Porque el tiempo, la distancia y el olvido, el propio y el ajeno, ha jugado con nosotros y nos ha juntado y separado. Porque nunca coincidimos. Por los secretos inconfesables y por todas aquellas mentiras o medias verdades nos convirtieron en desconocidos. Y porque ahora ya no lo somos, y sabemos que estamos los que estamos para siempre, sin más novedad que la lucha diaria, el preservar esta amistad para hacerla eterna y trascendental.
Fue genial volver a estar juntos, cenar, beber, disfrutar... a ver si es verdad que conseguimos que no sea la única vez, la última y la excepcional. Qué podamos repetirlo tiene que ser nuestro objetivo, nuestra batalla. Hacerlo y conseguirlo también con esas almas antaño ajenas y ahora adosadas a nuestras vidas. Porque también son parte importante y nos han dado más, que cualquiera de nosotros mismos durante toda una vida. Ausentes y en el corazón y la memoria, también participaís de estas sonrisas y sólo espero que la próxima vez estés tú también aquí.
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