viernes, 13 de abril de 2012

No es nostalgia; Es Justicia



La España laica, republicana y federal; la de las fraternidad entre personas y ciudadanos; de talante obrero; igualitaria, justa y libertaria; la de los ateneos culturales populares nacidos una mediodía de un 14 de abril murió en 1939 a manos del fascismo, tras tres años de guerra incivil, pero esos valores republicanos, por su carácter universal, perviven en el día de hoy y renacen, y ya no solo como mero recuerdo bonito y prescindible cada 14 de abril, con poderoso brío. Por eso, la conmemoración de la II República no es un acto nostálgico de recuerdo del pasado, sino que nos invita a una reflexión renovadora sobre los problemas que todavía permanecen sin resolver en la España de nuestros días.

La II República trajo muchas innovaciones de gran calado que pretendían superar, en sentido modernizador, los principales factores de atraso social y político que había venido padeciendo este país desde los inicios del siglo XIX: en lo político, el establecimiento de una auténtica democracia representativa; en lo social, la reforma agraria y una legislación laboral acorde con los tiempos; en lo religioso, la instauración de un Estado laico, mediante la separación del Estado y de la Iglesia, y en lo militar, la subordinación de las fuerzas armadas al poder civil. Hoy en día, sólo parece que mantengamos, siempre entrecomillado, la subordinación militar, porque del resto, estamos ya hastiados de comtemplar continuamente las maniobras y acciones de acoso y derribo al estado del bienestar, o a cualquier acción que desancle este país de un pasado atrasado, rancio, clasista, violento y polvoriento.

La II República fue el primer régimen realmente democrático en nuestra Historia, con medidas tan decisivas como la implantación del sufragio verdaderamente universal con reconocimiento del derecho al voto de las mujeres. La Constitución de 1931 fue también la primera que abordó el reconocimiento de los derechos sociales y económicos, y las bases de lo que hoy conocemos como Estado de bienestar. Asimismo, trató de resolver propositivamente la articulación territorial de España mediante el sistema de estatutos de autonomía elaborados por iniciativa de los territorios que aspiraban a su autogobierno y se adelantó en proclamar la renuncia a la guerra como instrumento de política internacional. La Carta Magna instauró un Estado moderno, laico y democrático. Introdujo el principio de laicidad del Estado y medidas como el divorcio, el matrimonio civil y la enseñanza laica.

El gobierno republicano era heredero del pensamiento progresista del siglo XIX, que vinculaba el laicismo al progreso de la nación. Para modernizar la sociedad española se hacía necesario, a su entender, una regulación que garantizara el control de la enseñanza pública, separándola de toda influencia de las órdenes religiosas. Dicho proyecto encontró una decidida oposición desde una Iglesia aferrada al principio de confesionalidad del Estado. La Constitución republicana afirmaba, en su artículo 3º, que “el Estado español no tiene religión oficial”.

Ninguna de las medidas del gobierno republicano causó tanta polémica como la decisión de instaurar una escuela laica y, más concretamente, la no obligatoriedad de la asignatura de religión primero y la supresión después de dicha asignatura en las escuelas públicas. El ideario republicano, que recogía las principales corrientes de innovación pedagógica, se resumía en una escuela laica, unificada y coeducativa de alumnos y alumnas. No en vano, se conoce a la II República como “la república de los maestros”. “Laica, obligatoria y gratuita”. Así defendía la enseñanza la Constitución de 1931, que atribuía al Estado el servicio público de la cultura.

La construcción de una propuesta política republicana debe ir más allá del cambio en la jefatura del Estado. Ha de ser una propuesta que desarrolle un marco común de valores, de derechos y de libertades con los que los republicanos nos sintamos identificados, en la construcción de una sociedad más libre, justa y social; pero a la vez adulta, que sea capaz de sentirse a la vez obligada y querer ser participe de la vida pública y política, y ser un agente activo en las decisiones por las que todos nos tenemos que regir, siempre con respeto e igualdad.

En la España del Gobierno del Partido Popular mas que nunca existen razones para reivindicar los valores republicanos y la necesaria defensa de la democracia, en un momento de ataque exacerbado a los derechos laborales, de recortes en el estado del bienestar y de represión política.

Hoy ser republicano es ser un demócrata consecuente, exigiendo que los ciudadanos y ciudadanas no sean meros consumidores en manos de los mercados, sino sujetos cívicos que accionan sobre todos los momentos y decisiones que tienen que ver con sus vidas, incluso sobre momentos y acciones de nuestra memoria histórica colectiva para recordar que el franquismo permitió morir al dictador en la cama pero que seguiremos, aunque les pese a los jueces del Tribunal Supremo, exigiendo memoria, justicia y reparación ante los crímenes de la dictadura franquista.

Hoy ser republicano o republicana en España es, por suerte, una señal de futuro, de propuesta ilusionada en una sociedad mas justa y en una política distinta que abra nuevas vías a la visión arcaica, costumbrista, conservadora, egoísta y neoliberal, que exprime todos los recursos, empezando por los naturales y axfisiando también a los humanos.

El PP contra la memoria

Hace unos meses nos enterábamos de que el legado de Miguel Hernández, conocido como el poeta del pueblo, sería retirado de la Biblioteca Central de Elche. La decisión fue tomada por el gobierno municipal del Partido Popular, que desde el pasado 22 de mayo gestiona el ayuntamiento ilicitano. Los 5.000 poemas, libros, objetos personales y cartas enviadas por el poeta a su esposa, Josefina Manresa, reposan desde entonces en la caja fuerte de una entidad bancaria, inaccesibles al conocimiento y cultura del pueblo. El concejal de cultura del municipio alegó razones económicas.

Por esas mismas fechas supimos que el nuevo ayuntamiento de La Zubia (Granada) optó por retirar los nombres a tres calles que llevaban inscritos los de Miguel Hernández, Che Guevara y Buenaventura Durruti según acordó en su día el primer ayuntamiento democrático (1979), en sustitución de los nombres de los militares franquistas Queipo de Llano, comandante Castejón y general Varela. Obviamente, también en La Zubia gobierna ahora el Partido Popular.

Unos meses antes, en  la ciudad de Granada, la placa que había sido descubierta en las tapias del cementerio en memoria de los casi cuatro mi republicanos fusilados durante la Guerra de España y los primeros años de la dictadura franquista, fue retirada por el gobierno municipal conservador, sin que ocurriera lo mismo con el monolito fascista en homenaje a José Antonio Primo de Rivera.
Siguiendo esa misma estela revisionista, el pasado mes de noviembre el ayuntamiento de Villamayor de Calatrava, en Ciudad Real, optó por anular el nombre de las calles que llevaban los de Pablo Iglesias, Tierno Galván y Pablo Neruda, y aprovechar la ocasión para dar a una plazuela de la localidad la denominación con que se conoce a la selección española de fútbol: La Roja.

Desde el pasado 26 de marzo, el teatro de Huércal-Overa (Almería) ha dejado de llevar el nombre del poeta gaditano Rafael Alberti por acuerdo del gobierno municipal del Partido Popular, dado que, según su concejal de cultura, el poeta no vende bien la ciudad al no tener ninguna vinculación histórica con el municipio. También considera el mismo gestor cultural que la manera en que se eligió el nombre de Alberti no fue la más democrática ni la más correcta, pues tal decisión se tomó a través de una encuesta por las redes sociales en la que podían votar todos los vecinos cuando gobernaba el PSOE.

El poeta Rafael Alberti escribió en el exilio, en 1956, Noche de guerra en el Museo del Prado. La obra se desarrolla en el mes de noviembre de 1936, cuando el gobierno republicano opta por trasladar las obras pictóricas del museo a Valencia en evitación de que puedan ser destruidas por los bombardeos de la aviación nazi durante el asedio franquista. En un momento dado, los personajes del cuadro de Goya Tres de mayo cobran vida y se aprestan a levantar una barricada en defensa de la pinacoteca y, con ella,  de la cultura y democracia republicanas.

De nada vale ocultar o erradicar los legados y los nombres que representan esa cultura y esa memoria, pues siempre podrán recobrar vida, como en la obra de Alberti. Pretender anularlos por ignorancia es malo, pero por resentimiento es mucho peor.

jueves, 12 de abril de 2012

Historia de una portabilidad fracasada

Llevo 10 años con Vodafone. En este tiempo un par de incidencias atendidas por personal latino américano, que ni conocían la existencia de unas Islas Canarias ni la LOPD en vigor al comprobar el uso fraudulento que hacen con nuestros datos (más tarde, trabajando para Telefónica móviles y para Orange Internet ya comprobé de primera mano, los convenios de cesión de bases de datos entre compañías...); Pasos de contrato a tarjeta, de tarjeta a contrato, sin más problema que alguna factura inflada, que con la pertinente reclamación se volvió a un descuento por unos meses. Cambios de móviles (recuerdo al menos 5 con el que tengo ahora) y ya esta. Diez años de cliente, pagando puntualmente, sin retrasos, y ni un ofrecimiento, ni una misera encuesta de calidad y confianza en el servicio contratado. Con Vodafone, como con otras compañías, he comprobado una de las máximas empresariales españistaníes: Una vez que eres cliente; nos importas tres cojones...

El caso es que mitad por esta sensación de abandono y que sólo se acuerden de uno a la hora de cobrarte, y otra mitad por las buenas referencias que tenía (y que ahora ya son sólo un recuerdo) sobre Yoigo, de por ejemplo mi hermano, decidí que una vez cumplido el compromiso de permanencía de mi actual contrato y terminal móvil, realizaría una portabilidad a Yoigo. Y aquí es donde empieza mi particular "vía crucis" (valga la redundancia y coincidencia festiva).

En primer lugar, como es lógico y natural confirme vía internet (foros de consumidores) el funcionamiento de Yoigo. No estaba mal, había opiniones muy positivas, unas pocas dolorosas (como sería la mía en mes y medio), pero todo parecía que si me cambiaba a la compañía era una buena decisión, aprovechando el tirón del "regalo" del móvil, algo en lo que sacaba ventaja contra sus competidoras (en mi caso, muy bien posicionada Symio) y también la tarifa era muy apetecible.

Pues dicho y hecho. El 5 de febrero se cumplia mi permanencia en Vodafone, y decidí acercarme a una tienda de Yoigo (concretamente la de la calle Zamora de la capital salmantina) a solventar algunas pequeñas dudas y a comenzar el proceso, utilizando además una oferta de "trae a un amigo" para que mi hermano se sacase una rebajilla en su gasto telefónico mensual. Nos atendió una chavala muy maja, morena, ojos azules, un encanto. Me ofreció una tarifa que no había visto en la web de yoigo. Pero lamentablemente no podía utlizar la oferta de "trae a un amigo" con lo cual era la primera mala señal. Me tomo datos, a papel y bolí (otro mal rollo), y me pidió 20 € como fianza. Hasta aquí todo normal. Iluso de mi, creía que mis días en Vodafone habían acabado y ya podía disfrutar de las ventajas de un smart phone, que para mi iban encaminadas a controlar el correo, twittear desde cualquier lugar y el whatsapp (what's up), aunque bueno, ya sabéis que soy un friki y acabaría encontrando y enganchándome a gadgets nuevos y otras aplicaciones.

Paso una semana. Pasaron dos sin noticias y volví por la tienda. La misma chica me comento que se retrasaba el alta con Yoigo, puesto que no llegaba el móvil que había elegido (un Hua Wei con Android). Yo andaba con prisas y una semana después volví a aparecer por la tienda. Me atendió otra chica, mujer diría ya, bastante menos guapa y sobretodo más arisca y anti profesional. Después de esperar 10 minutos a acabar de que hablará por teléfono ¡¡con su madre!!, le dije que me parecía fuerte que este esperando desde hace 3 semanas para simplemente comenzar una portabilidad y no recibir ni un sólo aviso o mail (tenían mi dirección, y por supuesto mi teléfono) que apelará a mi paciencia. Me expeto que no sabía cuando llegaría el dichoso movil, y por lo tanto desconocía la fecha en la que empezara el proceso de portabilidad; mi contestación fue que a través de la página podía yo iniciar el alta (iluso de mi) y ella respondió con un sorprendente: "Vale, pero ten claro que a los que se dan de alta por internet en la tienda los tratamos peor". Mi hermano, que me acompañaba, y yo nos quedamos a cuadros, y decidí que por favor, rompiera el papel con mis datos y firma, me devolviera mis 20€ de fianza, para irnos (hermano, billete y servidor) con algo de dignidad.

Rapidamente, y gracias a los alquileres de locales en el centro de una pequeña ciudad universitaria con un problema de hiper explotación del sector inmobiliario como modo de sacarse un sobresueldo en negro, pude girar a la esquina de la calle, 3 metros y entrar, ta-chan, ta-chan, en una tienda Vodafone. Allí una chica muy amable me explico que procedimiento seguir para tras realizar una portabilidad con otra compañía conseguir oferta y movil que satisfacieran mis preferencias. Todo muy diáfano y claro, y no menos sorprendente las maniobras que tiene que realizar un cliente, que siempre se ha mantenido al día de pagos, desde hace 10 años, para poder aspirar a oportunidad y condiciones cuando menos similares a las de un posible nuevo cliente.

Después de unas horas, un café, un trozo de tarta y un paseo a casa, se pasó la indignación y el cabreo en la medida justa y suficiente para plantarme delante del ordenador, abrir la página de Yoigo y comenzar mi proceso de portabilidad. Practicamente todo era igual. O quizás no tanto. Pude aplicar la oferta de "trae un amigo" y por ella que mi hermano consiguiera unos descuentos con mi consumo, que bien se los había ganado. Pude, además, elegir móvil y el lugar a donde querían que me lo mandarán. Aquí vino el gran error que cometí. Escogí un teléfono por error que no tenía Android, y para colmo con un recargo de 59€ a mi cuenta bancaria. No me di cuenta en ese momento. Guarde los datos y la página con el "Hecho" para la portabilidad desde yoigo. Apague el ordenador y fui a dormir. Y lleve mi rutina varios días más, hasta 9 días sin un mensaje de texto que dijera "tu portabilidad esta en marcha"; sin un email, ni una llamada. Nueve días en los que no tuve ninguna noticia desde Yoigo. Incluso, pese a que cobraron desde el primer momento los dichosos 59€ tampoco me llego un acuse de que se había producido esa operación desde la compañía telefónica.

Y así cansado de esperar llame. Llame a Yoigo y expuse mi indignación y quejas por el hecho de llevar 9 días esperando comunicación por parte de la compañía y no haber recibido nada. Me atendió una chica por teléfono a la que también le parecía un poco fuerte la ausencia de comunicación y diálogo entre las partes cuando están formalizando una relación contractual, pero evidentemente no pudo expresarse con toda la libertad y me indico que el proceso ya había comenzado y que en breve recibiría un sms detallándome la fecha en la que pasaría a ser de Yoigo. Y efectivamente así fue. Al día siguiente, me llego ese sms, y al intentar comprobar ya en mi ordenador de sobremesa como iba el envío, descubro con pavor que el móvil que había solicitado. No funciona con android. Maldito Windows mobile... El caso es que no me cabreé en exceso, pese o quizás también a que fue un error mío, y sobretodo porque esperaba en un momento u otro la inefable llamada desde Vodafone y desde su departamento de retenciones para seguirme manteniendo conectado a los hilos de Vodafone, cobrando cada mes y si puedo no dar mucho el coñazo...

Y asi fue. También al día siguiente, un sábado y por la tarde una chica del departamento de retenciones de Vodafone me llamó y me pilló jugando al fútbol. Le conteste que me llamase en una hora y media que la podría atender sin problema. Y volvió a llamar. Me cayó genial. Mitad su acento zaragozano, otra mitad el buen talante y profesionalidad que expresaba, puesto que todas las dudas que tenía y todas las ofertas, procesos y casuísticas me las dió a conocer y puso el orden en mi cabeza. Incluso empatizamos cuando con total sinceridad, le conteste a su pregunta, de por qué quería abandonar Vodafone, que me indignaba e incluso me molestaba que como clientes residentes y cotizantes en España (digo Hispanistán), se nos aplicaban facturas, tarifas e impuestos "a lo europeo" mientras nuestros sueldos son "a lo español" y encima los servicios estaban externalizados en Hispanoamérica, con lo que supone en ahorro de costos para la empresa, puesto como ya sabemos y es evidente, con un sueldo español, pagan entre 3 y 4 de trabajadores en Chile, Argentina o Colombia.

Pues bien, tan bueno fue el rollo que me dió esta chica que le pedí por favor que anulará el proceso de portabilidad con Yoigo y que me acogía a la contraoferta que me había lanzado. Contraoferta que por otra parte que jamás sin comenzar este proceso hubiera tenido al alcance: Móvil 3G última generación gratis (aunque curiosamente me quitaban todos los puntos vodafone, que ya sabemos que no valen pa na, pero bueno, cuando te los quitan, escuece), tarifa adecuada en torno a 20€ (mas IVA) al mes de consumo mínimo con 150 mb de datos y 150 minutos de llamada (no deja de ser una empresa telefónica) y descuento durante un año de hasta el 30% de la factura. Ahí es nada. Todo eso sí (ya lo sabía) con un período de permanencia de 2 años. Pero lo acepte. Y a los dos días lo anule.

Anule todo. Oferta, terminal y por supuesto, nuevo compromiso de permanencia con Vodafone. Curiosamente fue muy fácil, y en una gestión de 10 minutos quedo hecha vía teléfono. Y 24 horas más tarde activada (o mejor dicho, reactivada) mi antigua tarifa con vodafone. Pero más sorprendente fue recibir un sms de Yoigo informándome de mi anulación de mi portabilidad. De lo que no supe fue de mis 59€.

Pero volviendo al tema, quizás os preguntéis porque anule la nueva tarifa y condiciones que me ofrecía Vodafone. Pues bien, aún mantenía la esperanza de conseguir móvil y tarifa con Yoigo y con las ventajas de la oferta vía web para mi hermano y que globalmente me gustaba más que la de vodafone, compañía con la que os comentaba al principio del post, mantengo una relación basada en la indiferencia (la suya) y la paciencia (la mia). Y así dos días después, asegurado completamente de que el compromiso de permanencia con Vodafone ya no existía, volvía la web de yoigo y realice otra vez el proceso de portabilidad. Todo igual que la primera vez, salvo evidentemente, que escogí un móvil con Android, y para el que, curiosamente no había un recargo. Por lo tanto todo correcto.

Con la experiencia anterior reciente fuí mucho más calmado y sosegado. Espere dos semanas. Sin ningún tipo de notificación. Y ya tuve que llamar. Primero, por el hecho de ser cliente (futuro y posible) interpele con un operador de Yoigo (latinoamericano, por cierto) sobre la suerte que corren mis 59€ gastados en un proceso de portabilidad anterior y que ya está anulado. Le di el ID de portabilidad y demás datos, y así, derivado por dos veces a distintos departamentos conseguí que una chica muy amable me diera solución. En el momento en el que recupere mi pasta, le estaré eternamente agradecido, puesto que la operadora me comentaba que iba a proceder a abrir el proceso de devolución del importe abonado para aquella portabilidad. Esto fue el pasado miércoles, día 4 de abril. La portabilidad a la que hace referencia data del lunes 4 de marzo y anulada el día 19 del mismo mes. Y con la anulación de la portabilidad desde Vodafone, ¿no deberían haber iniciado AUTOMÁTICAMENTE ese proceso de devolución? ¿no deberían habérmelo notificado? Por supuesto desde antes, desde el primer momento en el que introduzco mis datos en sus formlarios web o en su tienda, ¿no deberían hacerme saber a través de una comunicación, carta o mail, con su CIF que están trabajando con mis datos? Si yo no reclamo ese dinero ¿me lo hubieran devuelto? ...

Pero ojo, que no todo acaba aquí. Seguidamente a la chica, le dije que por favor me pasara con los que llevan el tema de las portabilidades, porque tenía otra en marcha, y desde hacía 2 semanas todavía no habían tenido la dignidad de comunicarse conmigo. Y así llegue con un jóven, de un departamento, cuyo nombre no quiero acordarme, porque resulta que "aleatoriamente" eligen portabilidades de las hechas a través de la web para pedir una serie de datos (en formato pdf y que has de hacer llegar a ellos vía email). Mi pregunta aquí es: Si yo no llamo, ¿hubieran contactado conmigo inquiriéndome esa documentación que tenía que adjuntar? ¿Creen que soy adivino? ¿Es posible, que no se fiarán de mi, por la anterior portabilidad fracasada? Pero no acaban aquí mis desvelos.

Al día siguiente escaner mediante, dni por las dos caras, factura de mi compañía de teléfono e internet doméstico y recibo bancario de mi cuota sindical. Lo envío y sigo feliz, hasta que a las 4 ó 5 pocas horas (joder, la celeridad que se dieron con esto) me llama una tiparraca bastante borde del "departamento de documentación" diciéndome que mi recibo bancario de mi cuota sindical no valía, que tenía que ser algo, como por ejemplo (y curiosamente) un recibo de mi línea móvil con vodafone. "Pero vamos a ver, chiquilla, te he mandado lo que me han pedido; en los datos puedes ver y confirmar, claramente el domicilio (que no era el de envío del móvil, pero eso les daba igual), y sobretodo la cuenta bancaria que esta a mi nombre, ¿qué más quieres?". Pues no se llegó a saber, porque era imposible sacarla de que eso de los sindicatos no valía (vaya hombre, yo que me he partido el pecho a defender los derechos laborales y sindicales de los teleoperadores y ahora me vienes tú con esto) que tenía que ser otro recibo bancario. "Pues bien, -le dije-, lo único que tengo domiciliado ahí es este pago, el de mi laica y a la vez sacrosanta afiliación sindical, y quiero en esta cuenta hacer los pagos de Yoigo por movidas mías que a ti no te interesan, y lo otro que puede haber es cargo del seguro del coche, pero como es de hace más de 3 meses, esto es lo que hay. Si lo queréis bien, sino también... Seguro que alguna otra compañía acabará valorando mi dinero y el tenerme como cliente, que mi madre me quiere mucho. Por lo tanto, bonica, procede a anular la portabilidad de los cojones"

Total, después de una hora al teléfono y habiendo pasado por no menos que 5 operadores, termine mi relación con Yoigo, anulando esta segunda portabilidad que tanta insatisfacción me ha llevado. Dos meses para una tarifa de datos y un smartphone. Esto es #Españistan con una de sus magníficas características: Ciudadanos esclavos de los comerciales y las ofertas engañosas y completamente desatendidos y desprotegidos ante los desmanes de las grandes compañías, que independientemente del campo en el que se muevan, lo hacen todas de la mano, saltándose la ley y maximizando sus beneficios con competencia encubierta, en forma de oligopolio.


domingo, 1 de abril de 2012

100 días de desgobierno



100 días de Gobierno desde que Mariano Rajoy ganará las elecciones en noviembre. Por supuesto yo tenía claro que no nos iba a sacar de la crisis. Muchos también lo saben. Pero ahí algunos que tras 100 días se han despertado de una ilusión y parece que de un aletargamiento con unas grandes dosis de decepción. Cómo podía haber gente, obreros capaz de pensar eso, de esperar el milagro de parte de personajes que han basado los 7 años previos de oposición en la descalificación y el insulto, la beligerancia de las Fuerzas de Seguridad que destapaban los casos de corrupción entre los militantes y dirigentes del partido, la falta de alternativas, apostados y esperando el descalabro socialista para llegar al gobierno. Pues, por desgracia, los había.

Estos primeros 100 días de gobierno del PP suponen un punto crucial en el desmoronamiento de España como país y de su respuesta para la salida de la situación actual. Si ya en la oposición se sumaron a la perdida de sobernaía nacional, por el bien de Europa y a la falta de ideas y acción, en el gobierno no iban a cambiar. Pero no deja de sorprender que unos tipos que ya sabían que iban a llegar al gobierno, tardarán 20 días en dar a conocer su gobierno, y más de 3 meses en dar unos presupuestos, requisitos a la estabilidad que tanto clamaban y exigían a los socialdemocratas del PSOE los neoliberales de Francia y Alemania, y que con sus acólitos en el poder en #españistan ya no parecían tan urgentes, ni su presencia, ni sus requisitos. Y todo ello con dos ánimos fundamentales: No dar la cara, nunca, dejando que sean sus subalternos los que se coman los marrones (y estamos hablando de un gobierno que salvo por Gallardón, es de un perfil político ínfimo) y desmontar buena parte de las medidas sociales que ponían a España, en gran medida, en el siglo XXI, como la Ley de Dependencia, pertenecientes a la primera legislatura de los años de Zapatero.

Para colmo, Rajoy en el tiempo de gobierno que lleva se ha contradicho y olvidado sus (escasas) y ya rotas promesas electorales que iban en la dirección de Generar confianza. Esa confianza se supone indispensable para Merkel, Sarkozy, los mercados o para Lehman Brothers, pero a los ciudadanos españoles, cotizantes y votantes, nuestra "confianza" no importa nada.

Porque si importará lo último que se pasaría por la cabeza a un gobernante es una amnistía a los defraudadores para que aflore el dinero negro (verdadera causa de que en este país no surja una respuesta social "a la griega" con la que esta cayendo) pero que resulta injusta y éticamente un insulto a los millones de contribuyentes honrados, evidentemente menos pudientes. Si a este señor, a su gobierno,  a su partido político o al otro mayoritario de la acera de enfrente les importará algo el ciudadano de a pie más allá de que depositen su voto engañados una vez cada dos años, para diferentes administraciones chanchulleras, jamás se plantearían tan siquiera la degradación de las libertades, de la calidad de vida y del ejercicio de los derechos y deberes como ciudadanos, que supone por ejemplo la reforma laboral contra la que se protesto el pasado jueves en una gran jornada de huelga general.

Y no sólo una huelga general en menos de 100 días, han jalonado esta semana para Mariano Rajoy. Se puede decir que ha sido la guinda del pastel. Pastel que cogió forma cuando el pasado domingo fue incapaz, ya por el desgaste claro y manifiesto de su mayoría electoral (nunca olvidemos que del 27% de los electores, hubo 10 millones de abstentes...) de ampliar su mayoría autonómica en Asturias y Andalucía (aunque probablemente en base a pactos consiga gobierno en Oviedo). La prima de riesgo española se ha disparado permitiendo incluso que el primer ministro tecnócrata italiano, nos afeé la conducta y mientras día a día, las políticas de recortes, restrictivas en el gasto y flexibles para los pobres e inflexibles para los poderosos desde el neoliberalismo de Merkel y Sarkozy, que siguen mediocres como Rajoy, que desangran nuestro Estado del Bienestar y la calidad de vida en España por la estabilidad de una unión monetaria que no se fraguó bajo un respeto entre iguales.

Lo dije el día del resultado de las elecciones. Esta legislatura va a ser corta. Se va a demostrar que la confianza, por muy mayoritaria que sea, depositada en unas urnas que no es un cheque en blanco para desmontar el estado de bienestar español, y aplicar más neoliberalismo egoísta y clasista a la sociedad española. Y la tercera, heredera de la anterior, que hay mucha gente, molesta y que seguimos indignados, incluso ya cabreados. Los cambios en este país ya son imprescindibles y se van a seguir exigiendo como no podía ser de otra manera.

Cada paso recortando, denigrando libertades, coartando, usando la violencia, apretando la tuerca del neoliberalismo exarcebado, depredador y egoísta es una muesca más en el rodillo que mata la transición española, y de ahí van a surgir un nuevo sistema, en el que los ciudadanos tomen el testigo, la palabra y entre todos se pueda construir un país más justo, democrático y libre. En definitiva, auguro una legislatura "corta" y caliente, el momento en que España, definitivamente madure, gracias a que este país empezarán a tomar decisiones ciudadanos y políticos que no conocieron la dictadura, y que saben qué democracia quieren.


miércoles, 28 de marzo de 2012

29 de marzo de 2012: Huelga General por el estado del bienestar, los derechos de la clase obrera y nuestra dignidad. Contra la avaricia, la corrupción y el despotismo neoliberal



Aparte de las dudas que dejan los convocantes y sus representantes-bien comidos y bebidos-creo que esta huelga es la de los trabajadores desempleados, trabajadores en activo, votantes del gobierno actual desencantados, profesionales que no han trabajado aún, estudiantes que quieran revindicar su derecho a un trabajo digno. Parece que no faltarían razones para secundarla masívamente. Como era de esperar, el ejecutivo presidido por Mariano Rajoy no se ha avenido a negociar con las plataformas sindicales mayoritarias una modificación de los elementos más sensibles de la reforma laboral. Dicho esto, tanto UGT como CCOO han cumplido su amenaza y, automáticamente, han procedido a desplegar la herramienta más poderosa con la que cuenta la clase trabajadora ante un conflicto de envergadura nacional: la huelga general.

Pero, precisamente, frente a una normativa en materia de relación laboral tan estridente para con las garantías de los trabajadores por cuenta ajena, cabría hacerse la pregunta sobre si esta medida de presión encaja adecuadamente con el escenario a combatir. Los resultados de participación y seguimiento obtenidos en la anterior convocatoria nacional, el pasado 29 de septiembre, fueron desastrosos, dejando en evidencia la fragilidad en la relación entre las entidades destinadas a proteger y liderar la defensa de los derechos y garantías de los trabajadores y éstos últimos. Es cierto que siempre ha resultado más complejo plantear un escenario de huelga al PSOE que a la derecha, que la crisis en ese momento había asomado la patita pero con las uñas pintadas… pero el fracaso en las cifras de seguimiento presentaban ese daño estructural desde el lado de los asalariados.

Todo esto, no obstante, queda en agua de borrajas frente al decorado que se vislumbra por estas fechas: las cifras de desempleo no dejan de crecer, la crisis económica ha derivado en crisis social, de confianza en la capacidad propia, así como desesperanza en el futuro inmediato y, para rematar, llega precedido por ese marco legal mencionado, convalidado ayer en el Congreso de los Diputados, que legitima la posición exclusiva de poder por parte del empleador en todas aquellas cuestiones que afecten a una relación que nunca será entre iguales, pero que ahora se consolida como exclusivamente desequilibrada.

Los millones de potenciales trabajadores desempleados secundarán, en su inmensa mayoría, las movilizaciones, lo que a tiro de cámara periodística reproducirá un vacuo éxito en la movilización, pero no hay que olvidar que el objetivo último de una huelga general es detener la productividad de un Estado para forzar negociaciones colectivas y, reforma laboral en mano, el enemigo a batir se convierte, paradójicamente, en el principal disuasor del seguimiento de la convocatoria por aquellos empleados en activo. La huelga existe como derecho constitucional, pero aparece como reminiscencia normativa frente a un acorralamiento absoluto por parte del nuevo escenario.

Todo aquel que se plantee acudir a la cita lo hará aterrado por represalias más que posibles, por estar encabezando la lista de esclavos a empapelar con las orejas de burro del paro. De igual manera, veinte días de margen para conseguir una movilización eficaz no parecen el plazo más adecuado para conseguirlo.

Precisamente, millones de potenciales secundadores hubieran entendido más conveniente esta celeridad si se hubiera establecido en el transcurso de la aprobación del decreto-ley y, por ende, el conocimiento exacto del contenido, y su convalidación parlamentaria, con el objeto de presionar modificaciones en el trámite que ayer se consagró. Son matices, tal vez excusas, ante un panorama que nos reclama compromiso valiente y enfrentamiento sin ambages, todo con tal de recuperar terreno perdido desde una óptica solidaria y colectiva. En definitiva, hay mil pegas, hay millones de impedimentos, pero hay que decir SÍ a la huelga general.

El 20 de noviembre de 2011, Mariano Rajoy ganaba las elecciones a la presidencia del Gobierno de España. Su partido, el Partido Popular (PP), obtuvo la mayoría absoluta en escaños con un total de 186 (a pesar de que sólo lo votaron el 31% de los españoles llamados a las urnas, cosas de nuestro corrupto sistema electoral). No han pasado ni 4 meses de su llegada al poder y la mayoría de la población española, especialmente la situada ideológicamente en la izquierda, ya está saturada del que sin duda va a ser el mandato más derechista desde el regreso a nuestro país de la pseudodemocracia en 1975. Lo último y más grave: la Reforma laboral.

Hoy, día 8 de marzo del 2012, ha sido aprobada en el Congreso de los Diputados la nueva Reforma laboral del Gobierno. Ésta, ha sido aprobada con el apoyo del PP, de CiU, de UPN y del FAC. La partitocracia funciona así. Una serie de supuestos representantes del pueblo deciden leyes de vital importancia para todos en vez de preguntar directamente al pueblo, como ya propugnaba Jean Jacques Rousseau allá por el siglo XVIII. El resto de formaciones políticas (PSOE, IU, UPyD, PNV, ERC, NABAI, Amaiur, etc.) han votado en contra. La aprobación de esta nueva e injusta Reforma laboral, es la guinda del pastel de las reformas que ha efectuado el "des"Gobierno del PP" desde que lleva en el poder. Tras 7 años y medio de Gobierno del PSOE (vergüenza debería darles llevar en sus siglas la O de obrero), en los que especialmente en la segunda legislatura, se maltrató al trabajador en favor del empresario, ha llegado ahora el PP para culminar el proyecto y hacerlo, además, sin un atisbo de condescendencia con los trabajadores y con un fervor apoyo hacia las medidas neoliberales que se quieren impulsar en toda la UE (medidas que se está demostrando que no sirven ni para generar empleo ni para salir de la crisis, sólo para castigar a los Estados y para enriquecer a unos pocos aún más).

Y es que, desde el poder y sus acólitos medios de comunicación, se nos bombardea diariamente con la necesidad de hacer recortes, con lo negativo del déficit, y con que hay que efectuar reformas que ayuden a los empresarios a crear empleo ante la crisis que nos sacude. Y nos piden a nosotros, el pueblo, que hagamos un esfuerzo. Pues bien, resulta que todo esto es falso. Esta vieja técnica, que se conoce como "Doctrina del shock", busca hacer pensar a la gente que todo va tremendamente mal, para que la población acabe aceptando cualquier cosa. Es decir, privatizaciones baratas a mansalva, reformas laborales injustas, y recortes tremendos a lo público, que es lo de todos. Esto no es nuevo, Margaret Tatcher y Ronald Reegan fueron los primeros gobernantes modernos en aplicarla.

Pero hay infinidad de economistas (por ejemplo Vicenç Navarro) que subrayan que el déficit de un Gobierno no tiene por qué ser malo. Es como si a una familia se le impidiera pedir créditos. Es decir, endeudarse. Sería imposible que dicha familia pudiera emprender nuevos gastos que sobrepasaran sus sueldos, con lo que eso conlleva. Pues éso es lo que quieren hacer los "Mercados" con los Estados soberanos. Los denominados "Mercados" son en realidad las agencias de bolsa, de calificación, las entidades financieras, los lobbys y las empresas multinacionales, que son quienes realmente gobiernan el mundo en la actualidad. Para este poder político, resulta de lo más interesante hacer creer a la población que la culpa de la crisis la han tenido los déficits de los Estados y su modelo de bienestar. Algo totalmente falso. La culpa de la crisis, y en esto coinciden el 90% de los expertos en economía, la han tenido los especuladores financieros y los corredores de la Bolsa. Por supuesto, también son cómplices los gobiernos de la Unión Europea, de los Estados Unidos, de Japón y de otras potencias, que han permitido que los denominados "Mercados" hayan adquirido tantísimo poder hasta el punto de poder chantajear a los gobernantes electos por el pueblo.

Para llevar a cabo su "hazaña", Rajoy ha situado como ministros a una curiosa mezcla de hooligans de la política (como el impresentable de José Ignacio Wert o Arias Cañete), de neoconservadores (con Ana Mato, Ana Pastor o María Dolores de Cospedal como claros ejemplos), de políticos bien vistos por la opinión pública (Gallardón o Soraya Saénz de Santamaría) y, lo más importante, de personajes que en su día estuvieron relacionados con esos "Mercados" que dominan el mundo, como son Luis de Guindos o  Cristóbal Montoro. De hecho, el actual Ministro de Economía, De Guindos, fue director de Lehman Brothers, cuya caída es uno de los componentes de esta crisis económica internacional. Con lo cuál, uno puede sospechar sobre de quiénes recibe órdenes el Presidente del Gobierno a la hora de gestionar el país.

Así pues, este gobierno ha efectuado, o tiene en trámite, medidas como la subida del IRPF (suponiendo una de sus grandes mentiras electorales) a todas las capas de la población, la reducción drástica del gasto público (con lo que ello conlleva, especialmente para el funcionariado español), el aumento en la subvención de las corridas de toros (para la tortura sí hay dinero por lo visto, ¿verdad señor Wert?), la aprobación de la llamada Ley Sinde, la retirada del nuevo temario de la oposición de los profesores de secundaria (puteando a 60.000 opositores), la introducción del copago en la justicia (lo cuál habría que ver si no vulnera la Constitución en su artículo que dice que todos los españoles somos iguales ante la justicia), la reforma de la Ley del aborto (que veremos en dónde acaba), recortes en la investigación científica, y por supuesto, la ya nombrada Reforma laboral que convertirá a los trabajadores del Estado Español en casi esclavos.

Por tanto, los próximos meses van a ser duros. Nos quedan, probablemente, casi 4 años de Gobierno del PP (y lo peor es que seguramente la alternativa que elegirá la mayoría será el PSOE), que seguro traerán mucha polémica, mucho populismo barato (se avecina la imposición de la cadena perpetua revisable, casi nada) y muchos recortes en los derechos de los trabajadores. Contra ello, sólo nos queda movilizarnos, protestar, hacernos oír. Hay que intentar informar a la gente de lo que los medios de comunicación capitalistas no cuentan. En definitiva, y a pesar de lo vendidos que están los sindicatos mayoritarios de este país (CCOO y UGT), debemos unirnos en una misma voz que luche por gritar e imponer que otra economía es posible (¿Les suena, por ejemplo, el keynesianismo?), y que las personas somos más importantes que el interés de los "Mercados". Citando una eterna consigna anarquista que vi escrita hace ya mucho tiempo: LA LUCHA NOS DA, LO QUE LA LEY NOS QUITA.

Esto es lo que nos jugamos mañana
  • Derecho a que te bajen el sueldo. Defiéndelo.
  • También tienes derecho a que te despidan si tu jefe ha ganado un poquito menos de lo que le gustaría. Esto es importante.
  • No olvides tu derecho a que tu jefe se pueda saltar el convenio y ofrecerte unas condiciones de trabajo individuales por debajo de los mínimos estipulados en convenio.
  • Defiende el derecho a que te puedan despedir en cuatro días, a pesar de que hayas decidido trabajar en un día de huelga.
  • Te corresponde el derecho a que te despidan por la mitad de dinero.
  • Derecho al trabajo en el día de huelga, los parados que se jodan los otros 364 días del año.
  • Derecho a pensar que no vamos a conseguir nada con la huelga. Es mejor quedarse quietos y no hacer nada. Aguantaremos con lo que venga y ya está. Es por nuestro bien.
  • Que nadie te quite la ilusión de heredar la empresa. Estaría bueno.
  • Tienes derecho a “pasar” de los sindicatos, porque son todos iguales. Lo único que quieren es ganar dinero sin trabajar. Van a lo suyo y son todos unos chupópteros ¡todos! Incluso la CNT, que no tiene liberados, que se gestiona con la cuota de sus afiliados y no cobra un euro del estado. A ti no te la dan.
  • Tienes derecho a ponerte en lugar del empresario. Cuántos problemas tiene... no como tú, egoísta.
  • Derecho a que te alarguen la edad de jubilación hasta los 67 años o incluso a los 70, aunque estés para el arrastre. Fundamental.
  • Derecho a que te suban los años de cotización para que puedas cobrar menos jubilación. Que no te quiten este derecho.
  • No renuncies al derecho de entregar tu dinero (dinero público) a los bancos, para que se puedan hacer recortes en gastos sociales e infraestructuras. ¿Para qué queremos tantos hospitales o escuelas? Lo primero es la banca, que está sufriendo mucho.
  • Pero sobre todo, que nadie te quite el derecho a dejar un mundo peor para tus hijos, dilapidando los pocos derechos que nos quedan y que nuestros antepasados conquistaron con sangre, sudor y lágrimas. Que les den por saco, di que sí.
Y un par de lecturas obligadas sobre la huelga de hace año y medio

RECORDATORIO: ¿Qué derechos tengo en una huelga?


No hay lugar a la resignación, la lucha nos ha enseñado muchas veces que es el camino, y será la lucha la que nos hará recuperar terreno y hacerles retroceder.






NO SOMOS SUS ESCLAVOS.


¿Los Servicios Mínimos son legales?

Los únicos servicios mínimos legales son aquellos que están publicados en el Boletín Oficial del Estado o en el del Gobierno autonómico que corresponda.

En ese boletín sale mencionado explícitamente el nombre de la empresa y departamento que tiene que hacer un servicio mínimo. El empresario, mediante carta, ha de hacer mención al punto del BOE exacto que justifique el servicio mínimo.

En el sector de Informática o Consultoría es casi imposible que haya cualquier tipo de servicio mínimo. El establecimiento de servicios mínimos fuera de los indicados por el Gobierno se consideran un ataque gravísimo al derecho de Huelga y es denunciable.

Mi Jefe me pregunta si voy a hacer Huelga ¿Tengo que responderle?

NO. El trabajador notifica a su empresa que hace Huelga cuando no va a trabajar. Esta decisión se puede tomar en el último momento y no afecta si antes dijo lo contrario.

Mi Jefe me presiona para que no haga Huelga ¿Qué hago?

El derecho a Huelga es considerado un derecho fundamental de los ciudadanos y, como tal, protegido especialmente por la Constitución.

Si algún jefe o empresario coacciona a un trabajador para que no haga Huelga está cometiendo un delito muy grave. Debe ser parado y denunciado. Ponte en contacto con la Sección Sindical de tu empresa en la que confíes más.

Ese día me toca Guardia ¿tengo que hacerla?

NO. En la Huelga, legalmente, no se realiza ningún tipo de trabajo, sea el habitual o el puntual como una intervención por guardia.

De hecho, uno de los objetivos de una Huelga es que la ausencia de nuestro trabajo tenga consecuencias en sus negocios. ¿No somos tan prescindibles para ellos? ¿No nos tratan como basura o despiden a la primera oportunidad?

Que comprueben cómo de prescindibles son los ’recursos’.

Si tienes móvil o portátil de guardia dáselo a la empresa o simplemente apaga el móvil las 24 horas de la Huelga.

¿Las horas que no trabaje las tengo que recuperar después?

En absoluto.

Y la Huelga ¿Servirá para algo?

Todo lo que hemos conseguido como trabajadores nunca se nos ha regalado. Desde el esclavismo del s.XIX cualquier mejora ha sido arrancada mediante movilizaciones y lucha de los trabajadores en diferentes países.

En todo este tiempo hemos parado también innumerables agresiones mediante nuestra movilización. A veces no es suficiente y no hay garantía asegurada de victoria porque el enemigo es muy poderoso, pero podemos tener algo muy claro: Si no luchamos, nos machacan hoy y nos aplastarán mañana.

La Historia no es sólo un libro, es la evidencia de que luchando recuperamos dignidad y seguridad mientras que no haciendo nada compramos sumisión, miedo y explotación salvaje.

martes, 27 de marzo de 2012

No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros XVIII


"El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio de los garbanzos, del pan, de la harina, del vestido, de los zapatos y de las medicinas, dependen de decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales".

Bertolt Bretch

El poder aspira a perpetuarse y detesta los cambios. Forma parte de su propia naturaleza, es una cualidad intrínseca de los que mandan: no ceder ninguna de las prerrogativas de su status. Para seguir moviendo los hilos, las cosas deben continuar como están. Ante cualquier tentativa por transformar la sociedad, tradicionalmente el poder ha reaccionado con violencia. La historia ha sido testigo de múltiples represiones y revoluciones sanguinarias: 1789, 1830, 1848, 1917… Pero la brutalidad ha sido estigmatizada y ya no es un método tolerable. El poder no puede justificarse con la fuerza bruta y necesita otros procedimientos más refinados para conseguir su objetivo de perpetuación. Frente a los indignados, políticos y medios de comunicación han puesto en funcionamiento una alternativa más suave a la violencia.

Hace aproximadamente un año, surgió el movimiento del 15-M por acción de las redes sociales e improvisadas convocatorias en plazas públicas. Este despliegue humano tuvo eco en los medios de comunicación, que le imprimieron connotaciones románticas, con guiños al 68. Algunos políticos, de los que se autollaman de izquierdas, expresaron afinidades con el movimiento (pero respetando las distancias,). Las reuniones fructificaron en una serie de reclamaciones, que se colgaron en las plazas o circularon por Internet. La mayoría de puntos tratados eran de índole político (eliminar el senado, suprimir las pensiones vitalicias que los políticos obtienen tras ocho años ocupando el cargo, un sistema electoral más abierto, eliminar las injerencias del gobierno en la justicia, mayor transparencia en la gestión pública), pero también había sociales (mantener el estado del bienestar), culturales (medios de comunicación verdaderamente abiertos que reflejen todos los puntos de vista) y económicas (una de muy importante: conocer el montante de dinero que los poderes públicos han entregado a los bancos y revelar cuál es la escandalosa diferencia entre el bajo tipo de interés con el que se les ha beneficiado y el más alto que sufren los Estados para cubrir su deuda soberana).

Si las multitudinarias reuniones del 15-M tuvieron eco en los medios de comunicación, no sucedió lo mismo con las cuestiones de fondo.

Un año más tarde, podemos afirmar que TODAS las peticiones de los indignados han caído en pozo vacío. El problema es grave, porque no es que se haya cambiado nada (que no se ha cambiado nada), es que ni tan siquiera los políticos han dado respuestas, ni tienen la intención de hacerlo. Ellos, que son servidores pagados por la población (y para ello viajan en mercedes o en primera clase), no han dedicado ni un segundo a estas peticiones. Quizás no seamos mayoría, pero merecemos, al menos, un mínimo de atención. ¿Alguien ha escuchado al presidente Mas, que tanto se enfureció cuando una muchedumbre le asedió en la puerta del Parlament, referirse de la pensión vitalicia que cobran? ¿Ha explicado el “dúo de los interéses creados” (ministros economía y hacienda) cuanto dinero han entregado a los bancos, a qué tipo de interés y cuándo éstos lo devolverán? ¿Por qué no culpan a las entidades financieras de la crisis de la deuda soberana, cuando el principal motivo de que los Estados estén empeñados hasta las cejas es a causa del dinero que tuvieron que entregar a los bancos? ¿Hay alguna intención de eliminar el senado, una institución cuya única función es la de entorpecer el desarrollo legislativo? ¿Van a crear una estructura judicial verdaderamente independiente, cuando la envejecida Constitución permite que los políticos designen a los miembros del Constitucional o del CGPJ? Ellos no van a responder a ninguna de estas preguntas. No lo dudéis. No lo van hacer porque abordar estas cuestiones significaría afrontar cambios profundos. Ellos son el poder y su misión más importante es conservarlo. Bloquearán cualquier protesta y se escudarán tras un obsesivo mensaje: estamos en crisis y para enfrentarnos a ella hay que llevar a cabo recortes (amplios para el gobierno, menores para la oposición). Todo, absolutamente todo, se justifica dentro de las leyes del ciclo económico.

Nunca había habido tantos periódicos y canales de TDT y nunca la versión de la realidad política había sido tan monótona e insulsa. Pero tenemos un Periodismo de anestesia que funciona con los tradicionales opios, el cinismo y la ignorancia y falta de tensión mediática y social por la información de los ciudadanos como herramientas. Los indignados, arrinconados como disidentes clandestinos, se enfrentan a un diálogo injusto, pues sus oponentes disponen de un apabullante despliegue de mass media. Eso sí, nosotros conocemos y controlamos los tiempos de las redes sociales, y si algo está seguro es que tanto los medios tradicionales, como las redes sociales, su uso, aprovechamiento y dominio no cambiará. Ambas partes pretenden o aparentan conversar, se dirigen una a la otra, pero lo hacen de forma unívoca, sin feed-back, es como relacionarse con una pared. Una pared de políticos y entidades unidos por la misma argamasa: el dinero. Porque detrás del poder, no lo olviden, está el dinero. Este dinero que fluye por la economía como las sangre en nuestras venas y que siempre pasa por el mismo corazón: los bancos. Sindicatos, partidos políticos, empresas, medios de comunicación, todos van a morir al mismo destino: los préstamos bancarios. Nunca muerdas a la mano que te da de comer. Pero los indignados no tienen ninguna mano que les de de comer. Y lo que es aún más digno, la mayoría no la quieren. De lo que piden, puede resumirse en tres conceptos clave: democracia real, transparencia y justicia. Democracia real, porque la democracia sigue en crisis. Una verdadera democracia debería permitir el cambio, cuando éste sea necesario, con un gobierno abierto a las nuevas exigencias de la realidad y no obstinado en mantenerse a toda costa. Pero seguimos dirigidos por una institución arcaica, rígida y refractaria.

El poder pretende anestesiar el movimiento. Desalojan las plazas con la excusa de la suciedad, nos exigen que seamos pacíficos y a la mínima sueltan sus perros guardianes, sin ofrecer nada a cambio. Saben que el tiempo juega a su favor, es cuestión de esperar la llegada del analgésico más potente: el elixir del crecimiento económico, que reducirá el paro e insuflará de dinero nuestros bolsillos. Con el respaldo de esa gran mentira que son las estadísticas, podrán mantener su status.

Todo esto no sería posible sin la colaboración de una parte de la población: la que calla a cambio de futbol o chismorreo televisivo, que contempla el mundo desde el sofá, que vota cada cuatro años al candidato de la oposición para echar al que gobierna, que cree que marcar una equis cada cuatro años es ejercer la democracia, que piensa que los rabiosos indignados son una camarilla minoritaria de delincuentes, que compró tamiflu, que aplaudió a Bush cuando bombardeó Bagdad, que votó a Gil y a Camps. Esta parte flotante de la sociedad es la materia oscura de los físicos, aquellos que Delacroix olvidó mientras pintaba La libertad guiando al pueblo, en definitiva, un gigantesco agujero negro que engulle Historia.

Y el movimiento indignado, en una verdadera encrucijada, consciente de que ha expirado el plazo para dialogar. Sólo quedan dos caminos: sofá o cóctel. Resignación o rabia. El tercero, la justicia, ha sido sepultado una y otra vez, impunemente, por magistrados decrépitos elegidos a dedo. Con jueces vendidos queda completado el círculo del poder.  

Las crisis implican cambios. El poder sólo tiene una forma de mantenerse intacto: modificándonos a nosotros. Su supervivencia pasa por reducir prestaciones sociales, derechos laborales, salarios de trabajadores públicos, sanidad y educación públicas… Ellos mantendrán su status si nosotros lo perdemos.

Ayer hubo elecciones autonómicas en Andalucia y Asturias. El resultado es igual. Ganó una vez más la abstención. En España ya sea el fútbol, la F1, que haga sol, que llueva, siempre encontramos mejores cosas que hacer antes que ir a votar. Pero lo peor de todo es aguantar la hipocresía de los que valientemente y jaleados por la multitud de la barra del bar, soflaman que no entienden de política, pero que cuando tocan elecciones depositan, religiosamente, su voto cambiando del PP al PSOE, y viceversa, con la inercia y la ola del ganador o para echar del poder al otro, con la misma facilidad con la que se cambian de calzoncillos. Por eso queda bien de vez en cuando recuperar alguna cita, como la del encabezado del post de Bertolt Bretch... Hace ya muchas décadas que Bretch nos dejó, pero su mensaje esta de vigente como si fuera su primer día. Ahora a los empresarios se les llaman emprendedores y la explotación laboral flexibilidad o competitividad. Quizás en la huelga General del jueves 29 sea el momento de demostarle a mucha gente que no somos unos papanatas que tragamos con todo y que además nos gusta. Nuestros derechos, como individuo y como sociedad, estan por encima de todo rédito económico de las élites. Para garantizarlo hay que demostrárselo en las calles.


No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros:

No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros I
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros II
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros III
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros IV
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros V
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros VI
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros VII
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros VIII
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros IX
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros X
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros XI
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros XII
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros XIII
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros XIV
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros XV
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros XVI
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros XVII



miércoles, 21 de marzo de 2012

Fromheadtotoe: La herencia española de The Cranberries





Tengo en casa un par de cd's desde hace muchos años. Son de un grupo casi desconocido, cantan en inglés, y beben de la mejor herencia del rock indie y alternativo que se hacía a finales del siglo pasado en las islas británicas. Estos discos desentonan, con mi habitual vitrina de discos. Uno de ellos la portada una trapa metálica de comercio de cualquier tienda en cualquier barrio, en cualquier ciudad... Iluminada focalmente, el resto a negro. El nombre del grupo es Fromheadtotoe.


Fui a ver al cine Nadie conoce a Nadie, gran thriller psicológico made in Spain y que demuestra que de vez en cuando en este país, se puede hacer cine de calidad, con originalidad y sin copiar continuamente el mismo patrón. De la buena película de Mateo Gil ambientada en una Semana Santa Sevillana cualquiera, me llamaron la atención muchas cosas: hablar sin paliativos de la violencia en el entorno familiar, del extremismo y fanatismo de las opciones religiosas, de la intolerancia; una Natalia Verbeke desnuda y prometedora, y una banda sonora sublime que a la música sacrosanta le contrarestaba y superaba tremendos ápices de hard rock con letras en inglés.


Fromheadtotoe, I'm the Fuel. Video de la canción con imágenes de Nadie conoce a Nadie

No sabía que grupo era y me informe. Pensé que eran The Cranberries grupazo el irlandés liderado por Dolores O'Riordan pero cual fue mi sorpresa al ver que el grupo autor de canciones se llaman Fromheadtotoe, y son de Barcelona. Formados a finales de 1995 después de que Rafael Molina (guitarra) y Raquel Pascual (voz y guitarra) dejaran un grupo hardcore de la zona de Barcelona, llamado Childhood. Luchando por hacerse un nombre fueron acumulando experiencia tocando por la siempre abierta y atenta nocturnidad barcelonesa, haciéndose hueco en los locales y con un nutrido grupo de fanes y amigos que disfrutaban enormemente en los conciertos, que siempre eran plenos de sinceridad, honestidad ante el público, máxima intensidad y sintonia mutua. Tal fue su nivel que en 1998 llegaron a ganar el festival de Bilbao para música en directo, y consiguieron dentro de las discográficas underground, como Subtefuge, llegar a poder editar su música y hacerse algo más accesible, para lo que fue una gran ayuda su participación en la película protagonida por Eduardo Noriega y Jordi Mollá.

Siguieron siendo elegidos y premiados como uno de los mejores directos lo que les dió acceso a grabar para la BBC británica en 1999 y participar en festivales por Europa. Consiguieron grabar dos discos y junto a sus maquetas previas reunieron un buen material para desengranar en sus cacareados conciertos. La rudeza de la voz de Raquel, que jugaba entre la ruptura y la contención daba pasión a un cuerpo rítmico ajustado bebido de fuentes que iban desde el jazz, hasta el metal que dos guitarras, un bajo y una bateria simple podían dar, pero siempre, bajo el traje del rock alternativo. Con letras que clamaban dolor y redención, en las pequeñas victorias y derrotas de la vida, plenas de una fortaleza propia que les hacía únicos en cada show en vivo y que le daba magnetismo a sus trabajos.


Lamentablemente, Fromheadtotoe, nunca consiguió en un país tan zafio y díficil para lo que se sale de lo convencional, como es España, hacerse con un gran hueco, lo cual es doloroso y sorprendente a partes iguales, puesto que si lo hicieron otros, en el mismo estilo, cantando en inglés y con menos talento... Pero claro, supongo que no les acompañaba una empresa de refrescos.

Han tenido un par de intentos de vuelta, siempre en forma de conciertos, y aunque ahora parece alejado ese momento para una nueva gira o para nuevo material, somos bastantes los que guardamos un buen recuerdo de una banda española, plenamente underground, y que se mantuvo fiel y coherente a sus ideas, sabiendo y haciéndose disfrutar con su sentimiento y sentido original. Sería genial volverlos a ver en concierto.



Camareros: Necesarios, degradados y precarios. Una experiencia personal

Ahora que ya está aquí el veranito con su calor plomizo, pegajoso y hasta criminal, se llenan las terracitas para tomar unas...