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miércoles, 29 de diciembre de 2010

Les queremos atontados




No ha sido hoy un buen día para la información, la crítica, la cultura y ya de forma más amplia la democracia. Resulta que en este país, en el que ya he afirmado ultimamente en alguna ocasión que mientras en Europa los jovenes y clases medias se preparan y se revolucionan aquí celebramos botellones, la diversidad periodística ha dado un paso atrás. Por avatares el capitalismo, la derecha, la retrógrada informativa y la neoliberal han cerrado el canal CNN+ y lo han sustituido por más mierda para el cerebro: Gran Hermano las 24 horas del día. Cambiamos a los periodistas capaces y comprometidos por la deriva denigrante y escatológica de la especie humana que conduce la Mila, quien por cierto cada día se asemeja más a ese Krusty el payaso jugando con una beteria de coche y un escorpión en búsqueda de la eterna y total audiencia. Aborregada, pero audiencia al fin y al cabo.

¿Es usted inteligente? ¿Tiene el más mínimo sentido común, capacidad crítica o discernimiento? Mal, amigo mío, muy mal. Es usted una rara avis, un apestado, alguien que estorba a los mecanismos del poder y la suave dialéctica del progreso. Le preferimos atontado, observando la pantalla con una de nuestras cenas precocinadas sobre las rodillas.

No nos gustan los listillos. Llevamos más de un siglo medrando despacio, en la sombra, readaptándonos con cada cambio social, extendiendo nuestros tentáculos para acabar con los que son como usted. Fabricamos la idea de la democracia moderna para ocultar el auténtico dominio que nosotros, las grandes empresas, tenemos sobre usted. Les hacemos pasar cada cuatro años por las urnas para alimentar esa fantasía. Creamos y deshacemos los ciclos económicos. En las épocas de prosperidad crecemos saludablemente, y en las de crisis nos inflamos como sanguijuelas a punto de estallar.

Sí, competimos a muerte entre nosotros pero somos ferozmente corporativistas cuando alguien amenaza los mecanismos de nuestro poder. Ministros y gobiernos no son más que asalariados temporeros, instrumentos con los que ejecutar nuestros intereses inmediatos. Les hacemos invadir países para quedarnos con sus recursos o crear leyes opresivas que aseguren nuestros privilegios. Aún se nos escapan algunos reductos de poder. Internet, por ejemplo, es un lugar donde las hormiguitas se juntan para roer nuestros cimientos, pero están muy lejos aún de causarnos auténtico daño. Mientras, nosotros seguimos la batalla por su atontamiento. Ayer apagamos un molesto canal de noticias y lo sustituimos por un confortable Gran Hermano 24 horas . A veces nos gusta subrayar la ironía con metáforas orwellianas, pero claro, al mismo tiempo esperamos que no tenga capacidad de comprenderlas. Y ahora relájese y vuelva a encender la tele, por favor.

Se reduce así por una decisión empresarial el espectro ideológico en la TDT. Por un lado una pléyade de canales rancios, católicos, extremistas y fascistas herencia de las licencias sacadas por Aznarin y sus amigotes, de la que los ejemplos más vergonzosos son las teles públicas de Madrid y Valencia. Luego un canal, de momento y hasta que vuelva los neocons al poder, igualitario y que disfraza bien poco la realidad, RTVE. Y a la izquierda, Gran Hermano. Esa es la realidad. Nos cambian una frecuencia de televisión, información y periodismo de calidad, poliédrico y aglutinador por una remesa de las más vil telebasura. Se acabo el único espacio para el debate desde el progresisimo, y dejamos de lado los reportajes de investigación sobre la realidad del planeta para ver la realidad de 12, 14 o los que sean chulos, putas, yonkis, niñatos y niñatas vomitando eso que llaman lenguaje todo el santo día, dando voces en cualquier momento. A al calle se van cnatidad de periodistas y redactores de varias generaciones sobrados de vocación, talento y capacidad para llevar un canal y una forma de pensar y hacer Tv informativa, necesarias para la salud democrática de un país. Lo dicho, un día muy triste.

miércoles, 14 de julio de 2010

Y si la selección fuera una empresa...

Mucha gente piensa que la razón fundamental de los éxitos de las selecciones de fútbol, baloncesto, balonmano o waterpolo es la motivación. Ahora vamos a imaginarnos que estas selecciones fueran dirigidas por el empresario medio español o mejor aún por el "gran" empresario medio español, tipo Díaz Ferrán. ¿Qué pasaría?
  • La prima por la victoria no la cobrarían los jugadores, sino los directivos.
  • A los jugadores se les diría que su premio consiste en seguir en la selección.No se seleccionaría a los mejores jugadores en términos absolutos, sino a los mejores dentro de los que aceptarán:

    • Cobrar poco.
    • Entrenar mucho.
    • Que el entrenador les tratara con desprecio o en el mejor de los casos con indiferencia.
    • El resto de condiciones que hay en este listado.

  • Cuando un jugador cometiera algún fallo en los entrenamientos, sería recriminado o incluso ridiculizado públicamente para que los demás supieran que quien manda, manda.
  • Si los resultados no fueran buenos, los jugadores tendrían que entrenar más horas cobrando lo mismo.
  • Si los resultados siguieran siendo malos, se empezarían a expulsar jugadores del equipo. Cada vez habría menos banquillo e incluso se llegarían a jugar partidos con menos de 11 jugadores y aún así se mantendrían los objetivos.
  • Los jugadores con graves lesiones serían expulsados del equipo.
  • Los jugadores son lesiones menores serían llamados cada dos por tres por una mutua contratada por el equipo, que no les daría ningún tratamiento y les diría que ya es hora de ponerse a jugar y dejar de hacer el vago.
  • Si el equipo empezara a jugar bien y a tener éxitos, la directiva subiría los precios de las entradas pero los jugadores seguirían cobrando lo mismo. Incluso se programarían más partidos para aprovechar el tirón.
  • A los jugadores les pagarían parte de su sueldo en dinero negro.
  • Sólo el entrenador y el capitán del equipo tendrían contrato para toda la temporada. Para cada partido se contratarían 10 jugadores temporales y si se lesionara alguno se contrataría a otro sobre la marcha.
  • Los horarios de los entrenamientos y partidos serían los que a la directiva les viniera mejor para su vida privada.
  • A los jugadores se les diría constantemente que cualquier espectador estaría dispuesto a ocupar su lugar.
  • Los jugadores cobrarían menos de lo que las propias normas de la Federación dijeran.
  • Si se vendieran menos entradas se bajaría el sueldo de los jugadores o algunos serían expulsados del equipo.
  • Los jugadores tendrían contrato de recogepelotas.
  • Casi todos los jugadores habrían jugado en varios equipos durante los últimos años y habrían pasado por varias etapas de meses o años sin jugar.
  • Si la liga en general no produjera beneficios o se sospechara razonablemente que los puede dejar de producir, se modificarían las reglas para que a los jugadores les pudieran quitar la mitad del sueldo a cambio de entrenar la mitad.Expulsar a un jugador costaría menos si se vendieran pocas entradas.
  • Muchos jugadores jugarían mal a propósito.
  • Muchos jugadores desearían que su equipo perdiera o, en el mejor de los casos, les daría lo mismo.
  • La gran mayoría de los jugadores odiarían al entrenador o bien les inspiraría miedo, risa o indiferencia.
  • Casi todos los jugadores estarían deseando cambiar de equipo o incluso quedarse sin equipo y cobrar el paro.
Todo esto parece broma pero es en serio. Parece broma porque todos pensáis que nadie dirige así un equipo porque sabe que perdería todos los partidos y que ningún jugador bueno querría jugar en un equipo así. Pero ¿y si todos los equipos fueran así? La respuesta es obvia: ganaría el menos malo, el que más suerte tuviera por razones que ni ellos mismos se explicarían, pero cuando tuvieran que competir con equipos de otras ligas serían masacrados. Tanto que la mayoría de los equipos nunca se plantearía salir fuera sino que sólo jugaría dentro, aunque fuera mal, porque así juega todo el mundo.

La realidad fuera de toda duda y de toda broma es que casi todas las empresas españolas se dirigen de esta manera. Muchos de vosotros, por no decir casi todos, no habréis conocido ni conoceréis nunca una empresa que no se dirija así a no ser que emigréis a un país civilizado laboralmente. Quien lo dude que lea nuestros estudios. La reforma laboral va a profundizar aún más en esta filosofía laboral. Es como el chiste de los remeros. Si una barca con diez directivos y dos remeros no gana, la culpa es de los remeros que pesan mucho, por lo que echan a un remero.


Camareros: Necesarios, degradados y precarios. Una experiencia personal

Ahora que ya está aquí el veranito con su calor plomizo, pegajoso y hasta criminal, se llenan las terracitas para tomar unas...