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domingo, 22 de agosto de 2021

Disfruta de un mundo que se va a la mierda

 

Habitualmente el mes de agosto era un mes de calma. Tranquilidad en las redacciones; poca cosa en los informativos y boletines; páginas dedicadas a la sinsustancia en los ya de por si adelgazados periódicos. Nuestra vida se volvía calmada a nivel de saturación informativa acompañado la relajación que el estío provoca -por regla general- en los trabajos, esperando que lleguen, no pasen o recordando las vacaciones. La barra de bar y el cuñadismo no cejaban en su empeño de atormentar nuestra paz veraniega con los fichajes del fútbol, pero en realidad, eran solo eso. Fichajes de fútbol.

Pero este año no. Si desde hace unos años ya veníamos cargados de veranos fulgurantes y sobresaltos continuados con las últimas horas de tertulias llenas de suplentes y teloneros, el 2021 nos está llevando con más impulso todavía, a la zozobra, el caos, la desesperanza y el hartazgo.

Al tiempo que se consumían los Juegos Olímpicos de Tokyo 2020, Messi cambiaba de equipo, tamizando con individualismo y fútbol, lo que debía de ser el momento de espíritu olímpico, compañerismo y alegría. El astro argentino decidía pasar a engrosar la lista de mercenarios y obviar loables ejemplos, en el momento más crítico de la historia del Barça con una deuda astronómica, en la que no cabía el estratosférico sueldo del 10. Diréis, podía habérselo bajado, y es verdad. Podía incluso haber renunciado a él en forma de un pago simbólico, pero ha decidido ser asquerosamente más rico y robar más seny al fútbol.

El fútbol hace ya mucho que dejo de ser un pasatiempo, afición y sentimiento para convertirse en una superestructura consagrada al dinero, a su acumulación y en un puerto de entrada de ideología neoliberal e individualista, al tiempo que los sentimientos, la pertenencia y la comunidad se iban por el desagüe. Por eso y por muchas cosas más, odio eterno al fútbol moderno.

Al mismo tiempo el cambio climático nos estruja cada vez más y nos pone al filo de la supervivencia como especie en un precipicio en el que podemos ver 150 años de destrozo medioambiental, de hiper consumismo, de agresiones al entorno y de usufructo del planeta por y para el dinero. Para su acumulación egoísta y oligarca en muy pocas manos.

Que el centro de Europa haya tenido las peores inundaciones en su historia durante el mes de julio dejando miles de millones de euros en pérdidas, y sobretodo, centenares de muertos, no es una casualidad.

Que menos de un mes después una ola de calor extremo en el Mediterráneo oriental se haya saldado con centenares de incendios forestales que han quemado una masa forestal equivalente a la suma de las regiones de Andalucia y Extremadura tampoco es casual.

Qué otra ola de calor calcine literalmente los parques naturales de California, al tiempo que otras inundaciones asolan Irán o Pakistán, tampoco se debe a un condicionamiento azaroso.

La tundra siberiana se descongela y se incendian sus bosques y al mismo tiempo si miramos al hemisferio sur vemos cientos, miles de incendios en la sabana africana y en las selvas tropicales de América del Sur.

Una semana de calor extremo por toda la Península Ibérica al sur de la Cordillera Cantábrica y los Pirineos que ha reventado los registros de máximas temperaturas, dejando noches agobiantes y asfixiantes, al tiempo que seguro ha dejado muertes como cada verano. Cada época esa que buscando un consumismo idiota, nos quieren hacer ver como “de buen tiempo”.

Todo esto, y mucho más (recordad la nevada y el frío extremo en España en enero o las inundaciones en Oceanía del pasado mes de marzo) con apenas meses de diferencia. Respuestas del clima, los océanos y la atmósfera a las nuevas condiciones ambientales que vienen a ser un aumento de la temperatura que está degradando todos los ecosistemas del planeta, algunos de ellos llevándolos inexorablemente al punto de no retorno.

Esta situación no es sobrevenida, ni una plaga bíblica, o un tributo a pagar a la apetencia de los dioses. Es la realidad que nos está quedando de haber exprimido hasta la extenuación los recursos naturales de la Tierra, consumiéndolos a un ritmo tres veces superior a la reposición natural; quemado hidrocárburos por encima de nuestras posibilidades; contaminando por las de varias generaciones posteriores y girando una rueda que no provoca más que insatisfacción y dolor. Y bueno si, dinero, por lo que se justifica todo.

Mientras los gobiernos te dicen que recicles, ahorres agua o luz, se dedican a lanzar ampliaciones de aeropuertos megalómanos y redes de alta velocidad, en un momento en el que hay que buscar alternativas de movilidad más ecológicas y consecuentes con el mundo que tenemos. Y gilipollas mil millonarios se gastan auténticas barrabasadas de dinero por 5 minutos por el espacio, quemando combustible como a un ritmo de una pequeña ciudad de 10.000 habitantes por segundo. Luego, joder, te apremian a que separes los plásticos.

 

Y la luz. Ay la luz. En España somos cautivos de un oligopolio eléctrico trufado de expolíticos de PP y PSOE (y PNV y CIU) que han obrado legislando a favor de un aparataje eléctrico que te atraca cada mes cuando llega el recibo a casa. En plena ola de calor, día a día, récord del precio del kilowatio/hora al tiempo que vacían pantanos del agua de todas y todos para ganar más dinero. Desde luego poco nos pasa, y lo que es peor, poco les pasa a ellos.

Con el recibo de la luz subiendo, como es natural se suceden fricciones en el gobierno de coalición. También es cierto es que si no hubiera diferencias de criterio, opinión y acción en muchas cosas, mejor que se hubieran presentado juntos, ¿no?. Y estas fricciones crecen a grietas cuando un reaccionario como Marlaska, sospechoso habitual, decide saltarse convenios internacionales, recomendaciones de la ONU y la propia legislación, para repatriar a los menores que saltaron la verja de Ceuta hace un par de meses. Lo ha intentado hacer con agosticidad y la conveniencia de las derechas. La salida no sólo es parar esas repatriaciones, es la dimisión irrevocable de este señor ministro y que se prepare para defenderse de delitos contra los derechos humanos.

 

Y de derechos humanos hay que hablar. Ni diez días ha durado Kabul libre de Talibanes toda vez que las tropas de Estados Unidos abandonaron el país. Es un acontecimiento histórico. Como la caída de Saigon o el rechazo en Bahía de Cochinos, Estados Unidos suma una nueva derrota y agudiza su crisis de liderazgo claramente de caída de su posición de privilegio en un mundo unipolar a otro cuando menos multipolar con la situación de Rusia o China.

Durante 20 años, Estados Unidos ha gastado más de 10.000 millones de dólares en modernizar el ejército de Afganistán. Eso al menos es lo que han vendido. La realidad es que lo que ha hecho es enriquecer a los contratistas privados de armamento, al tiempo que ni siquiera llegaba el rancho para las tropas locales. Podían haber creado infraestructuras viarias en el país. Mejorado la atención sanitaria y establecido un sistema educativo que incluyera a la mujer y las nuevas generaciones en valores democráticos y laicos. Haber ayudado a las gentes. En su día a día. Darles otras opciones que no fueran el cultivo de opio. Pero no. El opio es más importante y lucrativo para los vicios de Occidente, que el cereal o el girasol, para las necesidades y carestías afganas.

Tampoco han ido a la fuente de apoyo financiero e ideológico de los Talibanes. Los Emiratos y Arabia Saudí han seguido como si nada su labor de muleta de los muyaidines en su cruzada contra el infiel; en su reconquista para expulsar al invasor.

¿Para qué han servido tantas muertes? ¿Tantos soldados occidentales y afganos muertos? ¿Tantos civiles masacrados durante 20 años? Es el momento de preguntarse qué hacemos en la OTAN.

Sobretodo tras las declaraciones de Biden en las que no ha dudado en calificar como objetivo de la misión en Afganistán, “garantizar la seguridad en territorio estadounidense”. Recordamos que no se ha hecho más que pedir tropas y dinero en armamento (mayoritariamente de producción yankee) durante todos estos años, por distintos presidentes de ambos partidos. La mentira de la OTAN se acabó y con ella debe acabar el despilfarro militar (sobretodo porque nuestra seguridad se va a segurar no con tanques y portaaviones, sino con inteligencia, policías y servicios de espionaje) y la vidorra de militares franquistas endosados en la burocracia de un ejército sobre dimensionado, no para las necesidades nacionales, sino extranjeras.

Porque hoy en día -en realidad desde siempre- lo que más falta hacen son médicos y enfermeros. Bomberos y trabajadores básicos. Se demostró el año pasado con la pandemia, y sigue demostrándose, con el loable ejemplo de la vacunación en España (un éxito colectivo colosal, pese a las zancadillas de los de siempre, del que sentirnos orgullosos).

La pandemia del coronavirus no ha terminado. Probablemente no terminará. Han decidido por nosotros que en vez de luchar contra el virus, erradicarlo, son preferibles los muertos y el dolor, porque no se puede parar la economía, este capitalismo salvaje, irracional y narcotizante.

Y porque cuando vienen mal dadas, siempre están ahí. Como en Haití donde un terremoto y la llegada pocos días después de una tormenta tropical ha hundido aún más el futuro del país que ya venía lastrado por siglos de corrupción de un estado fallido, con un reciente magnicidio y con catástrofes naturales que suceden con espeluznante frecuencia.

Ya se está enviando ayuda y han viajado personal médico y de primeros auxilios y rescate a ayudar y echar una mano. Otros desde casa aportamos con lo que podemos. Cuba siempre es el primero en llegar y el último en irse. Su solidaridad es el ejemplo es con lo que uno tiene que quedarse si quiere un mundo mejor, un mundo con futuro.

Disfrutad del verano. Si os dejan.

sábado, 30 de julio de 2011

Vaya semanita

No es para tomárselo ni mucho menos a cachondeo. Hay una sensación global, jerarquizada y pandémica de que el mundo se va a la mierda a una velocidad que no deja de crecer. Da igual el lugar y el modo. Lejos de sentimientos de esperanza, alegría y redención que pueden dejar nuestra "#spanish revolution" y el 15M, echar un vistazo al periódico online o a un telediario (recomendable que siempre sea el de TVE, aconsejable que fuera La2Noticas) deja en uno, una sensación de amargura, impotencia y auténtico odio y desprecio al ser humano que es incapaz ante acontecimientos como los vividos y vistos estos últimos 7 días de sacar su infantil mente de los opios con los que nos drogan y empezar a pensar en el prójimo, en el hermano. En construir en definitiva, y con el esfuerzo de todos, un mundo mejor.

Pese al innegable esfuerzo de los indignados, continúan los desalojos. Familias que se van a la calle, víctimas de la perversión de un sistema corrupto, egoísta y que ha conseguido imponer su receta básica. La de menospreciar el trabajo en favor del capital.

Dimitió el "molt honorable" president de la Generalitat Valencià. Cuanta gilipollez en una frase. No quiero pararme a discutir sobre la idiotez supina pepera de defender la indisolubilidad del estado mientras en aquellas tierras no paran de defender el idioma valenciano para diferenciarlo del catalán. De esos indeseables separatistas anti-taurinos y antiespañoles. El hecho es que por fin y gracias a la presión del 15M, Camps dimitió, aunque no admitió su culpa. Confiamos en que la justicia lo hará por él. Lo que más me indigna es que encima me lo quieran poner de ejemplo y él a si mismo se postule como mártir, ejecutor de un sacrificio por el bien de España, del PP, de Mariano y por el bien de nuestro señor amén. La falacia, hipocresía y bajeza moral de estos señores, que se postulan como oposición adquiere tan ruindad que uno no puede dejar de pensar si no sería mejor emigrar que a otro sitio donde tendrán sus cosas, pero por lo menos, no son tan hipócritas. Abrazadito a Santiago ha pasado los siguientes días a tan "valiente" y muchísimo más tardía decisión de dimitir, verbo este último que esperemos se empiece a conjugar mucho más en nuestro país. Que la gente con responsabilidades políticas y sociales admita sus errores y se vaya, sin tener la ciudadanía que además, ponerles finiquito y pensión. Y se ha marchado porque esta fea costumbre de no pagarse sus trajes, o los bolsos como la alcaldesa no hay manera de defenderla ni publica, ni ante un tribunal. Lo ha hecho el día antes de que el banco de España interviniera Caja Mediterráneo heredera capitalista de la Caja Valenciana que durante los últimos 15 años estos señores han tenido a bien ultrajar, privatizar, expoliar y que ha servido como garante de muchos de los fiascos de la gestión del PP en Valencia y de sus interminables corruptelas. De Bancaja han salido dineros para la visita papal, la f1, la copa américa, el expropio y urbanismo exarcebado de el Cabañal, Torrevieja o Elche y sobreto del pufo de Terra Mítica. No dudo en que algo ya se sabía, y por eso "el molt honorable" ha salido por patas. Por eso, y por la #spanishrevolution la que ha hecho recular al "santo" y a aumentar la presión por parte del que será próximo presidente del gobierno, incapaz de poner orden en sus filas, de controlar el ala dura y violenta de su facción, y mucho menos de dar una respuesta contundente cuando una crisis le explota bajo sus gafas. Lo peor de todo es que aún así hay gente que les vota.

A falta de que un espeleólogo del Banco de España mida la profundidad exacta del agujero, la quiebra de la Caja Mediterráneo ya supone, de entrada, 5.800 millones de euros. La mitad de ese rescate se da por perdido y es posible que la factura final sea incluso mayor. Para hacernos una idea más certera del desastre, a esta cifra hay que sumar los 7.100 millones que costó el rescate de Caja Castilla-La Mancha y otros 392 millones más que, por ahora, se dan por perdidos en la cordobesa Cajasur. Entre las tres cajas quebradas, el Estado ya ha puesto 13.292 millones. Parte de esta cantidad son préstamos que tal vez se recuperen, si la cosa no empeora. Pero el Banco de España calcula que el rescate del sector financiero español –que presumía de ser el más solvente del mundo– nos costará 17.024 millones de euros del dinero de todos. Para los que se marean con los grandes números, cinco comparaciones muy necesarias.

1. La increíble cifra de 17.024 millones de euros es once veces más de lo que ahorramos este año al congelar las pensiones (1.500 millones).

2. Si se repartiese el agujero a escote entre todos los españoles, tocaríamos a 369 euros por habitante, niños incluidos.

3. Es quince veces lo que la ONU ha pedido para solucionar la hambruna en Somalia (1.130 millones).

4. Es casi cuatro veces más de lo que ahorrará la Administración con el recorte al sueldo de los funcionarios durante el año 2010 y 2011 (4.000 millones).

5. Es 111.000 veces más que la mayor multa que ha pagado uno de los responsables de este desastre: Juan Pedro Hernández Moltó, presidente de Caja Castilla-La Mancha (150.000 euros).

Un sargento de la guardia civil se ha suicidado y ha matado a su ex-pareja con su arma reglamentaria. No entiendo muy bien porque puede tener su beretta para uso y disfrute en su posesión si no esta de servicio. Por qué no queda bajo llave cuando acaba el turno. Un hacha o un cuchillo pueden ser utilizados para matar, pero no es su función principal. Una pistola, dime tu para que la quieres. Para que tu hijo faroleé en el colegio y le pegue 4 tiros al que le levantó a su novia merchera. Para dirimir en una disputa por un golpe de tráfico. Para llenar de plomo el cuerpo de tu ex-pareja, monitor de un gimnasio. Aún así nadie lo considerará Violencia doméstica. Es la falsa igualdad de hecho, ya que semántica queda muy bien en un slogan. En el domicilio el hombre es menos si sufre esa execrable indominia. Si son homosexuales, no te sientes a esperarlo.

Somos todos unos hijos de puta, quiero decir, somos todos unos profundos egoístas.

Somalia es ese sitio a donde los barcos españoles y europeos van a pescar para echarle atún a la ensalada, y en donde la gente se muere literalmente de hambre y de sed, y en la que las caras ojerosas y llenas de moscas de los niños son solo una cosilla que a veces sale en el telediario.

Su Santidad el Papa dice que copular con condón es pecado y no elimina el sida de millones de africanos.

Los países “decentes” no son capaces de destinar el 0,7 % de sus recursos para paliar la muerte y la enfermedad diseminadas en África negra y en otras zonas del mundo. En Extremadura y Andalucía hay mucho pobre, ¡cómo vamos a ayudarles mientras no se solucione lo de aquí!, exclaman los fachodicentes, aunque seguramente los primeros en querer ayudarles serían los pobres de Extremadura y Andalucía.

Quienes arriban en patera, embarazadas y bebés, vienen por placer y son mal vistos y hay que expulsarlos.

Hemos esquilmado África secularmente y ahora no queremos ayudarles, todo lo más comprarle una falsificación de un bolso de marca al negro que las vende por las playas. Ahora solo queremos su petróleo a cambio de nada, la moderna esclavitud y explotación del hombre negro por el simplemente oro negro.

Las ONG, ¿quién se preocupa de las ONG?, y además los cooperantes corren riesgos innecesarios.

En los extremos geográficos de Kenia, lejos de los safaris con jirafas amaestradas, los niños no saben qué es un lápiz y mucho menos un caramelo.

La lluvia. Dios ha sido injusto con África. Las mujeres de muchos países caminan kilómetros y kilómetros para conseguir agua y transportarla en cántaros.

“Cada diez segundos muere un niño de hambre” es ya un latiguillo, un tópico indiferente.

Jugamos un partidillo con futbolistas dispersos que no suscita interés alguno, siempre la caridad antes que la justicia.

De los 200 países que conforman el mundo, los diez últimos y más pobres y hambrientos son Zambia, Franja de Gaza, Zimbabwe, Chad, Moldavia, Haití, Liberia, Guatemala, Surinam, Angola. ¡Ni siquiera la paupérrima Somalia y los otros tres países del Cuerno de África! Este mundo es un escándalo moral.

Si las 10 fortunas más grandes del planeta cedieran el 90% de su riqueza, no habría hambre ni en África ni en el resto del mundo.

Si es lo que yo digo, no somos todos unos profundos egoístas, somos todos unos hijos de la gran puta, que es la falta de misericordia.

Y Noruega. Quizás uno de los países más tranquilos y que ofrece un panorama social más pacífico, onírico e ilusionante del mundo. El futuro vamos, el camino que debería de seguir las distintas sociedades para llegar al pleno derecho y potencial de las mismas, basadas en el respeto, la convivencia, la democracia, la paz y la libertad. Guión escrito por los estados escandinavos y que evidentemente, siempre tiene enemigos. Tiene enemigos en el mercado porque eso de facilitar muchas cosas, muchos servicios a los más pobres y desfavorecidos no gusta mucho en los clubs de campos de golf y en los yates y fiestas de lujo, o en bacanales de champán y cocaína. Salen enemigos en el islamismo radical y medieval que amenazan y hieren y matan, creedores de la verdad absoluta, y propietarios del fanatismo y la intransigencia religiosa. Y también y está vez en el cristianismo repugnante y radical.

Oslo sufrió la explosión de una bomba en su centro político y financiero que trataba de causar los mayores daños posibles, tanto personales, mercantiles como simbólicos, y crear además las suficiente distracción para en la isla de Utoya (a unos 80 Km.) perpetrar una masacre en un campamento de las juventudes laboristas. El hijo de puta xenófobo y radical cristiano llevaba años preparando con precisión y saña la masacre, jactándose en su diario de lo fácil y seguro que se sentía de su superioridad, aria, y de la santidad y divinidad de sus actos, los cuales justifica como necesarios ante la escalada de la presencia de inmigrantes, sobretodo musulmanes, en Europa.

Por toda la red, dejó constancia de sus intolerantes y enfermizas ideas de exclusión, violencia y racismo, y de los preparativos, por lo que tildarlo de loco como dice su abogado es lamentable y falaz. Se trata de un desquiciado, pero en ningún momento ha tenido el menor índice de locura en su vida, y todo lo que ha hecho es con plena consciencia del dolor y sufrimiento que iba y ha causado finalmente. Por lo tanto, solo puedo solidarizarme y acompañar en el dolor con estas palabras al pueblo noruego; mascar mi más vehemente repulsa ante esta cobardía, intransigencia católica, racista e intimidatoria, y esperar que todo el peso de la justicia, la libertad y la democracia caigan sobre este fulano y sus secuaces, que seguro que los hay, y los que se alegraron de su acción, que también existen. No puede golpearse el corazón del progreso, la libertad y la igualdad, segar la vida de más de 80 personas y cumplir sólo 21 años de prisión, en una cárcel, que parece más un resort de lujo.

Y como español aún nos queda aguantar las gilipolleces del subnormal de Mayor Oreja. Si ya es denigrante enterarrse de que al asesino le parecía mal que hubiera una ministra embarazada pasando revista a las tropas, y utilizaba la escenografía falangista para idolatrar al Cid Campeador como el más valeroso “Matamoros”, aguantar que el portavoz en el Parlamento Europeo del principal partido de la oposición soltara una burrada, una mentira asquerosa y repulsiva como la que soltó es indignante, y cabreante. Habla Jaime Mayor Oreja, nada menos que el portavoz del PP en el Parlamento Europeo: “El Gobierno le ha dado a ETA la legitimación y la legalidad. Ya me gustaría que Zapatero utilizara la misma vara de medir que con el asesino terrible de Noruega, que hay que condenar; con la otra vara, eso sí, se está legalizando, legitimando, a 900 asesinatos que se han producido a lo largo de estos años”. La frase es de ayer, en una entrevista en la COPE. No es la primera vez que Mayor Oreja suelta algo así, aunque no por repetida esta canción suena menos despreciable. Lo más vergonzoso de esta historia no es la reiteración, sino sus consecuencias: la ausencia de ellas. A Jaime Mayor Oreja le saldrá gratis decir en la radio una barbaridad así, del mismo modo que no le costó nada acusar a Zapatero, hace unos meses, de ser un “aliado potencial” de ETA.

Aunque el problema principal de estas calumnias no es el disco rayado de Mayor Oreja, ni tampoco esa parroquia de ultraderecha que aplaude sus gruesas declaraciones e incluso las supera. Lo peor es el silencio cómplice de esa organización, el PP, que pretende volver a gobernar España y que permite y tolera que su portavoz en el Parlamento Europeo, la persona que habla en su nombre para Europa, acuse sin pruebas al mismísimo presidente del Gobierno de jugar al tiqui-taca con ETA.

Hay dos teorías para explicar el silencio de Mariano Rajoy ante los exabruptos de Mayor Oreya. La primera: que el líder del PP no quiere, no puede o no se atreve a poner orden entre los duros de su partido. La segunda: que Rajoy alienta este discurso porque ayuda a movilizar a su electorado más ultra. No sé cuál de las dos es cierta. Tampoco cuál es la más impresentable.

Y para acabar la semana la constatación de que Zapatero es un cachondo mental. No debería de importarme más o menos el adelanto electoral. Es una prueba más del chantaje que los mercados y el capitalismo avaricioso y exacerbado plantean al estado de derecho y a la normalidad democrática de los distintos países, en este caso España. Pero convocarlas el 20N con lo que significa esa fecha de infamia y que un colectivo para nada democrático y nostálgico del fascismo y la dictadura a la que ensalza y vitorea, darles la capacidad de celebrar la victoria de su facción más populista es lamentable. Hacerlo cuando en 8 años ha sido incapaz de movilizar el país para cerrar definitivamente las heridas de la Guerra Civil y la dictadura franquista, por no dar práctica a la teoría de una Ley de Memoria Histórica es un chiste de muy mal gusto, que provocará carcajadas en los “nacionales” y liberticidas pero que en las mentes de izquierdas, progresistas y libertarios nos provoca asco y repulsión. Juntar el mismo día el mayor elemento democrático que son unas elecciones con la asquerosa fecha de la muerte de aquel hijo de puta enano, al que encima ni han prohibido, es vomitivo.

Supongo que querrán asegurarse tener al “Candidato” fresco ante el posible desgaste que vayan dejando las semanas y las encuestas de población activa. Quizás tengan datos de que en marzo próximo estaremos peor, seguramente intervenidos y “rescatados” a la griega, o simplemente tengan curiosidad por ver que alternativas tienen los de la acera de enfrente, pero creo que había otras muchas fechas. Otros muchos momentos. O ¿qué pasaría si hubieran decidido ponerlas el 14 de abril?. Lo peor de todo es ver a los empresarios y banqueros alegrarse. Otra sarta de hijos de puta avariciosos.

Por eso digo que vaya semanita. Vaya mes. Menudo año. Vaya lustro. Menuda mierda de siglo XXI nos estamos marcando, y que vacías quedan las buenas palabras, los eslóganes publicitarios baratos y para subnormales que se destilan de vez en cuando pero cada vez más frecuente, las clases dirigentes y el sistema. Mientras tengamos pelis malas, remakes, trilogías, series americanas. Partidos de fútbol y su indigesto mercadeo (cómo puede ser que un fulano con cresta que no sabe ni hablar valga 45 millones, y un chaval de la misma edad en el mismo equipo no tenga sitio; O que le de la ácera de enfrente se gaste 26 millones en otro camisetas cuando tiene un juvenil en el mismo puesto que lo parte) de mercenarios podemos estar contentos. Tenemos motos, F1, basket, tenis, más deportes... Música con las mentiras de la mentalidad dominante y las discográficas, muchas de ellas una parte más de los conglomerados empresariales y de opnión neoliberal de turno. De vez sacan una estrella internacional. A veces es puro marketing. Otras es talento. Y marketing. Y si se muere, otra palada de opio para adormecer al populacho, dentro de la vorágine de encumbrar héroes con pies de barro.

viernes, 8 de enero de 2010

Perder la calle, ganar el discurso


Impuestos sobre las primas a los banqueros, erradicación de los paraísos fiscales, tasas a las transacciones financieras. Estas bofetadas a la ortodoxia del sistema no son propuestas de un grupúsculo de radicales, sino de algunos de los dirigentes de los países más ricos del planeta. La crisis económica ha puesto en boca de todos debates que colocó sobre la mesa el movimiento antiglobalización hace años. No es que Gordon Brown, Angela Merkel o Nicolas Sarkozy se hayan afiliado a ATTAC. Los Gobiernos no arden en deseos de dar un vuelco al sistema, sólo pretenden estabilizarlo. Calmar a la opinión pública y mitigar las consecuencias más negativas de la crisis. Pero, ¿dónde están los llamados antiglobalización, o cómo prefieren ser denominados ahora los altermundistas? El movimiento parecía haberse retirado a las trincheras, al menos hasta que volvió a hacerse visible en la cumbre del clima de Copenhague, donde miles de activistas participaron en las protestas callejeras. La bandera verde se ha convertido en la nueva enseña de este conglomerado que en la década anterior enarbolaba la de la lucha contra la pobreza.

Sin embargo, hace ya 10 años, este marasmo de activistas radicales de izquierda, ecologistas, feministas, anticapitalistas, y un largo etcétera, sorprendió al mundo con una revuelta masiva en Seattle que hizo fracasar la Ronda del Milenio de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Una convocatoria masiva por Internet reunió a unos 50.000 manifestantes. Al éxito repentino se fueron sumando organizaciones de todo el mundo. Siguió la creación de un Foro Social Mundial, en Porto Alegre, como contrapeso a los encuentros del Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial o las cumbres de los países más ricos del mundo (G-8).

La capacidad de convocatoria era cada vez mayor. La Ronda de Seattle fue un fracaso. La presión popular consiguió incluso que el Banco Mundial anulase su reunión en Barcelona, en 2001, por miedo al boicoteo de los activistas. Mantuvo el encuentro, pero por teleconferencia. Aun así, entre victoriosos, desconcertados e impotentes, más de 300.000 manifestantes inundaron las calles de la capital catalana esos días. Entre ellos, desde la izquierda parlamentaria hasta Batasuna.

Y luego llego Génova. La cumbre del G-8 marcó el punto de inflexión del movimiento. 150.000 activistas se dieron de bruces con una represión policial sin parangón en anteriores convocatorias. El italiano Carlo Giuliani se convirtió en la primera víctima mortal de la rebelión, un mártir que murió tiroteado por un carabiniere.

Susan George, vicepresidenta de ATTAC Francia, cabeza visible del movimiento y autora del Informe Lugano (la biblia de los antiglobalización) sostiene que la estrategia de ir de cumbre en cumbre era un "modelo insostenible", sobre todo después de la muerte de Giuliani y la violencia de la policía en Gotemburgo (Suecia) en una reunión de líderes europeos en 2001. "No parecía que esta fuera la forma de avanzar en el futuro", explica. "Nos pasábamos meses negociando con la policía y luego incumplían las promesas. Decidimos que no queríamos darles la oportunidad de presentar las manifestaciones como demostraciones de violencia".

Los críticos, sin embargo, argumentan que el movimiento estaba falto de coherencia desde el principio y que en su interior convivían facciones que, en algún caso, llegaban a defender posturas opuestas. "Una floja confederación de muchas visiones e ideologías políticas, muchas, demasiado alejadas como para permitir una postura común". Así caracteriza al movimiento Fredrik Erixon, director del Centro Europeo de Política Económica Internacional, con sede en Bruselas. "Sus líderes eran, en esencia, no sólo antiglobalización, sino anti-capitalistas, con una agenda muy radical. No se entendían con los grupos ecologistas o los centrados en la pobreza", explica Erixon, quien cree que el desengaño inicial con ciertas posturas ejemplifica los problemas posteriores del movimiento. "Un hombre como José Bové, primera cabeza visible, animó al principio a los grupos antipobreza a unirse al vagón antiglobalización. Pero éstos se dieron cuenta pronto de que lo que decía Bové, en realidad, contradecía los intereses de los países pobres". Bové, un sindicalista agrícola francés que destacó por sus posiciones antiliberales, ganó notoriedad por atacar un McDonald's y hoy ocupa una silla en el Parlamento Europeo.

En el seno del movimiento, explica Iolanda Fresnillo, del Observatorio de la Deuda en la Globalización, se extendió la sensación de que "otros marcaban la agenda" y de que las organizaciones debían tratar de imponer la suya propia y no sólo reaccionar a citas fijadas por el Banco Mundial, el FMI o la UE. Pero el principal motivo del debilitamiento de la protesta callejera se cuajaba desde Seattle. "Pese a lograr que se cancelara alguna que otra cita, no se veían decisiones a largo plazo. La gente se dio cuenta de su poca capacidad de influencia. La voluntad disminuyó", dice Eric Toussaint, miembro del comité internacional del Foro Social Mundial.

Los acontecimientos en los albores de la guerra de Irak fueron el paradigma de esta decepción, según Toussaint. "Nunca habíamos conseguido sacar tanta gente a la calle", recuerda. Millones de personas se rebelaron contra la administración de Bush y sus aliados el 15 de febrero de 2003 en decenas de capitales europeas. "Y EE UU invadió Irak tan sólo un mes después". A partir de entonces, el silencio. A pesar de las grandes movilizaciones, no se vieron respuestas. "La gente acudía con la expectativa de cambiar el curso de la reunión. En Seattle lo conseguimos porque ellos no lograron tomar decisiones, por las contradicciones y la presión de los antiglobalización. Pero luego, la gente se dio cuenta de que no lograba incidir sobre estas cumbres", concluye.

Josep Maria Antentas, activista y coautor del libro Resistencias Globales junto a Esther Vivas, opina que el movimiento vive ahora "una etapa de fragmentación". Aumentan las luchas locales y la rebelión se especializa. La misma Vivas decidió presentarse a las elecciones europeas a la cabeza de Izquierda Anticapitalista. Ella lo justifica así: "La resistencia en el terreno social no basta; es fundamental, pero no podemos quedarnos sólo ahí. Hay que luchar en todos los terrenos y no dejar el terreno político y electoral en manos de los partidos que hoy monopolizan este ámbito".

El Foro Social Mundial, que nació en 2001 con apenas 12.000 participantes, cuenta hoy con 140.000 delegados. Salvatore Cannavo, miembro del Foro Social de Génova, es crítico con el proceso de Porto Alegre. "Está muy vinculado a grandes organizaciones. El Foro no ha sido capaz de absorber las protestas masivas de los estudiantes europeos por los planes de la reforma educativa de Bolonia en España, Italia, Francia o Alemania". Diez años después la pregunta es evidente: ¿Cuáles han sido los logros reales del movimiento antiglobalización? Aunque los más optimistas consideran que sus presiones han conseguido frenar la ferocidad del sistema capitalista, Cannavo es tajante: "Poco o nada, la verdad". "Es cierto que muchos países recogen ahora algunas de nuestras reivindicaciones, pero son anuncios, intenciones, y pocos hechos", explica Toussaint.

"No han tenido ninguna influencia en la agenda política", abunda Erixon. "La crisis ha sido tan profunda y peligrosa que no ha dejado espacio para baratos puntos de vista ideológicos. Si quieres que te escuchen tienes que tener algo serio que decir", argumenta. Cree que ni siquiera el debate sobre la tasa Tobin o los bonus de los banqueros es mérito de los antiglobalización, sino la consecuencia de una crisis que a punto estuvo de llevarse por delante el sistema financiero. "El tema de los sistemas de primas está relacionado con el riesgo que suponen para la estabilidad financiera, y no con la mera explotación de personas inocentes, que era el argumento de los grupos antiglobalización hace 10 años".

Aun así, con el reciente protagonismo del G-20, muchos piensan que sus nuevos integrantes, países en vías de desarrollo como India, China o Brasil, que habían hecho suyas algunas de las reivindicaciones -como la necesidad de abrir los órganos de decisión de los organismos internacionales a nuevos países-, tienen ahora poder para poner en práctica recetas más sociales e igualitarias. "Eso es cierto en el caso de Brasil, pero no se da con China o India. El Gobierno brasileño integró parte de las demandas, pero a su presidente le interesa todavía más buscar el reconocimiento de Washington", opina Toussaint.

Josep Maria Antentas ve a América Latina como el gran vivero del altermundismo. Una influencia evidente, aunque controvertida, es la llamada revolución bolivariana, con Hugo Chávez en Venezuela, Evo Morales en Bolivia o Rafael Correa en Ecuador. La nacionalización de recursos naturales, el discurso antiimperialista, el desprecio al libre comercio o el rechazo de la presencia militar de EE UU en el continente reflejan algunos principios del primer gran hito de esta revuelta: el levantamiento zapatista en México contra el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA, en siglas en inglés), que entró en vigor en enero de 1994.

A principios del siglo XXI, el clima se perfila como el punto de encuentro de todas las organizaciones que apuestan por un modelo económico alternativo. "Es el eje que va a aglutinar las redes en el futuro", analiza Paul Nicholson, dirigente de Vía Campesina. En el cambio climático confluyen muchas cuestiones. Una de ellas, el desequilibrio en la relación entre los países pobres y ricos, está en el centro del movimiento antiglobalización desde sus inicios. Si primero pedían la abolición de la deuda de los países más pobres, ahora exigen que no sean éstos los más perjudicados por el cambio climático, ya que son los que menos han contribuido al mismo. Según Nicholson, el clima ayudará a articular nuevas redes sociales en el futuro próximo.

La crisis económica, al contrario de lo que se podía esperar, no ha azuzado la rebeldía social. Hasta ahora, los Gobiernos han hecho esfuerzos para mitigar las consecuencias de la crisis con sus paquetes económicos para estimular la economía y aliviar la situación de los desprotegidos, como en España, donde se han ampliado las ayudas al desempleo.

Pero esto tiene un fin. La imperante necesidad de recortar déficit llevará a los Gobiernos a cebarse con las clases populares. "La ofensiva contra estos sectores va a reforzarse", explica Toussaint. ¿Será entonces cuando las masas salgan a la calle en contra de los banqueros, organismos internacionales o Gobiernos liberales con la misma fuerza que irrumpió en Seattle o Génova? Habrá que esperar para verlo. De todas formas, según Susan George, aún es pronto para juzgar. "La historia del movimiento apenas tiene una década. Y 10 años, en términos históricos, no son nada".

Camareros: Necesarios, degradados y precarios. Una experiencia personal

Ahora que ya está aquí el veranito con su calor plomizo, pegajoso y hasta criminal, se llenan las terracitas para tomar unas...