jueves, 1 de mayo de 2008

El soplo de los vientos


En sinfín de espacios, temporales y ambientales, las circunstancias atan nuestro camino.
Cada paso que afrontamos secciona nuestros sentidos, hasta dejarlos hechos jirones...
La dirección de todo lo que nos rodea, nos mueve; adelante, atrás, dando vueltas sobre un mismo punto...
En otros aspectos de mi vida, la forma o aquello tan manido de la fortuna prende los resultados que puede hacerlos brillar en la noche más corta o bien incinerarse ante la pasividad de los que nos rodean.
Pero si hay un aspecto, una "suerte" o intención en la que si que he visto los designios del momento es ese de encontrar acompañante para una noche, una tarde de domingo o porque no, una vida.

Ahora estamos en uno de esos "momentos". En forma que diría un deportista. Llevo algunas semanas en las que los ábacos de mi casa no dan a basto. A parte de territorios conquistados (tampoco nos engañemos, que no comemos todos los días), sí que existen preciosas espadas que se atreven conmigo; y yo con un punto de valentía/locura intento agarrarlas a oscuras por el mango, a sabiendas de que tarde o temprano, alguna estrujaré con mis manos por el filo. Entonces la sangre resbalará brazo abajo, y volveremos a momentos de duda y temblor; aquellos en los que me embriague de hechizos no buscados que contaminaron mi corazón, y que salvo una vez, siempre que salieron, lo hicieron reforzando mi desconfianza.

Pero en estos días, aunque estos tristes incautos no se lo crean, me doy cuenta de que la simpatía y el perfume (el del bote y el de mis botes) que destilo atraen más miradas que antaño, y lo que es más especial: Lo sé y me doy cuenta. Ya sea en un garito, en una cafetería, en el supermercado o al otro lado de la carretera, uno que ya casi peina canas, se da cuenta de todo lo que sucede alrededor, empezando con aquello que nos tiene en cuenta.

En ocasiones por más que juego con mis armas, los réditos que consigo sólo me llevan al desasosiego y la ruina. Otras veces, como en este momento y en esta suerte de atraer a una mujer a nuestros brazos sin caer en sus manos, prácticamente sin hacer nada consigo preciosos ejemplos que encumbran mi curriculum...

No es pedante decir mis virtudes. En el privilegio de embaucar un espejo no fui muy mal parado. Termino medio sería lo que me define; y como estar en la media, no significa ser normal, aquí radica mi excepcionalidad. Porque por dentro guardo las mejores esencias: Corazón puro, valiente y honrado; inteligencia, perseverancia y ese humor, mi "arma de destrucción masiva" que ataca a las incautas, que despliega sus sonrisas y me cuelan en sus sueños.

Se necesita solo de un minuto para que te fijes en alguien, una hora para que te guste, un día para quererlo, pero se necesita de toda una vida para que lo puedas olvidar.Al final, todo esto puede llevar o bien a la perpetúa e irremediable soledad; o a tener que elegir, donde parafraseando al grande Eduardo Mendoza en su obra Sin Noticias de Gurb:

“…Elegir una entre tantas no resulta fácil, porque ello implica renunciar a las demás… dedico la tarde a estudiar el tema. A efectos metodológicos, decido agrupar las dificultades en 3 grupos:

a) dificultades biológicas

b) dificultades psicológicas

c) dificultades prácticas

Todas se me antojan insalvables.”

Y como alguien dijo en el pasado: "Inteligencia es lo que el hombre busca en una mujer cuando se ha cerciorado de que tiene todo lo demás", en esas lides andamos...


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