El pasado martes 3 de enero, dejo una pésima noticia. La editorial del diario Público solicitaba declaración de un concurso voluntario de acreedores, ante la situación de quiebra de la cabecera, debido a la crisis económica y social, que en el futuro a corto plazo del diario, viene inexorablemente debido a la bajada en los ingresos publicitarios. Tal es la bajada, que ni siquiera los buenos datos que Público ha tenido en materia de audiencia, tanto de tirada, ejemplares vendidos, como difusión, éxito y visitas en la versión web.
Público fue y es un soplo de aire fresco en el panorama periodístico español, y más particularmente en el expositor de periódicos de cada mañana en cada uno de nuestros quioscos. Como genuino representante de la izquierda y el progresismo del siglo XXI, desde su salida en septiembre de 2007 ha tratado de convencer y hacerse importante en la sociedad actual y particularmente sus lectores, a los que nos ha tratado siempre como seres adultos, críticos y actores, y no meros consumistas que tragan sin masticar, ni rechistar, cualquier mensaje, idea o noticia que le ponen ante los ojos.
Sin competencia real (sobretodo y hasta las elecciones del 20N, donde EL PAÍS, alejo su ideario socialdemocrata para seguir dando pábulo al equipo de ZP y Rubalcaba), se posiciona ante la derecha y ultraderecha con sus tradicionales y añejas editoriales, y con un espectro amplio, culto y muy exigente en calidad, en cuanto a su público objetivo, el diario Público ha ido conseguiendo apuntalarse como un referente del periodismo español, y más aún, convertirse en un pilar importante de información, crítica y por supuesto libertad y democracia, en un momento en el que la población en su mayoria, y más concretamente y llevado a la realidad localizada de España, su clase media y clase baja (realmente todos somos clase baja) sufrimos un ataque voraz y devastador, llamado crisis financiera y sus consecuencias, contra nuestro estado de bienestar, nuestras ansias de libertad y realización, que quieren ser sepultadas bajo toneladas de neoliberalismo egoísta y ávaro, de costumbrismo recalcitrante y tradicionalismo antiracional.
Por el contrario la línea editorial de Público ha creado, junto a la necesidad y el aislamiento que los medios de toda la vida daban, una comunidad de lectores/actores exigentes con la calidad de la información, pero también con la de la democracia española o europea, defensora de la política como tratado social entre ciudadanos frente a la economía del poderoso, beligerante contra las injusticias y dando voces, bien por sus artículos, sus firmas o su colección de literatura ensayística crítica, a todos aquellos y aquellas pensadores críticos con el sistema actual, basado en el neoliberalismo, y que son ignoradas por el resto de medios con más años en los quioscos.
Público ha sido y es el referente de buena parte de la población en multitud de temas:
Alertas contra la degradación de la democracia, La crisis económica ha puesto de manifiesto la degradación de las
democracias europeas. Las libertades y los derechos civiles se respetan,
el principio de igualdad política sigue funcionando, pero el principio
de autogobierno (la capacidad de una sociedad para determinar
políticamente su destino) ha quedado muy rebajado.Nuestro futuro está en manos de un Banco Central Europeo que
no responde ante nadie por sus decisione, y estos han impuesto una
política de austeridad extremadamente dañina, de la que se aprovecha la
derecha para erosionar el Estado del bienestar en toda Europa. Uno de los aspectos más llamativos de la crisis consiste en que los gobiernos se hayan llenado de tecnócratas y
economistas que extienden la idea de que nos merecemos los recortes
porque hemos vivido "por encima de nuestras posibilidades": todos, menos
los altos ejecutivos, consejeros y banqueros que siguen aumentando sus
ingresos.
En defensa del Estado del bienestar: No hay plena conciencia en las estructuras de poder del país del gran
retraso del sector público en España. 40 años de una dictadura
profundamente conservadora que promocionó los intereses privados a
costa de lo público dejó tal sector en una situación de escaso
desarrollo. El caso más claro es el Estado del bienestar, que capítulo
por capítulo (desde las pensiones públicas, hasta la sanidad y educación
públicas, pasando por otros elementos como guarderías públicas o
vivienda social), está muy poco desarrollado. Lo que se necesita es un sector público
multiclasista, que exige unos ingresos al Estado más elevados que los
actuales, con base en una política fiscal progresiva, aún muy limitada
en España.
No a la hipocresía: Casi todas las personas con dos dedos de frente pensamos que la
prostitución es una vergüenza. Sabemos que la inmensa mayoría de las mujeres que ejercen la
prostitución lo hacen por pura necesidad, por huir de la miseria y
alimentar a sus familias.Aún peor: una buena parte de las
mujeres que sobreviven de esa manera son víctimas de las mafias, y
trabajan en condiciones propias de la esclavitud. La prensa española
suele fingir que nada de eso ocurre. Mira hacia otro lado y se lucra mucho publicando los anuncios de esas bandas de criminales que
explotan a mujeres pobres y desprotegidas. Esa actitud de indiferencia
moral no deja de ser una indignidad cometida en nombre del beneficio
económico. La limpieza de Público a ese respecto, con la
gran pérdida de ingresos que ha supuesto para la empresa, debería ser
de ahora en adelante un ejemplo a seguir. Porque una sociedad sana no
puede permitirse cierto tipo de hipocresías que amparan lo peor del ser
humano.
Preservar la memoria: Público ha tenido un amplio compromiso con la actual democracia, y sobretodo con una futura mejor puesto que la recuperación de la memoria histórica, el abandono padecido en democracia por las v´citimas del franquismo o los conflictos judiciales relacionados por los que intentan salvaguardar y ensalzar el pasado más tenebroso de nuestra historia. El enfoque comprometido con los derechos humanos, la libertad y la justicia exigen antes o después, y sobretodo aquí, en España: "Franco, sus generales y acólitos, acusados de crímenes contra la humanidad". Poético y necesario.
Laicismo y tolerancia: El Spain is different valdría para titular la realidad cultural, divulgativa y educativiva de España, donde el abusivo y excesivo peso político de la iglesía católica y su total falta de tolerancia han lastrado una educación rigurosa, seria, racional y para todos imposibilitando un pacto de estado en una materia tan definitiva para el estado de las cosas de un país.
La protesta que se hizo global: Y de pronto surge el grito: "¡Democracia Real Ya!" y nace el 15-M. El 15-M tomó las plazas para protestar, pero también para trabajar en la formación de un pensamiento libre. Podríamos llamarlo el movimiento de las tres "p": la palabra del pueblo en la plaza. Ahí radica su fuerza. El 15-M surge de la crisis y toda crisis consiste, esencialmente, en que mientras lo viejo no acaba de morir, lo nuevo empieza a nacer.
Coraje sin recompensa: La recuperación, difusión y defensa de los valores republicanos de libertad, igualdad y fraternidad. Nadie como Público ha defendido sin tapujos la II República como precedente más próximo de nuestra actual democracia, rechazando la asociación perversa entre República y Guerra Civil que pregonan los sinvergüenzas neofranquistas (Real Academia de la Historia incluida). Mientras la República se puede entender sin la Guerra Civil, la dictadura franquista hunde sus raíces y su ADN en la Guerra Civil y en su Victoria que duró 40 años.
Mantener también criterios que favorecen la pluralidad cultural del país, o la total repulsa de la violencia machista y el tratamiento de este tipo de información con compromiso y sin ningún tipo de sensacionalismo. La importancia de la ciencia y la tecnología para conseguir un mundo mejor y el hecho de como lo cuenta un medio de difusión de masas como es el diario Público.
Los principios éticos del diario Público que comenzaron con una declaración rotunda de eliminar, o mejor dicho, no publicar nunca anuncios de prostitución (algo que en el resto de diarios se hace, y supone una importante cantidad de dinero) o eliminar la información taurina que son ejemplo de un compromiso ideológico con sus lectores y con su sociedad, plenos de futuro, responsabilidad y tolerancia.
Sus periodistas. Sus redactores. Fotógrafos. Sus columnistas; Firmas más o menos reconocibles, todos y todas han situado al diaro Público como un ejemplo y pilar básico de la democracia, sobretodo porque fundamenta con datos, hechos y compromiso, la necesidad y loabilidad del pensamiento de izquierdas y progresista para fomentar un mundo mejor, una sociedad más justa, igualitaria social, en la que se garanticen una serie de derechos y deberes, inalienable de cada ser humano.
La superviviencia de Público, por lo tanto es fundamental para mantener el derecho de toda la población a elegir la información y su desarrollo, con cualquier espectro ideológico requerido, lo que puede garantizar sin fisuras un edificio democrático, fuerte, sostenible y justo.
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domingo, 22 de enero de 2012
sábado, 23 de abril de 2011
Tres caídos y uno en discordía

Comparto esta columna de el diario Público del pasado miércoles 20 abril y firmada por el ex-ministro de economía Josep Borrell sobre la situación actual de la UE y ese negocio redondo que son los rescates a los países (pequeños y casi todos mediterráneos) únicos representantes del "socialismo" (no lo que práctica Zapatero) en la Unión Europea de los 25, auténtico adalid del liberalismo económico.
Con Portugal ya son tres los países del euro bajo respiración financiera asistida, excluidos del mercado de capitales y bajo la ayuda/vigilancia de la UE y el FMI. Pero sólo suman el 6 % del PIB de la eurozona. Si se detiene el contagio, la cosa no es tan grave y Europa tiene los medios para hacerle frente. Con el permiso de Finlandia, donde un partido populista que se ha convertido en la tercera fuerza del Parlamento tras las elecciones del domingo se opone a la concesión de ayudas como la que Portugal no ha tenido mas remedio que solicitar.
Portugal no había falsificado sus cuentas públicas, como Grecia. Ni había tenido una burbuja inmobiliaria como España. Ni una crisis bancaria como Irlanda. Su problema ha sido un débil crecimiento económico durante años, pérdida de competitividad, desindustrialización y precariedad. Entre 2002 y 2008, Portugal había crecido al 0,8%, la mitad de la media europea. Y durante diez años ha tenido un déficit exterior del 10% del PIB, reflejo de su pérdida de competitividad agravada por la desaparición de industrias tradicionales como la textil frente a la competencia china. En este escenario de bajo crecimiento, las medidas de austeridad han reducido drásticamente la demanda interna y precipitado la recesión. Más austeridad ya sólo servirá para depauperar más a la población y para hacer más difícil el crecimiento, sin el cual no es posible reducir el déficit.
Esto es lo que le ha ocurrido a Portugal, como antes a Irlanda, que fue la primera en aplicar planes de austeridad que no han servido de nada porque han matado el crecimiento. Todos los ojos están puestos ahora en España. A todos les interesa que aumente la confianza en nuestro país porque España es too big to fail (demasiado grande para caer). Por eso todos se expresan de forma positiva sobre la situación económica y política de España, a la que hay que aislar a toda costa de la dinámica que empezó en Atenas y ha llegado hasta Lisboa.
Nuestra situación es bien diferente, sobre todo si se mide por la cifra clave que es el coste de la financiación, todavía por debajo del 6%. Pero de España preocupan las expectativas de crecimiento, que siguen siendo muy débiles, y el verdadero coste de la reestructuración bancaria, que sigue siendo desconocido y que los mercados estiman muy superior al que reconoce el Gobierno. Nuestro caso es diferente, pero en Lisboa se repitió muchas veces que Portugal no era Grecia y que no necesitaba la ayuda europea. Irlanda decía lo mismo antes de tener que claudicar
Portugal se ha resistido hasta el final. No quería hacer caso a las presiones discretas de los que pensaban que las medidas que tenía que tomar para reducir el déficit creaban más tensiones que las que resolvían. La situación se volvió insostenible cuando la oposición de centro derecha se negó a aceptar un nuevo plan drástico de reducción del déficit, las agencias de calificación siguieron rebajando la nota de la deuda portuguesa y de sus bancos, y los tipos de interés que los mercados reclamaban llegaron al 10%. Es decir, la asfixia financiera. Pero la puntilla se la dieron los propios bancos portugueses cuando se negaron a seguir comprando deuda pública porque su baja calificación arrastraba la suya. Dicen que el BCE les indicó que no les seguiría suministrando liquidez si la seguían utilizando para financiar el déficit publico. Naturalmente, el BCE niega haber ejercido esas presiones.
Ahora, la UE y el FMI le prestarán unos 80.000 millones de euros en unas condiciones difíciles que tendrán que negociarse con un Gobierno en funciones. Ironía de la historia, el plan que fue rechazado en el Parlamento servirá de base para las contrapartidas que la UE/FMI pedirán a Portugal para concederle su ayuda. La píldora será mas amarga que la que rechazó la oposición. Políticamente, la derecha ha hecho un negocio redondo. Primero la presión de los mercados obliga a un Gobierno de izquierdas a tomar medidas de ajuste impopulares y regresivas que aumentan la desigualdad social. Después, le retira el apoyo parlamentario y obliga a celebrar elecciones anticipadas, que seguramente ganará, para seguir aplicando las mismas políticas, o más duras aún, y dejando a la izquierda sin un discurso alternativo porque les será fácil decirle: “¿Y ustedes qué hacían?”.
Ante los tres caídos aparece un tercero en discordia. El mismo día que Portugal tiraba la toalla, el BCE subía el tipo de interés del 1 al 1,25%, antes de que lo hiciese la Reserva Federal estadounidense o el Banco de Inglaterra, y no digamos el del Japón. Claro que el BCE es el único banco central que sólo tiene como objetivo la lucha contra la inflación, sin tener que tomar en cuenta los efectos que sus medidas tienen sobre el crecimiento.
Es posible que este sea un nuevo paso en falso del BCE. El anterior fue en junio del 2008, cuando el barril estaba a 127 euros, como ahora, y decidió subir los tipos de interés porque veía venir tensiones inflacionistas. Que Dios les conserve la vista a los de Frankfurt, porque poco después el precio del petróleo se desplomaba y la crisis económica, que había empezado medio año antes en EEUU, le obligaba a bajar a toda velocidad los tipos del 4,25 al 1%.
Subir el rendimiento del capital favorece a quien lo tiene. Pero se reduce la renta disponible de los que tienen deudas a tipos de interés variable y, con ello, el consumo. Es una medida tomada para el conjunto de la eurozona que les viene bien a las economías centrales, especialmente la alemana, pero que tendrá efectos negativos en las economías periféricas débiles, a las que resultará más difícil salir de la recesión .
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