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lunes, 5 de septiembre de 2022

Salvemos Cádiz


La provincia de Cádiz es un lugar maravilloso de nuestro país. La diversidad de espectaculares playas, muchas de ellas mantenidas en entornos naturales con poca o ninguna presencia constructi humana, con montañas y bosques de alcornoques; de marismas y dehesas; de pueblos blancos, salteados de murallas y fortalezas de frontera; con la ciudad de Cádiz, punta de belleza inconmensurable en torno a la que se coloca la bahía. La mezcla de naturaleza e historia; de paisaje y costumbres; de gentes y gastronomía nos regala uno lugar único.

Una provincia que aúna belleza paisajística, un trato humano magnífico y notables experiencias con las que embriagar los sentidos. Todo un cóctel perfecto para convertirse por méritos propios más que evidentes, en un potencial del turismo veraniego español. Yo mismo he pasado varias quincenas o semanas en todos estos años por las playas y los pueblos de Cádiz, y por lo tanto, he ayudado a inflar la burbuja del turismo que ahora amenaza con hacer añicos todo lo que nos atrae de Cádiz, de una provincia que para los que vivimos alejados del mar, se convierte en una arcadia perenne; en una ensoñación de una jubilación placentera y plena.

Parajes como Conil o Vejer, con su magnífica playa de El Palmar, han venido sufriendo la amenaza de la megalomanía y la especulación para destrozar los parajes y costas naturales de todos, en los inmensos réditos de empresarios y caciques de todo pelaje. La acción de la población civil y la oposición frontal de ayuntamientos de Izquierda Unida han permitido, hasta hoy, que bien sobre mal, se mantengan las costas y parajes naturales, y que los pueblos conserven su esencia que es lo que los ha hecho tan únicos y atractivos. Toca siempre intentar visitarlos, como a toda la provincia, con respeto y atención para captar su forma de ser. Y también estar pendiente para colaborar y denunciar cualquier proyecto urbanístico y hotelero que derrumbe algunos de los pocos espacios de casi no intervención capitalista -lo de vírgenes ya no puede ser-.

Muchos de estos espacios cuasi originales conservados en las costas españolas se sitúan en Cádiz. El hecho de que durante los años del desarrollismo y hasta bien metidos los años 90, gran parte de la costa estuviera en manos del Ministerio de Defensa, libró al territorio de la vorágine especulativa y han permitido que se mantengan, como decía más arriba, en un aspecto cercano al natural y original. Sin embargo, estas protecciones pueden no ser suficientes ahora que acaban los mandatos del ejército sobre estos terrenos que antiguamente se empleaban como campos de entreno y maniobras, tanto de marinería, infantería o anfibias. Devueltas las parcelas a los ayuntamientos, ya salivan muchos empresaurios del sector turístico españistaní para explotar los pocos kilómetros de costa libres de cemento, y hacer del paraíso natural de Cádiz, que es de todas y todos, empezando por los propios gaditanos y gaditanas, en pingues beneficios de unos pocos.

Por ejemplo, de politciastros de medio pelo, corruptos en potencia y en esencia, que no van a dudar en malvender el patrimonio natural de sus municipios al primer especulador, patrio o extranjero, que aparezca. Utilizarán el cebo del desarrollo y el paro, extremo en la provincia, para prometer unas inversiones y unos puestos de trabajo, que serán precarios por definición y acabarán por derruir los locales tanto en el sector pesquero, agrícola como en el del servicios actual.

La zona de Zahara de los Atunes, pedanía pesquera perteneciente a Barbate, está en el punto de mira de los especuladores, los corruptos y de quienes defendemos un medio natural y un turismo y consumo, responsable, sostenible y digno. La proliferación desde hace años de urbanizaciones y campos de golf, con Atlanterra (ya perteneciente a la localidad limítrofe de Tarifa) como paradigma, nos pone en guardia para evitar que el patrimonio que es de todos quede en manos de unos pocos que no dudarán en exprimir su potencial, hasta ahogarlo, hasta robarle la esencia, y no dejar de vuelta, más que las facturas y los destrozos; los residuos, las aglomeraciones, el tráfico excesivo y las restricciones de agua.

La viabilidad de la Costa de la Luz y de toda la provincia de Cádiz no puede estar sometida a visiones diocechescas del crecimiento perpetuo, a ilusiones de desarrollo turístico y a alentar planes mastodónticos de crecimiento urbano y peri urbano que se encienden con la llama de vacuas promesas de empleo. Y esto no lo digo como un asiduo visitante de esta magnífica tierra que tengo clavada en el corazón. Lo digo porque por suerte conozco a muchos gaditanos y gaditanas, que viven en su tierra, o que quieren volver a ella, y para ello saben que es vital conservar la esencia que las hace tan especial. Ya conocen, ya lo conocemos todos, que estos proyectos solo dejan las basuras y se llevan las plusvalías lejos, sin que apenas las huelan los locales. La falta de infraestructuras, tanto viarias, como de canalización y tratamiento de aguas deberían de frenar estas propuestas de despilfarro y laminación. Y sin embargo, cada dos por tres, y todo el tiempo, en el territorio, toca defenderse, informar y denunciar. Luchar por conservar lo poco de costa natural que nos quedan.


Yacimiento arqueológico de la antigua ciudad romana de Baelo Claudia. Playa de Bolonia en Tarifa (Cádiz)

 

Parajes inmensos en belleza y esencia. Plenos de historia -estamos hablando del Cabo Trafalgar hasta las ruinas arqueológicas de la ciudad de Baelo Claudia en la playa de Bolonia-, naturaleza y formas de vida autóctonas -pescadores, artesanos del esparto, la madera, la cerámica, agricultores o ganaderos de retinta, etc.- no pueden verse erradicados. Ya no valen el fomento de políticas urbanísticas y turísticas, porque ya han quedado demostradas que son un fracaso, solo alientan burbujas que explotan en forma de crisis recurrentes, no cumplen ni con el desarrollo económico local, ni tampoco con la creación de un empleo mínimo de calidad.

Cádiz, su patrimonio, sus pueblos, sus playas y montes, y sus gentes merece futuro y dignidad. Necesita inversiones, si, pero no aquellas que ya sabemos que sirven únicamente para borrar su pasado, parasitar su presente y erradicar su futuro. No se puede permitir la continua esquilmación de los recursos, empezando por el propio suelo, y siguiendo por el agua dulce, pero también salada. Y sin olvidar el recurso básico de la vida de las personas que residen en el territorio. Su bienestar, su salud y su dignidad como trabajadores. Por todo ello, ames o no Cádiz, debemos estar atentos en colaborar, estar informados y rechazar de plano los proyectos megalómanos de turismo y ladrillo. Cádiz no lo merece; y todos, sin distinción, no los queremos.


 

sábado, 27 de noviembre de 2021

Por la recuperación de la lucha obrera

Visto aquí

La Bahía de Cádiz es uno de los puntos de nuestro país que más paro padece. Un lugar maravilloso para vivir y trabajar que sin embargo arroja las cifras de desempleo más brutales de toda la UE.

Cuando en los años 80 se procedió al desmantelamiento del sector industrial de Asturias, Galicia, Euskadi o Cádiz para que no trastocará la privilegiada posición industrial de los países centrales de la UE se condenó a toda su población. No se le dio más alternativa que una violencia policial, bien conocida porque era la que 40 años de franquismo había empleado. Y ahora cuando tratan de apretar aún más las clavijas a los trabajadores de la industria del metal para seguir engordando los buches de accionistas y aristócratas metidos a empresarios es necesaria, vital y último recurso una movilización obrera, como las de antes con estopa y barricadas.

Lo han hecho encontrando la solidaridad de toda la población gaditana, del resto de la clase obrera, que ya no sólo es que sepan que el sector del metal es básico para el devenir económico de la provincia. Es que además, comprenden que en su lucha van la de todos y que sólo será con activación y unión como se consiga equilibrar una balanza en la que el peso y el dolor de los desposeídos no alcanza a nivelar la avaricia y fascismo de los privilegiados.

Han ardido contenedores y neumáticos y pareciera como si esas imágenes fueran suficientes para desacreditar la dignidad de la lucha obrera y de quienes están luchando y activando todos los conflictos laborales a lo largo del estado en un momento, en el que el coste de la vida se encarece aún más, los salarios se congelan más rápido que el invierno y en definitiva, el futuro viene atrapado en dolor, precariedad y un sentimiento de absoluta indefensión.

De primero de huelga es decir que cuando las barricadas se ponen dentro de una ciudad, en una avenida o un cruce es para que la policía no tenga tan fácil cargar. Difieren de cuando se levantan en las afueras, en las entradas de las ciudades y polígonos de producción, que ahí si cumplen un cometido de pura lucha laboral: parar la producción y que se note la necesidad de la mano de obra en el ciclo productivo-económico. El hecho de que las barricadas dentro de la ciudad de Cádiz aparecieran cuando llegaron los bastardos y la tanqueta reflejan este punto.

"El gobierno más progresista de la Historia" está pagando en sus carnes una década de crisis económica, recortes y desposesión de las clases trabajadoras. Le está afectando el lamentable estado en el que Rajoy y el austercidio han dejado el país. Y la pandemia ha apretado las clavijas justo donde más recortaron los corruptos: en los servicios sociales, la sanidad, la educación públicas y en las pensiones.

Si a todo esto le sumas una crisis energética que continua porque Occidente ya ha quemado todo el combustible que podía quemar, los ánimos y ganas hierven al contrario que el ambiente al que llega el invierno.

Son los trabajadores los que estamos sufriendo una pérdida terrible del poder adquisitivo, y una precarización de las relaciones laborales que nos pone en puertas de la esclavitud pura y dura.

Y es que cuando se saltan tus derechos de trabajador para obtener más beneficios, se llama "negocio", pero cuando peleas por lo que te pertenece según la Constitución y las normas internacionales, se llama "violencia". Y no hay más violencia que la que se ejerce contra las familias trabajadoras que no llegan a fin de mes, que no pueden calentar su hogar, donde tienen que estudiar a la luz de las velas, donde no pueden alimentar ni vestir a sus hijos.

Porque una consecuencia de la COVID-19, quizás la consecuencia social y política más significativa, es que la pandemia ha demostrado que las clases sociales existen. Siguen existiendo y pertenecer a una u a otra determina las posibilidades de supervivencia de los individuos, lo que es una deflagración en los cimientos de igualdad de la democracia. Y esto que parecía olvidado, otra victoria más de los privilegiados y el neoliberalismo, se ha desmoronado este último año y medio largo. Tras la pandemía, el confinamiento y la desescalada, con todo lo que ha pasado, las clases trabajadoras que indistintamente a su procedencia, sector o edad, vuelven a comprender que es con lucha y resistencia, con lo que prevalece la verdad y se consigue el avance.

Por qué, ¿qué han pedido los trabajadores del sector del metal en Cádiz?

Pues salarios dignos con subidas sólidas para sobrevivir al aumento del coste de la vida. Negociación de un convenio justo y respetuoso. Contratos estables. Que se acabe la precariedad. Que acaben ya con las infinitas subcontratas. Futuro para su empleo, sus trabajos y para su tierra.

¿Y qué han recibido?

Pues de entrada la solidaridad de toda la clase obrera, en especial del personal sanitario, pensionistas y estudiantes. Y palos. Muchos palos. Hostias de quienes detentan la violencia institucional. Una tanqueta para reprimir que puso en peligro a toda la población que se cruzo con ella. Un atropello más de ese bulldozer en el seno del gobierno que es Marlaska que hace ya mucho, desde el primer segundo, que esta okupando un ministerio para el que no tiene ninguna autoridad moral. Encima y para kolmo el personaje es el cunero, diputado por Cádiz.

Por supuesto, y en algo a lo que ya estamos acostumbrados, también recibieron el desprecio y manipulación de los medios de comunicación manipulación de masas, en manos de las oligarquías patrias. Pero podemos decir que por una vez, y que sea la primera del resto de todas ellas, la solidaridad y comprensión de la ciudadanía se ha hecho notar

Y por último, recibieron la preocupación del gobierno para empleando la punta de lanza de la desposesión laboral, los sindicatos oficiales, conseguir un tibio acuerdo que pusiera fin a la huelga y que está siendo sistemáticamente rechazado en las asambleas de los trabajadores. Incluidas aquellas desarrolladas en centros de trabajo donde se ha asegurado (en teoría) el empleo, pero donde rechazan la continua precarización y ejercitan la solidaridad para con sus compañeros de subcontratas y otros centros.

Se aplique o no el acuerdo y se vuelva o no en un tiempo medio a las protestas y paros, recordad que como veis, las huelgas funcionan. Su éxito es tan seguro como también lo es el silencio de los que mandan y no quieren que nada cambie.

La violencia policial no es nueva en este país. Y no va a acabar tras esta semana en Cádiz. Todos nos hemos llevado palos, yo mismo, por defender los derechos de todos, la dignidad de la clase trabajadora y un futuro para este país.

Hoy se manifiestan esos cuerpos de inseguridad del estado, ACAB, arropados por la extrema derecha y la derecha extrema en su estrategia de crispación total para defender la pervivencia de ese atentado a la democracia que es la Ley Mordaza. Que no puede ser que grabemos a los policías, no vaya a verse que son unos violentos homicidas; un perro rabioso y sarnoso al servicio de los poderosos; hogar del machismo, el racismo, la xenofobia y el odio de clase que este país destila y no es poco. Sus arrebatos y la escasez y la imbecilidad de sus argumentos más que justificarse y convencer en la conveniencia de la Ley Mordaza, hacen más fundamental aún la necesidad de derogarla y cubrir de mierda a los fascistas que la pusieron en marcha. No buscan garantizar la seguridad de la ciudadanía, sino más bien la impunidad de los perros rabiosos.

Qué hay más dignidad en cualquier acto en la que los trabajadores luchan por tener mejores condiciones, que en cualquiera de las fuerzas de opresión del estado es una verdad irrefutable.

La inestabilidad social es un hecho ya. Eso no quiere decir que se avecine un cambio de color en el gobierno porque realmente -quizás peque de optimista- se me hace muy difícil que la extrema derecha sea capaz de conseguir una mayoría parlamentaria suficiente con esta deriva al fascismo y el retroceso que llevan. Necesitarán pactos y nadie puede pactar con ellos.

Por ello me parece lamentable que el gobierno de izquierdas aplique la brocha gorda contra los trabajadores de Cádiz que no dejan de ser sus bases electorales (tanto para el PSOE como para Unidas Podemos). Las calles se tienen que caldear y ocupar para recuperarlas primero y después para poner sobre la palestra los verdaderos problemas que tiene este país, la imperiosa necesidad de solucionarlos y que se haga a través del respeto y la dignidad a la clase trabajadora.

Estamos ante un cambio de época y quizás al igual que con el gobierno de Zapatero, sea con otro gobierno de "izquierdas", esas bases de izquierdas, esa clase trabajadora, sin artificios, subdivisiones ni maniqueísmos, vuelvan a tomar las calles y reivindicar sus derechos, empezando por el más elemental: el derecho a un futuro. Y este se conseguirá en base a resistencia y lucha; no a batucadas, ni concentraciones molonas posmodernas que sólo sirven para quedar a tomar unas cañas. Quizás hayamos ya aprendido la lección de que las herramientas las tenemos desde hace mucho tiempo, y más que inventar nuevas (partidos, discursos o ideologías) de lo que se trata es de coger y apoderarse de las que ya teníamos y emplearlas en mejorar las condiciones de vida y futuro de la gente.

Un futuro que empieza por la reivindicación de un trabajo digno y seguro y que tiene que abrir la puerta a todas las mejoras que necesitamos como sociedad.

En frente ya sabemos quienes están. Que no encuentren ni la más mínima colaboración de las bases obreras.


jueves, 21 de enero de 2010

CONTRA LA MIOPÍA POLÍTICA, SABIDURÍA CIUDADANA





Es tremendo que haya políticos -especialmente si esos políticos dicen llamarse de izquierdas o progresistas- que sigan defendiendo medidas anticuadas, rancias y propias de una época que ya no corresponde. Y deja de ser tremendo para convertirse en gravísimo, si esas medidas no tienen reversibilidad, quedándose en el lote "Esto es lo que hay" para las futuras generaciones.

Me estoy refiriendo a decisiones como la que ha tomado el Ayuntamiento de Vejer de la Frontera (Cádiz), apoyado pública y activamente por la Junta de Andalucía, de construir un resort hotelero, el más grande de la costa de la Luz, en La Playa de El Palmar. O lo que es lo mismo: un macrocomplejo con 2 apartahoteles, con más de 600 habitaciones y el consabido campo de golf, en una de pocas playas vírgenes que nos quedan en nuestro país.

Cuando todos los ciudadanos hemos comprendido el enorme error que hemos cometido los españoles de apostar todo nuestro crecimiento al ladrillo... cuando todos estamos descubriendo lo diezmadas que han quedado nuestras costas bajo el peso de un modelo urbanístico y de turismo que las ha uniformizado y las ha convertido en una aburrida sucesión de "más de lo mismo".... cuando, por fin, estamos ya dispuestos a dar la bienvenida unos nuevos tiempos con las lecciones bien aprendidas... nos sale un Alcalde del PSOE, (el PP también le apoyó) respaldado por los más altos consejeros de la Junta de Andalucía, sacando un conejo de la chistera que, solemnemente, va a traer el futuro, la riqueza y el empleo a toda la comarca. ¡Ohhhhh!

De nada sirve que, en apenas 40 días, más 50.000 personas se hayan movilizado en las redes sociales para detener esa barbaridad.... De nada sirven los llamamientos de los expertos en turismo (Vease, El País del 17 de Enero) para hacer frente al cambio de escenario, "evitando cualquier recreación nostálgica de viejos tiempos y modelos que ya no volverán".... De nada sirve que la Unión Europea nos exiga, cada vez con la voz más alta, que apliquemos en nuestras costas el modelo de turismo sostenible, sensible y responsable hacia el que soplan los nuevos tiempos y la sensatez política... De nada sirve, simplemente, mirar a tu alrededor y darte cuenta que, lo que vende hoy en día, son los pocos lugares que nos quedan que conservan su sabor genuino, rural y virginal, sin masificaciones hoteleras ni macroproyectos delirantes. ¿Cual es la magia precisamente de El Palmar, de Caños de Meca, de Bolonia o de Tarifa? ¿No es acaso un pedazo de costa, único e irrepetible, que podría convertirse en un ejemplo de vanguardia turística, que despertaría la admiración en toda Europa, y crearía seguramente muchas más riqueza y empleo de lo que sueñan estos políticos de mente estrecha?

Señores, nos quedan 55 kilómetros de playa virgen en Cádiz, y no son muchos más los que quedan en el resto del país. Exijamos ahora, alto y claro, el desarrollo de un nuevo modelo de turismo, innovador, respetuoso y creativo, en lo poco que aún conserva su sabor y que es patrimonio inmensurable de todos nosotros. Gritemos hoy más que nunca el "no pasarán" a todos esos políticos que, por falta de ideas o por intéreses quizás aún más oscuros, se han vuelto anacrónicos y peligrosos para las generaciones futuras. Es indispensable que la sabiduría ciudadana, si no se saben comportar, les ponga en su lugar. Porque si siguen en su ciego empeño, no hay vuelta atrás: lo perderemos para siempre.

Firmado: Plataforma Ciudadana contra el Megaproyecto Hotelero en El Palmar

viernes, 28 de agosto de 2009

Vacaciones 2009: Inolvidable y loco por volver

Esperar todo un año para disfrutar 15 días no se ajusta a la realidad. Ni tampoco para ver la playa y saborearla. La verdad es que se trabaja, sufre y lucha todos los días para poder sacarles partido, diariamente y también en el nocturno. Vivir, maximizar las experiencias y mejorar los momentos es el reto que se asume al levantarse y trabajar o ahorrar nos lo dan con más felicidad. Y llegar, anhelar el verano, para estas dos semanas de asueto y descanso (y también fiesta) son un premio más.

Han sido unas vacaciones estupendas, geniales y muy recomendables. Por supuesto que Cádiz me ha ganado para la causa y pronto volveré. Espero y quiero hacerlo con mi chica, para buscarla, conocer su tierra, su pueblo y su gente. Pero también lo haré porque sí. Porque soy yo el que decido y después de haber disfrutado como un enano con las playas, los mojitos, la gente, las chicas y la noche no hacerlo sobrepasaría la frontera con la locura.

Lo primero de todo es disculparse. En primer lugar por tardar tanto en relatar esta vivencia, pero es que ando con mil cosas en la cabeza, y una más en el corazón por lo que a mi habitual dispersión, he de añadir lo fulgurante de amar y sentirse amado. En segundo lugar, porque quizás se me pasen detalles, acontecimientos, nombres y lugares, pero a todos ellos pedirles disculpar mi estado, que poco tiene que ver con ese posible olvido, y si más con mi memoria, repleta de momentos inolvidables y siempre recordados, pero que quizás ahora, en este momento en el que me planto para escribir, tenga su ausencia como respuesta.

No fue fácil encontrar acomodo. La primigenia idea de alojarnos en Conil, fue en baldío dadas las condiciones económicas y la ausencia de la anteriormente vital piscina. Y es que nosotros, acostumbrados a los lujos baratos, eramos reacios a no tener la piscina al peldaño de la puerta o la vuelta de la esquina, y sumándose a lo caro del alquiler, emigramos a Chiclana como destino vacacional. Chiclana-Costa para ser más exactos, dónde consiguió Dani un coqueto apartamento, dentro del residencial Al-Andalus. Salón y 2 habitaciones, hasta 5 plazas para dormir sin recurrir al suelo, su terraza adornada con “motivos Haddock”, cocina repleta de utensilios para las labores culinarias y la hospitalidad de nuestro arrendatario, Manuel, y su mujer que nos aconsejaron como movernos por tan meridional provincia.

Y así en la madrugada del viernes 31 al sábado 1, Dani, Miguel y yo viajamos a Chiclana, con unas ganas tremendas de descansar y disfrutar que se han cumplido totalmente. No voy a dedicar más que dos líneas a la putada y el egoísmo de Miguel, porque no merece la pena; y como ya he tomado la decisión de empezar a mirar por mi, por mi hermano y mis padres, mi chica y por las pocas personas escogidas que me están demostrando como es realmente la amistad, con adelgazar la agenda de aprovechaos y tristes me vale. Conmigo ya no pueden contar.

“No me quites la arena de estos zapatos que es de la playa de La Barrosa”, dice El Barrio en una de sus canciones, y nos lo preludió Daniel en una de sus alusiones. Chiclana besa el mar con la fina arena de La Barrosa como labios y los bañistas como testigo de tanta belleza junta. La primera playa vista y ya nos tenía enamorados, perfecta para consumir las primeras horas de auténtico descanso tras el largo viaje. Viaje largo no solo en la distancia, sino también en el tiempo, porque por distintas circunstancias sólo tener una vez al año (o poco más) el privilegio de ver y vivir el mar, la playa y esa refrescante y sana sensación que nos deja a los “chicos” del Norte, que más bien somos del centro no tiene ninguna comparación y es el único motivo para atravesar media España, aguardar el fastidioso y caluroso verano “mesetario” en espera de momentos como estos.

Viajamos más aún los primeros días para vislumbrar en la lejanía el marino castillo de Santi Petri y también disfrutar de su playa extensa, airosa y relajante. Era el empezar a vislumbrar lo que estos 15 días iban a ser: llenar la neverita con cervezas, viajar a una playa paradisíaca, olvidarse de lo mundano y cotidiano y abrazar el descanso a vista de bellezas y salud marítima.

Los kilómetros se iban sumando a nuestra particular resta y el coche consumió varías veces el depósito avisándonos de nuestra imparable marcha. Así de día -de noche es otra cantar- llegamos a Cádiz una mediodía. En la ciudad isleña disfrutamos por este orden, primero de las refrescantes cervecitas y frituras, de la freiduría Las Flores (tremenda, clase del hombre tirando las cañas, y comidos los señores por 30 euros). Después un paseo para relajarnos con la dorada cúpula de la catedral gaditana como fin de nuestros pasos, rebordeando la playa de La Victoria. Y por fin, esta última para limpiarse y refrescarse del paseo, y tomar unos baños en una de estas múltiples costas gaditanas, kilométricas, de blanca arena, fresca mar y durante nuestra visita, insignificante Levante.

Otro de esos destinos era la playa de El Palmar, entre Conil y Vejer de la Frontera. Ni conocía su existencia, pero ahora ya no conozco el descanso sin poder ir de vez en cuando a ella. Desconocida, un tanto inaccesible y en muchos aspectos casi virginal. También larga y ancha, de arena fina si es bañada por el Atlántico y dura y espesa si no lo es, debido a la mucha concha con la que fue “replantada” no hace demasiado tiempo. Pasarela de madera mediante, sin paseo, sin agua corriente, ni duchas ni chiringuitos en la propia costa, sólo arena, mar y Sol. Por un lado Conil pueblo es el punto de inicio, el final quizás el Cabo de Trafalgar. Siempre con ambiente, nunca llena. Adornada con los chalets y exclusivas casas de estilo Mediterráneo, una de ellas donde trabaja Ricardo, ya amigo e inseparable en las corredurías y nocturnidades varias; tio de Daniel, no sólo nos dio agua, cerveza, un café genial o nos prestó sombrilla, tumbonas y sillas... Nos animó, nos hizo reír, y juntos disfrutamos de ello, de todas sus ocurrencias y de las continúas cacerías empezadas y nunca acabadas. Su humor y amistad fue un regalo más en estas vacaciones y un aspecto a no desestimar y jamás olvidar.

El Sol, la brisa y el mar y tampoco la compañía de Ricardo eran los únicos alicientes de esta recóndita playa. Poseía un chiringuito/bar especializado en mojitos, cócteles y puestas de Sol para quitar el sentido. La decoración feng-shui invitaba al misticismo del ambiente, y la amalgama de sabores y olores a disfrutar de tantos brebajes y pociones para enervar los sentidos. La simpatía de camareros y camareras (sumemos también su belleza) fue otro gran descubrimiento, así como la sucesión de espectáculos, ya fueran traga-fuegos, malabaristas de estrellas, batutas y capoehiras mediante. Mojitos, daikiris, soberbios cafés o ya las más mundanas copas regaron las bocas secas e intentaron turbar sin piedad nuestros sentidos, pero ante tanta belleza, espiritualidad y trascendencia, quedaron en infructuosos intentos y jocosos comentarios.

Con olfato y gusto ocupados el vislumbrar el atardecer bajo en la playa era un regalo más imposible de cegarse en mi memoria. Sentarme en la arena y rodearte con mis brazos, para ver como moría un día, es algo que ya deseo hacer toda mi vida, de continúo, a la carrera. Estemos donde estemos, aunque con menos belleza paisajística, apoyaré mi cabeza sobre tu hombre, y mi rostro en el tuyo, para sin palabras decir que te amo, siendo el Sol el que escriba mis poemas, con fuego y azufre sobre el tapiz del horizonte.

Más playas albergaron nuestros días como Punta Paloma en Tarifa, donde a la ya cotidiana belleza gaditana del paisaje nos sumo la novedad de embadurnarse en barro, volviendo a aquellas funestas tardes de otoño y juegos infantiles. Conil también nos regalo momentos plenos de descanso y pasión por el día, igual que nos sumo fiesta y cansancio en la noche, dentro de un pequeño pueblo costero y pesquero en sus orígenes, pero ahora mudado al turismo cuidado y respetable con entorno, tradiciones, descansos y residentes. La fiesta, la noche, el ambiente es genial, y se podía vivir desde los botellones a ras de playa, hasta los tugurios de pachangueo del centro, enclavados en casas tradicionales, que con su patio interior daban ese toque pintoresco y a la vez “cool”, para ir terminando en las discotecas más puras donde re-escuchar una y otra vez, cada noche, los mismos temas musicales aburridos y convencionales. Por todas ellas viajamos, sólos o en compañía, puesto que por nuestra “morada” llegaron la amiga de Dani, que con su atropellada marcha nos asustó, para luego tranquilizarnos y por último maldecir el que no pudiera disfrutar más días. También pasaron la sofi y su prima, como tiene que ser, y también llego mi vida, mi amor, Mo cuishle…

Y Cádiz me enamoro. Lo hizo lentamente pero seguro. Aplicó sus armas más contundentes. Su playa, su clima, el calor de sus gentes, su ambiente, y utilizó la bala más preciada de su bello arsenal. Volveré, no una ni dos, muchísimas veces. Sueño hacerlo contigo Ana, pero si tengo que hacerlo solo me conformaré con acompañarme de tu recuerdo. Hasta pronto, Cái!!!

miércoles, 19 de agosto de 2009

Te amo, Anabel

Más felicidad imposible. O sí; Si claro que sí. Si ya estuvieras aquí conmigo o yo contigo viviéndonos no me faltaría nada. Y es que, qué más voy a pedir a mi vida o al destino, si no es que estemos juntos, porque eso ya haría plena la alegría, la felicidad.

Nos vimos y al momento nos amamos. Todo el nerviosismo de esos días en los que queríamos estar juntos, sin saber yo si tú, y tú si yo de verdad que lo queríamos. Y claro que lo queríamos. Después de 600 Km otro 30 para verte. Pasar a tu lado en una efímera imagen me atacó los nervios. Te vi de espaldas, hablando por teléfono, también nerviosa. Quizás pensabas que estabas haciendo, si merecía la pena, si estabas loca. Y si que lo estás, tanto como yo, que ya soy capaz de todo por hilvanar tus besos. Aparque con los ya tradicionales problemas. Y empine la calle para abrazarte. Cumplir mi palabra y mi deseo de abrazarte. 9 meses después lo conseguí; y no sé quien de los dos pusimos más fuerza, ni a cuál de nosotros nos vibraba más el corazón. Tu risa nerviosa, mis miedos ya vencidos. Y allí nos sentamos, nos miramos, en un segundo nos amamos. El impulso por besarte fue mayor que el decoro o el respeto a tu decisión, necesitaba amarte; lo llevaba necesitando mucho tiempo y ahora sigo necesitándolo.

Pero pronto te fuístes de mis brazos. Tus planes se entrometían en el camino de 15 días de amor, y tuve que esperar otra semana para amarte, convencerme totalmente de que te quiero y necesito. Qué agobio de Chiclana, pasando por calles, buscándote para al final encontrarte y amarte atado por el cinturón de seguridad.

Y en ese paraíso que es la playa de El Palmar, retome el cuento por donde lo deje. En la palabra amarte, que convencido ando se repetirá incansablemente hasta el final de mis días. Y allí, con la puesta de Sol como escenario y contigo como protagonista absoluta, decidí enseñarte aquella mítica escena de De Aquí a la eternidad, y siendo tu mi Deborah Kerr y yo tu Burt Lancaster, dibujamos el amor con la arena y la espuma del agua como lápices. Tantas películas para verlas juntos, pero sobretodo vivirlas.

Y juntar noches y días con tu piel como mi vestido es a lo máximo a lo que aspiro. Acariciarte en el frío de la noche o tenerte en mis brazos. Protegerte del viento en la playa o del frío agua de tu mar. Momentos ya históricos en mi vida, donde jamás fui tan feliz.

Días que jamás había vivido y que me hacen esperar nuevos. La distancia es nuestro enemigo pero con tanto amor, no tiene capacidad para paliarnos ni en un rasguño. Y ahora que no te veo más que en fotos que no logran mantener viva nuestra imagen, porque está ya irradia vitalidad en mi mente y mi corazón, sigo pensando en ti, en esto, en que eres lo mejor que me ha pasado y qué mereces mucho la pena. Tanto para luchar, blandirme ante hierros y ante palos, y también para reemplazar sueños actuales, por los originales, como siempre fueron, el vivir y ser feliz junto a alguien excepcional.

El mañana no lo sé. Si que sé el hoy, y lo que siento es algo nuevo, inaudito en el ayer. Pienso en la lejanía, en que mi Sol se pone media hora antes que el tuyo cada día, y lloro. Lágrimas que caen mi rostro hasta mi boca, donde encuentran colina que no pueden atravesar. Porque al momento sonrió, rió incluso. Se apaga la tristeza de mi alma y surge la satisfacción y la alegría, por conocerte, quererte y que me quieras. Por estar juntos. Con esta fuerza no hay rival, ni muro, ni distancia que nos separé. Me estoy acostando contigo todas estas noches, y aunque me levanto y echo en falta tu mano en mi pecho, tu carita angelical durmiendo y tu despertar sonriéndome, salgo más convencido aún de lo que quiero y cuánto lo quiero.

Te amo Anabel; Un beso.

viernes, 31 de julio de 2009

Cerrado por vacaciones



Y ya paso un año de la última vez que me fui de vacaciones. Y si lo puedo hacer, con lo cual se puede dar el año por salvado. Ese año de la crisis, de la risa y el katxondeo, del sexo y de la amistad. Año inolvidable que se une a otro, y espero que todos y todas, juntos y juntas, y en algunos casos arrejuntaos nos echemos a la vida y la domemos, tirando de las riendas, azotando el látigo de tres bolas sobre su lomo y no dejándonos acobardar por el destino y someternos a su esclavitud.

Viajamos. Viajamos porque hace falta, porque lo necesito, y porque puedo y quiero. También para verte, quizás para amarte, seguro para no olvidarte. Lo hacemos por la amistad, por recuperar o perder lo perdido y lo recuperado. Para salir de la rutina. Sacrificios que se alargan en el día a día, y que se llevarán a cabo antes y después de partir y volver.

Y también porque aunque consigo matar la soledad y el tedio, follarme los tiempos muertos agarrado a una guitarra y bailar con toda esa gente... no puedo reprimirme a vivir, soñar, vivir lo soñado y no olvidar jamás estas dos semanas.

Camareros: Necesarios, degradados y precarios. Una experiencia personal

Ahora que ya está aquí el veranito con su calor plomizo, pegajoso y hasta criminal, se llenan las terracitas para tomar unas...