Las lágrimas no derramadas son las que nos hacen daño. Se convierten en cristales que rayan los ojos por dentro y caen en nuestro corazón para ajarlo como una cueva milenaria. Por esas grietas he sangrado y sangraré toda mi vida. Lo empezó haciendo de color rojo, fuerte y apasionado; pronto se turbó en negro color, en una masa pesada que bloqueaba mis arterias y mis fuerzas para derrotar la tristeza. El pesimismo no se elige; te conquista, te seduce. Se ve el mal, el odio y el temor triunfar en todos los rincones. No hay nadie que escape a su poder. Los más ricos y fuertes pueden caer bajo el yugo que sostenemos los más desfavorecidos. Por qué ser duro, y por qué no serlo. La realidad siempre me vapulea y me sorprende. Aquí y ahora admito que lucho con todas las fuerzas para no verme superado, derrotado por un destino caprichoso, maquiavélico que nos coloca en todas las encrucijadas que jamás hubiéramos esperado. Y así estoy por fin feliz, por trabajar donde y como quiero. Suspirando por alargar la semi-esclavitud todo el tiempo que me sea posible para asegurar un futuro y para ir cumpliendo sueños.
Y también estoy feliz porque me siento vivo. Disfruto de cada día y más de cada noche. Las escapadas en compañía o a solas. Las citas tan cercanas con un cristal juntándonos y separándonos. Conocerte y amarte es todo en uno. Soy como soy, con lo bueno y lo mucho malo. Sólo lamento no vivirte en presente. Recuerdo los comics de la estela plateada, de jugar con el espacio y el tiempo y hacerlo inmejorable o imperdonable. Sueño con la vida actual y la libertad pasada. Conjugo sus verbos para intentar convencerme de que el destino es un cabrón sin escrúpulos que sólo deja la salida de un revolver con 5 balas en el bombo. Y sin embargo, solo recuerdo lo bello y lo bueno. Me pueden hacer putadas, o devolverme confianzas confiadas pero no encuentro ahora el rencor de sentirme dolorido o manipulado. Quizás mañana, dentro de un mes, un año o incluso nunca tome revancha de dolores ahora infligidos. No es mi estilo, y nunca lo he hecho pero la desesperación modula los actos.
Estas ganas de vivir y que me vivan que ahora tengo no son eternas. Lo sé. Tampoco han sido una constante en mi vida. Lo que nunca ha sido una variable es mi forma de ser. He crecido, florecido y madurado, y voy sobreviviendo poco a poco con muchas más ganas y fuerzas que tiempos atrás. Convencido estoy o al menos eso creo, que no cometeré errores superados pero nunca jamás olvidados. Porque los motivos esgrimidos se mostraron ineficaces para mantener mi seguridad quizás encontrarte a ti, me de una nueva excusa, sin duda la más válida y sólida. Porque nunca se sabe lo que se va a necesitar y mucho menos lo que se tiene, en ocasiones coger una oportunidad es mejor que dejarla pasar. La ves marchar y siempre piensas que lo realmente importante es jugar, apostar. Quedarse sentado en el banquillo o la grada no vale. Así no tomas partido en las decisiones y eso a la larga pasa factura.
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