lunes, 28 de agosto de 2017

El dopaje y la Marca España


De esto no se habla. No es portada, ni noticia, ni siquiera reseña. No aparece en los relatos de los éxitos y heroicidades del deporte español, aunque puedan subyacer las dudas y los silencios incómodos de quienes saben más de lo que pueden contar. Y si no se tiene la costumbre de consultar prensa extranjera o ver eventos deportivos por canales foráneos se desconoce.
Creo con humildad que hay pocos aficionados que como yo hayan disfrutando tanto con las victorias que el deporte español ha ido cosechando los últimos 20 años. La épica y el talento y estilo en los títulos mundiales y europeos de fútbol, balonmano, baloncesto... las victorias de nuestros ciclistas, la leyenda de Nadal. El nivelazo del deporte femenino compitiendo internacionalmente con claras diferencias en recursos, visibilidad y por qué no decirlo, en aspectos culturales. Y así con tantas disciplinas deportivas y tantos y tantas deportistas. Pero como intento, contextualizar y aprender, componer un retrato real y completo de las situaciones que vivo y me apasionan, y como además, tengo la oportunidad, la necesidad y la capacidad de escuchar e interpretar más allá, es el momento, tras esta noticia, en el que dejar unas líneas sobre algo que por desgracia, empaña el trabajo y el talento de los y las deportistas españoles, y que además, supone una vez comprobados los hechos y acontecimientos, una lacra y una vergüenza para España.

Vamos a ser claros. La opinión pública internacional piensa desde hace 15 años que las principales estrellas de nuestro país se hallan entre las 211 bolsas de sangre requisadas en la Operación Puerto y que no tienen "dueño" tras las actuaciones de las autoridades tanto deportivas, como judiciales, españolas más preocupadas por cerrar en falso la causa que de llegar al fondo de la misma y depurar las responsabilidades tanto penales, como federativas pertinentes. Por lo tanto, la Edad de Oro del deporte español se encuentra cuestionada fuera de nuestras fronteras porque existe una percepción de tolerancia con el dopaje como cuestión nacional, como política gubernamental en materia deportiva. Aunque el sumario y las filtraciones apuntan a que los implicados proceden mayoritariamente del ciclismo y del atletismo, fuera están convencidos de que también aparecerían, sobretodo figuras del fútbol, del baloncesto, y hasta Rafa Nadal… Y tienen la seguridad de que esa es la razón, y no otra, por la que la justicia de España ha denegado repetidamente el acceso a las bolsas contraviniendo con ello las regulaciones de la Agendia Mundial AntiDopaje (AMA). Por contra, en Italia, a través de un requerimiento judicial, fuera de los cauces de la administración deportiva, sí lograron una muestra y descubrieron a Alejandro Valverde, un nombre que aquí no había trascendido. Eso apoya la tesis de quienes piensan en lo fraudulento de nuestros éxitos deportivos y en la existencia de una política deportiva en España que favorece y encubre el dopaje.
Y en esta sensación o creencia que se tiene fuera de nuestras fronteras sobre la limpieza de nuestro deporte, no ayudan el mejunje que tienen formado entre CSD, COE, Federaciones, medios de información e intervenciones de tipo políticas y mediáticas de fuerzas de seguridad y justicia ordinaria.
Se hace evidente que durante todos estos años y sobretodo desde el estallido de las mediáticas Operaciones anti dopaje, como la Operación Puerto y la posterior Operación Galgo, las autoridades gubernamentales y deportivas españolas no han sabido, por ineptitud o por interés, cerrar de una vez por todas y de forma clara la intromisión del dopaje en las practicas de los deportistas y entrenadores, con un compromiso inequívoco de lucha contra el dopaje como cuestión nacional.
La supervivencia de un personaje como Eufemiano Fuentes cuando quedo demostrada su participación en la Operación Puerto, vista hasta su aparición en la Operación Galgo, donde además se añadía el tráfico de sustancias, es decir la existencia de un negocio, con oferta y demanda de sustancias dopantes demuestra que no se han hecho las cosas nada bien en esta materia. Durante todos esos años Fuentes siguió trabajando como si tal cosa, con el único parón de acudir a un juzgado los lunes de cada semana. Siguió asesorando a deportistas individuales, clubes deportivos y federaciones como si nada hubiera pasado y como si su nombre no hiciera correr ríos de tinta fuera de nuestras fronteras. Y lo peor de todo es que las salpicaduras y el hedor llega hasta hoy, y hasta los éxitos de hoy, pero pueden llegar también a los de mañana, de deportistas que ahora en su proceso de formación y madurez se han visto inmersos, o se han introducido, en estas tramas.
Desde luego el deporte profesional, con todo el dinero que mueve, especialmente el fútbol masculino, es un negocio y a la vez una herramienta poderosa de manipulación de las gentes y explotación de los seres humanos con lo que abre la puerta por ese interés, a la entrada del dopaje, como fin para maximizar el espectáculo y mantener a la población absorta frente a la televisión. Poco importan aquí las graves consecuencias médicas que el dopaje deja en quienes recurren a estas sustancias para maximizar su rendimiento. Tampoco se tiene en cuenta la ética que se derrumba con estos comportamientos en la práctica deportiva.
Y no estamos hablando, únicamente, de mafias que favorecen el dopaje en gimnasios de barrio y entre deportistas amateurs, sino que denuncio la dejadez del gobierno (ojo, que no distingo colores, ya que esto se percibe como una práctica extendida en el tiempo, y como una política nacional de encubrimiento para favorecer resultados deportivos celebrados con exuberante vehemencia patriótica) para atajar el problema y castigar y repudiar a sus causantes, ya fueran deportistas, médicos o directivos y federativos de cualquier deporte. Que estructuras opacas y endogámicas como el COE y algunas federaciones (atletismo, ciclismo, tenis, fútbol, baloncesto,...) se han visto beneficiadas por una forma de legislar concreta y una forma de aplicar la justicia parece evidente. No es lo mismo que sea un organismo deportivo y unos laboratorios quienes cojan al culpable, le pidan explicaciones y se llegue a la verdad, a que miembros de la guardia civil, a través de la declaración de un topo, irrumpan en el domicilio de un deportista o de un médico deportivo. Lo primero si es compromiso por un deporte limpio. Lo segundo, parece más maquillaje que otra cosa, y eso se contrasta cuando empiezan a hacerse oídos sordos ante las peticiones de las Agencias anti dopaje internacionales.

Por todo esto, todos los aficionados al deporte, y más quienes estamos preocupados con los valores que se sacan de éste, de la superveniencia de la ética en nuestra educación, y también en la imagen exterior de nuestro país, reclamamos tolerancia cero con el dopaje, pero de verdad. Exigimos limpieza. Fuera el doping del deporte. Y una política deportiva y educativa que se tome en serio el delito, y sus consecuencias sanitarias y educativas. Y por supuesto deportivas, aplicando las resoluciones judiciales necesarias para castigar a los tramposos y disuadir a quienes puedan caer en la tentación.

En definitiva, resaltar el valor del deporte limpio. Recuperar su práctica sana y con aporte de valores éticos y educativos. Y expulsar estos comportamientos que ensucian el nombre de nuestro deporte, y de quienes consiguen éxitos o simplemente compiten sin recurrir al dopaje, y que además, quiero creer, suponen una mayoría.





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