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jueves, 20 de marzo de 2025

El poder del perro y la trilogía El cártel: Una saga contemporánea


 

Hay una saga de novelas que retrata con milimétrica perfección el mundo del narcotráfico a ambas fronteras del río Grande. Sus volúmenes sobrepasan las 700 páginas por título, llegando incluso a más de 1200, y sin embargo, ni se hacen pesadas, ni se vuelven densas. Al contrario, nos hacen viajar rápidos a través de vidas y muertes de quienes se ven involucrados en el tráfico de drogas con destino Estados Unidos. La violencia, la intriga, el terror, las mafias, la geopolítica, los intereses económicos y los recovecos culturales se entremezclan tras ser despedazados con acrítica eficacia. Las múltiples aristas del conflicto del narcotráfico y sus diversas y enrevesadas causas y consecuencias son expuestas con precisión histórica, y la narración se transforma en un informe detallado del estado de la cuestión. El lector es el encargado de extraer conclusiones y convertir, si así lo desea, investigando e informándose por su cuenta, la ficción en realidad. Esa trilogía tiene la firma de Don Winslow y se denomina El Cártel. La propia novela homónima es la segunda entrega (2015) y ha cerrado el conjunto, por el momento, La Frontera (2019). El poder del perro (2005) inició el camino tortuoso al infierno para una serie de personajes, mientras que los lectores nos montábamos a lomos de una narración vibrante, y al tiempo descriptiva y periodística, para llegar a un paraíso de la trascendencia y la calidad literaria.


Don Winslow nació en Nueva York en 1953. Su formación estuvo ligada al periodismo y la Historia de África, lo que le llevó a pasar parte de su vida en Sudáfrica. Allí comenzó una carrera como guionista y escritor, a la que sumaba sus propias experiencias como investigador, incluso llegando a trabajar como detective privado. Experiencias que le han permitido un extenso conocimiento sobre el crimen organizado y las motivaciones personales de los individuos y los grupos delictivos. Esto le llevo a ir desarrollando varios guiones televisivos y cinematográficos, que con más pena que gloria fueron apareciendo y desapareciendo, hasta que en 2005 conseguía publicar una auténtica Obra Maestra, El poder del perro.

En ella, Winslow pone el paisaje del narcotráfico que afecta a millones de personas tanto en América del Norte como América Latina. Da inicio a la acción en la década de los años 70, llegando en esta primera obra a los años 2000, en los albores de la Guerra contra el terror de la administración Bush Jr. tras los ataques del 11S. De hecho, como hilo conductor de las siguientes entregas, los pormenores de la política exterior estadounidense, contextualizados al nuevo escenario internacional, marcarán el devenir de los personajes y de la realidad del narcotráfico.

La dinámica del tráfico de drogas y la guerra contra el consumo y su comercialización se exponen siguiendo la línea de los acontecimientos reales e históricos, incluyendo las políticas y los personajes políticos, algunas veces de manera real y directa, y otras a través de inspiraciones más o menos veladas. De esta manera, el autor dopa de realismo, verosimilitud y urgencia el relato. La investigación exhaustiva de Winslow para construir su universo de drogadicción y violencia, es tan completa gracias a su inclusión tanto de las ambiciones y corrupciones de la alta política y las élites económicas, y en sus intereses concretos, como en la vida de dolor y penurias de las clases bajas. Y lo logra y lo traslada a ambos lados de la frontera.

La novela El poder del perro, escrita por Don Winslow, se sitúa en el cruce de caminos entre el narcotráfico, la violencia y la corrupción que asedia a México y Estados Unidos. A través de una narrativa intensa y compleja, Winslow nos ofrece un retrato desgarrador del fenómeno de las drogas y su inexorable conexión con las instituciones, la policía o el sistema judicial.

La trama de El poder del perro se desarrolla a lo largo de varias décadas, abarcando desde de 1970 hasta principios del siglo XXI. La historia es contada a través de diferentes personajes, entre los que destacan Art Keller, un agente de la DEA, y Adán Barerra, un poderoso narcotraficante mexicano. A medida que se desarrolla la narrativa, se exploran las vidas de estos hombres y el impacto que el narcotráfico tiene en la sociedad y en sus propias existencias.

La novela comienza con la entrada de Art Keller en el mundo de la lucha contra el tráfico de drogas. Desde el principio, queda claro que su misión no va a ser sencilla. Winslow presenta la DEA como un organismo plagado de conflictos internos, donde las decisiones son tomadas a menudo bajo presiones externas, debido a la complejidad del problema del narcotráfico. Keller, de este modo se convierte en un personaje trágico, imbuido en un desgaste físico y moral profundos, comprometido con su deber, pero constantemente enfrentado a una burocracia ineficaz y a la omnipresencia del dinero y el poder que proviene del negocio de las drogas.

Por otro lado, Adán Barerra representa la ambición desenfrenada y la brutalidad del mundo del narcotráfico. Su ascenso al poder es paralelo al debilitamiento de las instituciones que deberían detenerlo. A través de la figura de Barerra, Winslow pone de manifiesto cómo el narcotráfico se infiltra en todos los aspectos de la vida, desde las decisiones políticas hasta la vida cotidiana de los ciudadanos.

Uno de los elementos más destacados de la novela es el uso de la violencia y el miedo que genera como herramientas de control. La narrativa no escatima en detalles sobre la brutalidad que acompaña al narcotráfico, mostrando cómo las muertes, las traiciones y la manipulación son moneda corriente en este oscuro universo. A lo largo de las páginas, se observa una espiral descendente que afecta tanto a los traficantes como a aquellos que intentan detenerlos, creando un ciclo interminable de sufrimiento y destrucción.

Winslow también usa personajes secundarios para enriquecer la trama, dándole voz a los efectos colaterales del narcotráfico en la sociedad. Estos personajes reflejan la desesperanza, la adicción y la tragedia personal que resulta del consumo de drogas, así como sus repercusiones en el entorno familiar y social. Estas historias individuales se entrelazan con la narrativa principal, dando forma a una imagen nítida del complejo impacto del narcotráfico en la vida de muchas personas.

 

Si me centro en la forma de escribir de Don Winslow en El poder del perro, y en toda la saga, una de sus principales éxitos es la construcción del relato bajo una perspectiva múltiple. Siguiendo la línea del tiempo, salvo algunos pocos flashbacks, Winslow nos va presentando las vivencias y sensaciones de los distintos personajes, lo que consigue mostrar una visión completa de todo el ecosistema que rodea al narcotráfico en América. Desde agentes de la DEA, a narcotraficantes. De cultivadores a sicarios. De víctimas inocentes a drogodependientes.

Su prosa es directa, muy emotiva, y que no se corta en mostrarse honesta, hasta incluso la brutalidad o lo dantesco. Esto lleva al lector a hundirse de lleno en un mundo donde la moralidad es inexistente y todo se mide en base a la ambición, el dolor, la violencia y el miedo. Para ello ayuda el que Winslow no se frena en mostrar a los personajes tales y como son en diferentes situaciones, incluso llevándolos al terreno de la vulnerabilidad, para enseñar al lector las motivaciones más personales que impulsan las acciones. Describe la venganza, el deseo, la avaricia o el amor paterno-filial si sirve para discutir entre buenos, malos y muy malos.

Todo se completa con un estilo muy cinematográfico, ágil y generoso en la descripción tanto de ambientes como de estados mentales. Esto facilita de manera increíble la lectura voraz de los distintos libros. Lo siento amigos, pero cuando empieces con esta saga, no podrás parar hasta la última letra.

Y es que el tema, tan actual, apasionante y trascendente empuja la lectura hacia adelante. Este tema es, no puede ser de otra manera, el narcotráfico, así como las múltiples aristas de un problema social de amplísimo calado, con profundas raíces en la sociedad actual, tanto desde el punto de vista económico y moral, pero también político y cultural. Y a través del narcotráfico, Don Winslow aborda otro tema de amplio espectro: el desmoronamiento y ruptura del Sueño Americano.

La quiebra social y cultural que se está viviendo en Estados Unidos y en todo Occidente es ampliamente tratada, al ponerse en cuestión los distintos problemas interrelacionados que se generan en torno al tráfico y consumo de drogas, así como las profundas brechas sociales que se van abriendo debido a la corrupción, la violencia y el fracaso de respuestas políticas. Las incoherencias y contradicciones del modo de vida americano, así como las graves injerencias en la vida y política de millones de personas en el continente se muestran con toda la crudeza, invitando al lector a la reflexión, al tiempo, que le otorga la posibilidad de ampliar su conocimiento sobre los temas tratados en la saga El Cártel.

En esta línea se enmarca el contexto histórico sobre el que desarrolla toda la trilogía que empieza con El poder del perro. Don Winslow pone en cuestión el estado geopolítico en América, mostrando la fallida hegemonía estadounidense sobre el continente. Incapaz de frenar el flujo de drogas hacia sus ciudades, incluso planteando cómo se abren y cierran vías a conciencia, Estados Unidos fracasa al plantear soluciones drásticas (fumigación de cultivos, militarización, persecución e investigación policial o fiscal, presión diplomática, etc.) que además provocan severas disfunciones en los países afectados, en especial, y en primer lugar, en México donde los cárteles de la droga se convierten en entes cada vez más poderosos capaces de sustituir al débil estado mejicano allí donde éste no puede llegar.

Por si esto no fuera poco, las soluciones económicas y los tratados comerciales han abierto nuevas vías para que el tráfico de drogas se convierta en un sector económico de pleno derecho, con productores, comerciantes y distribuidores, altamente especializados, incluidos los grupos violentos en Guatemala o Nicaragua, o las columnas de abogados y financieros encargados de limpiar el dinero de la droga. En todo ello, el autor recoge el testigo de la monumental obra de Howard Zinn, La otra Historia de los Estados Unidos, para desentrañar los oscuros, ocultaciones y más profundas perversiones de la política estadounidense tanto dentro como fuera del país.

Las ramificaciones llegan a la selva colombiana, y las implicaciones políticas muestran lo errado del intervencionismo norteamericano en América Central y del Sur. Winslow muestra como bajo la lucha anti-comunista se favorecieron estructuras paramilitares y mafiosas que hoy dominan el comercio de droga en el hemisferio occidental, creando flujos de droga hacia el Norte y de dinero y armas hacia el Sur.

La globalización y la hegemonía neoliberal son abiertas y diseccionadas a lo largo de toda la trilogía, mostrando sus contradicciones, sus profundas taras y las brechas en las sociedades que parasita, tanto la propia estadounidense como otras. De hecho, personalmente llegué a El poder del perro gracias a la recomendación directa de Jaque a la Globalización, de la periodista Pepa Roma que ya en la reedición de 2008 de esta obra, la incluía una cita del trabajo de Winslow como muestra del negocio mil millonario de la droga y sus profundas insercciones en la vida y la sociedad de millones de personas.

Por lo tanto, este contexto histórico desarrollado por Don Winslow en toda la trilogía es fundamental para entender la crítica social que presenta su obra. Tanto a nivel de las implicaciones de los distintos estados, sus élites y las políticas, conscientes u ocultas que han llevado a cabo. Siguiendo el marcado de la geografía tal y como nos ha enseñado Robert D. Kaplan en La Venganza de la Geografía, Winslow muestra las causas y diversos efectos que el conflicto provoca en toda Latinoamérica. Además, señala los efectos devastadores de una guerra contra las drogas que deja víctimas por millones a ambos lados de la frontera sur. Y por último, traslada al lector la responsabilidad en la reflexión sobre la verdadera naturaleza de la lucha contra la droga, la obligación y necesidad de buscar soluciones más humanas y efectivas (el propio autor ha señalado en varias entrevistas la única vía útil para luchar contra este problema en la legalización de sustancias).


Sin duda, El poder del perro y toda la trilogía firmada por Don Winslow es una pieza clave sobre el narcotráfico. La relevancia del contexto presentado, el dinamismo de las situaciones narradas y la evolución de los personajes construidos componen un ejemplo válido y atrevido para afrontar el estudio de este problema tan grave. Además, componen unas novelas atractivas, que te revuelven al tiempo que consiguen que no pares de leer. La mezcla entre acción, violencia y sentimiento, y de entretenimiento con crítica social no solo supusieron una novedad, ya asentada, por no decir imitada, desde entonces, sino que consigue la implicación del publico en la reflexión y el dialogo sobre como la sociedad puede enfrentarse y superar problemas tan complejos.

El poder del perro y la saga El Cártel son un testimonio poderoso de la complejidad del narcotráfico. Una obra que merece ser leída y reflexionada por su profundidad, rigor y relevancia actual. Don Winslow logra crear una narrativa que invita a la empatía y la comprensión en un mundo donde la moralidad se desdibuja y la humanidad se enfrenta a sus peores instintos. Sin duda, es una lectura esencial para quienes buscan entender una de las problemáticas más acuciantes de nuestro tiempo, sin blanqueamientos, ni lugares comunes.


Por todo esto, amigas y amigos no puedo más que recomendaros El poder del perro, y toda la saga El Cártel de Don Winslow. Lo siento, os vais a enganchar y no vais a poder parar de devorar páginas hasta conocer qué ocurre con cada uno de los personajes Art Keller, Adam Barrera, su hermano Raúl, Nora Hayden, Sean Callan, … y tampoco vais a dejar de satisfacer ese ansía por conocer más y más sobre el mundo actual, y la tremenda problemática del narcotráfico y las graves implicaciones que tiene a nivel filosófico, económico, social, político y geopolítico, cultural y moral.

 

martes, 25 de octubre de 2011

El periodismo de youtube


Cuando la información viene en oleadas no siempre los medios saben gestionarla. La semana pasada ante lo que era el inminente anuncio de cese definitivo de la violencia por parte de la ETA, me enfrasque en Twitter en una diatriba con una periodista de T5, sobre la para mi, bochornosa imagen de un o una periodista refrescando la web de otro medio (en este caso, Gara). No es que la muchacha hiciera alarde de ello, sólo lo comento en un tweet y yo le respondí que no era una imagén muy buena que digamos para el periodismo, por más que el comunicado estuviese preparado y sólo a disposición de los medios "tradicionales" de ETA. El caso, es que previa intervención de un fantasma que alardeaba en su dirección de usuario de su condición de periodista del AS y se presento como salvador de la bella periodista de T5, lo deje por imposible, tire de ironía y me di cuenta yo muy cabezón también, por supuesto, de que no hay más ciego que el que no quiere ver; y a mi amante y creyente de un periodismo de calidad como muro de carga del edificio de la democracia, esa imagen antes descrita me parece lesiva, insultante y avergonzante.

Puede que no hayas tenido manera de acceder a ese comunicado. Ok. Pero por lo menos calla, sé dueño/a de tus silencios y no esclavo de tus palabras. Pero en fin, ese hecho me ha dado por pensar y como ha continuado la vorágine informativa durante todo el finde semana, tengo caldo de cultivo para una entrada que ordene mis ideas y aporte fondo al debate (vuestro y sólo o en compañía), sobre el periodismo en el momento actual.

Voy a hablar de los dos mejores programas de tv que ahí en este momento en España, sobre actualidad. Mientras una parte del espectro catódico monta sus programas de actualidad o magazines en torno a los aspectos desechables y que deberían ser ínitmos de la vida humana, TVE con el veterano e imprescindible Informe Semanal, y la Sexta, con la ya ineludible cita dominical, de Salvados, me hacen creer que todavía hay esperanza periodística en la televisión, ese medio que con el valor de la imagen en movimiento (de la vida) no necesita gastar gran cantidad de palabras para impresionar y fidelizar a una audiencia en términos económicos millonaria porque la forman consumidores, que mientras ven la tv, no estan leyendo. Por ejemplo.

El Informe Semanal del pasado sábado y el Salvados del domingo, fueron dos ejercicios de periodismo responsable, aglutinador, con todas las voces necesarias para convertir su visión en un espacio poliédrico, que casi no dejara preguntas abiertas, con todos los actores reconocibles, pasados, presentes y futuros aportando, con la pausa necesaria para la reflexión, la comparación y la asimilación. Dos pedazo de programas. Dos pedazo de reportajes. Informe semanal un clásico.




Pero lo de Salvados de Jordi Évole, es espectacular, un auténtico fenómeno. El antiguo Follonero ha mantenido el humor, la ironía y la sátira que le caracterizan como herramienta para en una aparente banalización de los temas (y esta tratando los más serios asuntos que atormentan a España) plantear un espacio para el diálogo y la reflexión del espectador. Eso Jordi Évole lo consigue porque a un manteniendo la cordialidad, cierto grado de katxondeo y la ironía, hacer todas las preguntas, incluso las que tú como tele-espectador, pero también votante y ciudadano, te estas planteando. Sin duda son dos grandes maneras de tratar la información y realizar el ejercicio periodístico en la televisión, con calidad, trascendencia y funcionamiento de servicio público.

Pero ha habido otra noticia que me ha hecho plantearme el funcionamiento que las empresas, porque son empresas y siempre lo son para lo primero, periodísticas llevan a cabo su labor. El domingo por la mañana amanecí pronto para ver la final del mundial de rugby, entre Nueva Zelanda y Francia. Como lo veía por internet (señal pirateada), tenía el twitter operativo. Ya he hablado en este blog en alguna ocasión del continúo bombardeo que RTVE realiza a través de sus canales (TVE, tdp, rtve.es, rne) del Mundial de Motociclismo, y aunque fue por un tweet de 13t, tuve inmediata noticia del accidente que le ha costado la vida a Marco Simoncelli. En ese momento desplegue otra pestaña del Firefox, sintonice rtve.es la retransmisión de la carrera, que inmediatamente y debido a la gravedad de las heridas de Simoncelli, se paro.

Al mismo tiempo se paro la información en chorro, la comentada con respecto a las imágenes de la carrera. La realización (malaya, hablamos del Gran Premio de Malaysia) se fue, y lo que quedo, fue imagen propia de rtve con el set de comentaristas. Las palabras sobraban, porque estos desde el set, y los que estaban en la calle de boxes, no tenían tampoco mucha información sobre el estado del piloto italiano. No se estaba aportando nada. Pero se mantuvo la conexión, primero para tras varios minutos (supongo que tras debatir sobre la conveniencia o no) repetir la caída de Simoncelli, comentarla, y finalmente casi llegando a la hora, dar la fatídica noticia de la muerte de Simoncelli. Una tragedia.

No estaba muy atento, puesto que estaba más centrado en el desarrollo del partido de rugby y como digo, no se estaba aportando nada. El hecho es que luego, viendo en el telediario la cobertura de tan desgraciado accidente, pensaba en como es el trato de la información por parte de los medios, sobretodo televisivos. Nos hemos pasado tres días, viendo las "andanzas" de un mal herido Gadaffi, y posteriormente de su cadaver. Ha habido imágenes del sátrapa agonizando y ya muerto. En los telediarios, por lo menos, los que he visto, no ha habido ningún aviso de la crudeza de las imágenes, con el dictador desangrándose en medio de una turba desatada.

No voy a entrar en la conveniencia del martirio que le dieron al dictador libio, puesto que  yo soy partidiario de la democracia; por lo tanto de la justicia y el estado de derecho. La violencia como respuesta a la violencia de corte fascista y dictatorial no es la respuesta necesaria. Es una respuesta visceral, que engendra más violencia y que pone zancadilla a la transición libia. Pero me centro más en la conveniencia o no de sacar esas imágenes.

En el caso de Simoncelli, hay que decir que no se han vuelto a ver las imágenes de la asistencia sanitaria al piloto italiano. Fue un acto de autocensura dada la crudeza de las mismas, y quiero creer puesto que se trataba de un personaje, digamos público y que acepta con su profesión el riesgo, a la vez fue un acto de respeto e intimidad. En el caso de Gadaffi y de su hijo, lo que en la calle llamamos un auténtico hijo de puta, como he dicho no ha habido ningún tipo de control. Tampoco lo hay con otras imágenes del tipo tragedia en Darfour, violencia en México, guerras con niños como combatientes,...

Opino que en estos casos, más allá del aviso por mor de la sensibilidad de las personas, sobretodo niños, es necesario y de absoluta importancia que estas imágenes nos atraganten la comida o la cena. Lo es, porque son reales, y como sociedad, es una verguenza y una salvajada que a día de hoy sigan sucediendo. Si no se muestran, me parece un acto de hipocresía deleznable, por el mismo hecho de que suceden cada día, en cientos de lugares del mundo. De un mundo en el que el 15% de la población tiene a su disposición el 95% de la riqueza mundial. Un 1% el 65%. El mensaje que yo quiero que demuestren esas imágenes no es el aturdimiento de mentes acostumbradas a la violencia, generalmente en forma de ficción, y que ante un telediario o un programa de actualidad, de los de verdad, vuelven la cara o cambian a contenidos más amables. Quiero que se despierten conciencias, y que lo que realmente de asco, no sean las moscas en las comisuras de los labios de los niños, sino que el asco sea que ese hecho se produzca, no que se retransmita. Las conciencias no pueden estar dormidas.

Las primeras imágenes tomadas por equipos profesionales de medios sobre la muerte de Gadaffi, pronto se vieron solapadas por las imágenes de movil, del youtube, sacadas por los propios verdugos del tirano libio. Aquí no ha habido ningún control. Parece que nos quieren hacer ver, que gracias a la intervención internacional y a la lucha justa y saludable de los antiguamente explotados ciudadanos libios se derrocan e incluso ajustician dictadores todos los días. Olvidan que no hace tanto tiempo era un amigo con derecho a poner la jaima en la Moncloa, la Casa Blanca, o el Eliseo. Y ocultan que la ayuda a la resistencia y disidencia libia no es un acto desinteresado. Y que tiene oscuros, negros y cuantiosos reditos para las potencias occidentales.

Es lo que yo llamo periodismo del youtube. Tras el terremoto y catastrofe nuclear en Japón ya sucedió algo parecido con un conejo. Los medios televisivos tradicionales o incluso en sus versiones web, ante la falta (en ocasiones, interés, inversión o deontológica) deciden rellenar espacio con un video de youtube. Según ellos con el único argumento de enriquecer la información, dar el punto de vista de alguien que estaba allí, completar nuestro esquema sobre un hecho o situación. La realidad en mi opinión es bien distinta. Lamentablemente el copy/paste hace estragos en las redacciones. Los becarios que llegan plenos de ilusión se van transformando en autómatas que rastrean las webs, las redes sociales o youtube, buscando cualquier nota curiosa que rellene el espacio informativo. Es lamentable el coste en esa propia ilusión, capital humano y posibilidades que se pierden por una falta de compromiso, interés y ética profesional por parte de los directivos de los medios de comunicación. Oí una vez que las empresas periodísticas son primero empresas, y luego ya eso, periodísticas. Es cierto. Supongo que pasa en todas las casas. Pero como decía más arriba un periodismo de calidad, fuerte, independiente, en el que la libertad, el respeto y la información sean ejercidos con la deontológica que ya solo se habla en las facultades, ayudan sin duda a construir una sociedad mejor, más participativa, más fuerte porque esta informada y sabe que existen alternativas. En definitiva, una democracia mejor.

Por cierto, el famoso conejo sin orejas de Japón, era un video de 2009.

Decir ya por último que lo del periodismo del youtube tiene su máximo exponente en los espacios que los telediarios o los canales de tv dejan para la información deportiva. Funcionan con dos alternativas. O con dos gañanes, que no llegan al nivel de graciosillos, y de que más allá de farsa y mandril no tienen ni pajolera idea de lo que hablan (sobretodo cuando hablan de algo más que furgol) o con una niña y un niño monos, que muchas veces, me dan lástima, porque a parte de cara y cuerpo bonito, guarda, sobretodo ella que es en quien me fijo, una inocencia en su mirada, que es la única esperanza que queda para ver buen periodismo deportivo en televisión. Como de esto no andamos sobrados, dejo un enlace de una entrevista a Leontxo García, persona y personaje imprescindibles, que se lleva dedicando 40 años a escribir, con una notable calidad, pasión y profesionalidad sobre el ajedrez.

Camareros: Necesarios, degradados y precarios. Una experiencia personal

Ahora que ya está aquí el veranito con su calor plomizo, pegajoso y hasta criminal, se llenan las terracitas para tomar unas...