Voy a aprovechar la vuelta por Navidad de David, desde su destino levantino para hacer un alegato por los buenos colegas, los que te aceptaron allende los años y lo que es más importante, siguen haciéndolo. Volver a sonreir juntos y ponernos al día compartiendo unas cervezas es un placer, barato, sencillo, pero casi inigualable. Rememorar no, es vivir. Porque son ocasiones únicas, momentos que se alojan en nuestra memoria y corazón de manera intrínseca. No vamos a negar que tenemos nuestras diferencias; nuestras discusiones, actitudes que no me gustaron, gustan o gustarán, como seguro que os ocurre a todos. Pero somos amigos; y hay que ser lo suficientemente intenso para mantenerlo, conservarlo y cumplir con esta palabra de estar siempre ahí, que dudas me cabe si la van a cumplir hacía mi persona, pero que yo intento repetir, aunque en ocasiones la desconfianza o el vacío ya visto me desmotive. Pero lucho con todas mis fuerzas para intentar que sea así, y estas noches de fiestas, cañas y partidillo de fútbol mantienen en mi vivo el espíritu con el que una vez me sentí orgulloso. De noche volver a beber, reir, armar, intentar ligar, jeje, saludar al Tari y saludarle con un "chupito" por parte del Chupi, en modo de agradecimiento por saber tratarnos aquellas frías mañanas de fútbol sala... Y volver a sentir aquellas viejas sensaciones de deporte, esfuerzo, tiki-taka y placer de ganar como ayer por la tarde, haciendo algo que nos gusta desde siempre, y desde siempre se nos dió bien...
Estos días me hacen reflexionar en qué hacer para mantener y volver a sentir estos días y estas impresiones. No quiero salir de aquí, pero necesito cumplir mis objetivos ya. Puedo arriesgar; y vamos a continuar haciéndolo. La necesidad del trabajo se hace indisoluble, pero si que desaparece la de dedicarme a lo que un día estudié. Quiero vivir, y por supuesto necesito unas condiciones que así me lo permitan, y más aún, si hablamos de un currito por la paga, de unos meses, quizás se podía alargar un año entero que me permita costearme los lujos, caprichos y necesidades, así como quizás cumplir esas ideas de romper, con lo que creía prestablecido y buscar nuevas propuestas y horizones profesionales. No quiero ser millonario; quiero ser feliz... y ahora estoy cerca de conseguirlo; si consigo un buen empleo que me deje la oportunidad de cumplir este año que va a aparecer dentro de poco de por fin ser ya un adulto.
Y estas son las divagaciones que últimamente me sobrevienen mientras alterno los curritos de semana, ya sean catas o estadísticas, las chapuzas con ordenadores ajenos, y la verborrea de mis consejos a estas niñas, tan rikiñas, que realmente se merecen mejores alabanzas, personas y momentos. De poco valen estos consejos, porque los veo con un cromosoma Y, e incluso me puedo solidarizar con los afínes masculinos, aunque el cariño y amistad también me permite aventurarme pero sobretodo desearles lo mejor.
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