martes, 14 de junio de 2011

La mártir


Ayer, festivo en Salamanca, me disponía a eso de las 3 de la tarde a comer en casa viendo la tv, y más concretamente el telediario regional de Castilla y León Tv. Entre las variadas noticias que iban desde como montar un encierro sin tomar (y gastar en) las más mínimas medidas de seguridad por las que un pobre muchacho ha muerto, el partido del Valladolid, o las medallas y blasones que se llevan los diputados regionales al constituirse el parlamento autonómico, hubo una que me saco de mi enfrascada contra el plato e hizo crecer mi ya aumentada indignación.

Resulta que el obispado de Burgos y la capilla de Teología de la Universidad de Burgos han decidido promoveer la beatificación de Marta Obregón, víctima del llamado violador del ascensor hace 19 años. Ni que decir tiene que tal muerte y violaciones, como tantas otras, de mujeres en todas las partes del planeta, me parecen una aberración execreable, injustificada y denigrante, como por ejemplo las que suceden en México todos los días (ONGs aseguran que 4 de cada 10 mujeres han sido violadas en el país) y por las que me sumo a la manifestación del pasado domingo bajo el lema "NO es No. Mi cuerpo es mío", y de las que la jerarquía eclesiástica, con su visión de la sociedad y su machismo militante son también cómplices. La imagen que ilustra esta entrada pertenece a esta manifestación en México.

El hecho de la beatificación en sí de esta mujer me da igual. Soy ateo y beligerante con la iglesia católica. No me gustan sus actos, su hipocresía, sus mensajes y mucho menos pagar como contribuyente sus fiestas. No sé y poco me importa si en la promoción participa la familia de la víctima, aunque seguro que tendrán su premio económico, porque aquí está claro que la primera fé es al capital y las estampitas seguro que tendrán derechos de autor, amén que Bautista se siga ganando tan bien la vida. Me molesta bastante la continúa proliferación de noticias en los medios públicos de comunicación de las noticias religiosas de carácter católico como por ejemplo las procesiones que tan fácilmente se agasajan bajo el inucuo apelativo de bien de interés cultural. En definitiva, que mal que bien convivo en la "aconfesionalidad" de este país con paciencia y trabajando en la exposición de ideas y en un camino hacia un país con una educación y sociedad laica.

Lo que realmente me sacó de mis casillas y disparo mi más afilada verborrea anticlerical contra el televisor fueron las declaraciones, no sé si de un obispo, sacerdote o malnacido cualquiera, que se regodeaba en la bondad de la tristemente fallecida, frente al de otras víctimas que si lo fueron de violación, pero no resultaron fallecidas. La Iglesia quiere beatificarla, considerando que Marta murió como una "mártir de la castidad" con la idea de Cristo muy presente en su mente y en su corazón en el momento del asesinato. La idea no está exenta de polémica. Más que por la exaltación de la víctima por el término "mártir de la castidad", que es indigna e innecesaria porque coloca en un nivel inferior a las mujeres que fueron violadas e intimidadas mediante el uso de la violencia y que sobrevivieron. Escuchar en esas declaraciones tal soflama de bondad y virtud de esta pobre chica, a la que respeto en lo más hondo, cosa que no hace la igleisa con las otras víctimas de violación a las que prácticamente pone el apelativo de putas, me revolvió de tal manera y encendió aún más mi espiritú laico.

Que semejante monstruo que ampara a uno de los mayores sindicatos del crimen, la desigualdad y la violencia de la historia, se permita el lujo de juzgar víctimas de violaciones alabando la virtud de unas, en contra al vicio de las otras, me produce asco, indignación y me lleva una vez más a renegar de su fé. Para mi todas son víctimas, a igual nível de esa execrable desviación moral por la que la mujer es considerada un trofeo, un objeto sexual, y en que la educación cristiana, apostólica y romana tiene muchisímo que ver, porque desde un principio se preocupa en tratar la sexualidad como algo malo y malvado, separar y segregar a los niños por su condición sexual, creando y ampliando prejuicios y falsedades y promoviendo un modelo de famlia y sociedad que será muy católico, pero es muy poco democrático, igualitario y libertario.

Sé que nunca veré a la iglesia católica, ni española ni mundial, promoveer la beatificación o la canonización, o el nobel de la paz, o el prinicipito de Asturias o el mundial de fútbol a una víctima de violencia doméstica o a un niño violado por un sacerdote y vejado por los jerarcas de la Iglesia del Vaticano, que tapan con sus pomposos satenes y millones sus vergüenzas para callar la verdad y la justicia.

P.d.: Me ha sido imposible encontrar el susodicho video de la noticia en la web de RtvCyl así como me ha extrañado enormemente que en todos los diarios en los que aparecia referida la información los comentarios no aparezcan, o estén desactivados. Aquí está la noticia, pero del vídeo con las declaraciones del impresentable, no hay nada.

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