martes, 26 de marzo de 2019

¿Es Forjado a Fuego el mejor programa del momento?

De un tiempo a esta parte, mientras se confirma cada día más la absoluta agonía de la televisión como medio de comunicación, paso algunas horas enganchado a la misma, viendo eso sí lo más estimulante, divertido y auténtico que ofrece ahora mismo: Forjado a Fuego.
El programa aparecido hace cuatro años por la versión estadounidense del canal Historia servía así para que el ya longevo canal temático se sumergiese en el mundo de los concursos y la telerrealidad, haciéndolo por una destreza y artesanía, hecha con pasión y trabajo.
Forge in Fire no deja de ser un reallity show, un concurso de habilidades y destrezas en el que 4 armeros tienen que ir pasando las pruebas que les proponen primero para “forjar una hoja de facturación propia en nuestra forja” y después “enviaros a vuestras forjas a forjar un arma histórica que os pidamos”. En cada fase eliminan a uno de los concursantes, mientras se suceden las ráfagas de trash metal, mezclando grandes angulares, con primerísimos planos, tiempo real, con slowmotion en un montaje vivo y alucinante que es pura adrenalina televisiva.
Chispas, llamaradas, martillazos, sudor, hollín, cortes, hachazos se suceden durante todo el programa, en el que -gran acierto- se desarrolla toda la competición con principio, desarrollo y final en menos de 40 minutos. Así se le dota de agilidad y un ritmo vertiginoso que hace que te claves al sillón, sabiendo que te puedes ir a la cama conociendo quien es el ganador en poco más de media hora.
En la primera fase, a parte de las herramientas de la forja, se les dispensa material (un rodamiento, una palanquilla, una ballesta de coche, una hoja de motosierra, etc.), y tres horas para entregar una hoja templada (endurecida) cumpliendo los parámetros marcados por el programa.
Al final, uno de ellos es eliminado y los tres que continúan tienen que encalar el arma, es decir, darle acabado con un mango funcional y seguro que permita pasar las pruebas de dureza (golpes a bloques de hielo, cocos, costillares de vaca, bambú, etc.) y filo (cortes a sacos terreros, salmones,…).
Una vez comprobada la fiabilidad y pericia de las armas presentadas, otro armero queda eliminando, pasando dos a la gran final. Allí, se les enviará a sus forjas, donde tendrán 5 días para forjar un arma de recreación histórica, que es presentada con su contexto histórico, geográfico y social, sus reminiscencias culturales tanto en su origen como en la actualidad en el cine o en los videojuegos, así como sus peculiaridades técnicas y características funcionales.
A su vuelta al plató, los dos finalistas verán como sus recreaciones de armas históricas serán puestas a prueba tras maravillarse con sus acabados y líneas. Porque la funcionalidad esta por encima del aspecto. Se comprobará su dureza y fiabilidad golpeándola contra escudos, bloques de madera, toneles,…; su filo será puesto a prueba cortando jabalíes, costillares, más sacos terreros. Y llegará la prueba de muerte en la que se comprobará la letalidad de las armas presentadas donde se harán jirones los maniquíes de balística o piezas de animales.
Con Forjado a Fuego te ocurre que pasas los dos primeros minutos preguntándote qué cojones estás viendo, para después que te atrape absolutamente el programa ser capaz de discernir cuando una hoja está con la temperatura adecuada para el temple, qué es la espiga oculta, diferenciar entre un afilado convexo y un modelado con avanatador, o ser un experto en el Damasco. Te sientes tan ducho en la materia porque has hecho un intensivo de formación profesional de armería viendo a los distintos armeros (y armeras) pelearse con el acero, darle forma, forja y convertirlo en un arma funcional. Durante el programa se explica de forma didáctica y muy amena las distintas técnicas, procesos, materiales, características, herramientas, y los tipos de cuchillos y hojas que se fabrican así como su historia y trascendencia. Aprendes divirtiéndote comprobando como son capaces de crear algo, de manera artesanal, sin casi variaciones con respecto a como se hacía hace decenas de siglos, y vibrando con un espectáculo televisivo, que siendo viril, no es ni machista, ni misógino, ni doctrinario.
Buena parte del éxito del programa también recae sobre los hombros de su conductor, Will Willis un ex-ranger del ejército americano, y de su trío de jueces. Doug Marcaida como especialista en el manejo de armas blancas y que ya nos ha dejado para la posterioridad sus célebres memes deEsta hoja corta” o la versión más extrema “Su arma mata” y que maravilla con su destreza para el manejo e infringir daño con lo que le pongan en las manos. David Lean Baker, armero de Hollywood y especialista en armas antiguas, que con su elegante y afilado estilo recuerda al coronel sureño que retaba a duelo a Homer Simpson. Y J. Neilson o Jason Knight armeros de la American Bladesmith Society y que se turnan para jugar el papel de “poli malo”. Pero ninguno de los tres cae en el cinismo o la falta de respeto, y a través de la educación, las correcciones que siempre se presentan como constructivas poniéndose sobre la mesa el reconocimiento al valor de lo presentado, por el mismo hecho artesano de su producción y quizás también, por la valía y valentía de perdurar este oficio tan apasionante.
Pero tampoco se puede menospreciar a los concursantes, los armeros que tratan de conseguir el título de Campeón de Forjado a Fuego y el cheque de 10.000$ que lo acompaña. Frente a otras propuestas donde se palpa la tensión, la violencia verbal (y a veces no tan verbal), el enfrentamiento enconado o la competitividad mal entendida, en Forjado a Fuego, tenemos camaradería, rivales, pero sobretodo compañeros en la forja y la artesanía, ayudándose, dándose la enhorabuena y asumiendo la derrota con deportividad y propósito de enmienda y aprendizaje. Conductas que ya de por sí imprescindibles en la vida, se muestran en este caso por televisión como una rareza, por lo que ya añaden al programa los adjetivos de responsable y recomendable.
Nombres como los de Shane, Mareko, Kelly y su maravillosa Falcata, Neil Kamimura, etcétera, etcétera se hacen ya reconocibles y un ejemplo de pasión por un oficio, de talento en su desarrollo y destreza y de comportamiento ante el reto que plantea el programa, la propia competición así como con la vida.
Cansados de programas de televisión que escupen la vida privada de miserables y el formato de concursos de cantantes y cocineros, tener Forjado a fuego, es una suerte para esas noches aburridas, que se transforman en vibrantes y certeros tajos a golpe de martillo y fuego.
Bowies, Kukris, Kpinga, el Hacha Vikinga, los cuchillos mariposa japoneses, la navaja española, el gladio romano, el Tabar-Shishpar, la Zweinhander, el Khanda, el Khopesh, el Chakram,… todas armas históricas y emblemas del arte de la forja, la artesanía del temple, y que sirven de excusa para sentarse frente a la tele, abrir una cerveza y ponerse a disfrutar.




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