lunes, 6 de abril de 2009
Los besos no dados
Oscuros ojos del deseo, viajan por raíles quebrados;
las miradas envuelven en su cálido manto momentos que si no serían olvidados;
los cuerpos se levantan sobre los talones y nos acercamos con nuestros brazos,
nos respiramos juntos, saboreándonos y llenando el paladar de nuestro sabor;
las bocas se abren para friccionar labios tibios y cansados de dolor,
pero sólo encontramos el vacío de la distancia.
Distancia alimentada por el miedo y la vergüenza;
palabras pensadas y no dichas; alejan los deseos de vivir los sueños;
sueños tan simples y complejos como ser feliz...
Las noches y el alcohol embriagan instintos y sentidos,
vivimos y buscamos el lecho sin la importancia de no lo compartido;
emprendemos el descanso sin atajar el dolor de no lo dicho,
pero nos levantamos revueltos por el estomago,
con la cabeza atacada por mil males, pero sólo uno,
nos derriba y encierra en la pesadumbre del cobarde
no besarte,
No juntar nuestros labios sin palabras, ocupa el primero de los males;
el vacío de mi corazón se agiganta con los besos no dados;
navego por un mar de sombras sin encontrar donde dar mi amor,
y me ahogó con conciencia de no haber dado todo lo que se pedía.
El juego se pierde porque no conocemos las reglas.
La seducción arriesga nuestra alma, porque no la conoce y
nosotros perdemos porque apenas vislumbramos las reglas...
Regalos sin abrir, caricias al viento, rezos y plegarias en el templo,
los besos sin destinatario se acumulan en el baúl de los objetos perdidos...
enfrente quedan los cofres de corazones ajados, y más allá,
un estante con cordeles de almas solitarias.
Oscuros espectros de un mal desconocido
Flotan sobre mi mente cansada;
Las informes visiones de mi vida
Pasan como un tren fantasmal;
Algunas corren por mis mejillas,
Penosas lágrimas que caen como rocío.
Besos que perdieron el billete de salida,
labios huérfanos de tu calor y tu humedad,
la sedienta boca perece en la vivencia de un sueño;
Las lágrimas surcan ya un rostro virgen de caricias.
Mis besos duermen inertes, olvidados de su destino,
no les queda más existencia que yacer dentro del bosque.
Lejos, en la sombría del sauce y el álamo
allí perecen sueños de una noche, rostros casi olvidados,
cuerpos que mis manos jamás tocaron...
Mi vida se acaba con el amargo regusto
de cientos de noches inolvidables,
cuerpos y alcohol estimularon el espíritu,
que se encontro huérfano al dar respuesta...
Pasados los días centrado apuesto,
qué jamás encontre lugares,
donde olvidar yermo tu gracejo,
porque fue sumiso en la derrota
Y ahora viajo sin tener en cuenta,
los besos no recibidos, porque sólo uno,
no viaja viciado y corrompido,
y más lamento en mi alma
dejar de acariciar tus labios,
por miedo y vergüenza.
Escondí mis sentimientos y
mis besos quedarán olvidados,
como yacen los barcos naufragados.
Sueño cada noche en mi habitación.
Siempre abunda la oscuridad
y espero ansiosamente su llegada hasta el amanecer,
brilla la luna que se torna oscura entre nubes y veo el sol saliendo, con su azul cielo detras de ella con sus colores celestes y naranjas,
va dejando mis penas y desdichas atras,
cuando se oculta la luna con su noche oscura y nitida.
pero aparecen mis sentimientos,
y forman la armadura
para quien regrese otra vez a mi corazón no vuelva a romper.
Río y lloro sin ansias por saber lo que me espera al amanecer
ni me duele ni me alegra;
mis emociones desaparecen,
como el amor que abundaba en mi corazón.
Pero lloró por herirme y río por haberme dejado ir...
y ahora soy libre,
como un alma divagando en un cielo negro azulado de la noche,
que se posa en la ventana, noche con noche las angustias que me has dejado
y aun espero con ansias el dia que la mujer soñada llegue
para que mi armadura desaparezca y mis emociones regresen...
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