Grand
Slam,
Torneo,
Triple
Corona
y Victoria
en Twickenham,
en el templo londinense sobre el archienemigo Inglaterra. Y todo un
sábado 17 de marzo. Un inolvidable Sant
Patrick’s Day.
La
tormenta perfecta del rugby irlandés.
Voy
a hacer mi resumen de un histórico VI
Nations,
6
Naciones,
el que ha supuesto el tercer
Grand Slam de Irlanda en la historia,
y la constatación de un modelo de juego y un sistema competitivo que
premia el trabajo y desarrollo por encima de los resultados y que
corresponde al modelo de las naciones celtas, de la liga del Pro14
(antes Pro12) y de Irlanda, con sus provincias (Leinster, Munster,
Ulster y Connatch) en particular.
Este
resumen lo hago con la clasificación final inversa, nación a
nación:
6º.
Italia.
El XV
Azzurri
está ya inmerso de lleno en un cambio generacional. Los nombres
icónicos siguen saliendo (el próximo será el del capitán Parisse)
y viene una nueva hornada de jugadores transalpinos llamados a
liderar el cambio. Entre ellos destacan el del zaguero Matteo
Minozzi
y los flankers
Mbanda y Negri, las mejores noticias que nos ha dejado Italia en este
VI
Nations,
junto a una apuesta ofensiva valiente y decidida que nos les ha
librado un año más de la cuchara
de madera,
puesto que las carencias y los errores en defensa les han condenado
en todos los partidos. Sin embargo, si yo fuera italiano, sería
moderadamente optimista porque se ven mimbres para construir un
equipo y según adquieran mayor experiencia pueden llegar las
ansiadas victorias.
5º.
Inglaterra.
La gran decepción. Llegaba el XV
de la Rosa
con el estímulo de ser el primer equipo en ganar tres ediciones
consecutivas y se van con su peor resultado en el formato 6
naciones
tras perder consecutivamente
con
Escocia, Francia e Irlanda, este último en casa. Pese a todo lo que
se ha dicho y escrito por los fervientes admiradores Pross,
sigo viendo a Inglaterra como el equipo más sobre valorado del rugby
mundial y ahora que los resultados han desaparecido se ven las
carencias tanto de juego como de apuesta táctica de Eddie
Jones.
Sin la supremacía física tan evidente y también, hay que decirlo,
favorecida por criterios arbitrales más permisivos, Inglaterra ha
sido un equipo previsible y con una falta de ideas total en ataque,
mientras que en defensa resultaba lento y desajustado con cortinas
defensivas llenas de agujeros. Nombres como los de Brown, Joseph,
Ford, Robshaw (otra vez) o el capitán Hartley han salido
cuestionados. Incluso el
nuevo chico maravilla
Itoje
(quien a servidor le parece que tiene mucho de marketing y poco de
rugby efectivo) ya recibe las criticas que comparte con Eddie Jones,
a quien, insisto: sin el parapeto de los resultados no tiene ni
juego, ni renovación por nombres con los que defender su gestión
del rugby inglés.
Aún
con todo y como es lógico, siguen
teniendo una batería
de jugadores amplia
y siempre serán considerados favoritos: Pero a menos de dos años ya
para el próximo Mundial
en Japón 2019,
el tiempo se agota para construir un equipo que además disponga un
juego más vistoso y agradable de ver.
4º.
Francia.
La travesía por el desierto del rugby francés continúa un año más
sin que se atisbe un
hilo de esperanza. Sigue la apuesta por un rugby
arcaico,
contrario al rugby
champán
de la gran época, en el que únicamente tienen cabida jugadores
clon, físicamente colosales pero poco dotados para la evasión y el
juego a la mano. Basteraud,
el tres cuartos de Toulon es el ejemplo de este modelo, y aunque con
su llegada a partir de la tercera jornada, mejoraron los resultados,
el juego siguió
dejando
mucho que desear. Tampoco ayudaron los escándalos fuera del terreno
de juego con el affaire
en los pubs
y hotel de Edinburgo tras la derrota frente a los escoceses en la
segunda
jornada y que entre otras consecuencias sacó del equipo al que había
sido única luz en el juego ofensivo galo: el ala Teddy Thomas.
Es
cierto que en
el
XV
del Gallo
han sido duros, muy duros, defensivamente y siempre han estado en los
partidos -de hecho, en sus tres derrotas se han llevado el bonus
defensivo-, pero su único favor al rugby de ataque ha sido el gran
nivel de Machenaud en las patadas a palos. Han ensayado poco (8) y
les han ensayado menos (6), pero la sensación tras el torneo es que
mientras el sobre
dimensionado Top14
se llena de estrellas mundiales del rugby del hemisferio sur, faltan
jugadores franceses capaces de aparecer primero en sus clubes, luego
en su selección con un modelo que recuerde el de las grandes épocas;
un
modelo donde el talento prime sobre la fuerza bruta.
Parece que quedan años de sufrimiento para todos sus rivales, pero
sobretodo para Francia, su afición y su rugby imbuidos en un modelo
que ni les da resultados ni les satisface en estilo y concepción.
3º.
Escocia.
Parece que con la consecución tras 10 años de la Calcuta
Cup,
el XV
del Cardo,
termino su torneo. Ante un Murrayfield entregado los caledonios
firmaron un partido vibrante y efectivo que supuso la victoria sobre
el eterno rival y la constatación de un crecimiento constante de un
equipo que tras las notables individualidades -Hogg ha firmado quizás
su peor torneo en global, y Russell ha estado muy intermitente-
muestra una construcción sólida, con un Johnny
Gray
exultante en la segunda y un juego de flankers
también notable. Siguen apostando por un rugby fluido, de
predominante juego de tres cuartos que les ha dado las dos victorias
en casa ante Francia e Inglaterra y una apuradísima contra Italia en
Roma la última jornada (27-29), pero si quieren aspirar a la
consecución final del torneo deben mejorar su versión fuera de
Edinburgo, ya que ni en Cardiff, ni en Dublin tuvieron opciones
reales de disputar el resultado. Sin embargo, da para mucho
optimismo, ya que solo hay que pensar, que no hace tantos años, la
actual Irlanda se encontraba en una situación muy similar.
2º.
Gales.
Hay que reconocerle a su seleccionador Warren
Gatland,
unas dotes tremendas para sobrevivir y para hacer competir a un
equipo que ha visto como con el torneo empezado fue incorporando a
jugadores vitales que han pasado un calvario en forma de lesiones los
últimos dos años. Gente como North, Faletau, Lee, Francis, o Davis
fueron entrando en el equipo y volviendo así al estilo
Gatland,
con un juego mucho más controlado, quizás previsible pero seguro,
frente a la apuesta de las primeras jornadas con gente como Navidi,
Parkes, Patchell o Adams en las que el XV
del Dragón
se asemejó más al brillante juego de los Scarlets que están
admirando a todo el rugby europeo en los últimos dos años.
Pero
recuperada la guardia pretoriana
se confirma el estilo, no tan bonito, pero no exento de resultados de
Gatland y vuelven a poner a Gales en clara condición de disputa y
éxito de cualquier partido y torneo que jueguen. Tienen jugadores,
tienen un modelo y tienen variantes para sobreponerse a cualquier
sobresalto que les llegue.
1º.
Gran
Slam.
Irlanda.
No es fácil empezar a hablar y destacar algo de este tremendo equipo
que ha resultado ser el XV
del trébol
en este VI
Nations 2018
pero si hay que hacerlo, lo hago por el drop
de Jonathan Sexton en la primera jornada en París.
Al
igual que en el último Grand Slam saboreado en la isla verde fue una
patada (la
de Ronan O’Gara frente a Gales en la última jornada de 2009), con
el tiempo cumplido el que ponía en camino a una Irlanda que siempre,
cada día ha sido un martillo pilón frente a sus rivales. Pero
no sólo fue la patada desde la línea de medios, sino como se llego
a ella, tras cuarenta
y dos fases, 42
de la delantera
irlandesa,
montando plataformas y recuperando con una voracidad extrema y una
meticulosidad precisa el balón en cada ruck
para acercarlo desde la propia línea de 5 metros ya con el tiempo
cumplido. Aquella exhibición a parte de sacar el corazón del pecho
a todo aficionado, interesado, experto o neófito en el rugby resulto
un aviso a navegantes de las intenciones y el nivel irlandés, pero
también sirve
como resumen
fantástico para ilustrar lo que ha sido este VI
Nations 2018.
Joe
Schmidt
sigue su hoja de ruta para configurar un equipo, un país campeón,
con plena coordinación entre la federación (IRFU), las franquicias
profesionales (Leinster, Munster, Ulster y Connatch) y la estructura
de base que llena la isla de escuelas y equipos de rugby. Así, y con
mucho trabajo y desarrollo a fuego lento, Schmidt, sigue cociendo un
rugby capaz de plantar cara a cualquiera, afianzando un estilo claro
e irrenunciable -el juego de delantera predominante- y añadiendo más
y más recursos tanto en nombres (ojo a las segundas y terceras
unidades que vienen con los Leavy,
Porter, Carbery, Ryan, Scannell,…) como en posibilidades donde el
nombre de Bundee
Aki
ha sobresalido.
Junto
al jugador de origen neo zelandés, y con la ya sabida baja de Payne
durante todo el torneo, todo jugador que ha compartido los centros
con él, ha brillado y de forma notable, acumulando ensayos y
nominaciones como Man
on the Match:
Primero hasta su lesión Heinshaw, luego en un brillante partido
frente a Gales Farrell y por último el mayor talento del jovencísimo
Gary Ringrose.
Pero
no sería justo limitar las
alabanzas en estos hombres sin citar a la bisagra, medio melé y
medio apertura que han rayado a un nivel de compenetración y
seguridad brutal. Conor Murray y el ya citado Jonathan Sexton, se
encuentran, probablemente en el mejor momento de sus carreras, y no
es poca cosa decir que son la mejor pareja de 9 y 10 del rugby
actual. De como continúen y como lleguen al próximo Mundial irán
buena parte de las opciones irlandesas, primero de llegar a
semifinales por primera vez y después de por qué no, ganar la Copa
del Mundo.
También
quiero destacar el nivel, recuperado de Rob
Kearney
en el zaguero, que al igual que con Healey repuestos de años de
lesiones, ha estado soberbio siempre dando el paso adecuado, sin
errores ni de ejecución, ni tácticos. Un
seguro y además una opción más de sorprender en ataque.
Si
todo esto no fuera poco, Irlanda ha encontrado en un chaval que está
a punto de cumplir 22 años la guinda del pastel. Jacob
Stockdale,
el ala de Ulster, en
su primer campeonato ha
hecho historia con palabras mayúsculas para firmar 7 ensayos en
un torneo en la era VI
Nations.
Con
un talento especial para la finalización y con una capacidad genial
para la lectura de juego y la anticipación Stockdale no se ha
cansado de culminar jugadas de ataque y contra ataque irish
durante todo el torneo.
Con
todos estos argumentos, Irlanda aprovecho sus partidos centrales (2ª,
3ª y 4ª jornada) en casa para ganar con algunos apuros a sus
rivales, para en la primera y en la última jornadas, en visitas a
Paris y Londres, conseguir
un histórico Grand Slam,
y ponerse de manera justa y deseada como referencia para todo el
rugby del hemisferio Norte.
Ha
sido un VI
Nations
colosal, divertidísimo y que ha dejado claras muchas cosas. Las
cervezas y el hermanamiento con amigos, pareja, familia, compañeros
con el rugby como excusa han sido lo mejor. Lo peor es que queda un
año para volver a disfrutarlo y habrá que conformarse -nótese la
ironía- con la Champions Cup, la liga celta, la liga nacional, las fases de ascenso
del amateur, el
femenino, el
Super Rugby, las series mundiales de Seven, el Rugby Championship...
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