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martes, 3 de agosto de 2021

Gracias por tanto


 

Hoy, 3 de agosto de 2021, la selección española de baloncesto ha perdido en cuartos de final de los JJOO Tokio 2020 con Estados Unidos. Hoy ha sido el último partido de Pau Gasol y su hermano Marc con la selección nacional. Hoy se termina un ciclo histórico de más de viente años. Desde agosto de 1999 cuando los Juniors de Oro ganaban el Mundial sub20 en Lisboa. Hasta hoy, que Pau el último y el más trascendental de ellos, ha decidido poner punto final a su carrera con la selección, quien sabe, parece casi seguro, que también la práctica profesional.

Durante estas más de dos décadas, cada verano, cada torneo, atento a las retransmisiones, pendiente de la Gigantes y ya en los últimos y digitales años de las webs especializadas para ver cómo está el equipo, cómo va el torneo. Pegado a la televisión viendo hazañas, victorias, éxitos y también derrotas; algún que otro sonoro fracaso y un par de notas oscuras.

Pau Gasol y Juan Carlos Navarro han sido los estiletes de una generación imborrable que siempre recordaremos con nostalgia y con una sonrisa. Probablemente también, y según pasen los años, con añoranza de tiempos mejores dado, el para mi, oscuro porvenir que viene para la absoluta de baloncesto masculino. Pero en esos momentos vividos, en esos partidos guardados en el disco duro y si, en la memoria de cada uno, capaces de poner de nuevo la piel de gallina, de asomar lágrimas en los ojos, no sólo eran los resultados. Eran las formas para llegar a ellos.

Muchas veces con un juego rotundo, espectacular, primoroso. Y siempre, unido a un talento y ambición inigualables, un compañerismo y una amistad entre todos los integrantes que son el aderezo que coronan este equipo, esta época como inolvidables.

Deportivamente para mi este equipo ha tenido tres estaciones:

La primera de ellas son los comienzos, 2001-2003: entran en el equipo y en seguida toman las riendas de la selección: Navarro, Raül López, Pau Gasol, Felipe Reyes y luego Calderón… Se suman a buenos jugadores que no acababan de dar el gran salto (Garbajosa, Jiménez, Mumbrú). Nace un equipo campeón.

La segunda estación, es a mi modo de ver, la época de dominio absoluto, 2004-2015 (con el paréntesis Orenguiano 2013-14): creamos un equipo dominante en Europa y que durante todos estos años es capaz de competir de tú a tú contra los Estados Unidos NBA (es verdad que desde el Mundial 2002 no los hemos derrotado, pero nunca antes un mismo equipo había sido capaz de competir contra los NBA tantos años). El dominio se extiende en el tiempo porque a esta generación (encabezados por Pau, Navarro, Calde y Felipe), se les van uniendo otros jóvenes talentos: Rudy, Chacho, Marc Gasol, Serge Ibaka, Llull, Ricky Rubio… Éste sería un resumen de sus éxitos:

  • JJOO 2004. El equipo cae en cuartos pero el dominio es abrumador en todos los partidos. Faltaba experiencia pero quizás por piernas fue la gran oportunidad para ganar el Oro olímpico (lo aprovecho la generación dorada de Argentina). Sólo nos mandaron a casa los yankees en su único partido decente con un Marbury extraterrestre. Y aún así debimos haber ganado.

  • Eurobasket 2005: Caemos en semis y en la lucha por el bronce. No está Pau, pero sin duda, el equipo se acaba de engrasar.

  • Mundobasket 2006: ganamos. Con un torneo brillante en cuanto a juego y confianza que hizo que “no fuera necesaria” la participación de Pau en la final tras lesionarse en semis. Se puede decir claramente, que con el nivel mostrado Estados Unidos hubiera sido también presa.

  • Eurobasket 2007: En casa, caemos en la final en un mal día generalizado, que supuso la salida de Pepu. El hombre que repartió los roles y ajustó los engranajes para que un equipo campeón lo llegará a ser de verdad.

  • JJOO 2008: En un partido antológico en la final ante Estados Unidos, les exprimimos al máximo. Nos ganan a base de acierto exterior y ayudas extras arbitrales.

  • Eurobasket 2009. Campeones. Tras una primera fase lamentable en la que se estuvo a punto de ser eliminado la serie de partidos cuartos-semis y final es para mi el tope baloncestístico de este equipo. Apareció la auto-gestión.

  • Mundial 2010: Sin Pau, caemos en cuartos ante Serbia en un partido a cara de perro. Comienza a notarse la ausencia de un alero potente que sustituyera al retirado Carlos Jiménez.

  • Eurobasket 2011. Campeones manteniendo el cetro de dos años antes. Se pasan mayores dificultades, pero a la hora de la verdad el equipo sigue siendo intratable con un Juan Carlos Navarro colosal.

  • JJOO 2012. Se repite la final de 4 años antes (para lo que fue imprescindible "dejarse ganar" al finalizar la primera fase tras perder un partido anterior) y se vuelve a vivir un partidazo épico en el que Estados Unidos tiene que dar lo mejor de si para salvar el oro. El partido se pierde por detalles.

  • Eurobasket 2013. Bronce con ausencia de Pau Gasol. Los problemas físicos empiezan a menguar las fuerzas. Los posibles relevos en juventud no acaban de dar un paso al frente.

  • Mundobasket 14. En casa. Fracaso superlativo del equipo incapaz de proponer algo como colectivo ante la inoperancia de Orenga desde el banquillo. La auto-gestión ya no vale porque hay carencias que no se pueden suplir con la calidad de los Juniors de Oro.

  • Eurobasket 2015. El mejor Pau de Siempre. Tercer oro europeo con una sucesión de partidos antológicos de Pau Gasol, líder en anotación y espiritual de un equipo que con la vuelta de Scariolo comienza a trabajar más la defensa.

Y a partir de aquí la tercera estación, la de despedirse como se merece a todos los integrantes que van abandonando la selección nacional. El equipo ya no es tan dominante porque los jugadores que marchan no son sustituidos (realmente es que es muy difícil, prácticamente imposible si lo miramos en la historia del deporte) por jugadores jóvenes a los que les falta cuajo y tener más minutos (bien porque se han ido a una NBA a agitar toallas o porque en la ACB no encuentran acomodo).

  • JJOO 2016. Caemos en semis ante Estados Unidos sin dar nuestra mejor versión. Se consigue el bronce ante Australia apelando a la mayor experiencia.

  • Eurobasket 2017. Bronce tras caer en semis con la Eslovenia de Doncic, a la postre campeona de Europa. El equipo parece ya agotado, pero…

  • MundoBasket 2019. Sin Pau Gasol, con Navarro, Felipe o Calderon ya retirados y con varias ausencias notables (Chacho, Mirotic) se suma el segundo título mundialista con un Ricky imperial y un Marc decisivo. La implicación de Scariolo desde el banquillo resulta también fundamental.



Pero ya hoy cerramos esta página dorada y maravillosa de nuestras vidas. Porque no sólo es baloncesto, deporte, espectáculo en televisión. Es sentirse conectado a un equipo por los valores, empezando por esa ilusión y amistad compartida, que trascienden. Es crecer, madurar y compartir, desde la distancia, junto a ellos y millones de aficionados el orgullo de sentirlos tan normales, tan cercanos, siendo tan excepcionales. Porque más allá de parafernalias, banderas y llamadas al patrioterismo, es compañerismo, trabajo y ganas lo que ha enganchado de este equipo tantos años. Es y será siempre, como dijo Pepu “BA-LON-CES-TO”.

Hoy es un día triste porque todos queríamos ver despedirse a Pau con una chapa más al cuello. Con ese oro olímpico tan buscado, tan merecido. Él y Marc. Y Rudy. Y Chacho. Y también Ricky y Scariolo.

Hay que asumir que tras la luz esta la oscuridad, después del día viene la noche, y tras el éxito, van a venir momentos duros y difíciles. No es día ni momento para pensar en lo que vendrá después. Realmente tengo un sentimiento pesimista porque no veo jugadores capaces, no ya de anotar, defender y rebotear como los ha habido estos años. Sino sobretodo, de liderar desde la humildad y desde el colectivo, los designios del equipo.

Por eso, sólo puedo quedarme en dar las gracias a esta generación. Gracias. Muchas gracias. Por cada partido; cada canasta; cada gesto. Cada sonrisa y cada lágrima. Por cada grito entusiasmado. En cada protesta. En cada lamento. Con todas las victorias y esas escasas derrotas. Gracias por vuestro compromiso y el compañerismo. Gracias por un ejemplo, para todas y todos en cada día, a cada momento.

Gracias Pau Gasol, Leyenda. Gracias Marc. Gracias Juan Carlos Navarro. Gracias Calderon, Felipe, Raúl, Berni, Cabezas ... Gracias Chacho, Rudy, Lull. Gracias, muchas gracias. Hasta siempre.







lunes, 23 de septiembre de 2019

Quién lo iba a decir



El pasado domingo 15 de septiembre y un par de semanas después de que se cumpliera el décimo tercer aniversario del primer título mundial, la Selección Masculina de Baloncesto se proclamaba Campeona del Mundo.
Lo hacia culminando con solvencia una competición al máximo de sus prestaciones. Y lo hacía para refrendar una de las mayores sorpresas en la historia del baloncesto, del deporte nacional y del deporte mundial.
La España de Scariolo llegaba sin mucha presión y con menos expectativas aún. El sorteo del calendario no había sido malo y cifraba en un hipotético partido en la segunda fase contra Italia el acceso a cuartos y la garantía del pre-olímpico. Esa era la exigencia real para el combinado nacional toda vez que las bajas eran prácticamente completas y que todos teníamos el deseo de ver a Pau Gasol en sus quintos Juegos Olímpicos y por qué no, luchando por el oro.
Pau era la primera de las notabilísimas bajas con las que iba a contar la selección. Sin competir desde mediados de marzo por una grave lesión y ante su última (o no) temporada en la NBA, el mayor de los Gasol fijaba el verano como recuperación y puesta a punto para un año que se prevé largo.
El siguiente en borrarse era el Chacho que ha aducido cansancio, una mudanza a otro nuevo país y pasar tiempo con la familia como causas a su baja. Sorprendente se sumaba a las bajas de los juniors de oro que como Navarro primero y luego ya Felipe o Calderón entre los más ilustres ya se bajaron del carro de la familia.
Pero no fueron menos sorprendentes las renuncias de Mirotic e Ibaka. Un culebrón de cada verano en el que había que decidir que extranjero, y con qué capacidades, se sumaba al equipo. Primero fue el hispano-congoleño cansado de ser segundo plato estos últimos años quien renunció. Un par de meses después, apenas a horas de darse la convocatoria, fue el hispano-montenegrino quien explico en un comunicado su cansancio para con el baloncesto, sobretodo la NBA y su necesidad de tener un verano más tranquilo. Tranquilidad alterada con su vuelta a Europa confirmada un par de días después y al acérrimo rival de su anterior equipo.
Contadas estas ausencias (más la de Abrines recuperándose de una depresión entre los ilustres) España presentaba un equipo de perfil bajo pero no exento de calidad y sobretodo de experiencia.
Scariolo había hecho un trabajo previo en las ventanas para con jugadores de rotación ACB con veteranos como Fran Vázquez, Oliver, Beiran o Colom y jóvenes como Brizuela clasificar al equipo a la Copa del Mundo.
No hemos sido pocos los que hemos demonizado el invento de las ventanas por parte de la FIBA en su particular cruzada contra la Euroliga, pero hay que decir que a España le han venido de perlas para articular una transición entre el equipo de los Juniors de Oro y las nuevas generaciones aún salvando el escollo de no pocos jóvenes valores que estaban enrolados en la NBA.
En esos partidos de clasificación se vio a una España solida en defensa, priorizando mucho el rebote defensivo (para poder correr), solidaria en las ayudas y en la que destacaba en el factor anotador Quino Colom.
A ellos se sumaban los hermanos Hernangomez desde la NBA, los Rudy, Llull, Ribas, Claver y Oriola desde la Euroliga. Marc Gasol que venía de ser Campeón de la NBA con Toronto Raptors (donde Scariolo era entrenador ayudante). Y Ricky Rubio que en su madurez ha engrandecido su precoz talento para con las experiencias de la vida dotar de calma su baloncesto.
En la previa de la Copa del Mundo España se sabía un equipo complicado. Con no muchos puntos entre las manos, pero los suficientes para dificultar la vida a cualquiera. Muy trabajado en defensa pero con dudas a la hora de anotar.
Esas dudas se exponenciaban al ver los equipos que se confirmaban en otras selecciones. Parecía que España sería incapaz de competir contra esas plantillas, y eso que había bajas en casi todos los equipos -la larguísima temporada de NBA y Euroliga masacran a los jugadores- pero nadie, absolutamente nadie, dudaba de la capacidad de Serbia, Australia, Grecia o Francia. Tampoco y mucho menos de Estados Unidos que pese a las renuncias de la super élite (Irving, Curry, Thompson, Harden, Lebron, Durant, Davis) presentaba un buen conjunto de jugadores NBA con puntos en las manos, físico y la sapiencia al banquillo de Popovich.
Había que llegar al día clave, el de cuartos, al 100% y por eso tanto la preparación como la primera fase ante las débiles Túnez, Puerto Rico e Irán fue una puesta a punto progresiva para que todo el mundo diera su mejor versión en el momento más importante.
España mejoro sus prestaciones ante la siempre anárquica Italia y llamo la atención de manera sobresaliente derrotando con solvencia a la gran favorita: Serbia.
En los cuartos en el cataclismo del baloncesto actual, España no tenía excesivos problemas para derrotar a una voluntariosa Polonia. Y en un auténtico partidazo Argentina eliminaba a Serbia con la misma receta con la que dio España: Incomodidad en el ataque serbio aprovechando el despilfarro de recursos (los pivots) de Serbia, apretar a sus bases a ambos lados de la pista y dominar el rebote.
En el otro lado del cuadro y en otro partidazo Francia se imponía a Estados Unidos y confirmaba algo que me parece evidente: Cuando Estados Unidos es batible, se viene un torneo espectacular porque todo el mundo les juega con todo para ganarles. Y aún así, Estados Unidos ganará en 9 de cada 10 ocasiones, pero sudarán y todos disfrutaremos muchísimo.
Australia se convertía en el cuarto semifinalista y en rival de España al ganar sin esfuerzo a una República Checa que aún limitada ha hecho uno de los baloncestos más interesantes de estas dos semanas.
Así teníamos otro partido brillante para las semifinales. Liderados por Patrick Mills, Australia trataba de desenmarañar las trampas defensivas del equipo español al que le costaba muchísimo anotar. El partido se mantenía bajo unos guarismos que no eran malos para España (sobre 40 puntos al descanso) cuando en el tercer cuarto aparecía Marc Gasol para empezar a anotar y dominar la zona, tanto en defensa como en ataque donde repartía juego. Así Marc acababa firmando su mejor partido con la camiseta nacional.
Se jugaban dos prórrogas donde los nervios y la agonía fueron los mejores aliados de la selección nacional, más bregada en este tipo de batallas en los últimos años donde supieron sobreponerse ante una cada vez más desquiciada Australia. La caja y uno sobre Mills (con varios defensores sobre él) agotaron al base de los Spurs y apagaron todas las luces de un equipo que hasta entonces se había mostrado una maquina de anotar.
España había sufrido como casi siempre en las semifinales y en la final le esperaba otra sorprendente Argentina que se había desecho de Francia.
Y una vez más siguiendo el guión de anteriores torneos la final resultaba más plácida teniendo en cuenta el sufrimiento de dos días antes. Argentina quedo prácticamente desactivada con una decisión de entrenador: Scariolo colocaba en el quinteto titular a Oriola para emparejarlo con Scola, reemplazando a Victor Claver. El perfil del ala-pivot catalán se acomodaba mejor a las condiciones de Scola, faro del juego argentino, y éste no sumo hasta que el partido ya estaba visto para sentencia.
No hay que desmerecer el torneo de Argentina porque utilizando las mismas armas que España se plantó en la final con un equipo más limitado de talento que el de la anterior generación, pero con muchísimo trabajo y aprovechando el dinamismo de sus bases.
Argentina como España plantearon en el torneo un ritmo de juego más lento, controlado. Impidiendo la velocidad en las transiciones del rival y volviendo al juego en la zona en tiempos del triple y los aprovechamientos de lanzamientos y posesiones. Un baloncesto más pausado, de un 5vs5 inclusivo. Con cortes y juego sin balón, dejando el uno contra uno como recurso y no como plan de juego. Y defensa. Mucha defensa. Habrá que ver si el éxito de este planteamiento de juego en éste Mundial, se convierte en una tendencia para batir a los equipos que con dinamismo y triples dominan en el baloncesto de clubes hoy en día.
Para España la conexión Ricky-Marc, como 1-5, desde el poste alto era la clave de inicio del juego para con bloqueo y abrirse del pivot o con la penetración del base encontrar los puntos. Sin un tirador fiable llegaron los triples (Rudy, Juancho o Llull) cuando el rival se cerraba, pero España ha marcado tendencia en este mundial recuperando el juego en la zona y la predominancia del tiro de dos. Canastas fáciles y posiciones cómodas de tiro que venían de la visión de juego de Marc y Ricky.
En defensa, España ha dado un manual de trabajo de ayudas, especialmente con Victor Claver que por fin ha dejado de ser el jugador 11 o 12 de la rotación para ser ese alero multiusos, bisagra entre el juego interior y exterior, y líder desde lo oscuro del juego para beneficio del colectivo. También nombres como los de Rudy, Oriola o Ribas han brillado atrás dejando claro en cada momento que hacerle puntos a esta España iba a costar sangre, sudor y lágrimas.
Es curioso pero Claver, Ricky o Scariolo que se han llevado todos estos años muchas de las criticas que han acompañado al juego -que no a los resultados- de la selección, se han convertido en claves del éxito. El primero siendo el mejor amigo de sus compañeros en defensa.
Ricky Rubio, después de momentos muy duros en lo personal y lo profesional (muerte de su madre por cáncer y falta de confianza de la NBA en él) se ha coronado como MVP dominando cada uno de los partidos desde el puesto de base, como hacía en categorías inferiores, con multitud de recursos en ataque, encontrando a sus compañeros y liderando la defensa.
Y Sergio Scariolo que toda vez que quedo claro que con las bajas la autogestión no podía ser el patrón del grupo, ha dado clases magistrales de scouting sobre el rival y de conocimientos tácticos notables para aprovechar lo que tenía, haciendo un equipo que cuando ha llegado la hora de la verdad ha jugado un muy buen baloncesto a ambos lados de la cancha.
Y ha sido, sin duda, el artífice de dotar de hambre e intensidad a un colectivo, una familia, que se mueve como un ente único. Con el ejemplo de volver a la selección cuando el ocaso de la generación dorada se hacía evidente, con el marrón de las ventanas de por medio y trabajando para la NBA su mensaje caló hondo en un vestuario que se ha ido remodelando en nombres pero no en confianza ciega en su entrenador.
Scariolo hoy es Campeón del Mundo y tiene un anillo de la NBA como entrenador asistente. Con la selección suma tres oros europeos (los tres únicos de la historia), y una plata y un bronce olímpicos. Ha sido absolutamente imprescindible en éste éxito minimizando los defectos propios y virtudes ajenas a la par que maximizando nuestras fortalezas y golpeando en los puntos débiles del rival.
Atrás queda el mayor fracaso de esta selección que fue el Mundial 2014 en casa, donde el monstruo de la autogestión devoró a Orenga y a todas las ilusiones del país.
El desastre agudizaba la idea del final de una era que podía volver a dejar el baloncesto en un lugar muy incómodo a nivel de seguimiento en España. Muchas de aquellas cosas no han mejorado pero España, de la mano de sus selecciones hoy es Campeona del Mundo masculino y Campeona de Europa en femenino. Y un montón de medallas más en este verano 2019. Disfrutémoslo.

lunes, 25 de julio de 2016

El estado del Baloncesto en España


Llevo desde hace varios meses, e incluso años, queriendo escribir sobre la actual crisis (no hay ninguna voz autorizada de la materia que no esté de acuerdo con esta afirmación) del baloncesto español. Y es hoy cuando me pongo a escribirlo, justo el día después de la décima medalla consecutiva de la selección U20 masculina, Campeona de Europa ayer en Helsinki.
Puede parecer contradictorio pero es así. Las selecciones españolas, tanto masculina como femenina, no paran desde hace 15 años de sumar éxitos, tanto en categorías de formación, como en la absoluta. Al refrendo que supuso el Mundial de Japón de la maravillosa generación que ya salió Campeona del Mundial en el Junior de Lisboa 1998, le han seguido dos platas olímpicas en los dos últimos juegos y tuteando a la todopoderosa USA. Tres campeonatos de Europa (el del año pasado, imborrable éxito en Francia con un Pau Gasol colosal) y más medallas europeas, así como también es natural algunos fiascos, siendo el más sonoro el del Mundial 2014 en España.
La absoluta masculina estará en los Juegos de Rio de apenas 15 días, como también la estará la femenina, que con Lucas Mondelo ha subido un par de peldaños en su rendimiento, aunando a varias generaciones de campeonas bajo un paradigma de juego intenso, vibrante, rápido y aguerrido. Así lograron sumar un Campeonato de Europa, eternamente buscado, como también un plata mundialista en 2014 brillante donde sólo cayeron en la final ante el USA de la WNBA, verdadero Dream Team, hoy por hoy, inasumible en el basket internacional femenino.
Y qué decir de todos los éxitos en categorías inferiores. Más de 40 medallas en campeonatos de Europa entre las distintas categorías, destacando sobre manera el nivel que nuestras chicas, están dando año a año y que ya podemos paladear en la máxima categoría del basket femenino nacional.
Con los clubes profesionales dando un gran nivel por Europa, con un Madrid, en situación de dominador continental (junto a CSKA y Olimpiakos en los últimos años), un Barça asiduo a la Final Four, un muy buen Valencia en la segunda competición o un Baskonia integrante de la Final Four esta última temporada. Y en femenino, más y mejor, con dos títulos consecutivos para clubes nacionales en la máxima categoría (Perfumerías Avenida 2011, Ros Casares 2012) y con Rivas siendo finalista en dos ocasiones.
Todo ello con miles de niños y niñas, chicas y chicos, cada fin de semana practicando baloncesto, con canchas callejeras con notable afluencia, con ligas amateurs y de aficionados desarrollándose por todo el territorio, y con buenas afluencias en los pabellones ante los partidos “profesionales”.
Ante lo descrito, cualquiera algo alejado del tema, me podría llamar tremendista, conspiranóico o utópico. Pero que los árboles, no os impidan ver el bosque. La realidad, es que el baloncesto español está ante una encrucijada que va a cambiar el modelo que tenemos actualmente. Se avecinan cambios y el paso al Rubicón que debe inexorablemente llevar cambios estructurales sobretodo en un punto del engranaje: el encaje entre el baloncesto de formación y el baloncesto profesional, y el estatus, con seguridad tanto administrativa, financiera, de impacto mediático y posibilidades, que tenga.


El principal estandarte del baloncesto en España, la selección absoluta masculina, está a meses de dar un giro total a su formación. Los integrantes de la Generación de los Juniors de Oro, darán un paso atrás (o deberían darlo) tras los JJOO y abrirán un período en el que nombres ya recurrentes sumarán mayor protagonismo, y donde deberán ir entrando nuevos valores que garanticen un futuro, un nivel competitivo, que permita al basket patrio sobrevivir.
Si ante la mejor generación del deporte español, el baloncesto, con su liga nacional, la ACB, su seguimiento es cada vez más reducido y su situación más insostenible, cada suponer que el con la retirada de los Gasol, Navarro, Calderon o Felipe el futuro del baloncesto en España, será mucho peor.
Y es que en el rompecabezas que es el tablero del basket nacional, donde juegan la federación, los clubes, jugadores, árbitros, aficionados, periodistas, ligas, televisiones, otras competiciones europeas, la Euroliga, la NBA, las selecciones,... presenta una amalgama de intereses que en principio se podrían unificar en el avance de la importancia y seguridad del baloncesto, pero que por malas gestiones, oscuros egoísmos, corruptelas varias y disputas de poder nos deja en una situación lamentable, donde por el contrario, es la inseguridad en el modelo y la disminución paulatina del interés generado por el baloncesto profesional, como espectáculo de ocio y esparcimiento, y también como daño colateral, para posicionar la práctica deportiva como un habito de bienestar y salud, para todos, la realidad que estamos viviendo.

Se hace difícil empezar por algún sitio pero apuesto por hacerlo por la ACB.
Lo hago así, porque lo que nació con un espíritu de renovación y puesta en valor para el baloncesto profesional allá por los años 80 (al calor de los primeros éxitos internacionales de una selección absoluta masculina) se ha convertido hoy, con el paso de los años, en un nido de víboras cuyas luchas palaciegas por el poder han vapuleado la institución, tanto en su organigrama, para acometer las necesarias reformas y actualizaciones, como en la opacidad de su gestión.
En los últimos 10 años se ha derrumbado una estructura competitiva que presumía de ser la mejor liga del mundo tras la NBA, fruto de una catarata de decisiones nefastas que han minimizado el poder competitivo de la competición y de la mano el atractivo, tanto para los espectadores, como para muchos profesionales, jugadores y entrenadores, que huyen hacia otras competiciones europeas o en Asia, lo que ahonda un círculo pernicioso, en el que el nivel deportivo baja, ahuyentando al público generalista, que ya ni ayuda a llenar las canchas, y que hace ya bastante abandono las audiencias televisivas.
Con la cuestión televisiva se puede hacer una crónica circular en el tiempo para ayudar a explicar el desplome de la ACB como competición de interés general.
  • A finales de los 90, la gestión de la ACB vendía los derechos televisivos a Canal+ para que estos emitieran la competición para sus abonados. Lo que en principio trajo una buena cantidad de dinero a repartir (de aquella manera tan alejada de unos ratios de igualdad), lego al ostracismo a la competición, porque Canal+ no consiguió hacer más abonados con el ofrecimiento de este producto, y pese a la innegable calidad de las retransmisiones y el buen cuidado del producto, no se produjo el anhelado incremento de seguidores para la ACB, y si que metió miedo en el cuerpo a todos los directivos que vieron en la tv pública, la única forma de vender el producto.
  • Así, sin renovar el contrato con Canal+ en 2004, la ACB volvía al interés general de las tv públicas, donde ha sufrido por un lado el maltrato inmisericorde de RTVE (qué también tiene lo suyo) y las condiciones poco menos que ochetenteras con las que las televisiones autonómicas han llevado el baloncesto, con sus “equipos región” como emblema.
  • El culmen de este proceso grotesco de negociación con las televisiones, fue hace dos años. Mientras se conseguía vender paquetes de producción para el visionado en el extranjero, se llegaba a la finalización del contrato con RTVE y la estupidez y cerrazón de una directiva lamentable, obviaba una vez más una oferta de un operador privado (la Sexta que en 3 ocasiones ha recibido la negativa de la ACB) para dejar el producto, gratis, a RTVE nuevamente, con un compromiso vago e imperfecto por parte de esta y que obviamente no han cumplido, de no maltratar el producto.
  • Así pasados estos dos años, con unos niveles de audiencia paupérrimos, sin haber cuidado un mínimo el producto y su promoción, y con unas calidades técnicas, lejos de los estándares europeos, la ACB ha vuelto a legar sus derechos de TV a un operador privado, Movistar plus, heredera de aquel Canal+.
A poco que cuide el producto con un mínimo de promoción, programación, programa propio y realización cuidada, ganara abonados para cumplimentar a su paquete de NBA y Euroliga. Lamentablemente, ya sólo serán los incondicionales de este deporte.
Desde luego en las facultades de marketing y dirección de empresas se estudiará como gestión a evitar, la llevada estos años por la ACB, por parte de una suerte de directivos instalados en la mediocridad y aupados y alimentados por la endogamía propia de una organización que funciona de forma mafiosa, donde el consenso es la imposición de ciertos personajes con demasiado poder (equipos futboleros, pero sobretodo Querejeta y Roig), y sin la más mínima autocrítica, ni asunción de responsabilidades como han demostrado con casos concretos como el de Obradoiro, o el colapso de los pasaportes.
La gestión de la liga, no es que sea francamente mejorable, es que la actual es, y probablemente así será, constitutiva de delito, funcionando como una competición cerrada cuando en principio debería estar abierto el sistema de ascensos y descensos desde la competición profesional propuesta por la FEB.


Desde el año 2005, sobre 22 posibles ascensos y 22 posibles descensos, sólo se han ejecutado 7 ascensos, y 10 descensos, de los cuales 6 han sido desapariciones de club (Girona, Granada, Menorca, Alicante, León, Valladolid). Las condiciones leoninas y ancladas en el pasado cuando el dinero público, vía directa mediante subvención o indirecta mediante inversiones de las Cajas de Ahorros, tan proclives siempre a dilapidar dinero público para satisfacciones de los oligarcas y caciques locales y regionales, no han permitido la tan sana y necesaria renovación de clubes, ciudades, aficiones, medios, entrenadores, jugadores e ideas.
Solicitar un canon de ingreso de 3'5MILL € más un aval de 2MILL ha impedido que Burgos (hasta en 3 ocasiones), Orense, Palencia, Melilla o Lugo llegarán a la ACB. También es fruto de otra época, o de un serio problema para discernir la realidad de los sueños, exigir aportar a estos clubes pabellones deportivos con más de 5.000 espectadores de capacidad, lo que ha hecho que todos involucrarán de algún modo a sus ayuntamientos, que con más o menos gracia, dependiendo de la sintonía con el cacique local, lapidaran otro buen montante de dinero de todas y todos en obras fastuosas de dudoso rendimiento.
Y suele pasar como algo menor, pero tiene una importancia capital: El requerimiento para convertir el club deportivo que ha ascendido en la cancha a la ACB, en Sociedad Anónima Deportiva, es decir, en una empresa, con un accionariado en el que de entrada abrirá las puertas de la gestión a las caciques locales y a los intereses que pululan alrededor de la liga.
No me cabe ninguna duda, y soy aficionado del Estudiantes, que “se ha ganado” en la cancha un par de descensos, que la estructura de ascensos y descensos es positiva para la competición. Eso sí, siempre que se garantice la supervivencia de los clubes más allá de fondos de garantía o devoluciones de cánones. Hoy en día la aventura para un club de LEB Oro es insostenible en el tiempo en la ACB, aunque no se baje, porque existe una burbuja de gasto entre contratos y gastos que muy pocos patrocinadores, y menos cuando hablamos de ciudades de provincias, pueden arrastrar en el tiempo, lo que lleva a los impagos y las disoluciones, mientras la ACB se recuesta en su sillón mirando para otro lado.
Y es que si en el papel de los requisitos aparece la rendición de cuentas y las auditorías fiables y sostenibles, los balances de cuentas de más de la mitad de los equipos que hoy forman la ACB, presentan serias carencias que en un mundo normal, llevarían a la no admisión de estos clubes en la liga. Estudiantes, Sevilla, Zaragoza, Bilbao, Penya, Fuenlabrada, Manresa... todos ellos con muchos años en la competición presentan agujeros presupuestarios y deudas con Hacienda incompatibles con la superviviencia de una empresa, fruto todo ello de estructuras débiles y novecentistas que están lejos de entender como funciona el mundo del deporte profesional y el marketing empresarial en la segunda década del Siglo XXI.
No es que sean rara avis. Es que la propia liga se fundamenta de igual modo y así tenemos como no sólo es incapaz de saber vender su producto a los operadores televisivos y los medios, sino que además es absolutamente inútil para explotar los recursos que Internet y la web 2.0 y 3.0 pueden dar.
Por otro lado, hay quien ha sugerido aprovechar estos años sin ascensos, para reducir el número de equipos de la ACB, de 18 a 16 o incluso a 14. Alegan que así se conseguirían mejorar el nivel de las plantillas, tanto en ACB como en LEB Oro, así como asegurar proyectos estables en el tiempo. A mi juicio, y el tiempo, da y quita razones, en este mundo capitalista y competitivo, cuando algo tiende a igualarse es resultado de una bajada general de los estándares medios. Hay experiencias como en el baloncesto femenino, o el balonmano que indican esto y dado el nulo saneamiento de la mayoría de los clubes profesionales españoles es probable que lleváramos el mismo camino.
Si la estructura de la competición no es fuerte para poder cambiar y actualizarse. Y si los clubes operan de la misma forma no se atisba un cambio en el corto y medio plazo que pueda hacer que esto cambie, se regenere y vuelva a competir con unos mínimos de calidad y transparencia para ofrecer un producto atractivo, dinámico y sugerente al gran público.


Con los pies de barro, durante años el baloncesto en España vistió su profesionalismo gracias a las ingentes cantidades de dinero público que recibió, como ya habíamos dicho. Tanto ayuntamientos, comunidades autonómicas y muy especialmente la fuente de los caciquismos, como son las Diputaciones, han entregado en sus presupuestos cantidades que han permitido la supervivencia de los clubes y la firma de contratos de jugadores muy por encima del valor de mercado, que debía dar la propia liga ACB con su rendimiento en materia de audiencia, marketing y seguimiento. Las Cajas de Ahorro, en algunos casos con patrocinios directos, y en otros con créditos millonarios y condiciones más que asumibles, alimentaron una burbuja que cuando ha estallado sólo ha dejado deudas, el rastro de jugadores marchando a ligas mejor estructuradas y con crecimientos más saneados (Alemania, Francia) o al calor de dinero a las puertas (Rusia, Turquía, China) y el recuerdo de lo que fue.
Estalló la crisis y todo ese dinero desapareció quedando, como digo, las deudas, tanto con trabajadores, accionistas, jugadores, entrenadores y por supuesto, también con Hacienda. Se vaciaron los pabellones y algunos se pudren tras inversiones millonarias de consistorios que no supieron decir no (Burgos como ejemplo paradigmático). Ahora salvo unos pocos clubes con la aportación de la sección de fútbol (Madrid, Barça), el dinero de la Euroliga y venta de jugadores (Baskonia y en menor nivel Unicaja), el dinero de un único empresario (Roig el de Mercadona en Valencia) estos clubes sobrevuelan la dirección de la liga, mediatizando todas las decisiones de la misma.
Si ya era difícil en época de bonanza económica encontrar patrocinadores que apostarán fuerte y continuado en el tiempo por el baloncesto, ahora se hace prácticamente imposible. De las últimas experiencias en buscar patrocinador, está el Bilbao, que año a año tiene que reinventarse porque las cantidades aportadas desaparecen para pagar pufos antiguos. Otros realizaron un círculo para acabar quedándose como estaban, como el Cai Zaragoza o el Tenerife Baloncesto Canarias. El extraño suceso es un Estudiantes, que encontró a Movistar, no se sabe muy bien de qué forma y para qué (lo del Estu, merece un post amplio propio).
Frente a una sola gestión sólida en el tiempo, la de Gran Canaria (no exenta de aportaciones de dinero público a través del Cabildo, al igual que con el Basket Canarias de Tenerife), el enchufe de unos años para acá de la Universidad (privada) Católica, al basket Murcia, y el curioso caso de un Obradoiro que llegó a la ACB, sin tener que desembolsar una ingente cantidad de dinero en forma de avales y canon, el resto de equipos sobreviven como pueden. Luego está Andorra, que juega con una fiscalidad propia y con el apoyo del Principado que está metiendo dinero del turismo como reclamo. Y San Sebastián que certifica su descenso deportivo por su calamitosa situación económica. Pero en definitiva, en la mayoría de los casos dejando nóminas sin pagar, vendiendo o no renovando a sus mejores jugadores y teniendo que reconstruirse continuamente en un ejercicio de equilibrismo sobre el abismo.
Tenemos una liga bipolar, en la que salvo la incursión este año de Gran Canaria en la Final de Copa, Madrid y Barça, los dos equipos con ingentes cantidades procedentes del fútbol, dominan y copan las finales, convirtiendo, lo que podía ser una entretenida y sorprendente competición de 8 meses en un aburrido paseo que sabes como va a acabar: Con los de siempre jugándoselo todo.
Y es que no tienen ningún problema en debilitar las plantillas de sus rivales más próximos (por ejemplo el Barcelona con Baskonia y Valencia Basket), llevándose a sus jugadores jóvenes y proyectos de gran talento y produciendo de facto la bajada del nivel de la liga, convirtiéndola en una liga previsible, aburrida y abocada a un clon de si misma.

Así llegamos a la situación de los jugadores.
No cabe ninguna duda el hecho de que el nivel deportivo de la competición año a año ha bajado siendo otra causa más para el poco entusiasmo y seguimiento del que profesa hoy en día la ACB. Hay varios factores que podían explicar esto último.
Desde luego, uno de los más importantes es la normativa en cuanto a la composición de las plantillas. El baloncesto español ha dejado de ser una opción firme para los jugadores élite extranjeros, ya sean europeos o americanos, salvo Madrid y Barcelona. Deudas y liquidaciones están a la orden del día. La legislación tampoco ayuda, y fenómenos como los derechos de tanteo, han dejado siempre en condiciones de inferioridad a los jugadores frente a clubes que podrían tener deudas con ellos en una situación dantesca, que provoca de hecho, que nuestra liga comience los fichajes más de un mes que el resto de equipos. Y es que con la falta apremiante de dinero, se hace imposible una mínima preparación y trabajado adelantado.
Más difícil que nunca lo tiene el jugador nacional, sobretodo si es joven y busca llegar a la máxima competición. La legislación europea hace que comunitarios, asimilados, cotonous y dos plazas de extranjeros ocupen las primeras posiciones en la rotación de los equipos. Jugadores de quita y pon, que no favorecen, salvo en honrosas ocasiones, la identificación con el equipo.
Las medidas proteccionistas como los cupos tampoco han ayudado, ya que no fueron lo suficientemente agresivas para facilitar la entrada con importancia de jugadores jóvenes con éxito en las categorías de formación en el profesionalismo. La inexistencia de un límite de incorporaciones, que debería fijarse, en torno a la celebración del único evento que suscita un mínimo interés, la Copa del Rey, tampoco ha ayudado y desde el primer momento se suceden las altas y las bajas. Los cortes y las llegadas de medianías que normalmente tienen como finalidad más contentar a éste o aquel agente por una futura o pasada operación, que por el rendimiento deportivo que se vaya a ofrecer.
Además de un tiempo a esta parte la normativa de la FIBA que permite a jugadores, sobretodo americanos, conseguir pasaportes de terceros paísespara la promoción del baloncesto en el país” hace que nos encontramos con más jugadores que compiten e impiden el acceso a la profesionalidad a los jugadores nacionales. Hemos tenido americanos, de mayor o menor talento o rendimiento, jugando con pasaportes del Congo, Georgía, Azerbayan, Guinea, Costa de Marfil, Cabo Verde... y mientras las canchas se vaciaban de un público cansado de tanto mediocre y de no conocer a sus propios jugadores.
Las canteras no han sido ajenas a este fenómeno, y de un tiempo a esta parte a partir de edad infantil, se llenan de jugadores foráneos que vienen a cumplir su formación y ganar una plaza de cupo en el basket español (si están desde los 14 a los 18 años un mínimo de 3 años), eso si, a costa de haber sido arrancados de sus entornos educativos y familiares. Desde luego jugadores como Doncic, Hezonja, Faverani o Porzings son un regalo para los aficionados pero cuántos habrá que no consiguieron el acceso al profesionalismo y en qué estado se encuentran hoy.
Desde hace unos años, la ACB no es la primera opción para los jugadores americanos y europeos que destacan y no son captados por la NBA. Ahora Rusia, Turquía o China se llevan la palma, evitando que buenos jugadores pasen por nuestras canchas. También otras ligas como la alemana (muy interesante su caso), la francesa, la VTB (liga de países bálticos y Rusia) o la liga Adriática están consiguiendo retener, cuando no reclamar, talento que antes se acercaba a nuestra liga.
Para rematar el éxodo de talento, la NBA con su recién aprobado marco salarial (a ver si con este ejemplo alguien tiene cojones de decir que las huelgas no sirven), ha incrementado las ofertas a jugadores que destacan en Europa llevándose a algunos de los jugadores más seguidos y decisivos del basket continental, sin ser la ACB, una excepción. Así a un continuo peregrinar este año jugadores como Sergio Rodríguez, Willy Hernángomez, Abrines, Kuzminskas... cruzan el charco. Y éste mismo nuevo marco salarial, va a hacer que para los equipos de la liga de desarrollo (NBDL) se puedan ofrecer contratos en torno al millón de $, lo que hará que los americanos que vengan a Europa también bajen el nivel.
Para desenmarañar todo este enjambre no ha ayudado el conflicto abierto entre la Euroliga, como asociación de clubes europeos y la FIBA como representante de las federaciones quienes llevan en una guerra latente por el control de las sustanciosas cantidades económicas que una liga europea de clubes (con beneplácito o intervención directa de la NBA) puede generar.
Con amenazas veladas de una u otra parte, complots, chantajes (amenaza de FIBA de expulsar a la selección española de los JJOO) y enrocamientos, ambas partes se encuentran en un punto de no retorno, y éste año se celebrará la primera Euroliga con un formato de liga (primera y segunda vuelta, más playoffs y Final Four) mientras se juegan las ligas nacionales, y con la FIBA también volviendo a crear una competición de clubes. Una situación de difícil encaje, y que habrá que ver como evoluciona, ya que de como torné cuerpo esta nueva Euroliga se prevé que se adelanten los acontecimientos, constituyéndose un nuevo espacio en el que la Euroliga operaría como competición cerrada y las federaciones sin ver un € y quizás ni un jugador...
Con toda esta situación lo que se ha conseguido es la huida del espectador medio, que ya no se identifica con su club, ni tampoco con jugadores jóvenes, que crezcan y progresen dentro del club, y construyendo un continium entre el basket de clubes y el de selecciones. Con plantillas de mercenarios y peseteros, desapareció la identificación con una camiseta, un club. Se acabaron los valores de comunidad que aporta la gente de la casa y aparecen el desinterés y finalmente las gradas se van vaciando.


Y es que si donde se supone que está la pasta, que es en el basket profesional la situación es tan lamentable, qué esperar de las federaciones donde tradicionalmente escasean los recursos.
Por un lado las ligas que dependen de la federación se encuentran seriamente tocadas, por falta de seguimiento y transmisión. En el masculino a los mismos problemas de falta de dinero, el cierre efectivo de la ACB sin ascensos y descensos provoca una catarsis en las ligas LEB. Hemos pasado de una LEB con 18 equipos, que producía talentos y daba minutos de calidad a los más jóvenes a una de 14 equipos que apenas dura 4 meses. Así, los proyectos acaban languideciendo, y lo que parecía un buen modelo de desarrollo del baloncesto profesional en ciudades pequeñas y en regiones sin tanta cultura baloncestística (y no me olvido, de sus canteras) ahora deja un buen puñado de ilusiones rotas y gestiones que sobreviven sin más trascendencia que la que marca su ciudad y región.
Y como todo en #Españistan la situación de la mujer es peor. Una liga femenina depauperada, abandonada por las televisiones y en la que paradójicamente, la unión continúa de varias de las mejores generaciones del baloncesto femenino español, no se traduce en una mejora del nivel medio de la competición, puesto que muchas de estas chicas, salen de nuestras fronteras, incluso aprovechando la oportunidad de la formación universitaria americana. La competitividad se iguala por abajo y poco a poco baja el interés, entrando casi todos los clubes en situaciones de descalabro económico.
Si la lista de clubes y ciudades fuera del baloncesto profesional masculino es amplia, en femenino resulta abrumadora: En los últimos 10 años han dejado de tener club de baloncesto femenino profesional: Vigo, Lugo, Barcelona con dos clubes distintos, lo mismo que Burgos, León, Ibiza, Sóller en Mallorca, Navarra, Valencia con Ros Casares, todo un Campeón de Europa; Zaragoza y Guipúzcoa tuvieron que refundarse. Rivas también pero desde Liga Femenina 2... El último está misma semana el Conquero de Huelva, actual Campeón de la Copa de la Reina que ha sido incapaz de salvar las deudas que han llevado a su disolución.
Y por detrás una Federación que a priori parece encontrarse ante un nuevo tiempo. Digo a priori, porque el nuevo presidente, Jorge Garbajosa, pertenece al círculo de trabajo del anterior, Pepe Saéz, que ha hecho y desecho a su antojo durante los últimos 15 años, y usando al primer emblema del basket patrio, la selección absoluta masculina, como imagen de marca de la que obtener pingues beneficios vía patrocinadores y visitas a ciudades, como ha resultado ser la Gira ÑBA, de la que hablé en su momento.
El “Señorito Andaluz” ha manejado el cortijo a su antojo y sin ni una voz discordante, ni dentro ni fuera, donde los medios tradicionales (afortunadamente existen honrosas excepciones en internet), han mantenido un mensaje de “éxito” en la gestión del basket patrio, donde las victorias deportivas de las distintas selecciones ha sido el aval que ha utilizado Saéz para posicionarse en el mundo político y empresarial.
Pero eso es una cosa y otra bien distintas, no dejar las cosas atadas. Para ello tras un proceso de elecciones realmente rocambolesco Garbajosa alcanzaba la presidencia de la federación, en un mandato que se prevé notoriamente continuista, pero que tendrá que conjugar el final de una etapa, la de la mejor camada de talento del emblema del basket patrio, la selección masculina. Y todo ello con la situación que he venido relatando desde arriba.
Desde luego no parece fácil, pero la FEB tiene que ser capital a la hora de plantear soluciones, y no problemas, ante el escenario que el baloncesto tiene por delante. Un deporte maravilloso, enriquecedor y espectacular que a día de hoy tiene un futuro muy oscuro en su vertiente profesional, y sin la que será muy difícil canalizar la práctica deportiva.

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Camareros: Necesarios, degradados y precarios. Una experiencia personal

Ahora que ya está aquí el veranito con su calor plomizo, pegajoso y hasta criminal, se llenan las terracitas para tomar unas...