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domingo, 12 de abril de 2020

Día 29 de confinamiento: El día menos pensado. Un Gran Hermano de ciclismo



Ayer escribía sobre lo patentes que quedan las diferencias sociales a la hora de aprovechar (o no) el tiempo en casa, el tiempo en confinamiento. Pues hoy voy a mostrar parte de mi estatus y del privilegio que tengo. Porque ayer sin quererlo disfrutamos de una serie documental que me ha puesto en la obligación de hacer mínima reseña. Anoche a través de netflix veíamos la serie del Team Movistar ciclismo.
El Día menos pensado fue estrenado el pasado 27 de marzo y compuesta por 6 capítulos de aproximadamente media hora cada uno fue rodada el año pasado durante más de 8 meses. Venía a narrar el año del arco iris, el año de Campeón del Mundo de Alejandro Valverde. Y también, y hecho no menos importante y trascendente, los 40 años en competición que la estructura del equipo (aunque con diferentes nombres) lleva en el pelotón profesional.
Es de alabar y de agradecer que Movistar nos haya abierto las puertas de su casa. De su concentración de pre-temporada; del despacho del director general; del autobús del equipo, antes y después de cada etapa. De los coches de equipo donde se ve la pasión y la intensidad máxima de cada momento, de cada decisión. De las habitaciones de hoteles en momentos de masajes y descanso. Y de los comedores de esos mismos hoteles durante desayunos y cenas. Haber podido conocer a los ciclistas y directores y auxiliares. En su vida íntima. En sus orígenes. Un lujo y un regalo que cualquier aficionado al ciclismo no puede perderse.
Pero es que además han compuesto una obra tremenda. Un ejercicio de Gran Hermano deportivo en el que se narran con crudeza todas las emociones y sensaciones. Todas las disputas. Todas las polémicas. Valiéndose de un despliegue tecnológico amplio nos han regalado grandes momentos dentro de los coches en carrera, con la tensión máxima oyendo las conversaciones privadas y la emisora (el tan denostado pinganillo) del equipo.


Esos 8 meses siguiendo, dentro del autobús del equipo por Lieja, italia, Francia o España han compuesto un documental precioso, un regalo televisivo para todo aficionado y que nos ayuda a contextualizar y conocer este maravilloso deporte. Además lo han hecho a calzón quitado con lo dicho en cada momento del año, explicando cada decisión, desde las deportivas hasta las comunicativas, y también, en las entrevistas tras la temporada, las sensaciones vividas. Para ello ha sido muy importante el montaje final en el que han tratado de salvaguardar la imagen del equipo ya sabiendo quien si y quien no iba a continuar la siguiente temporada, pero a la vez, y esto es muy de alabar, sin censurar ninguna de las decisiones pésimas que toma el equipo y que a muchos aficionados nos cabrea. Y nos divierte también.
Vemos a un Movistar Team muy potente. Una estructura asentada que reúne a muchos ciclistas y personal de talento y calidad incuestionable y con unas herramientas de primer nivel. Nos enseñan como preparan y reconocen las cronos y las etapas de montaña. Pero también nos enseñan que van al Tour con intención de ganarlo y no duelen prendas en admitir que no habían entrenado ni un mísero día la crono por equipos donde ya sufrieron un escalabro colosal que tiñó el objetivo de imposible.
La lucha de egos entre líderes son la salsa que adereza el nutritivo guiso de la vida de un equipo profesional de ciclismo hasta componer un plato excelente en gusto y presentación. Valverde, Quintana y Landa con las invitaciones de Carapaz y Marc Soler se presentan y quedan retratados a cada momento por sus palabras, pero sobretodo por su actitud.
Un Alejandro Valverde honesto y siempre incisivo tanto en el planteamiento de la carrera como en sus sentimientos. Primero dolido por su bajo nivel en la primera parte de la temporada y al final feliz por su podio en la Vuelta.
En el Giro con un Richard Carapaz campeón incontestable mientras Landa que iba de líder se plegaba a trabajar para el ecuatoriano, formando con todo el equipo una piña que funcionaba magnífica en la carretera y sobresaliente fuera de ella. Y donde el liderato ejercido desde los coches por Sciandri y Chente configuró un ciclismo ofensivo y dominador.
Y el Tour. ¡Ay el Tour!. Con problemas desde el principio. Estrategias que saltaban por los aires por un combate constante por quien tiene razón. Quien es el líder y quien no. Algo que durante la Vuelta también fue una constante pese a que al final, como el mismo decía, “el Balica siempre está ahí para sacar las castañas del fuego”.
Que el ciclo de Quintana en el Movistar estaba acabado eso lo sabíamos todos desde hace un año y medio por lo menos. Su actitud, egoísta y de enfrentamiento rompía a la escuadra y generaba un mal ambiente que pese al disimulo y las disculpas era evidente para todo aquel que viera las carreras.


En la Vuelta acontecimiento siempre especial para el Movistar hubo muchas más polémicas. Se demuestra que en la polémica etapa de Toledo el equipo ya llevaba una hoja de ruta para atacar en el punto donde luego hubo la montonera con el líder. Las palabras de Valverde sobre como Roglic se lo agradeció en privado y dijo que no tenían que haber parado que los que se habían caído eran ellos, son reveladoras.
Y luego lo de Marc Soler perdiendo una victoria de etapa ya ganada para ayudar a Quintana en los dos últimos kilómetros. Para mi sigue siendo injustificable. La victoria era de Soler y si un líder necesita que a dos kilómetros de la meta le tengan que llevar a la meta no es mucho líder que digamos. Y me da igual que fuera Quintana, Landa, Froome, Indurain o el santo papa.
Las explicaciones de Unzúe, patrón histórico del equipo, Lastras o Arrieta muestran su mayor conservadurismo con respecto a las tácticas de sus compañeros en el Giro, además de lanzar afilados mensajes -sobretodo en el caso de Lastras- que no sé muy bien como pueden ser tomados.
No quiero dejar muchos más espoilers, ni tramas descubiertas. Al final y esto es lo que importa disfrutamos muchísimo mi chica y yo viendo el documental y recuperando en la memoria el curso ciclista 2019. Como digo, y si tenéis la posibilidad, ver El día menos pensado. Documental, deporte, relaciones personales, reallity show y televisión de calidad al máximo.


martes, 26 de marzo de 2019

¿Es Forjado a Fuego el mejor programa del momento?

De un tiempo a esta parte, mientras se confirma cada día más la absoluta agonía de la televisión como medio de comunicación, paso algunas horas enganchado a la misma, viendo eso sí lo más estimulante, divertido y auténtico que ofrece ahora mismo: Forjado a Fuego.
El programa aparecido hace cuatro años por la versión estadounidense del canal Historia servía así para que el ya longevo canal temático se sumergiese en el mundo de los concursos y la telerrealidad, haciéndolo por una destreza y artesanía, hecha con pasión y trabajo.
Forge in Fire no deja de ser un reallity show, un concurso de habilidades y destrezas en el que 4 armeros tienen que ir pasando las pruebas que les proponen primero para “forjar una hoja de facturación propia en nuestra forja” y después “enviaros a vuestras forjas a forjar un arma histórica que os pidamos”. En cada fase eliminan a uno de los concursantes, mientras se suceden las ráfagas de trash metal, mezclando grandes angulares, con primerísimos planos, tiempo real, con slowmotion en un montaje vivo y alucinante que es pura adrenalina televisiva.
Chispas, llamaradas, martillazos, sudor, hollín, cortes, hachazos se suceden durante todo el programa, en el que -gran acierto- se desarrolla toda la competición con principio, desarrollo y final en menos de 40 minutos. Así se le dota de agilidad y un ritmo vertiginoso que hace que te claves al sillón, sabiendo que te puedes ir a la cama conociendo quien es el ganador en poco más de media hora.
En la primera fase, a parte de las herramientas de la forja, se les dispensa material (un rodamiento, una palanquilla, una ballesta de coche, una hoja de motosierra, etc.), y tres horas para entregar una hoja templada (endurecida) cumpliendo los parámetros marcados por el programa.
Al final, uno de ellos es eliminado y los tres que continúan tienen que encalar el arma, es decir, darle acabado con un mango funcional y seguro que permita pasar las pruebas de dureza (golpes a bloques de hielo, cocos, costillares de vaca, bambú, etc.) y filo (cortes a sacos terreros, salmones,…).
Una vez comprobada la fiabilidad y pericia de las armas presentadas, otro armero queda eliminando, pasando dos a la gran final. Allí, se les enviará a sus forjas, donde tendrán 5 días para forjar un arma de recreación histórica, que es presentada con su contexto histórico, geográfico y social, sus reminiscencias culturales tanto en su origen como en la actualidad en el cine o en los videojuegos, así como sus peculiaridades técnicas y características funcionales.
A su vuelta al plató, los dos finalistas verán como sus recreaciones de armas históricas serán puestas a prueba tras maravillarse con sus acabados y líneas. Porque la funcionalidad esta por encima del aspecto. Se comprobará su dureza y fiabilidad golpeándola contra escudos, bloques de madera, toneles,…; su filo será puesto a prueba cortando jabalíes, costillares, más sacos terreros. Y llegará la prueba de muerte en la que se comprobará la letalidad de las armas presentadas donde se harán jirones los maniquíes de balística o piezas de animales.
Con Forjado a Fuego te ocurre que pasas los dos primeros minutos preguntándote qué cojones estás viendo, para después que te atrape absolutamente el programa ser capaz de discernir cuando una hoja está con la temperatura adecuada para el temple, qué es la espiga oculta, diferenciar entre un afilado convexo y un modelado con avanatador, o ser un experto en el Damasco. Te sientes tan ducho en la materia porque has hecho un intensivo de formación profesional de armería viendo a los distintos armeros (y armeras) pelearse con el acero, darle forma, forja y convertirlo en un arma funcional. Durante el programa se explica de forma didáctica y muy amena las distintas técnicas, procesos, materiales, características, herramientas, y los tipos de cuchillos y hojas que se fabrican así como su historia y trascendencia. Aprendes divirtiéndote comprobando como son capaces de crear algo, de manera artesanal, sin casi variaciones con respecto a como se hacía hace decenas de siglos, y vibrando con un espectáculo televisivo, que siendo viril, no es ni machista, ni misógino, ni doctrinario.
Buena parte del éxito del programa también recae sobre los hombros de su conductor, Will Willis un ex-ranger del ejército americano, y de su trío de jueces. Doug Marcaida como especialista en el manejo de armas blancas y que ya nos ha dejado para la posterioridad sus célebres memes deEsta hoja corta” o la versión más extrema “Su arma mata” y que maravilla con su destreza para el manejo e infringir daño con lo que le pongan en las manos. David Lean Baker, armero de Hollywood y especialista en armas antiguas, que con su elegante y afilado estilo recuerda al coronel sureño que retaba a duelo a Homer Simpson. Y J. Neilson o Jason Knight armeros de la American Bladesmith Society y que se turnan para jugar el papel de “poli malo”. Pero ninguno de los tres cae en el cinismo o la falta de respeto, y a través de la educación, las correcciones que siempre se presentan como constructivas poniéndose sobre la mesa el reconocimiento al valor de lo presentado, por el mismo hecho artesano de su producción y quizás también, por la valía y valentía de perdurar este oficio tan apasionante.
Pero tampoco se puede menospreciar a los concursantes, los armeros que tratan de conseguir el título de Campeón de Forjado a Fuego y el cheque de 10.000$ que lo acompaña. Frente a otras propuestas donde se palpa la tensión, la violencia verbal (y a veces no tan verbal), el enfrentamiento enconado o la competitividad mal entendida, en Forjado a Fuego, tenemos camaradería, rivales, pero sobretodo compañeros en la forja y la artesanía, ayudándose, dándose la enhorabuena y asumiendo la derrota con deportividad y propósito de enmienda y aprendizaje. Conductas que ya de por sí imprescindibles en la vida, se muestran en este caso por televisión como una rareza, por lo que ya añaden al programa los adjetivos de responsable y recomendable.
Nombres como los de Shane, Mareko, Kelly y su maravillosa Falcata, Neil Kamimura, etcétera, etcétera se hacen ya reconocibles y un ejemplo de pasión por un oficio, de talento en su desarrollo y destreza y de comportamiento ante el reto que plantea el programa, la propia competición así como con la vida.
Cansados de programas de televisión que escupen la vida privada de miserables y el formato de concursos de cantantes y cocineros, tener Forjado a fuego, es una suerte para esas noches aburridas, que se transforman en vibrantes y certeros tajos a golpe de martillo y fuego.
Bowies, Kukris, Kpinga, el Hacha Vikinga, los cuchillos mariposa japoneses, la navaja española, el gladio romano, el Tabar-Shishpar, la Zweinhander, el Khanda, el Khopesh, el Chakram,… todas armas históricas y emblemas del arte de la forja, la artesanía del temple, y que sirven de excusa para sentarse frente a la tele, abrir una cerveza y ponerse a disfrutar.




Camareros: Necesarios, degradados y precarios. Una experiencia personal

Ahora que ya está aquí el veranito con su calor plomizo, pegajoso y hasta criminal, se llenan las terracitas para tomar unas...