Argentina y Brasil comenzaron la independencia con los Estados Unidos y Europa cuando pagaron la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI), organismo que condiciona las decisiones económicas y la política social de los países en crisis, a los que ofrece medidas de ajuste, que le generan mayor debacle para así ganar más con los préstamos que les ofrece. Es demencial, pero es así. Una política completamente usurera más allá de toda ética, ese lugar opaco donde los negocios están por encima de las personas, y de los países que estas habitan.
Pero lo mejor que hicieron Argentina y Brasil (y su emergentes y saneadas economías así lo demuestran) no fue pagar la deuda, sino con eso, ganarse el derecho a no seguir más las recomendaciones económicas concretas, de ese buitre que viene con guadaña, porque cuando se te acerca con su dinero sabes que llegó la hora de tu muerte. Lula Da Silva comentó en su día, que cuando fué a pagar la deuda, el FMI no quería.
El FMI sirve para eso, para someter a los países mediante el endeudamiento a su antojo y dependencia. Y lo peor no son sus préstamos, sino que éstos vienen acompañados obligatoriamente de condiciones o recetas que hacen naufragar más aún a los Estados que desesperados venden su alma a este diablo de blanco guante. El Banco Central Europeo no tiene un actuar distinto o mucho mejor. Memoria histórica: griegos, españoles, portugueses, recuerden la Argentina en 2001.
¿Estamos en condiciones económicas para ir en contra del Fondo?. Es complicado, estamos atrapados entre vecinos que se comportan como aves carroñeras esperando nuestra descomposición para venir a llevarse lo poco que quede de nosotros. No podemos devaluar la moneda para favorecer las exportaciones con las que aplicar impuestos -retenciones- para acumular reservas monetarias, ni tenemos una producción importante para sanear nuestra economía.
Ni siquiera se nos dejó por referendum en su día el NO a esta Unión Europea neoliberal, de moneda única, capitalismo salvaje irresponsable, asimetrías y clases. Esta es nuestra libertad democrática y nuestro poder de elección, perversamente excaso. Fuimos y somos seres humanos ajenos al juego de entes: bancos, consejos internacionales y gobiernos cínicos.
Nadie nos dijo entonces de estos efectos colaterales y mañas, nadie nos dijo que acabaríamos pagando sus pecados de ambición y lujuria especulativa. Como nadie nos dice ahora, que lo peor en estas circunstancias de FMI o UE dependientes, está por venir. Somos eso, víctimas ignorantes o en shock, que ni siquiera atinan a alzar su voz.
Aunque siempre existen alternativas mejores a las propuestas por Europa y el FMI, como por ejemplo una reforma fiscal progresiva que ahorraría tocar las pensiones en la línea de la que tienen nuestros vecinos del Norte, que mantienen su bienestar con los impuestos de los más pudientes, para no recortar beneficios sociales a las clases más carenciadas. Es cómico a estas alturas, que precisamente nos den estos consejos aquellos que no los aplican para si mismos. España, Portugal, Grecia e Irlanda son de los países con menor gasto público de la Unión Europea.
Lo que nos sucede pues, debe ser algo parecido a encontrarse en un corredor de la muerte. Estamos esperando impotentes nuestra condena. Porque el rescate y solidaridad de sus nuestros socios, vecinos, “hermanos europeos VIP” no llega; por desgracia están más interesados en el negocio propio que en nuestro declive económico y social (especialmente UK que el hecho de que baje el euro beneficia a su moneda, al igual que beneficia a EEUU). Ellos, hombres de negocios, simplemente hacen números y nosotros ciudadanos mientras ¿qué hacemos? ¿mirar sólo nuestro pequeño ombligo, aceptar la situación sin protesta ni gemido, vivir en un carpe diem sin pensar a futuro?.
Tal vez nos lo merecemos, no porque sea nuestra culpa, sino por lo poco que hacemos al respecto. En Argentina o Grecia al menos salieron a la calle a mostrar su indignación con la desocupación y el endeudamiento, y nosotros ni siquiera nos ponemos de acuerdo con hacer o no una huelga. Tristemente el tejido social en España se perdió, casi nadie se moviliza, casi nadie se interesa por la política activamente. Somos mayoría clase media empobrecida -working classs- sin consciencia de clase ni social: apenas se cuestiona, y hasta defendemos a nuestro empresariado presidido por ejemplares de bochorno.
Por no hablar de nuestra clase política: un Partido más populista que popular por sus dichos, corrupto y especulador, que pareciera que juega más a favor de EEUU por los tejemanejes de Aznar y la Fox que de España; o nuestros neoliberales también mal llamados a día de hoy socialistas. Es ridículo pero pareciera que consumidos por las deudas y el consumo, actuamos a veces como si esto no fuera con nuestro presente y porvenir común.
Por suerte aún quedan personas como Daniel Cohn Bendit, “Danny El Rojo” famoso desde el “Mayo Francés de 1968”, que dicen la verdad, sin eufemismos, que no se quedan inmóviles o frívolos, ante semejantes injusticias.
“¿Seríamos capaces nosotros de semejantes reformas de ajuste?. ¿Cuanto tiempo haría falta para reformar el sistema de pensiones de Francia?. ¡Pero a ellos le pedimos que lo hagan en tres meses!. No tiene sentido. Estamos siendo totalmente irracionales, Grecia (y los demás países) necesitan el tiempo necesario para encontrar una solución consesuada. ¡Están haciendo negocio a costa de la desgracia ajena, y eso es inadmisible!. Quieren ganar dinero a costa de los griegos (y no sólo de ellos). Hablan de un Fondo Monetario Europeo de inversión y solidaridad y no es cierto, Europa debe tomar iniciativas y modificar los tratados para préstamos (y no depender más de las abusivas condiciones y desacertados consejos del FMI). Hagamos un Fondo Monetario Europeo y pongamos freno a la especulación. Los miembros de un Consejo Europeo responsable deberían decirlo “es culpa nuestra”. No existe responsabilidad ninguna sino sólo el “cada cual a lo suyo” y es lamentable. Los titubeos europeos, han dado lugar a la especulación de sus mercados. La culpa es de todos. Responsabilidad deberíamos ofrecer ahora y no pedir imposibles.” (extracto y traducción no literal)
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