Ahora ya navegó sin temor. Mi propio ego, mi intenso miedo a la derrota, a mostrarme... No puedo perder esta batalla. No la voy a perder. Ya no voy a alimentar un temor que tú dejas en los huesos. Voy a ser fiel a mi palabra, a tus sueños, a tu cariño. No puedo dejar morir esta amistad. Tiene mi palabra como garante. Convencido caminaba con la seguridad de mi fuerza, de mi rebeldía, de no deberle nada a nadie. Y llegaste tú, y me haces cambiar. Me das cariño, te preocupas por mi, algo que nadie había hecho. Y ya no puedo seguir poniendo barreras; somos eternos ya. Te has metido en mi pecho, y sin ti no sería la misma persona. Cómo no voy a estar contigo en los malos momentos... cómo no luchar por hacerte llorar; sentir tus lágrimas despedirse de tus ojos y caer en mi pecho. Acaudillar tus sentidos bajo mis manos, tranquilizarte, decirte, susurrarte que no estas sóla. Voy a dejar todos los descampados para ti y para mi. Para que gritemos, lloremos y riamos. Para ser nosotros, sólo nosotros, tu y yo. Dos amigos que se necesitan, dos personas que no pueden ya vivir el uno sin la otra, y viceversa.
Ha sido un fin de semana extraño. Amores pasados y futuros se han turnado en desvelarme. Viejos amigos han elegido la opción fácil por el parloteo de un par de tetas sin cerebro. La noche embriago mis sentidos y doncellas de mayor jerarquía embaucaron mis sentidos. El vodka regó mi espíritu y la compañía de todos ellos y los nuevos e inesperados me embalentonaba. Pero guardaba en la cartuchera el rifle de mi conciencia y constancia, y decidí no emplearme en buena liz con semejante hembra, pese a que mi libido era un microclima propio.
Noches así son las de la memoria; las que te acuerdas con problemas la semana siguiente y rememoras con lujuria y algarabía toda la vida. Ver al desaparecido inundar con su personalidad todo el torero, y poder recordarlo con la bebida en los pies, y engullendo una hamburguesa... Después se torcieron los gestos. Es increíble lo rapido que el mundo destroza certezas que te construyes tu mismo, y te hace ver lo que te habían mostrado y tú habías ignorado y violentado por creerte superior. Es ilógico vivir en un mundo en el que lo que das por seguro y sabido se desmorone. No quiero tener que recordar a nadie dentro de un tiempo que tenía razón. Espero que no. Tampoco me suele pasar esto de que de entrada alguien me caiga tan mal y no quiera o reniegue de estar cerca. Pero joder es que es superior a mi.
Te dan la razón, te autorizan, te la quitan, te desautorizan. Eres el criminal, el intransigente, son bobadas. Pues para mi no lo son. Para mi es importante la coherencia, valorar a la gente que se lo curra con uno... Tengo preferencias, es así, y no me duelen prendas admitirlo. Claro que no me han hecho nada estas chavalas, pero me saca de mis casillas, oír todo el rato a la misma sabiendo de todo, o eso cree, y a la otra callada, como inspeccionando el ambiente. Gane un día con mi hermano de piscina, basket por Tv y basket jugando. Una noche de cine, ver Gomorra es un ejercicio de apertura del grifo del saber. Conocer mejor el país del calcio, las mamma-chicho, o el indigno Berlusconi, por la crueldad de unos suborbios, mil veces retratados en el cine norteamericano, y una vez en el brasileño con aquella Ciudad de Dios.
El domingo se alimento entre los adelantamientos de Valentino Rossi. Vivir en la incertidumbre de dos niñas que se enamoran a cientos de kilómetros, y el sentimiento de dolor que te inunda. En el repaso te pregunto y veo que te lo has aprendido. Que ya lo sabemos. Que para lo bueno y lo malo, estamos, somos. Tú me necesitas y yo también a ti. Soy un tio duro. Duro pero sensible. La mayoría de las veces los problemas y las mierdas me las trago con dolor sin molestar a nadie. Alguna vez comparte plato mi pobre hermano. Sé que estás ahí, lo sé. Estoy seguro de que el día que te necesite me darás mucho. Ya me lo das cada día, cada momento. Tu amistad, es un regalo que no había pedido. Un agasajo que desconocía. Llamaba a la amistad otra cosa. Ahora tu le has puesto nombre correcto al hecho.
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