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martes, 19 de octubre de 2010

Aquí y Ahora



Aún no despierto
y ya los cielos me interrogan
cuando me estremezco,
y ya mis manos no te descubren
con apacible ensueño
y ya no deseo nacer en este desvelo.

Aún no entreabro mis parpados
y ya no me siento entero,
me encuentro desatando los cielos
y a las nebulosas interrogando,
tañendo plegarias al cielo
y recitando versos inconexos,
palabras que anuncian
un desvelado destierro,
un desconocido anhelo.

Aún no entrego mi alma al cielo
y ya lo deseo con tal fuerza
que no me siento ni comprendo,
porque no encuentro bajo este cielo
la más mínima sombra
de lo que del cielo anhelo.

Porque en este viejo mundo
de cuevas y avernos
también habitan seres sin ser
que anuncian impasibles
el fin de la vida del amor,
el fin del cosmos y de la luz,
el fin de todo lo nuestro
tan querido y amado
que Dios nos legó.

Aún no despierto
y ya sueño
con no despertar
de mi sueño,
aun así…,
me entrego y destierro
como cada día
al silencioso desasosiego
corazón anidado
por cada alma que no encuentro
y por el alma de la persona
que más quiero.

¿Dónde dejo mi beso de cada noche?
No quiero pensar en las noches en las que estas destapada.
Fría y distante; alejada de mis brazos,
sorda ante mis gritos
y yo ya afónico sólo puedo pedir un beso más.
Uno más. Sólo para morir. Morir feliz.

Me duele la salvaje realidad de vivir sin ti.
No puedo pensar en la obligación de hacerla toda mi vida.
No puedo con tanta oscuridad,
ahora que me acostumbre al brillo de tu sonrisa.
La luz de tu alegría, fue la más sútil de las drogas,
pero la que definitivamente me derroto, me conquisto.
Soy tuyo, como suyo nunca fuí.
Te pertenezco porque el hechizo de tus besos,
probado está que ni las bombas de la distancia y la soledad lo han borrado.

Llueve…y llueven los recuerdos…
Escucho el sonido de gotas contra el suelo que me traslada en el tiempo,
Intentando no pensar, vuelvo a vivir muchos momentos.
Quiero correr, pero huir;
quiero llegar a tus abrazos,
quiero descansar por fin, en tu regazo.

Lagrimas salada mezclándos con lágrimas dulces de lluvia…
Besos eternamente tatuados en mi alma por cada gota de agua
Abrazos húmedos de deseo, entre las ropas mojadas
una mano en mi cara que me sega el agua
unos brazos que me elevan hasta el cielo.

Unos ojos que brillan gritando que me aman
una sonrisa que me hace sonreír,
ser feliz unos dedos dibujando muy despacio mis labios.

Miradas que no dejan de mirarse, de decirse que se aman.
Bocas acercándose despacio, que se rozan,que se tocan
que se besan entre dulces gotas de agua.
Ya no llueve...
Aqui y ahora espero... que el tiempo seque mis recuerdos

Hoy desperté y aun sin verte pude sentirte...
Mi alma sigue rodando por las colinas sinuosas
de mi vida, arriba y abajo, en un continuo ir y
venir buscando a ciegas la salida.
A gatas tus besos...
soñando vivirte.
La salida a este dolor que me hizo preso,
la salida en la que me encontraré de nuevo a mí mismo,
más viejo, más sediento. Igual de soñador,
la salida en la que sentiré de nuevo que sigo
vivo la salida en que tú y yo,felices,
intercambiaremos sonrisas.

Apareciste ahí pero no te veía,
y en mi pecho un calor latente
me arrastraba con una fuerza desmedida
¿qué es esto?¿por qué ahora?
me has descubierto la alegría...

Y te lo agradeceré eternamente,
dure lo que dure, suceda lo que suceda,
ya sea que te vayas y no vuelvas,
ya sea que hayas venido para quedarte
y no te vayas jamás de mi vera.

domingo, 16 de noviembre de 2008

Animal de escenario


Un acto de cultura suprema, una reivindicación del arte y la música; y un ejercicio de poesía en movimiento sobre una tarima, envuelta de música de indomable calidad, versos de belleza suprema y una gestualidad arrebatadora. Así es Bunbury; Así fue anoche en Salamanca, en el Multiusos, ese anfiteatro de nuetros sueños que esta acostumbrándose a recoger lo más selecto de la música y al que ya le debo pleitesía como iglesia de la consecución de mis anhelos.

La lírica en su máxima expresión viaja aquí con Bunbury en una gira de rock & roll, de guitarras que como él nos avisó: si es la primera vez puede doler. Pero así son las primeras veces, siempre duele. Como ya dije cuando oí su disco nuevo Hellville de Luxe la sonoridad esta mucho más cercana al rock, con una banda sublime en la composición del disco, pero extraordinaria en directo. Bajo, teclados, guitarras, acústica y solista, bateria, hartados de tocar en clubes de estar en pequeñas giras, de algunos de esos verdaderos artistas de la música en este país, como Nacho Vegas o Cristina Rosenvinge. La excelencia del baterista Ramón Gacías me embargaba más que el litro de cerveza; no se pasaba nunca, no fallaba, era el acompañante de la voz de Enrique; acompasado siempre aparecía un bajo de rock&blues clásico tocado por Robert Castellanos. Los teclados con acordeón en el momento más íntimo Jorge Rebe nos mostraba algo más que talento. Alvaro Suite llevaba la guitarra solista con virtuosismo y calidad, y yo que me fijo en esos detalles, mis ojos brillaban ante el arsenal con el que la guitarra acústica tocada por un espectacular Jordi Mena nos dibujaba acordes para una vida. Felder, Statocaster, Telecaster, Gibson, y el culmen con un Banjo... Mi homenaje particular y sincero a trabajadores de la música con el talento que los hace soberbios y a todos los que los escuchamos especiales.

Y así con este equipaje, y un escenario cuidado, amante de la luz y las sombras, acogedor y místico a la vez capaz de jugar en todas las situaciones y hacer cada minuto y cada canción algo único. Bunbury y su vestimenta no deslucen, impulsan cada palabra a un estado de catarsis, pleno de emotividad y expresión. Las camisas, el sombrero, las gafas, la hebilla del cinturón son parte del personaje de un artista poliédrico, capaz de cualquier salto al vacío. El lenguaje corporal es intenso y nos sumerge a todos en un viaje al borde de lo irracional, soliviantando el corazón y dándole a la mente el alimento de los genios.

Destripa sus nuevas canciones y los éxitos ya vividos y no olvidados en una fusión de música étnica, ritmos electrónicos y psicodélicos. Una parte más contundente y otra más introspectiva; el cantante desplegó estas dos facetas sobre el escenario del recinto, todo ello revestido de un toque más guitarrero, un barniz que convenció a los espectadores, que coreaban aquel Lady Blue, pero también Sácame de aquí o El extranjero, rescatando otros temas de Flamingos y Viaje a ninguna parte en una actuación que se inició con los acordes de El club de los imposibles. La señorita hermafrodita o Sólo si me perdonas se mezclaron en la primera parte del extenso concierto con canciones nuevas como Hay muy poca gente, Doscientos huesos y un collar de calaveras o Bujías para el dolor. Y después de los bises, Salamanca espera volver a recibir a Bunbury, a su sombrero vaquero y a sus inconfundibles gafas negras.

Don Enrique nos regaló su franqueza, misticismo, espiritualidad y arte en dos horas y media de sinceridad personal y musical, en un espectáculo lleno de dinamismo, donde los ambientes se recreaban y reciclaban, del intimismo de un cabaret, al espíritu de un club de blues o una sala de rock. No hubo tiempo para el aburrimiento, y tampoco lo hay ahora para recrear lo vivido en líneas, y mucho menos para anhelar más rock&blues del mejor. Bunbury nos gritó su saludo en un ejemplo de fuerza y energía, para poco a poco conducirnos a su sensibilidad y espiritualidad, hasta llegar a despedirse de nosotros susurrándonos al oído, uno a uno, el hasta siempre.

martes, 14 de octubre de 2008

Lo último de Bunbury


Hacer lo que uno quiere es lo más valioso que se tiene. La libertad es el ambalaje de nuestras vidas, y especialmente la libertad creativa. Esta es la que explota Enrique Bunbury siempre que puede, para regalarnos sueños, realidades y experiencias. Cada vez que llega nuevo material de Bunbury, todos los fanáticos de Heroes soñamos con volver a tener algo nuevo de la banda matriz del rock español. Pero ya no; se cerró el libreto de composiciones y ya no queda más que el recuerdo de su música y sus conciertos, una vez pérdida la esperanza de volver a apostar por el rock n'roll.

Una vez cerrada "la Gira del próximo milenio" y silenciar con ella nuestras ansias y el sonido de la banda más trascendente de la historia del rock español, Bunbury ha vuelto con su poesía y su misticismo multi-cultural y ambivalente. Si en sus anteriores discos vimos como experimentaba (o mejor dicho hacía lo que quería para expresarse sin deberle nada a nadie) con el rock, electrónica, música árabe, tango, blues, ranchera, pop, cabaret y y el mundo del circo, en un viaje a ninguna parte, porque llego a todos los sitios, almas y corazones. Disuelta su antigua banda, Huracán Ambulante, Bunbury se encerró en su residencia en el Puerto de Santa María, y ayudado de su inseparable productor Phill Manzanera decidió desgranar nuevos temas, ideas y discursos para alcanzar la máxima de su filosofía musical que es expresarse. Asi en zona naviera, el aragonés errante, construyo una flota, plagada de barcos llenos de misticismo y cuidados arreglos que dan al conjunto, una semplanza de buen blues y una capacidad continúa e inverosimil para reinventirse. Como título Bunbury le dió Hellville De Luxe, nombre de la propiedad en la que el artista reside en la costa gaditana.

Canciones como Irremediablemente cotidiano, El porqué de tus silencios, Aquí, Canción cruel, Hay muy poca gente o Porque las cosas cambian son algunos de los ejemplos destacados de un múltiple redondo, sin excesivos alti-bajos y que nos deja un muestrario del primer Bunbury, el atado al blues-rock, pero que también juega con sonidos folk y la bravura de su nueva banda, con músicos muy cercanos al rock de los 70. La temática sigue la tradicción de otras joyas como "Pequeño " o "El viaje a ninguna parte", siendo nuestro trovador particular sobre el destino, el paso del tiempo y el desamor, y llevando mucho más lejos la critica social y cultural que expresaba en sus antiguas obras, y que aquí es mucho más explícita contra la corrupción real y moral a la que se sumergen ciudadanos, políticos y también artistas.

El nuevo disco de Bunbury fue presentado a través del single El hombre delgado que no flaqueará jamás, primer corte del disco, cuyo video es un corto a modo de road-movie con claras alusiones al cine de Rob Zombie o Robert Rodríguez, que rodean una rabiosa letra y una muestra grandiosa del mejor blues-rock. Toda la maquinaria del nuevo trabajo se vió interrumpida por las acusaciones de plagio al emplear Enrique Bunbury versos del poeta Pedro Casariego, como el que titula el single, y define a la perfección la actitud artística y personal del zaragozano. Bunbury negó el plagio y admitió la inspiración que le aportaron los versos del poeta madrileño, así como también las influencias que su música y obra reciben de otros grandes como Tom Waitts, Dylan, James Joyce o Miguel Hernández.

Bunbury, siempre polémico y atrevido no deja indiferente a nadie y todos tienen y tenemos una opinión sobre él. En mi opinión, Bunbury es un artista grandioso, multidisclipinar, influenciado y capaz de influenciar a varias generaciones con su arte y su vida, siempre a la vanguardia de la creatividad y el talento. Cierto es que hay muchas personas que le consideran un snob, trasnochado y que vive en la perpetúa polémica, pero la realidad es que, el aragonés errante concibe la vida de una manera y su mayor valor es la congruencia para llevarla a cabo, dejando atrás la hipocresía y el suicidio moral y mental que otros muchos músicos o cantantes de este país llevan a cabo.

En esta entrevista con Buenafuente, Bunbury comenta el tema del plagio y otros aspectos de su vida y nuevo trabajo, donde además toco en directo Hay muy poca gente:







Y además aquí dejo el corto que da imagen a El hombre delgado que no flaqueará jamás:





Camareros: Necesarios, degradados y precarios. Una experiencia personal

Ahora que ya está aquí el veranito con su calor plomizo, pegajoso y hasta criminal, se llenan las terracitas para tomar unas...