jueves, 1 de marzo de 2012

Visita al Museo de Automoción de Salamanca




Pegaso Z-102


Vistas desde el museo a la Casa Lis y la Catedral

Llevo ya más de 3 años currando en el mismo sitio. ¡Y encantado eh! -y qué dure-. Lindando la oficina con el Museo de Historia de la Automoción de Salamanca y hasta ayer, que no lo he visitado por primera vez desde su inauguración allá por septiembre de 2002. Este museo, único de España, de carácter público y dedicado al motor cuenta con un fondo de más de 240 vehículos, y que muestran en el museo con carácter periódico en una exposición permanente de 100 vehículos, a los que añadir los que comprenden exposiciones temporales, pertenecientes a fondos de otros museos o a colecciones privadas.

Junto al Río Tormes y entre el Puente Romano y el Puente Enrique Estevan (de estilo modernista) se encuentra el edificio del museo rehabilitado de su primer diseño, en el que desempeño funciones de tenería de pieles y posteriormente como la primera estación eléctrica de la ciudad (fue conocido como la Fábrica de la Luz). Esta rehabilitación comprende las dos naves y chimenea de ladrillo de finales de siglo XIX, más la nave (tras estas dos naves que componen la fachada) de reciente construcción y que todo junto compone un espacio de más de 5.500 metros cuadrados que deja lugar para una zona de exposiciones (artículada en tres plantas), el archivo, oficinas y recibidor; así como de un espacio para la celebración de conferencias e incluso conciertos, sala de estudio, biblioteca, talleres deportivos y zona para exhibiciones deportivas, todo ello con el afán de ofrecer la cultura del automóvil al espectador en un diálogo con la cultura universal que tan bien representan los sillares, las calles medievales, la muralla, Casa Lis y Catedral Nueva de Salamanca.


Ferrari y Chevrolet

El fondo de armario del Museo de Automoción de Salamanca se compone por piezas pertenecientes a la Colección Gómez–Planche, más vehículos donados por la Dirección General de Tráfico, el Centro Histórico Iveco-Pegaso y otros de particulares y administraciones,  lo que permite la rotación entre piezas mostradas sin que se pierda la exencia del museo.

Hispano-Suiza

El Museo se articula a través de un recorrido por las distintas plantas y salas de exposiciones en el que primeramente accedes a un espacio en el que se comparten aspectos de la biografía del "mecenas" Demetrio Gómez-Planche quien con la ayuda de su familia consiguió reunir la colección expuesta durante más de 40 años, tanto consiguiendo coches en buen estado, como vehículos que tuvo que remodelar y restaurar, en ocasiones, incluso desde piezas de desguace y sobre chasis oxidados; junto a una visión general de la industria (y a la vez fenómeno cultural y social) del automóvil asi como una retrospectiva sobre los intentos anteriores a finales del siglo XVIII, con ideas de humanistas como Fontana, Leonardo Da Vinci, con sus planos y reproduciones a tamaño real. Es la sala de la Prehistoria. Continuaremos el recorrido por la ProtoHistoria (finales del S.XVIII y principios del XIX) donde hace hueco al triciclo de Benz que fue el primer automóvil con motor de explosión, y que deja como curiosidad el relato del primer viaje en un vehículo de motor de explosión, realizado en Alemania, a través de 125 km en torno a la zona de lo que hoy es el circuito de Hockenheim realizado con un prototipo de Benz y a cuyos mandos iba la esposa de Benz.

Chrysler Imperial Serie 80 del año 19

Pasando a la sala de Alta transición donde se abarcan las primeras 4 décadas del Siglo XX lo que supone la mayor evolución de lo que entendemos como automóvil. Comprende vehículos como Rolls Royce, Amílcar o las joyas de la corona (quien lo iba a decir pero en aquella época el empuje de lujo, clase y tecnología automovílistica era una empresa española): los Hispano-Suiza. Entre las curiosidades llama la atención una exposición de un antiguo taller de la época, cuyas herramientas se disponen a través de una rudimentaria cadena de montaje, alimentada por un motor de vapor y que transmitía la motricidad a través de un sistema de poleas montado en el techo. La siguiente sala (Baja transición) comprende hasta el año 1960 con coches cada vez más evolucionados, en los que se puede apreciar como la comodidad, la potencia, la velocidad van en aumento, al mismo tiempo que llega a cada vez más usuarios, por el abaratamiento de costes y la mejora en las condiciones de vida de clases bajas y medias.

Prototipo de Hispano-Suiza presentando en Salón Internacional de Ginebra 2002

Por último llegamos a la quinta sala, que alberga desde los años 60 hasta la actualidad, mostrando coches espectaculares, más reconocibles, y juntándonos en el mismo espacio con prototipos de la nueva Hispano-Suiza, un vehículo solar o con el aspecto más competitivo de la automoción, donde a parte de monos y cascos de pilotos, fotografías, motores de competición, podemos disfrutar de vehículos de rallies o los fórmula 1 de Fernando Alonso (Renault R29 del aó 2009) o el Bennetton-Renault de 1995 con el que Michael Schumacher consiguió su segundo titulo del mundo.


Renault R29 2009. Fernando Alonso. Fórmula 1

Además en la composición actual, con coches míticos anteriores, como el ford T o el Muntz-Jet 52-M tan propio de las películas como Rebelde Sin Causa o American Graffitti, o el Chrysler Imperial Serie 80 del año 1927. Un espectáculo vamos.

Como digo absolutamente genial la visita, muy recomendable. El precio, es lo de menos y por 3'50 € (a marzo de 2012) más un euro para poder sacar fotografías (aunque luego realmente nadie parece comprobarlo, pero aún así esta muy bien invertido) está más que justificado el acercarse a este espacio. Un museo distinto a lo convencional y que sin ninguna duda complementa la tradicional oferta turística y de tiempo libre de Salamanca, a veces tan monótona y tediosa para los que pasan más de un finde en ella, y que en ocasiones guarda auténticos lujos, quizás no tan evidentes, pero si que apasionantes, enriquecedores y distintos y teniendo en cuenta la periocidad de las exposiciones temporales o los cuantiosos fondos del museo el Museo de Historia de la Automoción de Salamanca se merece cada cierto tiempo una visita.

Y más si se tiene la suerte de compartir la visita, con tio tan cojonudo, como mi hermano, mejor que mejor... Si le sumamos a la ecuación un buen café, y un paseo por el centro viendo ciervas... genial!!


Los dos zagales sobre el Benneton-Renault de Michael Schumacher de Fórmula 1 año 1995

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