jueves, 24 de junio de 2010

Te quiero




Hombres G - Temblando
Porque te gusta y te quiero


En el silencio siento pasar hora tras hora,
como un cortejo lento, acompasado y frío...
¡Ah! Cuando tú estás lejos, mi vida toda llora,
y al rumor de tus pasos hasta en sueños sonrío.

Yo sé que volverás, que brillará otra aurora
en mi horizonte, grave como un ceño sombrío;
revivirá en mis bosques tu gran risa sonora
que los cruzaba alegre como el cristal de un río.

Un día, al encontrarnos tristes en el camino,
yo puse entre tus manos mi destino
¡y nada de más grande jamás han de ofrecerte!
¡y jamás soñé con sentirme tan pleno!
¡y ahora sólo confío en tu amor!

La vida planteó su juego
de blancas y negras,
de sombras y placeres.
Pero el viento agito una rosa,
de aroma nacarado, de negra selva,
tus ojos no pueden vivir sin verme,
como mi risa no tiene sentido sin la tuya.

Mi alma es frente a tu alma como el mar frente al cielo:
pasarán entre ellas, tal la sombra de un vuelo,
¡la Tormenta y el Tiempo y la Vida y la Muerte!

Sentir siento tu alma tan cercana, tan cálida;
el yermo desánimo de tus palabras ser daga,
querer ser violenta herida irrecuperable,
sólo son más lágrimas sobre un cuenco vacío.

La memoria persiste tan aplicada,
en recobrar el impulso para no olvidar,
en convertirme en alguien más maleable,
en ser materia en las manos de artesano.

Qué sean tu cuerpo mi paraíso,
tu corazón mi morada.
Odió mis ojos rojos ahogados en llanto.
Añoro con ansía la dulzura de tu dorada piel,
cada día más tenebre, cada noche más lugubre.

Solo soy mientras esté en tu corazón,
el destino es el de la encrucijada,
mi amor por ti, mi respuesta.

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