miércoles, 25 de febrero de 2009

Piratería; ¿quién tiene el poder? ¿y quiénes pagamos?

Leo en los periódicos que hay 62 'manteros' encarcelados, 62 personas presas por buscarse la vida cuando se les impide trabajar. Porque la inmensa mayoría, si no la totalidad, se trata de inmigrantes sin papeles que permanecen en un limbo legal privados de los imprescindibles permisos, pendientes de una orden de expulsión que ha sido imposible ejecutar. Gentes que viven de las propinas por ayudarnos a encontrar estacionamiento, que duermen en albergues o en las calles, que buscan alimento en comedores de caridad, que se visten en roperos de asociaciones como ‘Karibú’... Pero que se niegan a robar y se resisten a mendigar. Son 62 condenados a penas que oscilan entre seis meses y dos años de cárcel, sobre quienes penden multas imposibles de pagar para indigentes, porque llegan a los 3.000 euros.

Los 'manteros', vendiendo copias piratas de CD o DVD ganan unos diez euros diarios. Y la millonaria industria del ocio audiovisual los persigue con saña despiadada, como si fueran ellos los culpables de que sus negocios hayan disminuido drásticamente. Les hacen pagar con cárcel su frustración por la imposibilidad de impedir lo que realmente les perjudica: las descargas por Internet de casi 1.900 millones de canciones y otros 345 millones de películas en 2008. Se castiga a lo débiles e indefensos. Y con ello, en palabras de Ramón Sáez, magistrado de la Audiencia Nacional, ‘estamos criminalizando la pobreza’.

Desde la reforma del Código Penal en 2003, la venta de copias piratas pasó a ser considerada como delito público. El hecho es que se le aplican condenas contrarias al sentido popular de la Justicia: las penas resultan desproporcionadas ya que llegan a ser más duras que las correspondientes por defraudar 4.000 euros a Hacienda, o por apropiación indebida de un vehículo usado. Y por si tal despropósito no fuera bastante, otro juez, Santiago Torres, advierte que ‘los inmigrantes irregulares están expuestos a un mayor rigor de la Justicia por la sustitución de la condena por una expulsión, y por la dificultad casi absoluta de suspender la pena privativa de libertad aún en condenas muy cortas.’

Sin embargo, la Sociedad de Autores (SGAE) no para de azuzar a tan injusta persecución. Y la Entidad de Gestión de derechos de los Productores Audiovisuales (EGEDA), que ha llegado a comparar a los manteros con los atracadores bancos, se opone a que se reduzcan las penas. Por cierto, el director adjunto de EGEDA se apellida Dapena, ¡que ironía!

Pocos miembros de la SGAE se oponen a que esta injusticia de cometa en sus nombres y en beneficio de sus cuentas corrientes. Yo me uno sin condiciones a los integrantes de Ferrocarril Clandestino o Sin Papeles, organizaciones que se esfuerzan en defender a los manteros. No sé donde hay que inscribirse en la Plataforma por la Despenalización del Top Manta, que cuenta ya con 7.000 firmas, pero quede claro mi absoluto respaldo. Y también mi firme intención de comprar discos a los manteros, aunque sean títulos que ya tenga, porque me los haya bajado con ‘la mula’ o porque los haya adquirido legalmente.

No suele ser común ser ministro y tener un blog. Uno de verdad, escrito personalmente, de puño y letra (o de tecla y tabulador para ser más preciso), en donde se vuelquen opiniones personales y no retahílas políticamente correctas, como ocurre con muchos de los blogs por encargo de los políticos nacionales. Eso es lo que ha hecho Bård Vegar Solhjell, ministro de Educación e Investigación de Noruega, que no ha dudado en colgar en su blog una encendida declaración a favor de los programas de intercambio de archivos P2P (peer to peer).

La declaración es valiente porque se produce en un momento especialmente crítico para los defensores de estos programas, acosados por legislaciones coercitivas como la francesa o la británica, o por procesos legales instigados desde la industria audiovisual. Precisamente, en Noruega, la Federación Internacional de la Industria Fonográfica (IFPI) ha exigido a Telenor, el principal operador de acceso a Internet del país (vamos, la Telefónica noruega) que corte la conexión a The Pirate Bay, el sitio desde donde se descargan ficheros torrent, los más utilizados en sistemas p2p. Precisamente The Pirate Bay se enfrenta desde hace una semana a un juicio en la vecina Suecia. por "asistir la distribución de material" sujeto a derechos de autor.

Solhjell, de 38 años, se ha mostrado abiertamente partidario de la legalización del p2p en su blog, defendiendo el beneficio que supone para el acceso a la música y a la cultura. "No podemos luchar contra el futuro, algunos se comportan como si pretendiesen reeditar la lucha contra la televisión en color o la campaña contra las cintas de cassette (...) Todas las tecnologías anteriores han desencadenado temores sobre la muerte de los formatos antiguos. Pero la televisión no mató a la radio, la web no mató al libro, y las descargas no van a matar a la música. Al contrario, la web es genial para difundir la música y otras artes. Los artistas pueden hacer llegar su trabajo a mucha más gente, y nosotros podemos acceder a toda la música del mundo cuando queremos. ¡Fantástico! (...) No hay futuro en la lucha contra la disponibilidad de la música en Internet.", dice la entrada.

En España, representantes de los operadores de acceso (Redtel) negocian con las sociedades de gestión de derechos y el Ministerio de Cultura una legislación para el control y, en su caso, la represión de las descargas masivas a través del p2p. Cultura considera abiertamente estas descargas como "ilegales", y ha financiado una campaña "Si eres legal, eres legal", en contra de las mismas.

Y mientras siguen robando. Si compras un disco, un dvd, si vas al cine, si tienes un establecimiento hostelero. Si tienes un establecimiento de cualquier tipo con hilo musical,; si te casas, te mueres o celebras algo y decides poner música... Si te compras un disco duro, una memoria USB, una tarrina de cd´s, de dvd´s, de mini-cd´s. Si compras una lectora, una grabadora. Una tele, un portátil, un video vhs, ¡una cinta vhs! ¡un cassette!. Y delante de la policía siguen corriendo los manteros. Pero no están sólos, muchos les apoyamos, no son el problema. El problema son los famosillos, cantantes de medio pelo, que quieren seguir viviendo a todo tren sin sentarse a componer, escribir, rodar una película o dar un recital. Aquellos chorizos, de sonrisa perfecta, "aliados" del gobierno que se declaran "rojos" pero mantienen y perpetúan la censura, el control de lo que se edita, pública, se escuche o se vea, está vez no por el control de las masas, sino por la misera economía. Cada vez más ricos, y cada vez más repudiados. Seguiré descargando lo que me apetezca, y si veo que tal le seguiré soltando un euro de limosna al mantero que me de la gana por luchar. Porque es mucho más loable la lucha de un hombre por sobrevivir que la de todo un sindicato de ladrones por super-vivir. Qué se pudran. ¡Cómo me alegra consumir productos de cultura propios! Música y cine hechos por el acto cultural, no por el acto económico. Si a la piratería, porque internet, es la imprenta del siglo XXI. Nada y menos una mafia nos va a parar.

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