imborrable éxito en Francia con un Pau Gasol colosal) y más medallas europeas, así como también es natural algunos fiascos, siendo el más sonoro el del Mundial 2014 en España.
La absoluta masculina estará en los Juegos de Rio de apenas 15 días, como también la estará la femenina, que con Lucas Mondelo ha subido un par de peldaños en su rendimiento, aunando a varias generaciones de campeonas bajo un paradigma de juego intenso, vibrante, rápido y aguerrido. Así lograron sumar un Campeonato de Europa, eternamente buscado, como también un plata mundialista en 2014 brillante donde sólo cayeron en la final ante el USA de la WNBA, verdadero Dream Team, hoy por hoy, inasumible en el basket internacional femenino.
Y qué decir de todos los éxitos en categorías inferiores. Más de 40 medallas en campeonatos de Europa entre las distintas categorías, destacando sobre manera el nivel que nuestras chicas, están dando año a año y que ya podemos paladear en la máxima categoría del basket femenino nacional.
Con los clubes profesionales dando un gran nivel por Europa, con un Madrid, en situación de dominador continental (junto a CSKA y Olimpiakos en los últimos años), un Barça asiduo a la Final Four, un muy buen Valencia en la segunda competición o un Baskonia integrante de la Final Four esta última temporada. Y en femenino, más y mejor, con dos títulos consecutivos para clubes nacionales en la máxima categoría (Perfumerías Avenida 2011, Ros Casares 2012) y con Rivas siendo finalista en dos ocasiones.
Todo ello con miles de niños y niñas, chicas y chicos, cada fin de semana practicando baloncesto, con canchas callejeras con notable afluencia, con ligas amateurs y de aficionados desarrollándose por todo el territorio, y con buenas afluencias en los pabellones ante los partidos “profesionales”.
Ante lo descrito, cualquiera algo alejado del tema, me podría llamar tremendista, conspiranóico o utópico. Pero que los árboles, no os impidan ver el bosque. La realidad, es que el baloncesto español está ante una encrucijada que va a cambiar el modelo que tenemos actualmente. Se avecinan cambios y el paso al Rubicón que debe inexorablemente llevar cambios estructurales sobretodo en un punto del engranaje: el encaje entre el baloncesto de formación y el baloncesto profesional, y el estatus, con seguridad tanto administrativa, financiera, de impacto mediático y posibilidades, que tenga.


El principal estandarte del baloncesto en España, la selección absoluta masculina, está a meses de dar un giro total a su formación. Los integrantes de la Generación de los Juniors de Oro, darán un paso atrás (o deberían darlo) tras los JJOO y abrirán un período en el que nombres ya recurrentes sumarán mayor protagonismo, y donde deberán ir entrando nuevos valores que garanticen un futuro, un nivel competitivo, que permita al basket patrio sobrevivir.
Si ante la mejor generación del deporte español, el baloncesto, con su liga nacional, la ACB, su seguimiento es cada vez más reducido y su situación más insostenible, cada suponer que el con la retirada de los Gasol, Navarro, Calderon o Felipe el futuro del baloncesto en España, será mucho peor.
Y es que en el rompecabezas que es el tablero del basket nacional, donde juegan la federación, los clubes, jugadores, árbitros, aficionados, periodistas, ligas, televisiones, otras competiciones europeas, la Euroliga, la NBA, las selecciones,... presenta una amalgama de intereses que en principio se podrían unificar en el avance de la importancia y seguridad del baloncesto, pero que por malas gestiones, oscuros egoísmos, corruptelas varias y disputas de poder nos deja en una situación lamentable, donde por el contrario, es la inseguridad en el modelo y la disminución paulatina del interés generado por el baloncesto profesional, como espectáculo de ocio y esparcimiento, y también como daño colateral, para posicionar la práctica deportiva como un habito de bienestar y salud, para todos, la realidad que estamos viviendo.

Se hace difícil empezar por algún sitio pero apuesto por hacerlo por la ACB.
Lo hago así, porque lo que nació con un espíritu de renovación y puesta en valor para el baloncesto profesional allá por los años 80 (al calor de los primeros éxitos internacionales de una selección absoluta masculina) se ha convertido hoy, con el paso de los años, en un nido de víboras cuyas luchas palaciegas por el poder han vapuleado la institución, tanto en su organigrama, para acometer las necesarias reformas y actualizaciones, como en la opacidad de su gestión.
En los últimos 10 años se ha derrumbado una estructura competitiva que presumía de ser la mejor liga del mundo tras la NBA, fruto de una catarata de decisiones nefastas que han minimizado el poder competitivo de la competición y de la mano el atractivo, tanto para los espectadores, como para muchos profesionales, jugadores y entrenadores, que huyen hacia otras competiciones europeas o en Asia, lo que ahonda un círculo pernicioso, en el que el nivel deportivo baja, ahuyentando al público generalista, que ya ni ayuda a llenar las canchas, y que hace ya bastante abandono las audiencias televisivas.
Con la cuestión televisiva se puede hacer una crónica circular en el tiempo para ayudar a explicar el desplome de la ACB como competición de interés general.
  • A finales de los 90, la gestión de la ACB vendía los derechos televisivos a Canal+ para que estos emitieran la competición para sus abonados. Lo que en principio trajo una buena cantidad de dinero a repartir (de aquella manera tan alejada de unos ratios de igualdad), lego al ostracismo a la competición, porque Canal+ no consiguió hacer más abonados con el ofrecimiento de este producto, y pese a la innegable calidad de las retransmisiones y el buen cuidado del producto, no se produjo el anhelado incremento de seguidores para la ACB, y si que metió miedo en el cuerpo a todos los directivos que vieron en la tv pública, la única forma de vender el producto.
  • Así, sin renovar el contrato con Canal+ en 2004, la ACB volvía al interés general de las tv públicas, donde ha sufrido por un lado el maltrato inmisericorde de RTVE (qué también tiene lo suyo) y las condiciones poco menos que ochetenteras con las que las televisiones autonómicas han llevado el baloncesto, con sus “equipos región” como emblema.
  • El culmen de este proceso grotesco de negociación con las televisiones, fue hace dos años. Mientras se conseguía vender paquetes de producción para el visionado en el extranjero, se llegaba a la finalización del contrato con RTVE y la estupidez y cerrazón de una directiva lamentable, obviaba una vez más una oferta de un operador privado (la Sexta que en 3 ocasiones ha recibido la negativa de la ACB) para dejar el producto, gratis, a RTVE nuevamente, con un compromiso vago e imperfecto por parte de esta y que obviamente no han cumplido, de no maltratar el producto.
  • Así pasados estos dos años, con unos niveles de audiencia paupérrimos, sin haber cuidado un mínimo el producto y su promoción, y con unas calidades técnicas, lejos de los estándares europeos, la ACB ha vuelto a legar sus derechos de TV a un operador privado, Movistar plus, heredera de aquel Canal+.
A poco que cuide el producto con un mínimo de promoción, programación, programa propio y realización cuidada, ganara abonados para cumplimentar a su paquete de NBA y Euroliga. Lamentablemente, ya sólo serán los incondicionales de este deporte.
Desde luego en las facultades de marketing y dirección de empresas se estudiará como gestión a evitar, la llevada estos años por la ACB, por parte de una suerte de directivos instalados en la mediocridad y aupados y alimentados por la endogamía propia de una organización que funciona de forma mafiosa, donde el consenso es la imposición de ciertos personajes con demasiado poder (equipos futboleros, pero sobretodo Querejeta y Roig), y sin la más mínima autocrítica, ni asunción de responsabilidades como han demostrado con casos concretos como el de Obradoiro, o el colapso de los pasaportes.
La gestión de la liga, no es que sea francamente mejorable, es que la actual es, y probablemente así será, constitutiva de delito, funcionando como una competición cerrada cuando en principio debería estar abierto el sistema de ascensos y descensos desde la competición profesional propuesta por la FEB.


Desde el año 2005, sobre 22 posibles ascensos y 22 posibles descensos, sólo se han ejecutado 7 ascensos, y 10 descensos, de los cuales 6 han sido desapariciones de club (Girona, Granada, Menorca, Alicante, León, Valladolid). Las condiciones leoninas y ancladas en el pasado cuando el dinero público, vía directa mediante subvención o indirecta mediante inversiones de las Cajas de Ahorros, tan proclives siempre a dilapidar dinero público para satisfacciones de los oligarcas y caciques locales y regionales, no han permitido la tan sana y necesaria renovación de clubes, ciudades, aficiones, medios, entrenadores, jugadores e ideas.
Solicitar un canon de ingreso de 3'5MILL € más un aval de 2MILL ha impedido que Burgos (hasta en 3 ocasiones), Orense, Palencia, Melilla o Lugo llegarán a la ACB. También es fruto de otra época, o de un serio problema para discernir la realidad de los sueños, exigir aportar a estos clubes pabellones deportivos con más de 5.000 espectadores de capacidad, lo que ha hecho que todos involucrarán de algún modo a sus ayuntamientos, que con más o menos gracia, dependiendo de la sintonía con el cacique local, lapidaran otro buen montante de dinero de todas y todos en obras fastuosas de dudoso rendimiento.
Y suele pasar como algo menor, pero tiene una importancia capital: El requerimiento para convertir el club deportivo que ha ascendido en la cancha a la ACB, en Sociedad Anónima Deportiva, es decir, en una empresa, con un accionariado en el que de entrada abrirá las puertas de la gestión a las caciques locales y a los intereses que pululan alrededor de la liga.
No me cabe ninguna duda, y soy aficionado del Estudiantes, que “se ha ganado” en la cancha un par de descensos, que la estructura de ascensos y descensos es positiva para la competición. Eso sí, siempre que se garantice la supervivencia de los clubes más allá de fondos de garantía o devoluciones de cánones. Hoy en día la aventura para un club de LEB Oro es insostenible en el tiempo en la ACB, aunque no se baje, porque existe una burbuja de gasto entre contratos y gastos que muy pocos patrocinadores, y menos cuando hablamos de ciudades de provincias, pueden arrastrar en el tiempo, lo que lleva a los impagos y las disoluciones, mientras la ACB se recuesta en su sillón mirando para otro lado.
Y es que si en el papel de los requisitos aparece la rendición de cuentas y las auditorías fiables y sostenibles, los balances de cuentas de más de la mitad de los equipos que hoy forman la ACB, presentan serias carencias que en un mundo normal, llevarían a la no admisión de estos clubes en la liga. Estudiantes, Sevilla, Zaragoza, Bilbao, Penya, Fuenlabrada, Manresa... todos ellos con muchos años en la competición presentan agujeros presupuestarios y deudas con Hacienda incompatibles con la superviviencia de una empresa, fruto todo ello de estructuras débiles y novecentistas que están lejos de entender como funciona el mundo del deporte profesional y el marketing empresarial en la segunda década del Siglo XXI.
No es que sean rara avis. Es que la propia liga se fundamenta de igual modo y así tenemos como no sólo es incapaz de saber vender su producto a los operadores televisivos y los medios, sino que además es absolutamente inútil para explotar los recursos que Internet y la web 2.0 y 3.0 pueden dar.
Por otro lado, hay quien ha sugerido aprovechar estos años sin ascensos, para reducir el número de equipos de la ACB, de 18 a 16 o incluso a 14. Alegan que así se conseguirían mejorar el nivel de las plantillas, tanto en ACB como en LEB Oro, así como asegurar proyectos estables en el tiempo. A mi juicio, y el tiempo, da y quita razones, en este mundo capitalista y competitivo, cuando algo tiende a igualarse es resultado de una bajada general de los estándares medios. Hay experiencias como en el baloncesto femenino, o el balonmano que indican esto y dado el nulo saneamiento de la mayoría de los clubes profesionales españoles es probable que lleváramos el mismo camino.
Si la estructura de la competición no es fuerte para poder cambiar y actualizarse. Y si los clubes operan de la misma forma no se atisba un cambio en el corto y medio plazo que pueda hacer que esto cambie, se regenere y vuelva a competir con unos mínimos de calidad y transparencia para ofrecer un producto atractivo, dinámico y sugerente al gran público.


Con los pies de barro, durante años el baloncesto en España vistió su profesionalismo gracias a las ingentes cantidades de dinero público que recibió, como ya habíamos dicho. Tanto ayuntamientos, comunidades autonómicas y muy especialmente la fuente de los caciquismos, como son las Diputaciones, han entregado en sus presupuestos cantidades que han permitido la supervivencia de los clubes y la firma de contratos de jugadores muy por encima del valor de mercado, que debía dar la propia liga ACB con su rendimiento en materia de audiencia, marketing y seguimiento. Las Cajas de Ahorro, en algunos casos con patrocinios directos, y en otros con créditos millonarios y condiciones más que asumibles, alimentaron una burbuja que cuando ha estallado sólo ha dejado deudas, el rastro de jugadores marchando a ligas mejor estructuradas y con crecimientos más saneados (Alemania, Francia) o al calor de dinero a las puertas (Rusia, Turquía, China) y el recuerdo de lo que fue.
Estalló la crisis y todo ese dinero desapareció quedando, como digo, las deudas, tanto con trabajadores, accionistas, jugadores, entrenadores y por supuesto, también con Hacienda. Se vaciaron los pabellones y algunos se pudren tras inversiones millonarias de consistorios que no supieron decir no (Burgos como ejemplo paradigmático). Ahora salvo unos pocos clubes con la aportación de la sección de fútbol (Madrid, Barça), el dinero de la Euroliga y venta de jugadores (Baskonia y en menor nivel Unicaja), el dinero de un único empresario (Roig el de Mercadona en Valencia) estos clubes sobrevuelan la dirección de la liga, mediatizando todas las decisiones de la misma.
Si ya era difícil en época de bonanza económica encontrar patrocinadores que apostarán fuerte y continuado en el tiempo por el baloncesto, ahora se hace prácticamente imposible. De las últimas experiencias en buscar patrocinador, está el Bilbao, que año a año tiene que reinventarse porque las cantidades aportadas desaparecen para pagar pufos antiguos. Otros realizaron un círculo para acabar quedándose como estaban, como el Cai Zaragoza o el Tenerife Baloncesto Canarias. El extraño suceso es un Estudiantes, que encontró a Movistar, no se sabe muy bien de qué forma y para qué (lo del Estu, merece un post amplio propio).
Frente a una sola gestión sólida en el tiempo, la de Gran Canaria (no exenta de aportaciones de dinero público a través del Cabildo, al igual que con el Basket Canarias de Tenerife), el enchufe de unos años para acá de la Universidad (privada) Católica, al basket Murcia, y el curioso caso de un Obradoiro que llegó a la ACB, sin tener que desembolsar una ingente cantidad de dinero en forma de avales y canon, el resto de equipos sobreviven como pueden. Luego está Andorra, que juega con una fiscalidad propia y con el apoyo del Principado que está metiendo dinero del turismo como reclamo. Y San Sebastián que certifica su descenso deportivo por su calamitosa situación económica. Pero en definitiva, en la mayoría de los casos dejando nóminas sin pagar, vendiendo o no renovando a sus mejores jugadores y teniendo que reconstruirse continuamente en un ejercicio de equilibrismo sobre el abismo.
Tenemos una liga bipolar, en la que salvo la incursión este año de Gran Canaria en la Final de Copa, Madrid y Barça, los dos equipos con ingentes cantidades procedentes del fútbol, dominan y copan las finales, convirtiendo, lo que podía ser una entretenida y sorprendente competición de 8 meses en un aburrido paseo que sabes como va a acabar: Con los de siempre jugándoselo todo.
Y es que no tienen ningún problema en debilitar las plantillas de sus rivales más próximos (por ejemplo el Barcelona con Baskonia y Valencia Basket), llevándose a sus jugadores jóvenes y proyectos de gran talento y produciendo de facto la bajada del nivel de la liga, convirtiéndola en una liga previsible, aburrida y abocada a un clon de si misma.

Así llegamos a la situación de los jugadores.
No cabe ninguna duda el hecho de que el nivel deportivo de la competición año a año ha bajado siendo otra causa más para el poco entusiasmo y seguimiento del que profesa hoy en día la ACB. Hay varios factores que podían explicar esto último.
Desde luego, uno de los más importantes es la normativa en cuanto a la composición de las plantillas. El baloncesto español ha dejado de ser una opción firme para los jugadores élite extranjeros, ya sean europeos o americanos, salvo Madrid y Barcelona. Deudas y liquidaciones están a la orden del día. La legislación tampoco ayuda, y fenómenos como los derechos de tanteo, han dejado siempre en condiciones de inferioridad a los jugadores frente a clubes que podrían tener deudas con ellos en una situación dantesca, que provoca de hecho, que nuestra liga comience los fichajes más de un mes que el resto de equipos. Y es que con la falta apremiante de dinero, se hace imposible una mínima preparación y trabajado adelantado.
Más difícil que nunca lo tiene el jugador nacional, sobretodo si es joven y busca llegar a la máxima competición. La legislación europea hace que comunitarios, asimilados, cotonous y dos plazas de extranjeros ocupen las primeras posiciones en la rotación de los equipos. Jugadores de quita y pon, que no favorecen, salvo en honrosas ocasiones, la identificación con el equipo.
Las medidas proteccionistas como los cupos tampoco han ayudado, ya que no fueron lo suficientemente agresivas para facilitar la entrada con importancia de jugadores jóvenes con éxito en las categorías de formación en el profesionalismo. La inexistencia de un límite de incorporaciones, que debería fijarse, en torno a la celebración del único evento que suscita un mínimo interés, la Copa del Rey, tampoco ha ayudado y desde el primer momento se suceden las altas y las bajas. Los cortes y las llegadas de medianías que normalmente tienen como finalidad más contentar a éste o aquel agente por una futura o pasada operación, que por el rendimiento deportivo que se vaya a ofrecer.
Además de un tiempo a esta parte la normativa de la FIBA que permite a jugadores, sobretodo americanos, conseguir pasaportes de terceros paísespara la promoción del baloncesto en el país” hace que nos encontramos con más jugadores que compiten e impiden el acceso a la profesionalidad a los jugadores nacionales. Hemos tenido americanos, de mayor o menor talento o rendimiento, jugando con pasaportes del Congo, Georgía, Azerbayan, Guinea, Costa de Marfil, Cabo Verde... y mientras las canchas se vaciaban de un público cansado de tanto mediocre y de no conocer a sus propios jugadores.
Las canteras no han sido ajenas a este fenómeno, y de un tiempo a esta parte a partir de edad infantil, se llenan de jugadores foráneos que vienen a cumplir su formación y ganar una plaza de cupo en el basket español (si están desde los 14 a los 18 años un mínimo de 3 años), eso si, a costa de haber sido arrancados de sus entornos educativos y familiares. Desde luego jugadores como Doncic, Hezonja, Faverani o Porzings son un regalo para los aficionados pero cuántos habrá que no consiguieron el acceso al profesionalismo y en qué estado se encuentran hoy.
Desde hace unos años, la ACB no es la primera opción para los jugadores americanos y europeos que destacan y no son captados por la NBA. Ahora Rusia, Turquía o China se llevan la palma, evitando que buenos jugadores pasen por nuestras canchas. También otras ligas como la alemana (muy interesante su caso), la francesa, la VTB (liga de países bálticos y Rusia) o la liga Adriática están consiguiendo retener, cuando no reclamar, talento que antes se acercaba a nuestra liga.
Para rematar el éxodo de talento, la NBA con su recién aprobado marco salarial (a ver si con este ejemplo alguien tiene cojones de decir que las huelgas no sirven), ha incrementado las ofertas a jugadores que destacan en Europa llevándose a algunos de los jugadores más seguidos y decisivos del basket continental, sin ser la ACB, una excepción. Así a un continuo peregrinar este año jugadores como Sergio Rodríguez, Willy Hernángomez, Abrines, Kuzminskas... cruzan el charco. Y éste mismo nuevo marco salarial, va a hacer que para los equipos de la liga de desarrollo (NBDL) se puedan ofrecer contratos en torno al millón de $, lo que hará que los americanos que vengan a Europa también bajen el nivel.
Para desenmarañar todo este enjambre no ha ayudado el conflicto abierto entre la Euroliga, como asociación de clubes europeos y la FIBA como representante de las federaciones quienes llevan en una guerra latente por el control de las sustanciosas cantidades económicas que una liga europea de clubes (con beneplácito o intervención directa de la NBA) puede generar.
Con amenazas veladas de una u otra parte, complots, chantajes (amenaza de FIBA de expulsar a la selección española de los JJOO) y enrocamientos, ambas partes se encuentran en un punto de no retorno, y éste año se celebrará la primera Euroliga con un formato de liga (primera y segunda vuelta, más playoffs y Final Four) mientras se juegan las ligas nacionales, y con la FIBA también volviendo a crear una competición de clubes. Una situación de difícil encaje, y que habrá que ver como evoluciona, ya que de como torné cuerpo esta nueva Euroliga se prevé que se adelanten los acontecimientos, constituyéndose un nuevo espacio en el que la Euroliga operaría como competición cerrada y las federaciones sin ver un € y quizás ni un jugador...
Con toda esta situación lo que se ha conseguido es la huida del espectador medio, que ya no se identifica con su club, ni tampoco con jugadores jóvenes, que crezcan y progresen dentro del club, y construyendo un continium entre el basket de clubes y el de selecciones. Con plantillas de mercenarios y peseteros, desapareció la identificación con una camiseta, un club. Se acabaron los valores de comunidad que aporta la gente de la casa y aparecen el desinterés y finalmente las gradas se van vaciando.


Y es que si donde se supone que está la pasta, que es en el basket profesional la situación es tan lamentable, qué esperar de las federaciones donde tradicionalmente escasean los recursos.
Por un lado las ligas que dependen de la federación se encuentran seriamente tocadas, por falta de seguimiento y transmisión. En el masculino a los mismos problemas de falta de dinero, el cierre efectivo de la ACB sin ascensos y descensos provoca una catarsis en las ligas LEB. Hemos pasado de una LEB con 18 equipos, que producía talentos y daba minutos de calidad a los más jóvenes a una de 14 equipos que apenas dura 4 meses. Así, los proyectos acaban languideciendo, y lo que parecía un buen modelo de desarrollo del baloncesto profesional en ciudades pequeñas y en regiones sin tanta cultura baloncestística (y no me olvido, de sus canteras) ahora deja un buen puñado de ilusiones rotas y gestiones que sobreviven sin más trascendencia que la que marca su ciudad y región.
Y como todo en #Españistan la situación de la mujer es peor. Una liga femenina depauperada, abandonada por las televisiones y en la que paradójicamente, la unión continúa de varias de las mejores generaciones del baloncesto femenino español, no se traduce en una mejora del nivel medio de la competición, puesto que muchas de estas chicas, salen de nuestras fronteras, incluso aprovechando la oportunidad de la formación universitaria americana. La competitividad se iguala por abajo y poco a poco baja el interés, entrando casi todos los clubes en situaciones de descalabro económico.
Si la lista de clubes y ciudades fuera del baloncesto profesional masculino es amplia, en femenino resulta abrumadora: En los últimos 10 años han dejado de tener club de baloncesto femenino profesional: Vigo, Lugo, Barcelona con dos clubes distintos, lo mismo que Burgos, León, Ibiza, Sóller en Mallorca, Navarra, Valencia con Ros Casares, todo un Campeón de Europa; Zaragoza y Guipúzcoa tuvieron que refundarse. Rivas también pero desde Liga Femenina 2... El último está misma semana el Conquero de Huelva, actual Campeón de la Copa de la Reina que ha sido incapaz de salvar las deudas que han llevado a su disolución.
Y por detrás una Federación que a priori parece encontrarse ante un nuevo tiempo. Digo a priori, porque el nuevo presidente, Jorge Garbajosa, pertenece al círculo de trabajo del anterior, Pepe Saéz, que ha hecho y desecho a su antojo durante los últimos 15 años, y usando al primer emblema del basket patrio, la selección absoluta masculina, como imagen de marca de la que obtener pingues beneficios vía patrocinadores y visitas a ciudades, como ha resultado ser la Gira ÑBA, de la que hablé en su momento.
El “Señorito Andaluz” ha manejado el cortijo a su antojo y sin ni una voz discordante, ni dentro ni fuera, donde los medios tradicionales (afortunadamente existen honrosas excepciones en internet), han mantenido un mensaje de “éxito” en la gestión del basket patrio, donde las victorias deportivas de las distintas selecciones ha sido el aval que ha utilizado Saéz para posicionarse en el mundo político y empresarial.
Pero eso es una cosa y otra bien distintas, no dejar las cosas atadas. Para ello tras un proceso de elecciones realmente rocambolesco Garbajosa alcanzaba la presidencia de la federación, en un mandato que se prevé notoriamente continuista, pero que tendrá que conjugar el final de una etapa, la de la mejor camada de talento del emblema del basket patrio, la selección masculina. Y todo ello con la situación que he venido relatando desde arriba.
Desde luego no parece fácil, pero la FEB tiene que ser capital a la hora de plantear soluciones, y no problemas, ante el escenario que el baloncesto tiene por delante. Un deporte maravilloso, enriquecedor y espectacular que a día de hoy tiene un futuro muy oscuro en su vertiente profesional, y sin la que será muy difícil canalizar la práctica deportiva.

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miércoles, 20 de julio de 2016

La Sanidad Púbilca no se vende, se defiende

 
Ayer, martes 19 de julio, la sociedad salmantina estaba convocada por la Plataforma de Salamanca para la defensa de la Sanidad Pública en la Plaza Mayor. Una concentración que buscaba aunar el grito unánime de profesionales de la sanidad y pacientes por un complejo sanitario y unos servicios, justos, de calidad y dignos que puedan servir para mejorar el bienestar de la ciudadanía, aminorando las listas de espera, poniendo a disposición de todXs los mejores recursos y garantizando la seguridad laboral y la dignidad profesional de médicos, médicas, enfermeros, enfermeras y todXs aquellos que trabajan en la sanidad.
Con esa intención de plantar batalla por la Sanidad Pública, frente a un gobierno regional, del PP, que muestra dos caras, la de los dichos y los hechos. La de las grandes declaraciones, de defensa de la sanidad pública y de su calidad, y los hechos de cierre de plantas hospitalarias, traslado de servicios, externalización a clínicas privadas con dinero público y obras que por no dar un golpe de autoridad, se eternizan para desesperación de pacientes y profesionales.
Porque en Salamanca esa es otra de las penurias, la de un complejo hospitalario, adherido en parte a la Universidad pública (que también tiene lo suyo) en una ya sempiterna obra de ampliación de los servicios, con nuevos edificios incluidos, que han eliminado cualquier presupuesto para el mantenimiento de los ya existentes, lo que está trayendo serios problemas de seguridad, salubridad y en la propia gestión del Hospital. Ahí es donde entra el equipo de demolición del Partido Popular.
La “nueva” directora del Hospital, Cristina Granados, una profesional, refutada y conocida ya, en la privatización efectiva de la sanidad pública, como ha demostrado en cada uno de los lugares por donde ha pasado, y no son pocos precisamente, durante todos estos años, al calor del dinero público y al servicio de un PP, que ya fuera en Galicia, Castilla-La Mancha o la Comunidad Valenciana ha encontrado en ella el perfecto caballo de Troya para desmembrar y allanar el camino a la entrada de los intereses privados y financieros en la salud de todXs, sin importar lo más mínimo la Sanidad Pública, universal y gratuita, como garante de la igualdad efectiva entre ciudadanos, que es a lo que debería aspirar, y preservar, una democracia.
Frente a esto, con el convencimiento de que la Sanidad Pública no se vende, se defiende, y también con cierto grado de trasnochado charrismo, que no comparto, pero entiendo, unas 5.000 personas, creo yo, nos concentramos ayer. Ni que decir tiene que es indignante, bochornoso y apesadumbrante que ante el juego que hacen con nuestros derechos y nuestro bienestar, sólo 5 millares de personas nos “molestáramos” en acercarnos a la concentración a defender la Sanidad de todas y todos.
Yo, que no estoy a favor de concentraciones y manifestaciones de buen rollito (al contrario, creo que no hay conflictividad en las calles, que deberían estar ardiendo por la legítima defensa de nuestra dignidad) acudí con ánimo de luchar por la sanidad y de que se oyera un manifiesto, con el que estamos plenamente de acuerdo, pero que ni siquiera nadie pudo oír, ya que una gran parte de la gente se dedicaba a hablar, a grito pelao, pero eso es otra cosa, a saludarse y a confraternizar y a celebrar “que nos hemos encontrado en la Plaza Mayor”. Es necesario, ya de una vez, tomarse en serio las cosas.
Y es que frente a las agresiones capitalistas y ultraliberales se hace necesario ya, una respuesta social, de la clase trabajadora, fuerte, decidida y respetuosa. Nos estamos jugando mucho, por ejemplo el país, y el mundo, que le dejemos a “vuestros” hijos e hijas. Porque los poderosos no van a parar. No van a dejar de asfixiarnos, porque van ganando. Con vuestros votos y silencios. Y con vuestras manifestaciones minúsculas de buen rollito. La situación es muy violenta y exige respuestas firmes, porque como explico a continuación, privatizar los servicios públicos, es un negocio muy rentable:
¿Por qué es tan beneficioso privatizar lo público?
El neoliberalismo nos va a plantear dentro de poco privatizar hasta el aire que respiramos. En ese absurdo mundo neoliberal que representa Rajoy y su PP, pretenden la privatización entre otros aspectos, la sanidad y la educación.
¿Qué significa privatizar la sanidad? Los neoliberales del PP plantean la privatización sanitaria, y esto pasa por demoler un sistema público sanitario eficiente y barato, por otro que nos lleva a la ruina, como veremos. Veamos algunos aspectos.
Modelos sanitarios que son referentes para el PP:
  • El modelo anglosajón o norteamericano, donde lo privado es lo que manda. Todos deben saber que las empresas sanitarias norteamericanas que cotizan en el Dow Jones neoyorkino son las más rentables, muy por encima de las financieras, es decir, son empresas donde el beneficio prima sobre la salud. Según numerosos estudios realizados por distintas organizaciones médicas se reconoce que más de un 20% de las intervenciones quirúrgicas en centros privados no son necesarias y lo único que buscan es el beneficio.
El gasto sanitario de Estados Unidos es del 17% del PIB. Este no cubre al 20% de su población, pues no tiene ninguna cobertura sanitaria y otro 50% tiene una cobertura médica muy por debajo del sistema público español. Sin embargo tiene un coste que duplica al español. ¿Es esta la alternativa del PP?
  • El modelo holandés está gestionado por mutuas privadas. El sistema es universal, gratuito y el Estado fija los límites de los servicios de salud esenciales. Se empezó pagando 170 euros mensuales, pero ya están en 210 euros y con una disminución de las prestaciones que tenían, que rondan el 25%, es decir pagar más por recibir menos. Holanda gastó, en 2010, el 15% de su PIB, es decir un 65% más que el gasto sanitario de España y además con menos prestaciones.
Este sistema fue impulsado por la derecha a inicios del 2000, con los mismos argumentos que usa el PP, diciendo que lo privado da más barato el servicio y con mayor eficiencia. Entonces el gasto estaba en el 12% de su PIB, actualmente está en el 15% y con menores servicios.
Su cartera de prestaciones sanitarias como ya hemos visto ha disminuido, pero además el sistema deja hoy a 150.000 holandeses sin ningún tipo de seguro y otros 320.000 no pueden pagarlo, es decir, tenemos un 5% de su población sin cobertura médica. A todo ello hay que añadirle, que en sus presupuestos sanitarios del 2010 se presenta un déficit de 1.400 millones de euros ¿Es este el modelo que plantean los del PP?
Sin embargo, en el sistema sanitario español gasta aproximadamente el 9% de su PIB, mientras que en la Unión Europea a 15 es del 12%. En la última década, el crecimiento del gasto sanitario español ha sido del 2,7% anual, mientras que en los países de la U. E. ha sido del 4,1%. El coste sanitario en 2010 por cada español era de 1.673 euros, mientras que en la Unión Europea a 15 era de 2.103 euros anuales.
El número de trabajadores sanitarios españoles representan el 4,1%, mientras que en la Unión Europea a 15 es del 6,6%. Estoy totalmente de acuerdo con lo que dice Vicenc Navarro “gran parte del crecimiento sanitario en España ha sido en el sector privado. España es uno de los países en los que la población paga más por sus servicios sanitarios privados y ello es consecuencia del subdesarrollo del sector sanitario público”.


¿Qué pasa con la sanidad madrileña?
En su intento de privatización, no hay un solo informe económico que lo avale ni ningún organismo médico que lo apoye. Siguen con la cantinela de que lo privado es más barato que lo público. Queda desmontado rápidamente, simplemente consiste en acudir a los presupuestos que ellos presentan para ver, que la mentira es algo congénito en el PP. Veamos los datos que aportan los presupuestos sanitarios de la Comunidad de Madrid.
En el año 2010, la Comunidad de Madrid presupuestaba en 277.375 euros el coste anual por cama en le sistema público, mientras que pagó 434.686 euros el coste anual por cama en los hospitales de gestión privada o semi privada. ¿Es lo privado más eficiente que lo público con sus datos?
En el año 2011, los fondos destinados en los presupuestos sanitarios madrileños aumentaban en el sector privado un 30%, mientras que los de la sanidad pública se les recortaban un 9%. Los siete hospitales con gestión semi-privada y que su construcción, con dinero público claro, estaba presupuestado en 701 millones de euros, cuando se terminen de pagar habrán costado a la sanidad madrileña unos 5.000 millones de euros, es decir, un 700%. A esto se le llama hacer un negocio redondo. ¿Es esto a lo que ellos llaman eficiencia económica?
Por si aún les quedan dudas del modelo, en los presupuestos de la Comunidad de Madrid de 2011, el coste que se pagó a la multinacional Capio por cama/año fue de 535.000 euros y a la Fundación Jiménez Díaz unos 675.000, es decir, más del doble que a la pública.
En los presupuestos de 2013 presentaron un recorte de 787,75 millones, que significa un recorte del 17,1% respecto al de 2012. El reparto de dicho recorte es: los hospitales públicos tiene un 16,19%, los de gestión semi privada un 28,66% en un intento de descapitalización para así justificar su privatización, mientras que los centros privados tienen un aumento del 4%.


El Modelo Alzira
El balance de los más de quince años pasados desde que la Generalitat valenciana, gobernada absolutistamente por el PP, decidió comenzar a experimentar con un nuevo modelo de gestión sanitaria pública-privada. El hospital de La Ribera lo construiría y gestionaría una empresa del ramo, Adeslas (aunque con el generoso apoyo inicial de nuestras cajas de ahorros del momento, siempre dispuestas a enterrar dinero público para que otros lo ganaran con red de seguridad), para demostrarnos a todos que la gestión privada mejora con mucho la pública.
La idea era sencilla. Tomemos el gasto sanitario público por habitante que se hace por parte de la Generalitat y, una vez tenemos esa cifra, encarguemos a la empresa que gestiona el hospital que atienda a la población de la zona por una cantidad per cápita menor. Y todos contentos. Los pacientes, que tienen un hospital que parece un centro privado para ricos, oiga. Los contribuyentes, que por el mismo servicio (o mejor) pagamos menos. La Administración, que se quita un problema de encima (esto de gestionar servicios públicos siempre es un marrón). Y los empresarios del sector, encantados también, pues encuentran una oportunidad de hacer negocio. Fantástico, ¿verdad?, por mucho que médicos y demás personal sanitario se quejen, ya que las mejoras en la eficiencia de la prestación del servicio pasan inevitablemente por reducir su número y sueldo (pero, ¿y a quién le importa que la médica o el enfermero que nos atienda reciba un buen sueldo y trabaje en un lugar de armonía profesional y laboral?).
Lamentablemente, la práctica demostró desde un primer momento que esta teoría casaba mal con la realidad. En primer lugar, porque el hospital de Alzira siempre ha tenido que hacer menos cosas que los de la red pública. En ese hospital nunca se han desarrollado tareas de investigación dignas de ese nombre y su implicación docente ha sido muy escasa. Ambas facetas cuestan dinero y repercuten muy positivamente en la sociedad, dos axiomas que no entran en el balance de cuentas de una empresa privada. La red pública las hace, el modelo Alzira no. Es dudoso que se pueda alardear de mejor eficiencia cuando con menos coste no haces lo mismo sino menos.
Pero ni siquiera así la gestión privada logró ganar dinero. La concesión hubo de ser rescatada por la Administración y la Generalitat pagó varias decenas de millones de euros a la misma concesionaria a la que, a continuación, volvió a asignar la gestión del centro. Eso sí, con el dinero que se cobraba por habitante convenientemente incrementado. Y, de paso, asumiendo la propia Administración cada vez una mayor parte de los gastos, como los costes de transporte o farmacéuticos, por ejemplo. Con estos apaños, oficialmente, el gasto por habitante que supone ese hospital sigue aparentemente por debajo de la media de todo el territorio valenciano. En la práctica, sin embargo, los valencianos y valencianas están pagando más a la gestión privada de lo que costaría la atención sanitaria en esa comarca si el servicio lo prestara la Agència Valenciana de Salut. En cifras, el coste por habitante en la red pública es de poco más de 700 euros (de los que más de 200 corresponden solo al gasto en farmacia), mientras que a la empresa privada le pagamos unos 6000 euros por habitante de su zona. La estafa es monumental. Un timo en toda regla que sólo requiere, para ser descubierto, de saber sumar y restar. Parece, sin embargo, que a nuestros actuales gestores se les ha olvidado la calculadora en casa y por eso siguen optando por extender más y más el modelo. Y lo que es peor, a los votantes, también se les ha olvidado, prefieren mirar a otro lado o son unos primos que se tragan hasta el más burdo engaño de los más grotescos chantajistas.


La privatización en #Españistan
El actual sistema de privatización se basa fundamental en tres empresas. Veamos:
  • Capio, que surge en el año 1998 como Ibérica de Diagnóstico e Cirugía, IDC. Es vendida en el año 2005 a la multinacional sanitaria sueca Capio por 331 millones de euros. En el 2011, se separa de la multinacional sueca aunque conserva el nombre, y paga 900 millones de euros. Su actual accionariado está compuesto por CVC Capital Partners, que es un fondo de capital riesgo británica con sede en Luxemburgo, que es un paraíso fiscal, con el 80 % de su propiedad y siendo dirigidos por personajes muy próximos al PP. El restante 20% está en manos de Abertis que se dedica a aparcamientos y autopistas, Cortefiel en textil o la telefónica “R”. El 65 % de sus ingresos provienen del gasto público.
  • Ribera Capital que se creó para llevar adelante el proyecto de privatización de la sanidad pública valenciana, participando Adeslas que aportaba su saber sanitario. Las empresas constructoras Dragados y Lubasa y en el apartado financiero Bancaja y la CAM ¿Les suena?
Actualmente, el Banco Sabadell está intentando aumentar su participación en dicha empresa, proveniente de la adquisición de la CAM y negocia con Bankia para comprarle la parte de Bancaja. Está claro que ve negocio. Además forman parte, Adeslas que pertenece a la sociedad británica Goodrower y Sanitas, que pertenece al grupo británico Bupa International.
  • El grupo Quirón-UPS. Dominado mayoritariamente por el fondo de capital riesgo Doughty Hanson.
Evidentemente, estas empresas, o mejor dicho holdings financieros, no han tenido, ni tienen ningún problema en inflar a sobresueldos a los corruptos que han accedido a la gestión de la sanidad de todos.


Después de todos estos datos podemos concluir con varias consideraciones:
  • Quieren convertir un servicio público eficiente, barato y apreciado, en otro en el que el beneficio privado prime sobre la salud y además dirigirlo hacia un oligopolio.
  • El beneficio privado es el fin, la propia Capio presume de que por cada euro invertido ella obtiene 2,7 euros, este negocio se obtiene a costa de nuestra salud.
  • ¿Por qué tanto interés del PP en la privatización? Hay muchísimos rumores sobre notables políticos del PP en estas empresas. Yo no tengo datos y además estos son difíciles de dar dada la opacidad de estas empresas, pero sí cabe preguntarnos sobre dos exconsejeros de la sanidad madrileña, Lamela y Güemes.
  • En Estados Unidos son las empresas sanitarias y farmacéuticas las que más invierten en política apoyando al candidato republicano e hicieron todo lo posible para que Obama no sacara su reforma sanitaria. En un sistema de financiación de los partidos políticos tan opacas como la española, cabe preguntarnos, si estas empresas sanitarias no juegan ya el mismo papel que las norteamericanas.


Es hora de una vez, que los españoles ejerzamos nuestros derechos ciudadanos y rechacemos no solo la privatización sanitaria, sino a todas las empresas españolas que participan en ella. Para ello propongo, se saquen los dineros del banco Sabadell, no se compre en Cortefiel, no se aparque en Abertis. Si lo hacemos podemos pararlos y hacerles entender que con nuestra salud, cero negocio.

Camareros: Necesarios, degradados y precarios. Una experiencia personal

Ahora que ya está aquí el veranito con su calor plomizo, pegajoso y hasta criminal, se llenan las terracitas para tomar unas...