viernes, 26 de julio de 2024

Semana de la Historiografía. 4. Algunas tendencias historiográficas actuales


Durante los últimos 25 años del siglo XX la historiografía vivió una revolución en sus fondos y formas paralela a la de su materia de estudio: la Historia. El mundo contemporáneo se globalizaba, aumentaban sus ritmos e intercambios (en especial la transferencia de información en la era digital) y ampliaba su alcance a cada vez más individuos y sociedades gracias a los medios de comunicación de masas. Se rompían los viejos paradigmas del sistema bipolar. El individualismo y el consumismo ponían en cuestión las estructuras sociales. Surgían o renacían nuevos discursos y formas de pensar que protestaban y reaccionaban ante una época de cambio e incertidumbre.

Las corrientes de pensamiento y el estudio de la Historia no fueron ajenos a esta situación de crisis y vieron como se dinamitaban los planteamientos tradicionales para investigar y relatar el pasado. Estos cambios son a nivel propositivo y de fundamento de la materia, pero también metodológicos. El fin será hacer un relato histórico, lo más fidedigno y completo posible, que aumente el conocimiento sobre el pasado, ayude a explicar el presente y nos prepare para el futuro.

Esta tendencia ha continuado durante el primer cuarto del siglo XXI. En la era de la información y las nuevas tecnologías digitales se han aumentado el número de soportes y canales sobre los que divulgar conocimiento. Museos, monumentos y bibliotecas se han modernizado (1). La literatura y los medios de masas como la televisión y el cine, desde la ficción o el ensayo documental, se han interesado en la historia. Y muchos divulgadores y especialistas dan a conocer contenidos a través de internet, en podcasts de audio o video, en blogs y redes sociales (2), y también, en papel, muchas veces al margen de las editoriales tradicionales o de la academia, auto-gestionándose y autoeditándose. En general, han conseguido que la cultura y el saber puedan llegar a cada vez un público más interesado.

En este tránsito entre el siglo XX y el XXI, las corrientes historiográficas han adquirido identidades propias. Desde los estudios de género, los estudios subalternos, la historia postcolonial y racial, la historia mundial (World History) estas nuevas tendencias buscan marcar sus propias conclusiones. Y a la vez quieren interrelacionarse para optar a una comprensión histórica y de la realidad del mundo actual, cuyas relaciones sociales y culturales son mucho más complejas.

Uno de los paradigmas de la historiografía actual es la Historia Mundial o World History. El contexto influye en esta manera de pensar al poner el foco del estudio a escala planetaria como escenario unitario de los sucesos y de la vida de todos los seres humanos, de acuerdo con el proceso de globalización y mundialización (3) patente en las últimas décadas. Por ello, se hace necesaria una Historia que explique cómo se ha forjado este mundo de continentes, países, regiones, localidades, grupos e individuos que conviven (y también compiten) interrelacionados.

La Historia Mundial se relaciona con los procesos de descolonización y construcción del Tercer Mundo de los años 60. Parte de la reivindicación del papel histórico de las sociedades coloniales y oprimidas y cuestiona la representación del mundo y de Asia o África hecha bajo planteamientos occidentalistas. De esta manera, la World History adquiere un carácter integrador y multicultural. No está planteada o dominada por escuelas europeas u occidentales, sino que los aportes de estudiosos de otras regiones y culturas resultan igual de importantes (Sánchez-Marcos 2020). Al mismo tiempo, rompe con la lógica “estado-nación” como génesis del relato histórico (Conrad 2016: 4). Estos enfoques se plasman en la colosal obra de Jürgen Osterhammel La transformación del mundo. Una historia global del siglo XIX (2015) (4).

En la actualidad, la corriente historiográfica de la Historia Mundial ha adquirido mucha importancia, siendo implementada en manuales como el Tradition and Encounters. A Global Perspectiva on the Past (2009) de Bentley y Ziegler (Sánchez-Marcos 2020). En él y otros similares se señala que la Historia de la humanidad no debe valerse de una civilización concreta como punto de referencia sobre el que pivotar, sino que debe partir de la humanidad en su diversidad, como objeto de análisis, centrándose en las convergencias de las distintas civilizaciones (Bayly 2010: 48).

Por lo tanto, la corriente historiográfica de la Historia Mundial satisface la necesidad de abordar la Historia bajo una perspectiva global, más allá de las fronteras nacionales o regionales, para poder así comprender en su totalidad las interconexiones y procesos que han configurado el mundo en su conjunto, tal y como es hoy (Guha 2002: 23). Esta tendencia tendrá un enfoque holístico, es decir, no estará interesada en un análisis simple de acontecimientos únicos y aislados, sino que su objeto de interés estará en las inercias globales y las interacciones entre diversas sociedades y culturas, a lo largo del tiempo, y a través de todo el globo (Bayly 2010: 24).

Otra característica propia de la World History es su intención en ir más allá de los relatos y comparaciones entre países o regiones, sino centrarse más en las similitudes y diferencias que pueda haber entre distintas sociedades como objeto de estudio, así como en las repercusiones en otros puntos del globo, en el tiempo presente o más adelante (Conrad 2016: 3). No se trata de demonizar la historia nacional o la historia de los estados, sino superar sus limitaciones geográficas o culturales. De este modo, interdependencia, interconectividad y estudios comparativos serán la clave en los trabajos de Historia Mundial (Bayly 2010: 27).

En este sentido, la Historia Mundial ha heredado usos y formas de corrientes anteriores. En especial la influencia de las sucesivas Escuelas de Annales. Abordando la Historia desde una perspectiva multidisciplinaria, incorporando métodos y enfoques de otras disciplinas como la geografía, la economía, la sociología, las ciencias políticas o la antropología. Pero también, otros saberes como la climatología o la biología ayudan a completar la comprensión de los procesos históricos al ofrecer nuevas herramientas analíticas y conceptos compartidos que sirven para abordar la complejidad histórica de un mundo globalizado (Davis 2006: 18).

Por otra parte, la Historia Mundial no ha sido un cajón estanco con otras tendencias coetáneas de estudio histórico. Por ejemplo, con la incorporación de los estudios de género se consigue completar el relato histórico incorporando ni más ni menos que al 50% de la población histórica mundial, y con la que sin su participación activa, muchas veces silenciada y en la sombra, la historia no sería como es hoy. Ya sólo con esto sería beneficioso. Pero es que además, este enfoque particular permite cuestionar las desigualdades entre géneros e identidades mantenidas en el tiempo y cuáles han sido los factores que las promovieron y perpetuaron (Aresti 2018: 175). De este modo no sólo se pone en duda el relato histórico dominante, hecho por el “hombre blanco europeo” (López-Bertrán 2014: 33). Además, se consigue añadir el factor de género al análisis de las relaciones de poder que han marcado la Historia global (Aresti 2018: 177).

En cuanto a la colaboración entre la Historia Mundial y los estudios subalternos, también se ha conseguido dar voz a los grupos y colectividades excluidos de los relatos hegemónicos (Chakrabarty 2008: 44). En este sentido, se han dado la importancia que merecen las prácticas revolucionarias y de resistencia de aquellos que estaban oprimidos, desafiando la narrativa habitual, reescribiéndola haciéndola más completa y plural. Muy destacable es por lo tanto, la cooperación entre los estudiosos de la Historia Mundial y los historiadores postcoloniales y de aquellas razas y grupos subyugados por la presencia colonial europea, y las expectativas de un relato histórico de marcado sesgo occidental. Trabajando y colaborando así, los estudios subalternos, postcoloniales y la World History, han conseguido criticar el relato único impuesto por la autoridad de las élites que rigen el modelo estado-nación (Guha 2002: 17).

Por último, no debe obviarse la influencia que los estudios en Historia ambiental relatando la relación entre seres humanos y medio ambiente (Gallini 2005: 6). Además, a través de enfoques ecologistas y altermundistas (5), la Historia ambiental cuestiona la hegemonía capitalista y consumista de recursos que no satisfacen las demandas de igualdad ni las necesidades económicas de una extensa mayoría de la población mundial. Por contra, acelera una serie de cambios en la naturaleza del planeta que ponen en serio peligro la supervivencia. Especialmente de los más vulnerables, castigados así por dos ocasiones (Diamond 2003: 6’50”). Autores como John McNeill, Jared Diamond o William Cronon (6) afrontan la necesidad de conocer y explicar las consecuencias medioambientales del progreso, por lo que la visión histórica es necesaria para analizarlo (McNeill 2005: 14). La Historia Ambiental pone el foco, en definitiva, en conceptos formulados por ciencias físicas del espacio como la geografía, la climatología o la paleontología (entre otras muchas ramas y derivaciones), y bajo paradigmas como Antropoceno o capitaloceno (7) procura tejer las consecuencias de las acciones humanas en la naturaleza de la Tierra y en todos sus moradores (Blom 2023: 16).

Al combinar la Historia ambiental con los trabajos de Historia global se consigue superar las limitaciones sociales y culturales de la primera, y las cuestiones ecológicas de la segunda, componiendo así un relato mucho más completo que tiene en cuenta los factores de desigualdad tanto en acceso a los recursos, como en la asunción de responsabilidades. De esta forma, y al igual que en los estudios postcoloniales se consigue articular una critica a la narrativa histórica tradicional, basada en los rigores e intereses de las élites dominantes (Martínez 2019: 6’30”). Se escribe una Historia “desde abajo”, por los que no han tenido voz hasta ahora (McNeill 2005: 20).

En general estas corrientes historiográficas, si bien parten de objetos de estudio diversos y enfoques alternativos, comparten un objetivo común al cuestionar el relato histórico hegemónico (Grosfoguel 2024: 2’20”). Todas estas tendencias critican las estructuras de poder basadas en la injusticia y la opresión, y aparecen con un compromiso por la verdad histórica como columna de equidad, emancipación y justicia social. En conclusión, tanto los estudios de género, los estudios subalternos, la Historia Mundial o la Historia ambiental representan perspectivas complementarias entre sí para un estudio de la sociedad, la cultura y la Historia cada vez más completo y fidedigno. Cada uno de estos enfoques difieren en algunos métodos o propuestas teóricas, pero al converger en un objetivo común mejoran nuestra comprensión del mundo en el que vivimos.



En cuanto al rol del historiador en la sociedad actual es preciso en primer lugar, señalar la vigencia que el estudio de la Historia tiene hoy en día. El trabajo de las y los historiadores resulta fundamental como garantía de transmisión y sustento del acervo cultural que nos une (Grosfoguel 2024: 320”). El afán no será imponer una opinión, más o menos personal del autor, o en mayor o menor medida a favor o en contra de las tendencias hegemónicas, sino la de descubrir, interpretar, relacionar y transmitir la realidad de los acontecimientos y de la propia vida de las sociedades del pasado (Moradiellos 2013: 38).

Evidentemente, la propia experiencia personal y profesional de los historiadores condiciona, y no siempre de manera positiva, su labor (Elliott 2001: 7). No obstante a través del rigor en el método y el estudio de las fuentes, “lo más importante” (Pons 2013: 310), se pueden esquivar las limitaciones y cumplir con sus objetivos de instruir e ilustrar. De servir de fuente para los posteriores investigadores y público más amplio. Y es que el legado del historiador y de su obra es formar parte del corpus de fuentes de los futuros historiadores. Es decir, el trayecto vital de la obra se cumplirá cuando sea superada por quienes la han tenido como referencia y la han consultado.

A través del desarrollo de las corrientes historiográficas, la Historia ha podido crecer y completarse. La segmentación en temas, la diversidad de enfoques, la incorporación de métodos y conceptos propios de otros saberes o la consideración de las voces tradicionalmente silenciadas y menospreciadas, han conseguido dos grandes hitos a mi modo de ver. Por un lado, se han respondido a cuestiones ya planteadas con anterioridad pero no resueltas hasta que se ha diversificado la historiografía. Por el otro, se han planteado nuevas incógnitas que necesitan ser tratadas para poder explicar la vida del ser humano y su transcendencia. En general, puede decirse que las diversas corrientes historiográficas han enriquecido los relatos históricos completándolos.

Por último, una tarea básica para las y los historiadores actuales. La capacidad de transmitir su trabajo tanto al resto de la comunidad académica y profesional, como al gran público. El impacto por ejemplo de Anthony Beevor (8) el historiador que más vende en la actualidad sobre el público general, es tan trascendente como el de autores como Hobsbawn en el mundo académico y cultural. La importancia de la labor divulgativa del historiador e historiadora va paralela a la trascendencia que su labor investigadora y analítica. Por lo tanto, el oficio de Historiador presenta dos partes necesarias. Por un lado, la del investigador riguroso, y por otro, la del narrador y divulgador.

 


(1) Frente a esta actitud innovadora y proactiva de estas instituciones se contrapone el conservadurismo y cierre en si mismo de las academias como denuncian muchos autores (Capdeferro et al. 2019: 516) (Fontana 2017: 41) (Aróstegui 2004: 22).

(2) Algunos de los más interesantes y con más éxito en el panorama español serían el canal de Youtube del ingeniero civil Isaac Moreno Gallo con sus trabajos sobre infraestructuras romanas, los hilos en redes sociales de El Barroquista, Antigua Roma, Sara Rubayo o Restaurando dignidad. El proyecto en internet Conversaciones sobre la Historia donde varios historiadores de diversas generaciones publican y comentan noticias de actualidad y estudios sobre Historia Contemporánea. O los repositorios virtuales como dialnet.

(3) La globalización o mundialización es un proceso político, económico, social, cultural y tecnológico a escala global o mundial, basado en las múltiples interrelaciones entre todos los países y poblaciones (Fontana 2019: 519) .

(4) La tesis de esta extensa obra es la existencia de varias globalizaciones cada una en sus propios contextos particulares, no una única globalización (Osterhammel 2015: 1276)

(5) El Alter-mundismo es un movimiento político, social y militante heterogéneo donde participan simpatizantes de varias corrientes (feminismo, ecologismo, anticapitalistas, antiglobalistas, etc.). Propugnan un desarrollo humano alternativo a la globalización capitalista-liberal, basada en la colaboración de los pueblos y el respeto al patrimonio ambiental y ecológico.

(6) Cambios en la tierra (1982), de William Cronon fue la obra pionera de estos estudios. Desde un enfoque subalterno investiga la relación que los indígenas de Nueva Inglaterra tenían con el entorno antes de la llegada de los colonizadores.

(7) Por Antropoceno se entiende la actual era ecológica caracterizada por los impactos que en el medio ambiente ha provocado la actividad humana. En cuanto al capitaloceno surge como denuncia de varias autoras ya que no todos los humanos han sido igualmente responsables en el deterioro ambiental. Ambos términos son polémicos y siguen todavía en discusión (Cearreta 2017: 39).

(8) Anthony Beevor (1946) es un historiador británico especializado en Historia militar, particularmente en los conflictos europeos del siglo XX como la Guerra Civil Española y la Segunda Guerra Mundial. La publicación de sus trabajos son acontecimientos literarios que le aúpan a los primeros puestos de los más vendidos, por lo que su papel como divulgador histórico entre el público general resulta muy destacado.

 




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