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lunes, 22 de julio de 2024

Tadej Pogačar: Un ciclista de leyenda


 

Tadej Pogačar ha ganado el Tour de France 2024. Es su tercer mallot amarillo final en la ronda gala tras los dos primeros en 2020 y 2021. Se suma a un selecto grupo de ciclistas ganadores de Tres Tours, al tiempo que entra en uno más exclusivo aún: El de ganadores el mismo año del Giro de Italia y el Tour de Francia, relevando al mítico Marco Pantani, el último en conseguirlo hace casi ya 30 años.

En ambas carreras por etapas de tres semanas, el ciclista esloveno ha exhibido un poderío indiscutible, firmando en las dos hasta seis victorias de etapa (más 5 segundos puestos en el Giro y otros 4 en el Tour), con victorias contra el crono, en etapas de alta montaña y en algunas de media montaña o similares a clásicas de un día. También ha sido el jefe de la carrera y el aspirante máximo a la victoria parcial en cada jornada. En este Tour de Francia en concreto, ante una batería de rivales completa (por primera vez coincidían en la misma carrera todos los dominadores actuales y además llamados a dominar el ciclismo muchos años, como el propio Poggi, Vingegaard, Evenenpoel, Roglic, Van Aert, Van der Poel, etc.), el esloveno ha estado sublime. Recordad aquí el curioso caso de Eslovenia que presenta una batería de ciclistas de primer nivel, un país que hace 10 o 15 años era la nación con más jugadores NBA en relación a su población. Desde luego las montañas eslovenas, que ya aparecen en la propia bandera del estado balcánico, han legado otra generación sobresaliente de deportistas.

Pogacar conecta fácil con el público. Su estilo desenfadado, demostrando que se divierte sobre la bicicleta, atacando y mostrándose ofensivo, tanto para ganar etapas como para liderar la general hasta la victoria final, comulga con los gustos de aficionados de todo el mundo, incluidos los de los países clásicos en esto del ciclismo como Francia, España, Italia, Bélgica o Países Bajos. Solo el volumen de victorias es afeado por su voracidad y su ansía competitiva porque realmente no deja una para un rival, compañero al fin y al cabo sobre la bicicleta, lo cual puede ya empezar a cansar o a aburrir a algunos aficionados. Frente a unos años en los que el poderío de estructuras deportivas como el antiguo Sky (hoy INEOS) dominaba a su antojo la carrera hasta la victoria de un ciclista británico (Wiggins, Froome o Thomas) como en su día puso de moda el americano US Postal, Pogacar ha demostrado determinación, talento y una forma de rodar ofensiva, buscando siempre la victoria,

Este párrafo anterior no resta mérito a los tours por ejemplo de Froome, o sus victorias en Giro o Vuelta, donde ante una carrera más abierta no existía tanto control y tenía que mostrarse más ofensivo. También en el Tour lanzó ataques, pero en comparación con Tadej, lo del británico nacido en Nairobi son pequeñas aceleraciones. Y tampoco sería justo no considerar al equipo de Pogacar, el UAE (la estructura del antiguo y clásico equipo Lampre refundada al calor de los petrodólares y las estrategias de sportswashing de regímenes turbios y dictatoriales) un equipo menor y sin potencial. Lo cierto es que acompañando al rey del ciclismo actual se ha configurado una plantilla millonaria con ciclistas de éxito y perfiles variados que les permiten controlar la carrera y preparársela para el demoledor ataque de Pogačar.

En cualquier caso hemos disfrutado de un gran Tour. Muy divertido. Salvo 4 etapas verdaderamente soporíferas y abochornantes en las que el pelotón, ante el recorrido, la climatología, la dureza o el control de los equipos por y para sprinters impuso el tedio en el transcurrir de los kilómetros.

Pero obviadas estas cuatro etapas, la carrera ha sido vertiginosa (se vuelve a batir el récord de velocidad media final), con alternativas cada día, quizás no tanto en la clasificación general, donde el favoritismo de Pogacar se ha confirmado con un dominio absoluto. Pero si en las etapas y en algunos hitos bien merecedores de mención. Biniam Girmay el sprinter eritreo sumaba hasta tres victorias en este Tour y alzaba para África por primera vez el mallot verde de la regularidad en un bonito duelo con la estructura del también triple ganador de etapa, el belga Phillipsen.

Otro sprinter, Mark Cavendish, pasaba a la historia del Tour y del ciclismo al sumar su trigesimoquinta victoria de etapa en la ronda gala, desde su primeros triunfos en 2008, hasta ayer que culminó su carrera deportiva acabando el Tour 2024. Supera de este modo al Canibal, Eddie Merckx, quien había colocado un listón que parecía insuperable. No hay que quitar ningún mérito a las hazañas del todoterreno belga, ni tampoco, mucho menos al ciclista de la isla de Man, que ha sumado todas sus victorias en llegadas al sprint, una especialidad, muy compleja y donde la confianza, el sentirse arropado por compañeros que trabajan para ti, y el golpe final de riñones da y quita muchas victorias.

En cualquier caso estos registros pueden quedar sobrepasados en un espacio corto de tiempo si el tren Pogacar sigue devorando etapas del mismo modo que hasta ahora. Desde su debut en el Tour en 2020 hasta hoy, Pogacar lleva 16 victorias de etapa. A este ritmo, y dado el dominio mostrado este año, puede que en 5 o 6 años el esloveno este en situación de batir este récord.

En ello dependerá la salud, el hambre y la constancia del esloveno, como también la calidad y el tesón de sus máximos rivales. Jonas Vingegaard, el danes que llegaba como doble campeón, pero muy mermado por la terrible caída en abril en la Itzulia del País Vasco, ha dado todo lo que tenía pero ha sido insuficiente. Su preparación muy recortada, y sus facultades muy mermadas por la gravedad de las heridas y lesiones, ha mediatizado su respuesta en la carrera, pero aún así ha firmado un tour sobresaliente para acabar en segundo de la general y sumar una etapa.

En la misma caída se vio implicado el tercero de la general final, el chico maravilla del ciclismo belga, Remco Evenepoel. Muchos lustros lleva Bélgica buscando un ciclista capaz de recordar el legado de Merckx en el Tour y ganar la carrera, y ante su primera aproximación, Remco ha rendido a un gran nivel, superando las expectativas de muchos expertos que lo veían sucumbiendo en los grandes puertos de leyenda del Tour de Francia. Sin embargo, con una gran ayuda del mejor español en el Tour, Mikel Landa, como compañero (y de todo su equipo), Evenepoel ha podido competir. Para el recuerdo los ataques sobre las etapas más bonitas de esta edición, las del sterrato por los caminos entre viñedos en las postrimeras de Troyes, o la segunda etapa llegando a Bolonia, en Italia. Y también, el espectáculo de ver a Remco compitiendo en contrarreloj.

Se vienen unos años maravillosos de ciclismo y ya llevamos unos cuantos. A quienes como yo disfrutamos todo el año con el ciclismo, y en especial con las carreras de primavera, nos podemos dar por felicitados y agradecidos. El nivel medio es espectacular y en este momento hay una élite verdaderamente de leyenda que hace que cada carrera aumente en interés. Quizás la incertidumbre del resultado final pueda quedar tocada si Pogacar sigue exhibiendo este dominio, esta fuerza y si se muestra imbatible, pero desde luego los retos y la entidad de los rivales hacen que podamos estar, como el mismo dijo ayer al acabar el Tour, ante una época dorada e histórica del ciclismo.

Parece que uno de los retos más inhumanos, el ganar las tres grandes por etapas en un solo año, o mejor dicho, en una sola temporada, no va a afrontarlo Pogacar. Yo, personalmente, si estuviera en su situación y si me veo bien y con fuerzas, lo intentaría. Ya solo con eso, estaría haciendo historia, por tener la voluntad y la capacidad para enfrentarse a un reto así, pero es que después del dominio en Giro y Tour (12 victorias de etapa, más de 6 minutos de distancia final con el segundo, 38 de 42 días con el mallot de líder), la posibilidad de erigirse en un ciclista de leyenda colosal este mismo año está ahí. De momento, Pogačar y muchos de los ciclistas están ante nuevos retos como los inminentes JJOO, los Mundiales en septiembre, y especialmente en el caso del esloveno, la Paris-Roubaix.

Por último, no olvidar que existe esa larga sombra sobre el ciclismo por un pasado lleno de desilusiones y mentiras, debido al dopaje. No ayuda en despejar sospechas, de momento infundadas, que el máximo patrón del UAE sea Matxin, quien ya conoció las mieles del éxito y del repudio con casos de dopaje sistémico en ciclistas bajo sus órdenes en el pasado. Sin embargo, de momento quien quiera ver algo ahí, aquí se equivoca, porque de entrada lo que se está viendo a nuevas generaciones de deportistas, que en todas las disciplinas, en esta Olimpiada entre Tokio 2020 (21) y Paris 2024 ha pulverizado récords y rendimientos en muchas de las disciplinas. Ha mejorado la genética, los entrenamientos, las preparaciones, la alimentación, el descanso, la salud. También los equipamientos y la tecnología para poder preparar las pruebas. Y los resultados están ahí.

Pero aquí estamos en la primera tarde sin Tour, huérfanos de sus paseos por Francia, por sus carreteras, bosques, montañas, pueblos y ciudades, preciosos y cuidados hasta el mimo. Y tristes porque ha acabado una edición inolvidable donde hemos disfrutado, una vez más, junto a los ciclistas. Si todos merecen, por su compromiso, esfuerzo y voluntad la máxima de la atención y el respeto, cuando se junta una generación con tanto talento, y que ve el ciclismo como un deporte de ataque, no podemos más que celebrarlo. Y por encima de ellos, Tadej Pogačar, un ciclista que está reescribiendo la historia del deporte.

 

domingo, 12 de abril de 2020

Día 29 de confinamiento: El día menos pensado. Un Gran Hermano de ciclismo



Ayer escribía sobre lo patentes que quedan las diferencias sociales a la hora de aprovechar (o no) el tiempo en casa, el tiempo en confinamiento. Pues hoy voy a mostrar parte de mi estatus y del privilegio que tengo. Porque ayer sin quererlo disfrutamos de una serie documental que me ha puesto en la obligación de hacer mínima reseña. Anoche a través de netflix veíamos la serie del Team Movistar ciclismo.
El Día menos pensado fue estrenado el pasado 27 de marzo y compuesta por 6 capítulos de aproximadamente media hora cada uno fue rodada el año pasado durante más de 8 meses. Venía a narrar el año del arco iris, el año de Campeón del Mundo de Alejandro Valverde. Y también, y hecho no menos importante y trascendente, los 40 años en competición que la estructura del equipo (aunque con diferentes nombres) lleva en el pelotón profesional.
Es de alabar y de agradecer que Movistar nos haya abierto las puertas de su casa. De su concentración de pre-temporada; del despacho del director general; del autobús del equipo, antes y después de cada etapa. De los coches de equipo donde se ve la pasión y la intensidad máxima de cada momento, de cada decisión. De las habitaciones de hoteles en momentos de masajes y descanso. Y de los comedores de esos mismos hoteles durante desayunos y cenas. Haber podido conocer a los ciclistas y directores y auxiliares. En su vida íntima. En sus orígenes. Un lujo y un regalo que cualquier aficionado al ciclismo no puede perderse.
Pero es que además han compuesto una obra tremenda. Un ejercicio de Gran Hermano deportivo en el que se narran con crudeza todas las emociones y sensaciones. Todas las disputas. Todas las polémicas. Valiéndose de un despliegue tecnológico amplio nos han regalado grandes momentos dentro de los coches en carrera, con la tensión máxima oyendo las conversaciones privadas y la emisora (el tan denostado pinganillo) del equipo.


Esos 8 meses siguiendo, dentro del autobús del equipo por Lieja, italia, Francia o España han compuesto un documental precioso, un regalo televisivo para todo aficionado y que nos ayuda a contextualizar y conocer este maravilloso deporte. Además lo han hecho a calzón quitado con lo dicho en cada momento del año, explicando cada decisión, desde las deportivas hasta las comunicativas, y también, en las entrevistas tras la temporada, las sensaciones vividas. Para ello ha sido muy importante el montaje final en el que han tratado de salvaguardar la imagen del equipo ya sabiendo quien si y quien no iba a continuar la siguiente temporada, pero a la vez, y esto es muy de alabar, sin censurar ninguna de las decisiones pésimas que toma el equipo y que a muchos aficionados nos cabrea. Y nos divierte también.
Vemos a un Movistar Team muy potente. Una estructura asentada que reúne a muchos ciclistas y personal de talento y calidad incuestionable y con unas herramientas de primer nivel. Nos enseñan como preparan y reconocen las cronos y las etapas de montaña. Pero también nos enseñan que van al Tour con intención de ganarlo y no duelen prendas en admitir que no habían entrenado ni un mísero día la crono por equipos donde ya sufrieron un escalabro colosal que tiñó el objetivo de imposible.
La lucha de egos entre líderes son la salsa que adereza el nutritivo guiso de la vida de un equipo profesional de ciclismo hasta componer un plato excelente en gusto y presentación. Valverde, Quintana y Landa con las invitaciones de Carapaz y Marc Soler se presentan y quedan retratados a cada momento por sus palabras, pero sobretodo por su actitud.
Un Alejandro Valverde honesto y siempre incisivo tanto en el planteamiento de la carrera como en sus sentimientos. Primero dolido por su bajo nivel en la primera parte de la temporada y al final feliz por su podio en la Vuelta.
En el Giro con un Richard Carapaz campeón incontestable mientras Landa que iba de líder se plegaba a trabajar para el ecuatoriano, formando con todo el equipo una piña que funcionaba magnífica en la carretera y sobresaliente fuera de ella. Y donde el liderato ejercido desde los coches por Sciandri y Chente configuró un ciclismo ofensivo y dominador.
Y el Tour. ¡Ay el Tour!. Con problemas desde el principio. Estrategias que saltaban por los aires por un combate constante por quien tiene razón. Quien es el líder y quien no. Algo que durante la Vuelta también fue una constante pese a que al final, como el mismo decía, “el Balica siempre está ahí para sacar las castañas del fuego”.
Que el ciclo de Quintana en el Movistar estaba acabado eso lo sabíamos todos desde hace un año y medio por lo menos. Su actitud, egoísta y de enfrentamiento rompía a la escuadra y generaba un mal ambiente que pese al disimulo y las disculpas era evidente para todo aquel que viera las carreras.


En la Vuelta acontecimiento siempre especial para el Movistar hubo muchas más polémicas. Se demuestra que en la polémica etapa de Toledo el equipo ya llevaba una hoja de ruta para atacar en el punto donde luego hubo la montonera con el líder. Las palabras de Valverde sobre como Roglic se lo agradeció en privado y dijo que no tenían que haber parado que los que se habían caído eran ellos, son reveladoras.
Y luego lo de Marc Soler perdiendo una victoria de etapa ya ganada para ayudar a Quintana en los dos últimos kilómetros. Para mi sigue siendo injustificable. La victoria era de Soler y si un líder necesita que a dos kilómetros de la meta le tengan que llevar a la meta no es mucho líder que digamos. Y me da igual que fuera Quintana, Landa, Froome, Indurain o el santo papa.
Las explicaciones de Unzúe, patrón histórico del equipo, Lastras o Arrieta muestran su mayor conservadurismo con respecto a las tácticas de sus compañeros en el Giro, además de lanzar afilados mensajes -sobretodo en el caso de Lastras- que no sé muy bien como pueden ser tomados.
No quiero dejar muchos más espoilers, ni tramas descubiertas. Al final y esto es lo que importa disfrutamos muchísimo mi chica y yo viendo el documental y recuperando en la memoria el curso ciclista 2019. Como digo, y si tenéis la posibilidad, ver El día menos pensado. Documental, deporte, relaciones personales, reallity show y televisión de calidad al máximo.


Camareros: Necesarios, degradados y precarios. Una experiencia personal

Ahora que ya está aquí el veranito con su calor plomizo, pegajoso y hasta criminal, se llenan las terracitas para tomar unas...