jueves, 12 de abril de 2012

Historia de una portabilidad fracasada

Llevo 10 años con Vodafone. En este tiempo un par de incidencias atendidas por personal latino américano, que ni conocían la existencia de unas Islas Canarias ni la LOPD en vigor al comprobar el uso fraudulento que hacen con nuestros datos (más tarde, trabajando para Telefónica móviles y para Orange Internet ya comprobé de primera mano, los convenios de cesión de bases de datos entre compañías...); Pasos de contrato a tarjeta, de tarjeta a contrato, sin más problema que alguna factura inflada, que con la pertinente reclamación se volvió a un descuento por unos meses. Cambios de móviles (recuerdo al menos 5 con el que tengo ahora) y ya esta. Diez años de cliente, pagando puntualmente, sin retrasos, y ni un ofrecimiento, ni una misera encuesta de calidad y confianza en el servicio contratado. Con Vodafone, como con otras compañías, he comprobado una de las máximas empresariales españistaníes: Una vez que eres cliente; nos importas tres cojones...

El caso es que mitad por esta sensación de abandono y que sólo se acuerden de uno a la hora de cobrarte, y otra mitad por las buenas referencias que tenía (y que ahora ya son sólo un recuerdo) sobre Yoigo, de por ejemplo mi hermano, decidí que una vez cumplido el compromiso de permanencía de mi actual contrato y terminal móvil, realizaría una portabilidad a Yoigo. Y aquí es donde empieza mi particular "vía crucis" (valga la redundancia y coincidencia festiva).

En primer lugar, como es lógico y natural confirme vía internet (foros de consumidores) el funcionamiento de Yoigo. No estaba mal, había opiniones muy positivas, unas pocas dolorosas (como sería la mía en mes y medio), pero todo parecía que si me cambiaba a la compañía era una buena decisión, aprovechando el tirón del "regalo" del móvil, algo en lo que sacaba ventaja contra sus competidoras (en mi caso, muy bien posicionada Symio) y también la tarifa era muy apetecible.

Pues dicho y hecho. El 5 de febrero se cumplia mi permanencia en Vodafone, y decidí acercarme a una tienda de Yoigo (concretamente la de la calle Zamora de la capital salmantina) a solventar algunas pequeñas dudas y a comenzar el proceso, utilizando además una oferta de "trae a un amigo" para que mi hermano se sacase una rebajilla en su gasto telefónico mensual. Nos atendió una chavala muy maja, morena, ojos azules, un encanto. Me ofreció una tarifa que no había visto en la web de yoigo. Pero lamentablemente no podía utlizar la oferta de "trae a un amigo" con lo cual era la primera mala señal. Me tomo datos, a papel y bolí (otro mal rollo), y me pidió 20 € como fianza. Hasta aquí todo normal. Iluso de mi, creía que mis días en Vodafone habían acabado y ya podía disfrutar de las ventajas de un smart phone, que para mi iban encaminadas a controlar el correo, twittear desde cualquier lugar y el whatsapp (what's up), aunque bueno, ya sabéis que soy un friki y acabaría encontrando y enganchándome a gadgets nuevos y otras aplicaciones.

Paso una semana. Pasaron dos sin noticias y volví por la tienda. La misma chica me comento que se retrasaba el alta con Yoigo, puesto que no llegaba el móvil que había elegido (un Hua Wei con Android). Yo andaba con prisas y una semana después volví a aparecer por la tienda. Me atendió otra chica, mujer diría ya, bastante menos guapa y sobretodo más arisca y anti profesional. Después de esperar 10 minutos a acabar de que hablará por teléfono ¡¡con su madre!!, le dije que me parecía fuerte que este esperando desde hace 3 semanas para simplemente comenzar una portabilidad y no recibir ni un sólo aviso o mail (tenían mi dirección, y por supuesto mi teléfono) que apelará a mi paciencia. Me expeto que no sabía cuando llegaría el dichoso movil, y por lo tanto desconocía la fecha en la que empezara el proceso de portabilidad; mi contestación fue que a través de la página podía yo iniciar el alta (iluso de mi) y ella respondió con un sorprendente: "Vale, pero ten claro que a los que se dan de alta por internet en la tienda los tratamos peor". Mi hermano, que me acompañaba, y yo nos quedamos a cuadros, y decidí que por favor, rompiera el papel con mis datos y firma, me devolviera mis 20€ de fianza, para irnos (hermano, billete y servidor) con algo de dignidad.

Rapidamente, y gracias a los alquileres de locales en el centro de una pequeña ciudad universitaria con un problema de hiper explotación del sector inmobiliario como modo de sacarse un sobresueldo en negro, pude girar a la esquina de la calle, 3 metros y entrar, ta-chan, ta-chan, en una tienda Vodafone. Allí una chica muy amable me explico que procedimiento seguir para tras realizar una portabilidad con otra compañía conseguir oferta y movil que satisfacieran mis preferencias. Todo muy diáfano y claro, y no menos sorprendente las maniobras que tiene que realizar un cliente, que siempre se ha mantenido al día de pagos, desde hace 10 años, para poder aspirar a oportunidad y condiciones cuando menos similares a las de un posible nuevo cliente.

Después de unas horas, un café, un trozo de tarta y un paseo a casa, se pasó la indignación y el cabreo en la medida justa y suficiente para plantarme delante del ordenador, abrir la página de Yoigo y comenzar mi proceso de portabilidad. Practicamente todo era igual. O quizás no tanto. Pude aplicar la oferta de "trae un amigo" y por ella que mi hermano consiguiera unos descuentos con mi consumo, que bien se los había ganado. Pude, además, elegir móvil y el lugar a donde querían que me lo mandarán. Aquí vino el gran error que cometí. Escogí un teléfono por error que no tenía Android, y para colmo con un recargo de 59€ a mi cuenta bancaria. No me di cuenta en ese momento. Guarde los datos y la página con el "Hecho" para la portabilidad desde yoigo. Apague el ordenador y fui a dormir. Y lleve mi rutina varios días más, hasta 9 días sin un mensaje de texto que dijera "tu portabilidad esta en marcha"; sin un email, ni una llamada. Nueve días en los que no tuve ninguna noticia desde Yoigo. Incluso, pese a que cobraron desde el primer momento los dichosos 59€ tampoco me llego un acuse de que se había producido esa operación desde la compañía telefónica.

Y así cansado de esperar llame. Llame a Yoigo y expuse mi indignación y quejas por el hecho de llevar 9 días esperando comunicación por parte de la compañía y no haber recibido nada. Me atendió una chica por teléfono a la que también le parecía un poco fuerte la ausencia de comunicación y diálogo entre las partes cuando están formalizando una relación contractual, pero evidentemente no pudo expresarse con toda la libertad y me indico que el proceso ya había comenzado y que en breve recibiría un sms detallándome la fecha en la que pasaría a ser de Yoigo. Y efectivamente así fue. Al día siguiente, me llego ese sms, y al intentar comprobar ya en mi ordenador de sobremesa como iba el envío, descubro con pavor que el móvil que había solicitado. No funciona con android. Maldito Windows mobile... El caso es que no me cabreé en exceso, pese o quizás también a que fue un error mío, y sobretodo porque esperaba en un momento u otro la inefable llamada desde Vodafone y desde su departamento de retenciones para seguirme manteniendo conectado a los hilos de Vodafone, cobrando cada mes y si puedo no dar mucho el coñazo...

Y asi fue. También al día siguiente, un sábado y por la tarde una chica del departamento de retenciones de Vodafone me llamó y me pilló jugando al fútbol. Le conteste que me llamase en una hora y media que la podría atender sin problema. Y volvió a llamar. Me cayó genial. Mitad su acento zaragozano, otra mitad el buen talante y profesionalidad que expresaba, puesto que todas las dudas que tenía y todas las ofertas, procesos y casuísticas me las dió a conocer y puso el orden en mi cabeza. Incluso empatizamos cuando con total sinceridad, le conteste a su pregunta, de por qué quería abandonar Vodafone, que me indignaba e incluso me molestaba que como clientes residentes y cotizantes en España (digo Hispanistán), se nos aplicaban facturas, tarifas e impuestos "a lo europeo" mientras nuestros sueldos son "a lo español" y encima los servicios estaban externalizados en Hispanoamérica, con lo que supone en ahorro de costos para la empresa, puesto como ya sabemos y es evidente, con un sueldo español, pagan entre 3 y 4 de trabajadores en Chile, Argentina o Colombia.

Pues bien, tan bueno fue el rollo que me dió esta chica que le pedí por favor que anulará el proceso de portabilidad con Yoigo y que me acogía a la contraoferta que me había lanzado. Contraoferta que por otra parte que jamás sin comenzar este proceso hubiera tenido al alcance: Móvil 3G última generación gratis (aunque curiosamente me quitaban todos los puntos vodafone, que ya sabemos que no valen pa na, pero bueno, cuando te los quitan, escuece), tarifa adecuada en torno a 20€ (mas IVA) al mes de consumo mínimo con 150 mb de datos y 150 minutos de llamada (no deja de ser una empresa telefónica) y descuento durante un año de hasta el 30% de la factura. Ahí es nada. Todo eso sí (ya lo sabía) con un período de permanencia de 2 años. Pero lo acepte. Y a los dos días lo anule.

Anule todo. Oferta, terminal y por supuesto, nuevo compromiso de permanencia con Vodafone. Curiosamente fue muy fácil, y en una gestión de 10 minutos quedo hecha vía teléfono. Y 24 horas más tarde activada (o mejor dicho, reactivada) mi antigua tarifa con vodafone. Pero más sorprendente fue recibir un sms de Yoigo informándome de mi anulación de mi portabilidad. De lo que no supe fue de mis 59€.

Pero volviendo al tema, quizás os preguntéis porque anule la nueva tarifa y condiciones que me ofrecía Vodafone. Pues bien, aún mantenía la esperanza de conseguir móvil y tarifa con Yoigo y con las ventajas de la oferta vía web para mi hermano y que globalmente me gustaba más que la de vodafone, compañía con la que os comentaba al principio del post, mantengo una relación basada en la indiferencia (la suya) y la paciencia (la mia). Y así dos días después, asegurado completamente de que el compromiso de permanencia con Vodafone ya no existía, volvía la web de yoigo y realice otra vez el proceso de portabilidad. Todo igual que la primera vez, salvo evidentemente, que escogí un móvil con Android, y para el que, curiosamente no había un recargo. Por lo tanto todo correcto.

Con la experiencia anterior reciente fuí mucho más calmado y sosegado. Espere dos semanas. Sin ningún tipo de notificación. Y ya tuve que llamar. Primero, por el hecho de ser cliente (futuro y posible) interpele con un operador de Yoigo (latinoamericano, por cierto) sobre la suerte que corren mis 59€ gastados en un proceso de portabilidad anterior y que ya está anulado. Le di el ID de portabilidad y demás datos, y así, derivado por dos veces a distintos departamentos conseguí que una chica muy amable me diera solución. En el momento en el que recupere mi pasta, le estaré eternamente agradecido, puesto que la operadora me comentaba que iba a proceder a abrir el proceso de devolución del importe abonado para aquella portabilidad. Esto fue el pasado miércoles, día 4 de abril. La portabilidad a la que hace referencia data del lunes 4 de marzo y anulada el día 19 del mismo mes. Y con la anulación de la portabilidad desde Vodafone, ¿no deberían haber iniciado AUTOMÁTICAMENTE ese proceso de devolución? ¿no deberían habérmelo notificado? Por supuesto desde antes, desde el primer momento en el que introduzco mis datos en sus formlarios web o en su tienda, ¿no deberían hacerme saber a través de una comunicación, carta o mail, con su CIF que están trabajando con mis datos? Si yo no reclamo ese dinero ¿me lo hubieran devuelto? ...

Pero ojo, que no todo acaba aquí. Seguidamente a la chica, le dije que por favor me pasara con los que llevan el tema de las portabilidades, porque tenía otra en marcha, y desde hacía 2 semanas todavía no habían tenido la dignidad de comunicarse conmigo. Y así llegue con un jóven, de un departamento, cuyo nombre no quiero acordarme, porque resulta que "aleatoriamente" eligen portabilidades de las hechas a través de la web para pedir una serie de datos (en formato pdf y que has de hacer llegar a ellos vía email). Mi pregunta aquí es: Si yo no llamo, ¿hubieran contactado conmigo inquiriéndome esa documentación que tenía que adjuntar? ¿Creen que soy adivino? ¿Es posible, que no se fiarán de mi, por la anterior portabilidad fracasada? Pero no acaban aquí mis desvelos.

Al día siguiente escaner mediante, dni por las dos caras, factura de mi compañía de teléfono e internet doméstico y recibo bancario de mi cuota sindical. Lo envío y sigo feliz, hasta que a las 4 ó 5 pocas horas (joder, la celeridad que se dieron con esto) me llama una tiparraca bastante borde del "departamento de documentación" diciéndome que mi recibo bancario de mi cuota sindical no valía, que tenía que ser algo, como por ejemplo (y curiosamente) un recibo de mi línea móvil con vodafone. "Pero vamos a ver, chiquilla, te he mandado lo que me han pedido; en los datos puedes ver y confirmar, claramente el domicilio (que no era el de envío del móvil, pero eso les daba igual), y sobretodo la cuenta bancaria que esta a mi nombre, ¿qué más quieres?". Pues no se llegó a saber, porque era imposible sacarla de que eso de los sindicatos no valía (vaya hombre, yo que me he partido el pecho a defender los derechos laborales y sindicales de los teleoperadores y ahora me vienes tú con esto) que tenía que ser otro recibo bancario. "Pues bien, -le dije-, lo único que tengo domiciliado ahí es este pago, el de mi laica y a la vez sacrosanta afiliación sindical, y quiero en esta cuenta hacer los pagos de Yoigo por movidas mías que a ti no te interesan, y lo otro que puede haber es cargo del seguro del coche, pero como es de hace más de 3 meses, esto es lo que hay. Si lo queréis bien, sino también... Seguro que alguna otra compañía acabará valorando mi dinero y el tenerme como cliente, que mi madre me quiere mucho. Por lo tanto, bonica, procede a anular la portabilidad de los cojones"

Total, después de una hora al teléfono y habiendo pasado por no menos que 5 operadores, termine mi relación con Yoigo, anulando esta segunda portabilidad que tanta insatisfacción me ha llevado. Dos meses para una tarifa de datos y un smartphone. Esto es #Españistan con una de sus magníficas características: Ciudadanos esclavos de los comerciales y las ofertas engañosas y completamente desatendidos y desprotegidos ante los desmanes de las grandes compañías, que independientemente del campo en el que se muevan, lo hacen todas de la mano, saltándose la ley y maximizando sus beneficios con competencia encubierta, en forma de oligopolio.


2 comentarios:

  1. Antes que nada, se nota tu poca experiencia en smartphones, es whatsapp, no what's up, xD

    La verdad es que has tenido mala suerte, yo siempre que he hecho un amago con yoigo, me han enviado mail instantáneo y sms, y he podido anular sin problemas.
    Seguramente te pidieron más datos por esa portabilidad anterior que no se realizó, y efectivamente, de esas no te llaman.

    y lo de las compañias de este pais, ya sabes lo que hay, pero no te lo tomes a ese modo personal, les da igual que lleves 10 años que 10 dias como cliente, lo que les interesa es gente nueva, y que sus clientes no se vayan, mientras exista gente que pague por un renove precios desorbitados, lo seguirán haciendo.

    La última puntualización: cuando garrafone, o vomiestar o la que sea, te da un movil por portabilidades, no te quitan los puntos por que si, la excusa administrativa es inyectarte puntos, para que el movil te cueste lo que te han dicho al canjearlos.

    ResponderEliminar
  2. Gracias crack!!! por ilustrarme y corregirme... No sé si ha sido mala suerte, o el que... pero sobretodo el que pasaran primero los minutos y luego ya los días sin avisos ni comunicación vía mail o sms desde yoigo, me han ido jodiendo muchísimo. No me ha parecido serio. Probaremos con Symio... Tenemos un pedido desde http://www.dealextreme.com/ pendiente, jaja... y cuidado con los móviles de android que venden ahí que me traigo uno... buen finde!!!

    ResponderEliminar

El Manifiesto Comunista. Comentario

  Introducción En 1848 se publicaba el documento político-ideológico y filosófico más trascendental de la Historia de la Human...