Hoy hace 25 años que llegue a este mundo de incertidumbres, sueños inacabados, pesadillas evidentes y momentos de eterna alegría. Un cuarto de siglo para crecer, madurar, conocer e investigar... amar y odiar, para soñar, ilusionarse y apesadumbrarse, para reír y para llorar. 25 años para conocer todo lo bello que se puede presentar y todo lo malo que seguro aparece. Una vida que se conduce por los latidos, por los anhelos y las pasiones, pero que intenta evitar morir en los deseos frustrados, los golpes bajos, las negativas y las miradas esquivas. 5 lustros en los que no paramos de soñar, de buscar la felicidad, la máxima alegría en cada día, pero que lentamente se apagan en la monotonía de un sistema, global y de intrahistoria, en la que se empeñan en cerrarnos, buscar nuestra parsimonia, el odio y el desasosiego. El miedo aparece a cada minuto. Temor por no acabar de "crecer", temor por estar solo, temor por no llegar a cumplir cada uno de los sueños que abrigan mi espíritu cada noche. Pero existe también la esperanza, la fuerza y el poder de no ceder ante este pavor, sino superarlo, acompañado por almas afines que buscan nuestros sueños queriendo vivir los suyos propios. Siempre buscando y logrando encontrar todo aquello que hace que cada día sea digno de ser recordado como algo único, indisoluble, asociado a algo pleno de energía, belleza, placer y alegría. Deseando que cada momento sea tremendo para mí y para todos los que me rodean. Seguiré buscando la belleza, la justicia, la alegría y la paz. Evitaré el odio, la sinrazón, la hipocresía, la violencia y el fascismo.
P.D. [Por Dios] Gracias a todos aquellos que me han ayudado a dibujar una sonrisa en mis labios, a pensar, a reflexionar, a construirme como soy, en lo bueno y en lo malo, porque sin todos los que me han rodeado en algún momento, antes o después, no sería como soy. Y sobretodo gracias a vosotras, de las que fui huésped anoche y que son mis huéspedes cuando las busco y encuentro en mis sueños. Gracias por dejarme descubrir la belleza de una amistad, el anhelo de un deseo y la certeza de sentirse querido.
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