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miércoles, 16 de diciembre de 2009

Y van 27...

Buenas a todos y a todas y gracias por las felicitaciones en este día, 16 de diciembre en el que tuve a bien nacer hace 27 años. Esto de cumplir años es un chasco porque cada vez las cosas buenas y la diversión se hacen más caras e innacesibles y aunque siempre es bienvenido el ir asumiendo responsabilidades y completando la existencia, bastante mayor es la desazón por quizás no recuperar lo ya vivido (y bueno), anhelar tiempos pasados o incluso llegar a olvidarlos.

Para personas como yo, el ir cumpliendo etapas es importante. Más aún si el hacerlo supone como ha sido este último año, vivir cosas nuevas, ponerse a prueba y llegar a la onomástica teniendo la certeza de haber aprovechado el año de los 26, sentirme casi pleno y cuasi feliz y manteniendo la ilusión por vivir (incluso haberla aumentado). En este año ha habido fiesta, amistad, buen rollo y muchos momentos inolvidables. Se han llegado metas, iniciado escaladas y continuado la vida. También existen estancamientos. He tenido trabajo, diversión, amistades, confraternaciones (si es que existe la palabra) y por supuesto amor.

Se alimenta en mi la desdicha por no tener a la persona con la que estoy convencido pasaré mi vida junto a mi en este momento. Es temporal y un obstáculo que no impide nuestro amor y nos da más pasión, un sentimiento de mayor aprovechamiento de cada tiempo. Tengo la certeza, pequeña, de que me complementas y yo a ti en igual medida y no tengo duda de que siempre será así. El valor por luchar por ti, Anabel, me alimenta cada día, y aunque me toca enjugar lágrimas de vez en cuando, es ese valor y espíritu lo que me sirve de pañuelo.

Simplemente y para acabar agradecer a todos mis amigos por los buenos momentos vividos, los recuperados y los especiales, a Dani por tener ese ánimo para sacarme de casa. A Karmen por estar siempre ahí. A mis compañeros de curro o gimnasio por hacer especiales muchas horas que en principio sólo admitían el adjetivo de necesarias. A mis padres. A mi hermano por apoyarme, comprenderme y quererme, a parte de ofrecerme sus amistades (Tamara, David, Nerea, Lidia,...). Y a ti Anabel, por enseñarme a amar, por hacerme sentir tan enamorado y a la vez haberte enamorado. Por ser eternos.

domingo, 16 de diciembre de 2007

Un cuarto de siglo

Hoy hace 25 años que llegue a este mundo de incertidumbres, sueños inacabados, pesadillas evidentes y momentos de eterna alegría. Un cuarto de siglo para crecer, madurar, conocer e investigar... amar y odiar, para soñar, ilusionarse y apesadumbrarse, para reír y para llorar. 25 años para conocer todo lo bello que se puede presentar y todo lo malo que seguro aparece. Una vida que se conduce por los latidos, por los anhelos y las pasiones, pero que intenta evitar morir en los deseos frustrados, los golpes bajos, las negativas y las miradas esquivas. 5 lustros en los que no paramos de soñar, de buscar la felicidad, la máxima alegría en cada día, pero que lentamente se apagan en la monotonía de un sistema, global y de intrahistoria, en la que se empeñan en cerrarnos, buscar nuestra parsimonia, el odio y el desasosiego. El miedo aparece a cada minuto. Temor por no acabar de "crecer", temor por estar solo, temor por no llegar a cumplir cada uno de los sueños que abrigan mi espíritu cada noche. Pero existe también la esperanza, la fuerza y el poder de no ceder ante este pavor, sino superarlo, acompañado por almas afines que buscan nuestros sueños queriendo vivir los suyos propios. Siempre buscando y logrando encontrar todo aquello que hace que cada día sea digno de ser recordado como algo único, indisoluble, asociado a algo pleno de energía, belleza, placer y alegría. Deseando que cada momento sea tremendo para mí y para todos los que me rodean. Seguiré buscando la belleza, la justicia, la alegría y la paz. Evitaré el odio, la sinrazón, la hipocresía, la violencia y el fascismo.

P.D. [Por Dios] Gracias a todos aquellos que me han ayudado a dibujar una sonrisa en mis labios, a pensar, a reflexionar, a construirme como soy, en lo bueno y en lo malo, porque sin todos los que me han rodeado en algún momento, antes o después, no sería como soy. Y sobretodo gracias a vosotras, de las que fui huésped anoche y que son mis huéspedes cuando las busco y encuentro en mis sueños. Gracias por dejarme descubrir la belleza de una amistad, el anhelo de un deseo y la certeza de sentirse querido.

Camareros: Necesarios, degradados y precarios. Una experiencia personal

Ahora que ya está aquí el veranito con su calor plomizo, pegajoso y hasta criminal, se llenan las terracitas para tomar unas...