No veo mucho la televisión. Y muchísimo menos la publicidad. Pero esta tarde entre sueños y reposiciones de La que se avecina, me desbelé con el anuncio de Securitas Direct.
La televisión más allá de con espectáculos deportivos, el Salvados, Días de cine, el descubrimiento Top Gear o algún que otro espacio de humor, como medio de comunicación hace ya un tiempo que no me ofrece nada salvo espacios de información de la tv pública o La2Noticias. Teniendo en cuenta esto, llego a la conclusión que el 85% de la programación televisva en este país, me indigna, me insulta y me estomaga. A la publicidad nunca le he hecho demasiado caso, más allá de las kaatxondas de los anuncios de especial K, pero lo de hoy me ha parecido bochornoso.
El anuncio de Securitas Direct, presentando por un tipo al que respeto(-aba) por su profesionalidad periodística, como es Mario Picazo, me parece de una bajeza moral, de una vileza rastrera descomunal, puesto que no se limita a utilizar el miedo como arma de persuasión en el objetivo de la venta del sistema de seguridad que ofrece la compañía; sino que además en una suerte de empatía con el televidente le advierte, le amenaza y le exhorta a evitar poner a su familia en peligro con la adquisición de la "maravillosa" alarma de Securitas. Más allá de incluso violar la privacidad de una familia montando un "Gran Hermano" que funciona bajo el botón de una empresa, el recurso del miedo, del terrorrismo, como fusil de marketing es una práctica que a mi, personalmente, me parece vomitiva, por mucho que ya tengamos experiencia en tragar con ella y con los gobiernos como ejecutores (recordemos un momento alegatos con el terrorrismo etarra, o de cualqueir signo, la Gripe A, etc.).
Mario Picazo aparece sobre un fondo que es un salón desordenado de un hogar de periferia amueblado en IKEA, mientras va narrando como entraron los ladrones cuando los dueños no estaban en la casa y que perdieron todo lo de valor que tenían en ella. A continuación, aparece una foto en un marco (creo haber visto marco y foto unidos en la exposición de marcos del leclerq) que según la narración de Picazo no tuvo tanta suerte y se encontraba en la vivienda cuando esta fue asaltada por los ladrones, insinunando de esta manera, el fatal desenlace de una manera cruenta y barbara. Todo ello por no tener contratada una alarma de Securitas Direct.
No es nuevo, ni mucho menos, el uso del miedo como una de las armas más poderosas de sugestión, atacando los impulsos más primarios de la condición humana de una manera fiable y con amplios resultados en la historia. No hace falta más recordad como por parte de diversos colectivos de ultraderecha se usa el miedo contra el diferente para buscar apoyos y coaliciones en favor de la xenofobia y el racismo. El miedo es usado como un elemento de persuasión que nos obligue a consumir y a obedecer. A través de él, es fácil reconocer como desde que el consumismo y el capitalismo dirigen nuestras vidas se nos crean una serie de necesidades, irreales, que alimentan una sensación de pánico que obliga cada vez más a los ciudadanos a recluirse en sus casas. Sólo se puede salir para consumir. Las necesidades creadas por poseer grandes casas nos crean miedos, miedo por mantener a salvo esas propiedades e inseguridades por permanecer en ella, consumiendo cada vez más y más productos que nos mantengan a salvo dentro de las propiedades y alejándonos de la vida social, sumergiéndonos en un bucle agorafóbico que nos separe del resto de semejantes mediante el binomio miedo y seguridad.
Este anuncio funciona a la perfección con los pretextos que el neoliberalismo y las élites oligárquicas utlizan desde los años 80 para controlar la voluntad y la vida de los ciudadanos, como tan bien mostró Naomi Klein en la Doctrina del Shock. El miedo y su uso en medios de comunicación y publicidad, es un fantástico elemento de persuasión a la movilidad social, la investigación y la acción popular. Me parece lamentable que las autoridades audiovisuales, AutoControl o algún responsable si es que los hay que no solo estén para cobrar del erario público, hayan dado visto valido a un spot que se salta toda la deontológica publicitaria y literalmente miciona sobre los libros de buena praxis de marketing y publicidad. Nuestro funcionamiento como ciudadanos, que no sólo somos memos consumidores, es denunciarlo y utlizar la capacidad crítica, la inteligencia y la denuncia para desterrar el apeló más rastrero y nauseabundo a los sentimientos e instintos más básicos para aumentar la cuenta de resultados de esta o aquella empresa.
Esta tarde se me han revuelto las tripas al ver el dichoso anuncio del video. Yo nunca tendré una alarma de esta empresa, y no sé si de alguna otra. Pero lo que tengo claro es que jamás podrán borrar la voluntad popular, que es nuestra voz, con un uso tan abusivo, escatológico y brutal del miedo, porque los que tienen que tener miedo son ellos, porque nosotros somos más y mejores.
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