jueves, 8 de mayo de 2008

Me gustan todas!!!


Cristina Scabbia

Mientras la justicia española sigue provocando la carcajada, el escarnio y la vergüenza ajena, los neo-cons se enfrascan en la rapiña del "marianin" y el resto del país masculino (con menos neuronas y ciego ante la belleza) se enorgullecen o lamentan (depende de por donde sople) de pasillos y majaderías esféricas; este que les escribe, que ya no es tan joven y nunca fue tan digno, se conformaría con que desde el Ejecutivo se nos reconociera nuestro derecho inalienable a mirar con descaro todos esos tesoros que durante meses permanecieron enterrados en la triste isla del invierno. Que no os confunda la poesía: estoy hablando de culos y tetas.

Es que es llegar mayo y no doy abasto: me faltan ojos, me sobran piernas y no logro distinguir a las guapas de las feas. Con más arte y en circunstancias más adversas que yo lo expresó Emilio El Moro:
"Y hay mujeres paticortas
Y hay mujeres patizambas
Hay pelonas y orejudas
Bizcas, tuertas y jorobadas
Pero fea, fea, fea
Pero fea y con ganas
No hay ninguna mujer fea
Por la gloria de mi hermana".

Vosotros, habidos huéspedes de mi literatura y mi versión intelectual, que quizás ya me conocéis un poco, meneareis así la cabeza y pensareis: "Ya está el salido este..." Pues sí, qué pasa. Llega mayo y me vuelvo loco, y como tengo un espacio pequeño en la blogsfera, y como homenaje a todas esas mozas de inigualable belleza y tesoros escondidos, pues lo digo, ya que nadie ni nada me censura, ni tampoco (no menos importante) me paga. No es por compararme, pero a Manuel Vicent, sin ir más lejos, le pasa lo mismo, aunque con las corridas... de toros: llega mayo y los aficionados a la prensa contamos los días que faltan para encontrarnos con su tradicional columna antitaurina en El País. El muy aguilón aprovecha que San Isidro está al caer para que la España asesina reflexione acerca de los crímenes que está a punto de cometer. No me digan que un gesto parecido no me daría a mí cierto empaque y credibilidad como columnista, que falta me hacen. Pues tómense, por favor, lo que queda de artículo como mi tradicional disertación primaveral sobre la belleza femenina y, si quieren, se lo saltan. Yo es lo que hago con el de Vicent.

Si han llegado hasta aquí coincidirán conmigo en que este año están todas más guapas que nunca a pesar del dudoso favor que les ha hecho algún modisto eunuco con lo de los pantalones pirata. Eso sólo te queda bien si eres torero (o torera). Recemos, pues, para que las zapatillas de bailarina (o toreras), que tanto destrozo causaran el pasado año en sus pies y en nuestra libido, también se queden para siempre en el fondo del armario y para que este verano no se acabe nunca. Como lo último, al paso que vamos, es bastante probable, yo ya fantaseo con la idea de doce meses repletos de toros, minifaldas, tangas y medias verónicas. La de columnas que nos vamos a saltar.

Y es que lo de estos tiempos con la belleza femenina es para ir a urgencias. Embolias en lugares poco apropiados, dolores de cuello, problemas visuales, olfativos... Con aliados tan firmes como el calentamiento global, Amancio Ortega (por Stradivarius y H&M) y la TV lo que antaño se antojaba como propio de turistas nórdicas, países moralmente degradados y de obras maestras del cine, como Porkys, ahora ha arrinconado a la rancia y profunda España, para iluminarnos la vista a la luz del Sol, o de la discoteca hortera de madrugada. Caminar por esta Salamanca, primera patria del tio-Paco, a día de hoy es vivir en completo momento de reconocimiento, con los dispositivos encendidos, y luchando por no sacar... la lengua de la boca. Sonar, radar, misiles de acercamiento, todo el arsenal a disposición de la libido y el vicio.

En definitiva, como no me queda más placer que el seguir buscando miradas y oportunidades para dar rienda suelta a los sueños y la testosterona, he aquí mi más sentido homenaje a todas las mujeres por mostrarnos sus pecaminosos cuerpos, apenas cubiertos por gasas y líquenes, en ocasiones aderezados por sus sonrisas y otras por su atropellada ira. A todas gracias; os merecéis todo, empezando por respeto y amor. 1 besazo.

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