lunes, 5 de febrero de 2007

El Olvido vive en la dimensión del tiempo

No había vuelto a tener la necesidad de escribir. La necesidad de contarle a alguien lo que me duele y me turba. Definitivamente la felicidad se mide por el número de experiencias vividas.
A día de hoy, no puedo decir que no sea feliz. Lo soy. Pero tengo un sentimiento de agonía y desesperanza que conmueve todo mi cuerpo. Estaba y estoy convencido de que no te necesito, de que la luz que me aportas no me viene en ayuda; pero volverte a ver esta semana ha sido una daga clavada en mi corazón, y que durante mucho tiempo se ha estado afilando en el olvido.
Incluso hasta puedo decir ahora que me gustas (algo más), y a lo mejor puedo admitir que estoy enamorado de ti, porque durante 7 noches has estado en mi mente mostrándome sonrisas sin estar, y ocupándome en buscar como provocarlas cuando estuvieras.
Estoy convencido de que no me convienes, de que acabaríamos mal, me harías sufrir y puede que hasta renegáramos el uno del otro. Pero tan duro es eso, como este sentimiento de ansiedad, vacío y desesperanza que me invade, y al que el tiempo y el no verte no ha sabido poner freno.
He de buscar la manera de que me saques de la duda, pero por desgracia, hoy, estoy seguro de que si alguna vez has sentido algo por mí, es ya cosa del pasado. Lo presiento y eso aumenta mi caída hacia el tedio y el desasosiego.
Tus sensuales miradas y reveladoras caricias, me han sido esquivas, y aunque imagines que me has liberado de unos grilletes, ahora estoy enganchado al oleaje de tu perfume y al anhelo de tus besos.
Siento llegar tarde. Pero más siento no llegar aún.

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